El tenor español Plácido Domingo. Gtres.
El guión se ha vuelto a repetir: varias personas acusan a un artista de haber
abusado sexualmente de ellas en el pasado y, poco después, sin cerciorarse de si los hechos son ciertos, los promotores de sus actuaciones suspenden los espectáculos programados.
La ‘presunción de culpabilidad’se impone sobre lo razonable y la opinión pública realiza un juicio sumarísimo al protagonista del escándalo, con la complacencia de unos medios de comunicación que demuestran una incomprensible fe ciega en los testimonios de los denunciantes.
En este caso han sido 9 mujeres -8 de forma anónima- las que han contado a
Associated Press que el tenor las acosó un tiempo atrás. La única prueba que han aportado, hasta el momento, son declaraciones altisonantes, lo cual debería hacer dudar a cualquier periodista.
Sería, cuanto menos, atrevido entrar en el fondo de la cuestión y juzgar al cantante español o a las denunciantes; entre otras cosas, porque sólo ellos conocen sus razones y saben lo que realmente ocurrió.
Ahora bien, al menos es exigible respetar la presunción de inocencia del nuevo hombre que ha sido puesto en la picota por las confesiones de una serie de mujeres sobre unos hechos que (presuntamente) ocurrieron hace mucho tiempo. Son unos cuantos los que no lo han hecho desde que saltó el escándalo.
Entre otros, la Ópera de San Francisco y laAsociación de Orquestas de Filadelfia, que han optado por
suspender las actuaciones del tenor ante las noticias aparecidas en prensa.
Hace unos meses, HBO -la misma que acaba de canonizar a Jesús Gil– estrenó un documental sobre los casos de pederastia que afectaron aMichael Jackson, por los que no conviene olvidar que nunca fue condenado.
Lejos de aportar nuevas pruebas o indicios de utilidad, la compañía audiovisual estadounidense basó su trabajo en los testimonios de muchachos -ya entrados en la treintena- de los que el fallecido había supuestamente abusado cuando eran niños.
En el aquelarre también colaboraban familiares de los afectados, que, por supuesto, también eran parte interesada. El hecho de que los jueces absolvieran a Jackson recibe en el documental mucho menos espacio que la (detalladísima) descripción de los presuntos actos sexuales.
La ausencia de pruebas contrastaba con la altisonancia del discurso de las supuestas víctimas, con el que, por otra parte, no probaban nada. Todo se resumía en una sola frase: las culpas, al muerto.
Algo parecido ocurrió con Kevin Spacey y con Morgan Freeman, cuyos casos sí que se encuadran dentro del famoso #MeToo. Al primero
lo absolvió un juez después de que el denunciante cayera en un renuncio en la vista oral y, poco después, retirara otra denuncia contra el actor.
Sobre el segundo, se ha demostrado recientemente que las acusaciones que pesaban contra él eran fruto de un montaje.
A los 80 años, cuando no quedan muchos años por vivir y después de una larga carrera en el cine, ha tenido que enfrentarse al complot de unos indeseables y, cómo no, a las críticas destructivas de quienes necesitan carnaza para mantener su causa en pie, sea a base de verdades o de mentiras.
Las cacerías televisivas
Podría llegar a pensarse que estas cacerías mediáticas sólo afectan al mundo del espectáculo, pero no es así. Produce hartazgo ver cada mañana, y cada tarde, en las principales cadenas de televisión y periódicos digitales, declaraciones en las que se asume con toda ligereza que la denunciante o el denunciante es siempre la/el que dice la verdad.
Por supuesto, se criminaliza a la contraparte para contentar al lobby de moda -en este caso, el feminista- y a la audiencia; y se redunda en detalles, verdaderos o falsos, para que el espectáculo continúe y las ganancias aumenten.
No hace mucho trascendió la decisión de un juez italiano en favor de Francesco Arcuri, exmarido de Juana Rivas, en la que se culpaba a la mujer de “ser perjudicial para sus hijos”, a los que había secuestrado meses atrás ante la complacencia de una gran parte de la opinión pública.
Las asociaciones de feministas obviaron la realidad de esa familia y se lanzaron a defender a la tal Rivas, hasta el punto que, cuando ocultó a su prole, promovieron la ridícula campaña “Juana está en mi casa”.
Asusta pensar que, ante una situación similar, sea cual sea el contexto, la mayor parte de la sociedad se va a posicionar del lado de lo políticamente correcto y de la mentira. La turba contra la verdad y los indeseables, moviendo hilos en favor de sus intereses particulares.
Asusta pensar que, ante una situación similar, sea cual sea el contexto, la mayor parte de la sociedad se va a posicionar del lado de lo políticamente correcto y de la mentira.
Nadie sabe cómo terminará el caso de Plácido Domingo, pero llama la atención que una agencia de noticias con una alta reputación, como es Associated Press, se haya aventurado a difundir una información de este tipo sin más prueba que la testifical (anónima en casi su totalidad), máxime si se tiene en cuenta que en el pasado más reciente ha habido casos de este tipo en los que se ha demostrado que las acusaciones no eran verídicas.
De momento, el tenor ha difundido un comunicado en el que niega haber actuado contra la voluntad de ninguna compañera de profesión en el ámbito privado. No obstante, no ha ayudado en exceso a paliar el ruido que se ha levantado.
Quizá AP tenga a su disposición más indicios sobre este caso o quizá no. Sea como fuere, no deja de ser peligroso que se haya convertido en costumbre realizar juicios sumarísimos a personas sobre las que sólo pesan las acusaciones verbales de otras, lo cual puede servir como pista, pero nunca debería ser determinante, pues, en realidad, es muy poco.
Pero parece ser que no hace falta nada más para llevar al paredón social a cualquier persona, especialmente en este momento en el que la razón está iluminada por una luz crepuscular que es cada vez más tenue y en el que cualquiera, con malas intenciones, que quiera hundir la reputación de sus enemigos lo tiene más fácil que nunca.
Cosa inquietante.
Desconozco si lo que dicen esas mujeres es cierto, pero culpar a Plácido Domingo de algo con estos ingredientes sobre la mesa, es, cuanto menos, imprudente.
https://www.vozpopuli.com/medios/Placido-Domingo-obscena-persecucion-mediatica_0_1272773557.html
Plácido Domingo: acoso sexual, 2 millones a la Cienciología y una nieta rebelde
https://www.vanitatis.elconfidencial.com/famosos/2019-08-14/placido-domingo-escandalo-acoso-sexual-cienciologia-nieta_2175699/
Plácido Domingo irrumpía en el verano con una noticia que saltaba este martes 13 de agosto a las portadas: nueve mujeres le han señalado como acosador sexual. Según los testimonios de estas ocho cantantes y una bailarina, el tenor habría aprovechado su posición para insinuarse e intentar (y en algunos casos lograr) que mantuvieran relaciones sexuales con él.
Entre la multitud de testimonios recogidos por la agencia The Associated Press, muchos de ellos describían cómo el cantante les hacía proposiciones y prometía contratos.
Por su parte, el tenor, aunque no contestó a las preguntas de la agencia, sí ofreció una explicación: “Las acusaciones de estas personas anónimas que se remontan hasta tres décadas atrás son profundamente preocupantes y, tal como se presentan, imprecisas… Sin embargo, reconozco que los baremos por los que hoy nos medimos, y debemos medirnos, son muy distintos de cómo eran en el pasado”.
El hecho se produce solo un mes después de que saliera a la luz el drama familiar que durante años vivió el cantante madrileño: su hijo, Plácido Jr, su exnuera Samantha y sus tres nietas pertenecieron durante años a la Iglesia de la Cienciología, una organización prohibida en numerosos países, pero legal en España, y que muchos relacionan con las figuras públicas de
Tom Cruise o
John Travolta.
Plácido Domingo y el ministro húngaro Miklos Kasler. (EFE)
Domingo y la Cienciología
A principios de julio de este año, Samantha explicaba en una entrevista para el británico The Daily Mail que el tenor español fue obligado a pagar dos millones de dólares a la Iglesia de la Cienciología en concepto de ‘cursos’ para poder ver a sus hijos Plácido Jr. y José, así como a sus nietas. Samantha conoció al que sería su marido, Plácido Jr., dentro del Centro de Celebridades de la Cienciología, en Gran Bretaña.
El matrimonio formado por Sam y Plácido Jr. se rompió en 2008 y fue entonces cuando el tenor empezó a ayudar a su hijo para salir de la Cienciología. Lo conseguiría finalmente en 2011. Tiempo después, también saldrían Sam y sus tres hijas.
En la entrevista ofrecida al rotativo británico, la exnuera del cantante lírico relataba que el otro hijo del tenor, José, no muestra ningún interés por abandonar la asociación: “A José le encanta y le gusta seguir formando parte de la pandilla de famosos de Los Ángeles, es parte del atractivo”, comentaba Samantha.
Al tiempo, señalaba que la Cienciología también había intentado reclutar a otro hijo, Álvaro, y a un sobrino, y que durante años trató desesperadamente de captar al padre, pero eso jamás ocurrió.
“Marta Ornelas, mi suegra, nunca lo hubiese permitido.
Está completamente en contra de la Iglesia», explicaba Sam en la entrevista.
El cantante, junto a su mujer Marta Ornelas. (EFE)
Cuando en 2011 Plácido Jr. logró finalmente abandonar la Iglesia de la Cienciología tras dos décadas, relató que la organización se había intentado vengar haciendo un llamamiento a otros miembros para que lo vetaran en redes sociales y poniendo en marcha una campaña de desprestigio y ataques personales, llegando incluso a publicar detalles de su vida personal.
Para sacar a su hijo de la organización, y por recomendación de su exnuera, que fue durante años un miembro muy activo y poderoso en la organización, Plácido Domingo decidió dejar de financiar a la Iglesia de la Cienciología.
La nieta rebelde
Ivonne Domingo de Aldecoa, conocida artísticamente como Ivonne Armant, es probablemente la nieta más díscola del cantante y durante años la relación entre ellos fue mala entre otras razones por cosas como ser portada de la revista Playboy en 1999 y protagonizar también dos portadas de la desaparecida revista Interviú.
En 2005 participó en el concurso de Telecinco ‘Gran Hermano Vip’, convirtiéndose en la ganadora de esa edición.
Ivonne, en la portada de Interviú
“Ella ha hecho su vida, y cuando me la presentó mi hijo, ya tenía más de quince años”, contaba en unas declaraciones para Vanitatis en 2008.
“Hubo ciertas diferencias y, ahora, Ivonne me ha buscado, me ha escrito una carta, en la que dice que quiere que nos veamos.
Me voy a poner en contacto con ella para quedar y decirle que para estar en una familia, hay que estar en las buenas y en las malas, y que se tiene que poner a bien con todos nosotros”.
agosto 16, 2019