Los restos de una joven que vivió hace unos 3.400 años parecen indicar que llevó a cabo un largo periplo en los últimos meses de su vida para acabar muriendo en la actual Dinamarca, a 800 km de donde nació.
En 1921, en Egtved, una localidad de la península de Jutlandia, en lo que hoy es Dinamarca, se descubrieron los restos de una adolescente de clase alta, ocultos en un tronco de roble hueco sepultado dentro de un gran túmulo funerario.
Bautizada por los arqueólogos como «La Chica de Egtved», su fecha de deceso se remontaría hacia el año 1.370 antes de nuestra era, es decir, en plena Edad de Bronce. Sus huesos no se conservaron, pero su pelo rubio, sus dientes, sus uñas y parte de su cerebro y piel sí se habían conservado excepcionalmente bien, así como la ropa de lana y cuero con la que se la enterró.
Analizando el estroncio, un componente químico contenido en los alimentos ingeridos que se incorpora al esmalte de los dientes, los investigadores llegaron a la conclusión de que probablemente viviera en la Selva Negra, en lo que es hoy el suroeste de Alemania, a más de 800 kilómetros del lugar en el que murió.
El estroncio existe naturalmente en la corteza terrestre y su radiactividad varía según los lugares. En humanos y animales, este elemento se absorbe a través de agua y vegetales. Por ende, midiendo los niveles de isótopos en restos antiguos, los científicos pueden obtener los datos necesarios sobre el lugar en el que vivió un ser humano o un animal.
Dirigidos por Karin Margarita Frei, del Museo Nacional de Dinamarca y del Centro para la Investigación Textil, los investigadores analizaron los niveles de radiactividad del estroncio. Al analizar la ropa concluyeron que se había fabricado fuera de la actual Dinamarca. «Las ovejas de las que venía la lana pastaron en lugares con las mismas características geológicas que la Selva Negra», destacó Karin Margarite Frei.
No obstante, los investigadores tampoco descartan que el lugar de origen de la joven estuviera en las actuales Suecia o Noruega o en las isla danesa de Bornholm. Los restos de su cabello, de 23 centímetros de largo, permitieron retratar sus movimientos mes por mes durante los dos últimos años de su vida.
Las características químicas del cabello y las uñas pueden brindar información sobre el lugar en el que estaba la persona en el momento en el que crecieron. Según los investigadores, «entre 13 y 15 meses antes de morir la joven permaneció en un lugar con características de estroncio muy similares a las del lugar en el que se crió.
De allí viajó a otro lugar —posiblemente Jutlandia—, donde permaneció nueve o 10 meses para luego regresar a la localidad de la que originalmente había partido. Allí permaneció entre 4 y 6 meses antes de viajar a su último lugar de descanso, Egtved».
«Pienso que esta joven (…) fue casada con un hombre de Jutlandia con el fin de crear una alianza entre dos familias poderosas», estimó por su parte Kristian Kristiansen, de la Universidad de Copenhague, coautor del estudio.
Artículo publicado en MysteryPlanet
No hay comentarios:
Publicar un comentario