Ahora los expertos creen haber hallado evidencia sobre esa brutalidad en cinco esqueletos enterrados en un cementerio para plebeyos en Amarna, Egipto.
«100 azotes y 5 heridas», dice una de las tantas tablillas encontradas en el pasado dejando constancia sobre esta clase de «correctivos».
Al parecer, Amarna, la ciudad ordenada construir por el faraón Akenatón hacia el quinto año de su reinado en honor al hegemónico dios Atón, era un lugar duro para vivir. Además de las marcas de los azotes, los esqueletos también presentan signos de artritis, escorbuto y desnutrición, algo que indica que cargaban mucho peso diariamente y que eran exigidos más allá de lo humanamente posible. Omóplato con las marcas del castigo.
Los autores del estudio, publicado recientemente en el International Journal of Paleopathology, notaron las heridas en los esqueletos hace una década, y establecieron que las mismas debieron haberse infligido a corta distancia por parte de alguien parado detrás de las víctimas, es decir, definitivamente no se trataba de heridas de batalla.
Es probable que las lesiones representen la consecuencia de un castigo corporal en forma de azotes acompañados por la apertura de heridas, castigo propinado en el Antiguo Egipto para un amplio rango de actividades civiles y criminales», dice el estudio.
Este relieve de la antigua ciudad de Amarna muestra a Akenatón como esfinge con el dios sol Atón iluminándolo a él y su ofrenda.
No queda claro si la violenta sanción era característica de Amarna, aunque los investigadores esperan resolver el misterio pronto al buscar las mismas marcas en esqueletos hallados en otras partes de Egipto.
Pero… tal vez, esos cinco plebeyos pudieron tener suerte y volver relativamente enteros a su labor diaria. Según los registros históricos, crímenes más graves —como saqueo de tumbas y evasión fiscal— eran castigados con amputaciones e incluso la muerte. El porqué de las amputaciones residiría en que el castigado perdía su integridad física y cualquier esperanza de acceder a la vida en el más allá, una gran preocupación en aquellos tiempos.
Artículo publicado en MysteryPlanet
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