lunes, 3 de septiembre de 2012

La subida del IVA, la puntilla para el carburante con un 75% de alza desde 2008

El combustible se ha disparado en comparación con los salarios, que han caído un 8,5% desde el inicio de la crisis. 

El impuesto añade 3,5 céntimos a un litro de carburante que se encontraba en máximos históricos la semana pasada.

Los precios de esta gasolinera del centro de Sevilla en diciembre de 2008 contrastan con los actuales: el litro de diésel costaba 0,858 euros, y el de gasolina, 0,837

«Los carburantes suben como un cohete y bajan como una pluma». Quién suscribe esta frase es nada más y nada menos la Comisión Nacional de la Competencia, que afirma categóricamente en su último «Informe de Seguimiento de distribución de carburantes de automoción en España» que «existen asimetrías en la velocidad de ajuste de los precios minoristas nacionales a las variaciones en los precios internacionales del carburante».
En los últimos cuatro años el litro de carburante se ha incrementado en España cerca de un 75%, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea. Así, aunque ahora resulte increíble ese año el litro de gasolina 95 llegaba a costar en las estaciones de servicio patrias 0,825 céntimos, mientras que el de diésel se situaba en los 0,836 céntimos, precios que contrastan con los de la semana pasada: 1,511 euros el primero -convirtiéndose así en el segundo más caro de la Unión Europea antes de impuestos- y 1,415 el segundo. En todo este tiempo, los salarios se han desplomado un 8,5%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). 
 
Ambos datos dan cuenta del brutal alza de un producto básico como es el combustible, y explican que, según cifras de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), el consumo de carburantes de automoción se haya desplomado cerca de un 21% para la gasolina y un 15% para el diésel desde 2008, y ronde, en total, los 2,8 millones de toneladas al mes, cifras equiparables a las de 2001.
El resultado de todo esto, según la CNC, es que «los precios están en España por encima de economías de tamaño comparable, lo que resulta compatible con un menor nivel de competencia a lo largo de la cadena de comercialización». Y la situación no mejora, sino todo lo contrario: la subida del Impuesto sobre el Valor Añadido ha agregado desde el pasado 1 de septiembre 3,5 céntimos a un litro de carburante que ya batía la semana pasada nuevos máximos históricos.

Falta de competencia y embargo a Irán

Pero ¿A qué se debe este bestial alza? El informe de Competencia apunta a varias causas, entre ellas, que «los márgenes en España están entre los más altos de la Unión Europea», «la concentración de la oferta minorista» (es decir, escasa competencia en las estaciones de servicio)», «la colusión -pacto de precios-, tácita o explícita» entre los operadores que suministran el combustible (aunque la CNC matiza que «la existencia de asimetrías en el ajuste de los precios minoristas nacionales no supone, por sí sola, que existan comportamientos de los operadores que sean contrarios a la normativa de competencia») y «la presencia de rigideces en el ajuste de los precios minoristas nacionales a las variaciones en los precios internacionales».
A ello hay que añadir la casi ininterrumpida subida del barril de Brent, de referencia en Europa, desde 2008, agravada por las tensiones derivadas de la «primavera árabe» y el embargo petrolero a Irán por parte de la Unión Europea, vigente desde el pasado 1 de julio. La medida ha afectado especialmente a España, ya que el país de los Ayatolás suministraba el 13% del total de las importaciones de carburante.
 
Por su parte, el director general de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), Álvaro Mazarrasa, añade que el precio del Brent se ha visto lastrado por el agravamiento del conflicto en Siria, las paradas de refinerías importantes en Venezuela y California (Estados Unidos) y el peligro que supone el huracán «Isaac» para las plataformas extractoras del Golfo de México.

Por otro lado, también hay que tener en consideración el notable encarecimiento del dólar frente al euro, ya que el barril de Brent se negocia en moneda norteamericana.

Solución «a la francesa»

Ante esta situación crítica, algunos países de nuestro entorno se han puesto manos a la obra para encontrar soluciones de urgencia. Es el caso de Francia, cuyo ministro de Economía, Pierre Moscovici, anunciaba la semana pasada un acuerdo entre Gobierno y empresas petroleras para reducir hasta 6 céntimos el precio del litro de carburante.
El acuerdo contempla un compromiso de las petroleras de bajar hasta tres céntimos el precio, el mismo esfuerzo que hará el Gobierno con las tasas. La bajada, que estará en vigor por un período temporal de 3 meses, costará a las arcas públicas unos 400 millones de euros, a través de una reducción de los impuestos que pesan sobre los carburantes, que suponen el 60 % del total de su coste.
 
El titular galo de Economía precisó que en los tres meses que dure esa reducción habrá tiempo para pensar en «soluciones más duraderas», porque el objetivo de su Gobierno es que esa bajada pueda mantenerse a largo plazo.

Industria busca soluciones

Por su parte, el ministro español de Industria, Jose Manuel Soria, anunció el jueves en el programa «Primera Hora» de Telemadrid que pedirá a la CNC y a la Comisión Nacional de la Energía un informe exhaustivo sobre los precios de los carburantes. En este sentido, cabe recordar que, como recoge la AOP el 48,29% del precio de la gasolina de 95 octanos son impuestos, un porcentaje que se reduce hasta el 42,69% en el caso del diésel.

Mientras tanto, la petrolera Repsol ha decidido asumir la mitad del coste de la subida del IVA en todas la estaciones de servicio de Repsol, Campsa y Petronor. Así, los usuarios que reposten en las gasolineras de la compañía notarán un incremento impositivo de 1,90 céntimos por litro, frente a los 3,5 céntimos del resto.
La medida, según el presidente de la petrolera Antonio Brufau, se prolongará hasta el próximo 31 de diciembre.

Los consumidores piden que se vuelva a fijar un precio máximo

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