Coronel Percy H. Fawcett. Este aventurero pudo presenciar cómo mediante un líquido, elaborado por los indígenas peruanos, la piedra se ablandaba como si fuera barro, recobrando unos instantes más tardes su dureza habitual.
¿Pudo ser ésta la técnica utilizada por los egipcios para crear los bloques de piedra en sus construcciones?
¿Pudo ser ésta la técnica utilizada por los egipcios para crear los bloques de piedra en sus construcciones?
El ser humano es tan vanidoso, tan seguro de su superioridad -en especial los científicos apegados al dogma- que se niega a creer en todo lo que vaya en contra de lo que aprendió en los libros o en la universidad.
Está convencido de que nada existe en el mundo fuera de lo que conoce y que todo fue inventado ya.
Está convencido de que nada existe en el mundo fuera de lo que conoce y que todo fue inventado ya.
Pero hace unos años, un investigador norteamericano declaró que al hombre le hace falta mucho por aprender, siquiera en ciertos terrenos.
Y aportó pruebas al respecto. Decía Hyatt Verrill que en la Gran Pirámide, al igual que en las construcciones, incaicas y preincaicas, se utilizó una técnica desconocida por los actuales arquitectos e ingenieros civiles: trabajaban los obreros la piedra no con el cincel, sino con una pasta obtenida a partir de cierta planta sólo conocida por los indios, que ablanda la piedra y la vuelve maleable durante un corto tiempo.
Y aportó pruebas al respecto. Decía Hyatt Verrill que en la Gran Pirámide, al igual que en las construcciones, incaicas y preincaicas, se utilizó una técnica desconocida por los actuales arquitectos e ingenieros civiles: trabajaban los obreros la piedra no con el cincel, sino con una pasta obtenida a partir de cierta planta sólo conocida por los indios, que ablanda la piedra y la vuelve maleable durante un corto tiempo.
Este mismo descubrimiento había sido realizado por el coronel P.H. Fawcett, quien antes de desaparecer misteriosamente en 1925 en las selvas brasileñas presenció algo increíble a corta distancia de los montes peruanos.
Cerca del cerro de Paseo, un geólogo norteamericano había hallado un recipiente herméticamente cerrado, con forma de cabeza humana. En el Perú antiguo utilizaban la huaca para conservar líquidos, granos y oro en polvo.
El geólogo pidió a un obrero indígena que abriese el recipiente, para conocer su contenido. El hombre no sólo se negó a obedecer, sino que arrebató la huaca de manos del hombre blanco y la estrelló contra el suelo y huyó a toda prisa.
Al inclinarse para recoger los fragmentos de la huaca vio con gran asombro que la piedra sobre la cual se derramó el líquido se ablandaba como si fuera de barro. Unos minutos más tarde recobraba su dureza habitual.
Así se expresó el explorador Fawcett y en apoyo de sus palabras están las piedras que se conservan en el Museo de Cochabamba, Bolivia, en las cuales hay impresas unas manos. Un sacerdote peruano, el padre Jorge Lira, informaría por su parte en junio de 1967 que los incas conocían el secreto de una planta cuyo jugo ablandaba las piedras más duras.
¿Fue utilizando una planta semejante a la peruana que los constructores de la Gran Pirámide acomodaron los bloques para lograr un perfecto ensamblaje? Y de ser así, ¿quedaría demostrado que los incas aprendieron el secreto de los egipcios, o se trata de una pura coincidencia?
foroparapsicologia.com
LOS ABLANDADORES DE PIEDRAS 1
Fuente: paleoastronautica
Articulo original de Manuel Carballal
Gigantescas moles de piedra encajadas como las piezas de un colosal puzzle, enormes bloques de granito moldeados como si fuesen de barro, cientos de toneladas de piedra enigmática inexplicablemente transportados, esculpidos y encajados en distantes yacimientos arqueológicos.
A punto de entrar en el siglo XXI, la técnica del reblandecimiento de las piedras continúa siendo un misterio.
A punto de entrar en el siglo XXI, la técnica del reblandecimiento de las piedras continúa siendo un misterio.
El autobús bordea la meseta de Gizéh para adentrarse mínimamente en el desierto.
Cuando se detiene, los colaboradores del investigador Manuel José Delgado descienden del vehículo dispuestos a recorrer, a través de las dunas, la distancia que nos separa de la necrópolis que rodea las tres…
Cuando se detiene, los colaboradores del investigador Manuel José Delgado descienden del vehículo dispuestos a recorrer, a través de las dunas, la distancia que nos separa de la necrópolis que rodea las tres…
grandes pirámides de Gizéh.
A medida que ganan terreno, acercándose a la pirámide de Micerinos, los ojos de los expedicionarios escrutan cada centímetro de arena en busca de unas piedras muy concretas. Por fin, tras la intensa búsqueda, todo el equipo se reúne a la sombra de las pirámides-satélite de Micerinos a fin de examinar los resultados del rastreo.
Varias piedras, de diferentes tamaños, son depositadas sobre una tela y Manuel Delgado las examina una a una. Una sonrisa se dibuja en su rostro, bronceado por el sol del desierto egipcio que ha visitado en más de una veintena de ocasiones.
Varias piedras, de diferentes tamaños, son depositadas sobre una tela y Manuel Delgado las examina una a una. Una sonrisa se dibuja en su rostro, bronceado por el sol del desierto egipcio que ha visitado en más de una veintena de ocasiones.
Con gesto triunfal, Delgado ha seleccionado 5 o 6 piedras de gran dureza pero que, incomprensiblemente, presentan formas redondeadas e, incluso, grabados. Se trata de piedras moldeadas artificialmente que, según Delgado, fueron reblandecidas y posteriormente endurecidas de nuevo mediante una milenaria técnica secreta, conocida tan sólo por algunos sacerdotes del enigmático Egipto faraónico…
¿UN ARBUSTO PARA LICUAR PIEDRAS?
En 1983, durante la grabación de la serie de RTVE El otro Perú (parte de los documentales La puerta del misterio, que hicieron famosos al doctor Jiménez del Oso en Iberoamérica), el conocido psiquiatra e investigador conseguía grabar una breve pero intensa entrevista con un sorprendente personaje antes de que éste falleciese
. El padre Jorge Lira era un sacerdote católico y uno de los más prestigiosos expertos en folklore andino. Autor de numerosos libros y artículos, elaboró el que tal vez fue el primer erudito diccionario del quéchua al castellano.
Pero esa no era la razón por la que el doctor Jiménez del Oso se había desplazado hasta aquel pequeño pueblo cercano a Cuzco. El padre Lira afirmaba haber descubierto la forma para reblandecer las piedras… Existe una leyenda entre muchos de los pueblos precolombinos, según la cual los dioses habrían hecho dos regalos a los indios nativos para que pudiesen construir colosales obras arquitectónicas como la fortaleza de Sacsayhuamán o Machu-Picchu.
Según el padre Lira, dicho regalo se trataría en realidad de dos plantas con sorprendentes propiedades. La hoja de Coca sería una de ellas, capaz de anestesiar el dolor y el agotamiento de los obreros, que podrían resistir así el gigantesco esfuerzo físico que debió exigirles tan extraordinarias construcciones.
La segunda sería otra planta que, mezclada con diversos componentes, convertiría las rocas más duras en ligeras pastas fácilmente manipulables.
. El padre Jorge Lira era un sacerdote católico y uno de los más prestigiosos expertos en folklore andino. Autor de numerosos libros y artículos, elaboró el que tal vez fue el primer erudito diccionario del quéchua al castellano.
Pero esa no era la razón por la que el doctor Jiménez del Oso se había desplazado hasta aquel pequeño pueblo cercano a Cuzco. El padre Lira afirmaba haber descubierto la forma para reblandecer las piedras… Existe una leyenda entre muchos de los pueblos precolombinos, según la cual los dioses habrían hecho dos regalos a los indios nativos para que pudiesen construir colosales obras arquitectónicas como la fortaleza de Sacsayhuamán o Machu-Picchu.
Según el padre Lira, dicho regalo se trataría en realidad de dos plantas con sorprendentes propiedades. La hoja de Coca sería una de ellas, capaz de anestesiar el dolor y el agotamiento de los obreros, que podrían resistir así el gigantesco esfuerzo físico que debió exigirles tan extraordinarias construcciones.
La segunda sería otra planta que, mezclada con diversos componentes, convertiría las rocas más duras en ligeras pastas fácilmente manipulables.
Durante catorce años el padre Lira estudió la leyenda de los antiguos andinos y, finalmente, consiguió identificar el arbusto de la Jotcha como la planta que, tras ser mezclada y tratada con otros vegetales y sustancias, era capaz de convertir la piedra en barro.
“Los antiguos indios dominaban la técnica de la masificacion – afirma el padre Lira en uno de sus articulos –, reblandeciendo la piedra que reducían a una masa blanda que podían moldear con facilidad.”
El sacerdote realizó varios experimentos con el arbusto de la Jotcha y llegó a conseguir que una sólida roca se ablandase hasta casi licuarse. Sin embargo, no logró volver a endurecerla, por lo que consideró su experimento como un fracaso.
Pero, a pesar de ese parcial fracaso, el padre Lira si logró demostrar que la técnica del reblandecimiento es posible. Asi se explicarían los sorprendentes ensamblajes de algunas de las colosales rocas que componen las murallas de Sacsayhuamán u otras fortalezas precolombinas.
“Los antiguos indios dominaban la técnica de la masificacion – afirma el padre Lira en uno de sus articulos –, reblandeciendo la piedra que reducían a una masa blanda que podían moldear con facilidad.”
El sacerdote realizó varios experimentos con el arbusto de la Jotcha y llegó a conseguir que una sólida roca se ablandase hasta casi licuarse. Sin embargo, no logró volver a endurecerla, por lo que consideró su experimento como un fracaso.
Pero, a pesar de ese parcial fracaso, el padre Lira si logró demostrar que la técnica del reblandecimiento es posible. Asi se explicarían los sorprendentes ensamblajes de algunas de las colosales rocas que componen las murallas de Sacsayhuamán u otras fortalezas precolombinas.
Mientras, en Egipto, a miles de kilómetros de distancia, otros investigadores del pasado han realizado sorprendentes descubrimientos arqueológicos que también apuntan a la realidad de la técnica del reblandecimiento…
Fuente: Despierta Cordoba
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