Después del Diluvio Universal, una raza de guerreros semidivinos habitó las tierras del Levante. Eran llamados los Refaítas o Rephaim y se dedicaron a la defensa de las tierras occidentales y de las instalaciones espaciales anunnakis durante los inicios del tercer milenio antes de Cristo.
En este tiempo debieron su lealtad a los reyes de Mesopotamia, especialmente a Nannar-Sin, que era el legítimo dios de estas tierras. Según “El Haggadah”, libro rabínico basado en la narrativa de los pasajes bíblicos:
“Los descendientes de la alianza entre los ángeles y las mujeres Cananitas fueron los Gigantes, conocidos por su fuerza y su maldad. Ellos tienen muchos nombres; algunas veces conocidos como Rephaim”.
Por Levante se describe el Mediterráneo Oriental en general, pero puede ser utilizado como un término geográfico que denota una gran área en el Asia occidental formada por las tierras que bordean las costas orientales del Mediterráneo, más o menos limitada al norte por la Montañas Tauro, al sur por el desierto de Arabia, y al oeste por el Mar Mediterráneo, mientras que al este se extiende hacia los montes Zagros.
El Levante incluye actualmente Líbano, Siria, Jordania, Israel y los Territorios Palestinos y es equivalente a la zona histórica llamada Gran Siria. También, a veces, se incluyen Chipre, Sinaí e Irak..
En la mitología mesopotámica, Sin, Zuen o Nannar es el dios masculino de la Luna. Sin era su nombre en acadio y los sumerios lo conocían como Nannar. Es representado como un anciano con cuernos y barba, aunque principalmente con el símbolo de un creciente lunar.
Su padre era Enlil y su número mágico era el 30. Para los Hititas, Nannar/Sin era conocido como El, que era la cabeza de su panteón, y cuyos otros miembros prominentes eran su esposa Asherah (Ningal) y sus hijos Baal (Utu/Shamash) y Anat (Inanna/Ishtar).
La palabra El también existe en hebreo dónde significa “dios”, viniendo del Acadio “ilu”. Aparece en la Biblia y en algunos de los casos, esta palabra, en una Biblia supuestamente monoteísta, realmente pudiera referirse al dios Anunnaki Nannar/Sin. Hay más todavía: la historia registra que un hijo del alto sacerdote de Sin/El, en su ciudad de Harran, bajó a la península árabe para comenzar allí un culto a su dios. Y se dice que probablemente fue entonces que el nombre de El podría haberse convertido en el Dios de los musulmanes.
Cuando sus ciudades en Transjordania y en otras partes fueron destruidas por los reyes del Este que las invadieron durante el siglo XXI a.C., los Refaítas abandonaron su lealtad a la legítima autoridad y se convirtieron en una fuerza guerrera independiente en las tierras occidentales. Entonces se convirtieron en una fuerza formidable e incontrolable que dominó estas tierras durante mil años.
Fueron los Refaítas los que construyeron formidables fortificaciones, cuyas ruinas se encuentran en todas partes en el Levante, desde Egipto hasta Anatolia. Sus descendientes, llamados los Hiksos, ocuparon Egipto por más de cuatrocientos años y, bajo el nombre bíblico de Amalecitas, impidieron que las tribus hebreas, bajo el mando de Moisés, entraran en las tierras de Canaán.
El Dr. Immanuel Velikovsky compara los Hiksos con los Amalecitas e indica que los Hiksos eran la misma gente que los caldeos o asirio-babilonios, ya que todos ellos vinieron de Mesopotamia. Immanuel Velikovsky fue un médico y psicoanalista ruso, autor de varias obras especulativas, entre las que destaca “Mundos en colisión”,publicada en 1950, donde propone que en tiempos antiguos la
Tierra ha estado a punto de colisionar con otros planetas del sistema solar, tales como Venus y Marte. Velikovsky escribió otras obras controvertidas, tales como “Siglos Caóticos”, donde revisa y propone una nueva cronología referente a culturas ancestrales como Egipto, Grecia, e Israel, entre otras, y propone una reconciliación del Antiguo Testamento con hechos de otras culturas escritos en documentos antiguos.
Bajo diversos nombres, tales como Enacitas y Filisteos, controlaron las tierras de las tribus hebreas durante un período conocido como el de Los Jueces. Como fuerza política y militar, los esfuerzos combinados de los reyes judíos Saúl y David finalmente los destruyeron. La historia de los Refaítas está relacionada con el destino de los hebreos desde los días de Abraham hasta los de Salomón.
Velikovsky también sincroniza el principio de la XVIII Dinastía egipcia con el período de Saúl y David, en que la reina Hatshepsut se convirtió en la reina de Sheba; las tierras de Punt, en las tierras de Israel. Asimismo, el gigante Goliat era un filisteo y aparentemente un Refaíta. Goliat fue un soldado gigante de la ciudad de Gat y formaba parte del ejército filisteo. David le dio muerte, tal como se menciona en el Antiguo Testamento, en el Primer libro de Samuel. Goliat era extraordinariamente alto y corpulento, pues medía seis codos y un palmo (unos 2,9 metros). Su cota de malla de cobre pesaba 57 Kg. y la hoja de hierro de su lanza, 6,8 Kg. Era uno de los Refaím, y puede que haya sido un soldado mercenario del ejército filisteo.
No mucho tiempo después que Samuel ungió a David, y una vez que el espíritu de Dios había dejado al Rey Saúl, los filisteos se reunieron para guerrear contra Israel en Socoh y acamparon en Efes-Damim.
Cuando las líneas de batalla de los filisteos y el ejército de Saúl se encontraron de frente a cada lado del valle, el gigantesco guerrero Goliat salió del campamento filisteo y en voz alta desafió a Israel para que presentara a un hombre que luchase con él en un combate cuerpo a cuerpo, cuyo resultado determinaría qué ejército llegaría a ser siervo del otro.
Cuando las líneas de batalla de los filisteos y el ejército de Saúl se encontraron de frente a cada lado del valle, el gigantesco guerrero Goliat salió del campamento filisteo y en voz alta desafió a Israel para que presentara a un hombre que luchase con él en un combate cuerpo a cuerpo, cuyo resultado determinaría qué ejército llegaría a ser siervo del otro.
Durante cuarenta días, Goliat desafió al aterrorizado ejército de Israel cada mañana y cada atardecer. No obstante, ningún soldado israelita tuvo suficiente valor como para aceptar semejante reto. Al desafiar a los ejércitos de Jehová, Goliat abre un nuevo capítulo en la historia de Israel. Un pastor llamado David, de la tribu de Judá, en quien estaba el espíritu de Dios, le hizo frente.
Goliat, precedido por su escudero, avanzó, invocando por sus dioses el mal contra David. A esto, David respondió: “Tú vienes a mí con una espada y con una lanza y con una jabalina, pero yo voy a ti con el nombre de Dios de los ejércitos, el Dios de las líneas de batalla de Israel, a quien tú has desafiado con escarnio”. Cuando David le lanzó una piedra con su honda, esta se le hundió en la frente y Goliat cayó a tierra.
Acto seguido, David se plantó sobre Goliat y con la espada del gigante le cortó la cabeza. A esto siguió una notable derrota y una gran matanza de filisteos. “Entonces David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, y puso las armas de él en su tienda”. Aunque es verdad que David no tomó la fortaleza de Sión sino hasta un tiempo posterior, la ciudad de Jerusalén había sido habitada desde hacía tiempo por israelitas y jebuseos. Parece ser que más adelante David dejó la espada de Goliat en el santuario, como lo indica el que se la diera el sacerdote Abimélec cuando huía de Saúl.
En 1.929, los arqueólogos que excavaban en Ras Shamra, en la costa de Siria y a algunas millas al norte de la ciudad de Latakia, encontraron una biblioteca de tablillas de arcilla de un periodo entre los siglos XV y XII a.C.
Este lugar resultó ser la ubicación de la antigua ciudad de Ugarit, un importante centro comercial situado en la ruta entre Mesopotamia y el norte del Mediterráneo. Los “Gigantes” que vivían en el Medio Oriente entre el 4.300 y 1.600 a.C., habrían sido los sobrevivientes de la anterior llegada del planeta Nibiru, cuando la órbita del planeta se hallaba más cerca del sol. Varias de estas tablillas se refieren a una gente enigmática llamada los “rpum.” Estas tablillas se han llamado los Textos de los Refaítas debido a la analogía con el término hebreo “rpm” o Refaítas.
Las tablillas se refieren a un gran banquete, en un lugar no especificado, para honrar a su gran dios principal, llamado El. Se describe como los Refaítas preparan sus caballos y carruajes y, después de viajar por dos días, llegan el día siguiente al lugar del banquete. El es una palabra semítica del noroeste, que tradicionalmente se traduce como “dios”, refiriéndose a la máxima deidad.
En todo el Levante mediterráneo era denominado Ël o IL, siendo el dios supremo, padre de la raza humana y de todas las criaturas. Este dios todopoderoso sería igualmente el equivalente del concepto “dioses” (en hebreo Elohim) y sería el equivalente del dios sumerio Anu. En el uso semítico, Ël era el nombre especial o título de un dios particular, que era distinguido de otros dioses como «el Dios», lo que en sentido monoteísta sería Dios.
Una gran cantidad de animales fueron sacrificados para el banquete y se consumieron grandes cantidades de vino. Y este gran banquete duró siete días. En estas tablillas, los héroes son llamados los “Refaítas de Baal“, pero también son considerados como deidades ya que, de vez en cuando, son llamados “Ilnym” o dioses. El conocido erudito bíblico Adrian Curtis, en su libro “Ugarit (Ras Shamra)”, ha sugerido que estos Refaítas de las tablillas de Ugarit deberían ser distinguidos en tres categorías:
Los Refaítas de la Tierra o los “rpians”; los Refaítas “prim qdmyn“, o antepasados reales, que eran probablemente los Nefilim antediluvianos; y los Refaítas dioses “rpum ilnym“, o Refaítas celestiales, a veces llamados los “Igigi“, que eran probablemente los Anunnakis que permanecieron en las naves espaciales. Los Refaítas de la Tierra eran los descendientes de los Nefilim bíblicos y su misión era proteger las tierras occidentales como raza semidivina de guerreros profesionales.
Los Refaítas ocupaban las tierras de Canaán durante el tercer milenio antes de Cristo. Primero aparecen en el Génesis cuando, en los días de Abraham, son enumerados como uno de los pueblos de Canaán. En el año 2.068 a.C, cuando Yahvé concluyó un convenio con Abraham en Hebrón, se definió a esta gente de la siguiente manera: “Entonces al Señor firmó alianza con Abram diciendo:
A tu prosperidad daré esta tierra desde el río de Egipto o Nilo hasta el gran río Eufrates. Los cineos y los cenezeos, y los cedmoneos y los heteos, y los ferezeos y también los rafaítas (Rephaim), y los amorreos y los cananeos, y los gergeseos y los jebuseos”. En este tiempo, los Refaítas son enumerados como una de las naciones principales de la Tierra.
Unos 600 años más tarde, durante el Éxodo, cuando los israelitas estaban a punto de cruzar el río Jordán en Canaán, el Deuteronomio enumera las siete naciones de Canaán como los heteos, gergezeos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos. Queda clara la omisión de los Refaítas.
Parecería que durante este tiempo fueron exterminados como una nación o como fuerza política. Muchos de los Refaítas y de sus ciudades en Transjordania fueron destruidos en los días de Abraham. Los sobrevivientes se establecieron en la parte occidental y meridional de Palestina; y, a pesar de su dispersión, seguían siendo una poderosa fuerza y eran conocidos bajo varios nombres, tales como Enacitas, Amalecitas, y Filisteos.
La Biblia deja claro que los Refaítas eran los descendientes de los Nefilim y que eran gigantes y feroces guerreros, que dominaron las tierras occidentales por dos mil años con sus armas de acero y sus carruajes.
Asimismo, sus fortalezas eran virtualmente inexpugnables. Son descritos como “Gigantes” en el Libro de Números, cuando, durante el Éxodo, Moisés decidió enviar a exploradores al norte en la tierra de Canaán para hacer un reconocimiento del terreno antes de atacar.
Los doce exploradores volvieron con un informe muy pesimista: “Y subiendo hacia Negev vinieron a Hebrón, donde estaban Acimán, Sisai, y Tolmai hijos de Enac . . . Sin embargo, tiene unos habitantes muy valerosos y ciudades grandes y fortificadas, allí hemos visto la raza de Enac . . . La tierra que hemos recorrido se traga a sus habitantes, el pueblo que hemos visto es de una estatura agigantada, (los Enacitas son parte de los Nefilim). Allí vimos unos hombres descomunales (Nefilim), hijos de Enac, de raza gigantesca, en cuya comparación nosotros parecíamos langostas.”
La palabra “Acimán” (Ahiman en inglés) es significativamente similar a la palabra “Ahriman” que puede ser la equivalencia lingüística del Hindú para denominar el dios Enki/Agni. Cuarenta años más tarde, cuando los israelitas intentaron entrar otra vez en Canaán, esta vez tomando un tortuoso camino a través de Transjordania, encontraron otra vez a los Enacitas. Según historiadores de las universidades israelíes, el término “cuarenta” era coloquial cuando fueron escritas las Escrituras. “Cuarenta” simplemente significaba “mucho“. Así, vagaron por cuarenta años significa que vagaron durante mucho tiempo. Llovió durante cuarenta días y cuarenta noches, significa que llovió mucho.
Mientras bordearon la tierra de Moab (hijo de Lot), fueron advertidos de no acosar a los Moabitas o de no contratarlos para la guerra. Les fue dicho que la tierra: “Fue antiguamente habitada por los Emin, gente grande y numerosa y tan alta como los Enacitas. Como los Enacitas, se cuentan como Refaítas, pero los Moabitas los llamaban Emin”.
Así, los Enacs, Enacitas o Anacitas se comparan con los Nefilim y los Refaítas, su anterior nombre antes del diluvio y, luego, el nombre con el que fueron conocidos después de la catástrofe. Los Refaítas fueron una raza guerrera feroz, gigantes en estatura, equipados de armas de acero y carruajes de guerra. Cuando la talla promedio de los habitantes de las tierras occidentales era de unos 1,7 metros, los 3 metros de los Refaítas deben haber parecido imponentes. Después de que el equipo de reconocimiento de los israelitas volviera de Canaán, informaron a Moisés que los Enacitas que vieron eran gente gigante; “parecíamos langostas frente a ellos“, dijeron.
El Rey Og de Bashon, supuestamente fue el último de los Refaítas en esta área. Fue descrito como un hombre de enorme talla, cuya cama medía 9 codos de largo y 4 de anchos. Un codo era la longitud del antebrazo de un hombre y variaba levemente entre la gente antigua. Usando un codo de 45.54 centímetros, la cama sería de 4,15 mt. x 1,85 mt..
Y un codo de 38 centímetros significaría 3,38 mt. x 1,54 mt. El filisteo Goliat, que luchó contra David, tenía una altura de 6 codos y 1 palmo de alto, según las Escrituras. Por los cálculos antes mencionados, entre 2,46 a 3,08 metros, dependiendo del tamaño del codo utilizado. Goliat y sus hermanos eran llamados “rph” o Refaítasen hebreo, aunque el término se ha traducido tradicionalmente como gigante. El famoso Sansón fue probablemente también un Refaítas. Mientras que el Antiguo Testamento menciona sus fabulosas habilidades, su tamaño no se menciona. En el Haggadah, sin embargo, es llamado un “rph” o gigante.
Nacido cerca de Beth Shemesh, en el Líbano, su nombre se relaciona claramente con el hebreo “Shemesh” que significa sol o el dios Shamash (Shamash = Príncipe Utu/Apolo, el Dios Sol). Su madre fue supuestamente embarazada por un “Enviado de Yahvé” uno de los semidioses. Sansón rehusó casarse con una hebrea y en cambio eligió a una mujer filistea, probablemente porque ella era una Refaíta.
En el libro de Jueces se describe una de sus hazañas, que se parece a las fiestas de los Refaítas en Ugarit. Cuando él estaba en Timnah, un pueblo cerca de Beth Shemesh, se dice que “Sansón realizó allí una fiesta de siete días porque eso era lo que la fuerza de élite estaba acostumbrada a hacer“. Estaba repitiendo indudablemente las hazañas realizadas por sus antepasados en Ugarit. El hogar de Sansón estaba solo a algunas millas de Baalbek o de Beth Shemesh, el lugar sagrado de los dioses de Mesopotamia.
Como hemos visto en otros artículos, Baalbek era un puerto espacial de los anunnaki, bajo el dominio de la diosa Inanna y su hermano Utu. Como guerreros, los Refaítas eran una fuerza impresionante.
Tenían armas de acero que eran superiores a las de sus oponentes. De sus grandes arcos se decía que excedían el alcance de cualquier otro arco. En el segundo milenio, sus carruajes de acero aterrorizaban a sus enemigos.
Protegidos por sus enormes fortificaciones, sus ciudades eran invulnerables; y desde estas ciudadelas a menudo devastaban los terrenos circundantes. En el tiempo de Abraham, las fortificaciones de los Refaítas fueron establecidas estratégicamente a lo largo del Camino del Rey en Transjordania, para proteger las tierras del norte, este y sur.
La invasión de los reyes del este en el 2.085 a.C. y la destrucción de sus ciudades fortificadas marcaron el final de su lealtad a la autoridad. Emigraron al oeste y construyeron nuevas ciudades fortificadas diseñadas como fortificaciones tipo glacis. Esta clase militar fue conocida en el Antiguo Testamento por una variedad de nombres, dependiendo de donde vivieron y sus asociaciones tribales. No se mezclaron con otra gente indígena y les fueron dados diversos nombres, tales como Emin por los Moabitas, Zamzummin por los Amonitas, y Avvim por la gente de Negev.
Originalmente ocupaban el Líbano y el área del Monte Hermon. Y se fueron al norte de la costa de Siria y Transjordania donde construyeron una cadena de ciudades fortificadas. En la parte occidental de Palestina, se aliaron y entrecruzaron con los Caftorim, que habían venido desde Creta y se establecieron en las áreas costeras.
Y luego se les conoció como los filisteos y fenicios. Aunque no eran completamente Refaítas, los que eran llamados Filisteos eran en estos tiempos los palestinos.
Quizás, sin embargo, la tendencia guerrera de los palestinos se puede remontar genéticamente a sus antepasados los filisteos. Generalmente fueron llamados Enacs o Enacitas en honor de su antepasado Enac y Hebrón era su capital.
Un grupo particular de Refaítas se estableció en Negev y en el área de Seir y se les conocía como Amalecitas, o descendientes de Amalec. Éstos se convirtieron en el azote de los hebreos durante el éxodo.
Quizás, sin embargo, la tendencia guerrera de los palestinos se puede remontar genéticamente a sus antepasados los filisteos. Generalmente fueron llamados Enacs o Enacitas en honor de su antepasado Enac y Hebrón era su capital.
Un grupo particular de Refaítas se estableció en Negev y en el área de Seir y se les conocía como Amalecitas, o descendientes de Amalec. Éstos se convirtieron en el azote de los hebreos durante el éxodo.
Las excavaciones en Jericó han revelado que es una de las ciudades más antiguas. Fue ocupada continuamente, con interrupciones y destrucciones ocasionales, desde alrededor del año 8.000 a.C., hasta alrededor del 1.500 AC., cuando fue destruida para siempre y nunca se reconstruyó. Para nuestros propósitos, aquí nos referimos al período de la edad de bronce.
Los restos arqueológicos demuestran que Jericó prosperó como una ciudad importante alrededor del año 3.200 hasta el 2.024 a.C., cuando hubo un repentino colapso. En este tiempo la ciudad, fuertemente fortificada, fue “destruida por un calor tan intenso que los ladrillos de las paredes que cercaban la ciudad fueron quemados a través del centro”.
Se supone que debido a la utilización de armas nucleares, El sitio fue reconstruido y reocupado; pero después del año 2,000 a.C. fue introducido un sistema de defensa enteramente nuevo: las fortificaciones tipo glacis o tipo escarpada. Este sistema de defensa no sólo se encuentra en Jericó, sino también en toda Palestina, Siria, e incluso en el delta de Egipto. Su invención se atribuye generalmente a los Hiksos.
Los ingenieros construían enormes terraplenes, en ligera pendiente, llamados glacis, en frente de las zanjas, para que las murallas estuvieran casi totalmente ocultas a un ataque horizontal. El principal beneficio de los glacis era impedir que los atacantes enemigos pudieran apuntar al blanco. El sistema de la defensa consistía en una inclinación abrupta del suelo, construida con ladrillo, azulejo o yeso, rodeado por una pared de piedra y una fosa.
En la cima del escarpado inclinado o glacis había otra pared. Así en Jericó, una reconstrucción de las defensas demuestra un revestimiento de piedra de 3,08 metros de alto y una bajada enyesada en ángulo de 35 grados a una altura de 10,77 metros sobre el revestimiento. En su cima había una pared alta de ladrillos, que estaba colocada detrás de la pared de piedra en el fondo de la bajada, a una distancia de 20 metros. Una sección de la defensa de la fortificación revela su formidable aspecto. Después del año 2,000 a.C. muchas de las ciudades del oeste fueron defendidas de esta manera. Significa que había una cultura o una organización común entre todas estas ciudades. Este enlace común estaba basado en el genio de la ingeniería militar de los Refaítas.
Este tipo de defensa fue encontrado en Beth-Shean, Siquem Gezer, Megido, Hazor, Saruhen, y muchas otras ciudades en Palestina. También se encuentran en Anatolia y el norte de Siria en Alalakh, Carquemis, y Ugarit. Asimismo aparecen en Egipto en la región del Delta. Las defensas glacis, curiosamente, no aparecen en Transjordania donde se sabe que una civilización importante prosperó entre los siglos XXII y XXIII a.C, cuando una línea larga de ciudades fortificadas existió a lo largo del camino principal norte-sur conocido como “El camino del Rey”.
Estas ciudades fueron destruidas en aquella época y no fueron reconstruidas durante mil años. Se trasladaron al oeste y estos Refaítas aprendieron de esta experiencia y reconstruyeron sus ciudades con el fin de prevenir otra destrucción. Al mismo tiempo abandonaron su lealtad a los reyes sumerios y refutaron la autoridad establecida. Entonces se convirtieron en tropas independientes, vagando por las tierras como peligrosas bandas de guerreros armados.
Eran como los caballeros errantes del siglo XIV en Europa, que habían abandonado su fidelidad al quebrado sistema feudal y aterrorizaban las tierras del norte de Francia. Seguros detrás de su impenetrable defensa tipo Glacis, los Enacitas, desde el siglo XIX al siglo XI a.C. aterrorizaron las tierras circundantes. Estas incursiones y saqueos se describen en el Libro de los Jueces. Con sus carruajes de guerra, devastaron y destrozaron todo lo que se les oponía. Cualquier esfuerzo organizado de resistencia fue reprimido inmediatamente. Reforzaron su dominación de las tierras manteniendo su control sobre la fabricación y el uso del acero.
El Primer Libro de Samuel revela cómo no había herreros o forjadores del metal en toda la tierra de Israel. Y cualquier reparación de las herramientas de metal, tales como rejas de arado y hoces, tuvo que ser hecho por los filisteos y sus aliados los Kenitas, que eran expertos forjadores de metal. De esta manera, los Refaítas se quedaron con el control de las tierras de Egipto y Palestina durante siglos.
Cuando los reyes de Mesopotamia invadieron Palestina en el 2.085 a.C., pasaron por Damasco y después siguieron por el Camino del Rey al sur de Elath, en el Golfo de Aqaba. Esta ruta les llevaba hasta las ciudades de los Refaítas, que tenían un tipo de Línea Maginot, que se extendió a lo largo de Transjordania para proteger la tierra de Palestina contra tal incursión. El poder de los reyes invasores se calculaba en unos 800.000 guerreros, según el Haggadah, que aplastaron estas ciudades fortificadas, pero nunca las reconstruyeron. Y la tierra permaneció abandonada por mil años.
En el Génesis se describe la siguiente ruta: “Entrando en Transjordania desde el norte, primero derrotaron e los Refaítas, en Astarot- Karnaim.
En dirección sur, ellos entonces partieron del oeste para destruir a los Zuzitas en Ham, la ciudadela que protegía la encrucijada entre Jordania y el mar. Volviendo a su ruta original, entonces derrotaron a los Emineos en Save-Quiriataim, en Transjordania meridional.
Penetrando con éxito el Arabah, destruyeron a los Amalecitas en el área de Cades”. Aunque solamente algunas ciudades se mencionan en el Génesis, había probablemente muchos otras destruidas. La identificación de esta gente es proporcionada por los hechos bíblicos, que explican la ruta de los israelitas 600 años más tarde. En este tiempo, cercaron Palestina para entrar en el valle de Jordania por la misma ruta que los reyes invasores.
En el Deuteronomio se indica que la tierra de Amón fue habitada antiguamente por los Refaítas (una raza de gigantes), que los amonitas llamaron Zomzommin, pueblo grande y numeroso, de altura descomunal, tan altos como los Enacitas. Ellos habían sido exterminados como una nación y sus tierras se devolvieron a los amonitas.
Los Zuzitas del Génesis y los Zomzommin del Deuteronomio son la misma gente. En la literatura judía el nombre Zomzommin significa “Grandes amos o maestros de la guerra“, y esta gente eran los descendientes de la alianza entre las mujeres cananitas y los antiguos Nefilim. Los Emineos también son mencionados en el Deuteronomio.
En el discurso de Moab se indica que: “fue habitada antes por los Emineos, gente grande y numerosa y tan alta como los Enacitas. Como los Enacitas, se cuentan como Refaítas, pero los Moabitas los llaman Emineos“.
En el discurso de Moab se indica que: “fue habitada antes por los Emineos, gente grande y numerosa y tan alta como los Enacitas. Como los Enacitas, se cuentan como Refaítas, pero los Moabitas los llaman Emineos“.
Después que los israelitas bordearon las tierras de Moab y de Amón, llegaron al país de Sehón. En aquella época, la parte este de Palestina o Transjordania fue dividida como sigue: del lecho de un río seco Zered, entre la parte inferior del mar Muerto y el río Arnon, se extendió la tierra de Moab. Su capital era Save-Quiriataim, la capital de los Emineos, destruida algunos siglos antes.
Al norte de Arnon y más arriba del río seco Jabbok se sitúan las tierras de los Amonitas, en donde vivieron los Zomzommin, que se extendían hasta el río de Jordán, donde su capital Ham fue destruida en la misma invasión. Cruzando el Jabbok, los israelitas desafiaron a los Amoritas, liderados por rey Sehón, que hizo de Hesbón su capital. El norte de estas tierras eran del reino de Og, de Bashon,cuyas capitales eran Edrei y Astarot. Astarot-Karnaim había sido la ciudad principal de los Refaítas, antes de ser tomada y destruida por la invasión.
El Reino de Og abarcaba Bashon, la región del Monte Hermon, y se extendía hasta el río Jordán por el oeste. Salca estaba en su extremo oriental y Dan en el noroeste. En el Deuteronomio Og es llamado el último de los Refaítas, y se hace mención a su enorme estatura, según se constata por el tamaño de su cama, la cuál medía 9 codos de largo (3,89 metros) y 4 codos de ancho (1,73 metros). Fue capturada por los israelitas y mostrada en la ciudad de Rabbah.
La facilidad con que Josué capturó las tierras de Transjordania indica que estaban escasamente pobladas por los supervivientes de los Refaítas. Sin embargo, no fue siempre así. En la Edad de Bronce, cerca de Bab Edh-Dhra y justo sobre el llano costero al este del Lisán (en el mar Muerto), los arqueólogos encontraron evidencias de una civilización que prosperó a partir del 3.300 a.C hasta el 2,024 a.C, en el que fueron destruidos por un gran holocausto nuclear.
Este área parece haber sido abandonada precipitadamente. Un cementerio atestigua la existencia de una considerable población durante la Edad de Bronce, tiempo en que fue ocupado por los Refaítas. Esta gente utilizó un tipo de cementerio consistente en una estructura circular de barro y ladrillo, alineada a veces con piedra. Fue colocada generalmente en una sección inclinada, cortada horizontalmente, de modo que una parte fuera subterránea y la parte superior sobresaliese. Se estima que hay por lo menos 20.000 de estas estructuras en el área. Entre 12 y 15 cuerpos fueron enterrados en cada tumba, que parecen haber sido abandonados al mismo tiempo.
La mayoría de los edificios mortuorios tenían un depósito grande de ceniza cerca de la entrada, indicando que ello ocurrió antes de que las tumbas fueran selladas. Sigue siendo un misterio hasta hoy. En vista de la facilidad del avance de los reyes invasores en el 2.085 a.C, a pesar de la serie de formidables defensas de los Refaítas, así como la evidencia de un área abandonada durante mil años, sugeriría que los invasores utilizaron cierta clase de armas que contaminaron la tierra, tales como armas nucleares (ver el artículo “¿Holocausto nuclear en la antigua Sumer?”).
La contaminación radioactiva de los muertos en Transjordania explicaría la razón de quemar los cuerpos y de sellar las tumbas, así como el hecho de que el área seguía estando deshabitada mil años después de estos acontecimientos. Pudo haber sido necesario todo ese tiempo para que la tierra contaminada se recuperase y para que la memoria del holocausto se borrará de las mentes de la población. Ello explicaría que los Refaítas se movieran hacia el oeste y se ubicaran allí.
Abraham llegó a la tierra de Canaán en el 2.092 a.C. y se fue a Egipto, en donde permanecería cierto tiempo, para volver repentinamente a Canaán en el 2.086 a.C, antes de la invasión. En Bethel, él partió con sus fuerzas. Y mientras que Lot formó parte del ejército del valle de Sidón, Abraham se retiró al sur de Mamre en el área de Hebrón. Con la ayuda de los generales Enacitas, Eshkol, Aner y Mamre, Abraham prosiguió la expulsión del ejército invasor. ¿Quiénes eran estos aliados de Abraham?
Se identifican en el Libro de Josué como Enacitas. Kiryat-Arba era el nombre antiguo para la ciudad de Hebrón, y fue la “metrópoli de los Enacitas“. Kiryat-Arba significa la “Ciudad de Arba” y fue llamada después “del padre de los Enacitas”. Cuando los espías israelitas subieron y exploraron Canaán durante el éxodo, llegaron a la región de Hebrón, que dijeron fue habitada por Ahiman, Sheshai y Talmai, todos llamados Hijos de Enac o Anak. Estos hijos son descritos como Nefilim y eran de estatura extraordinaria.
Los nombres de los hijos de Enac no aparecen en otra parte del Antiguo Testamento, probablemente porque no son de origen semítico. Cabe resaltar, sin embargo, que en la lista de los Reyes Hiksos que gobernaron Egipto, uno lleva el nombre de Sheshai. Tal como los Amalecitas, los Enacitas son vilipendiados por las Escrituras Hebreas. Los Amalecitas habían evitado que los israelitas entraran directamente en Canaán después de su fuga de Egipto.
Cuando los israelitas finalmente se establecieron en Canaán unos cuarenta años más adelante, les dijeron, según Josué, que los Enacitas fueron eliminados de las tierras de Judá y de Israel. “Por aquel tiempo acometió Josué, y mató a los enaceos (enacitas) o gigantes de las montañas y los desarraigó de Hebrón, y Dabir y Anab y de todos los montes de Judá y de Israel, asolando sus ciudades. Ni uno siquiera dejó de la raza de los enaceos en la tierra de los hijos de Israel; sino los que quedaron en las ciudades de Geza y de Get y de Azoto”.
Los anuncios eran un tanto prematuros ya que, durante los siguientes 400 años, un período equivalente al de los Jueces, los Enaceos y sus aliados Amalecitas y Filisteos, controlaron y gobernaron las tierras y causaron a las tribus hebreas mucha dificultad. No se da ninguna razón para una política tan blanda hacia la gente de Enac. Los Enaceos parecen haber bloqueado la ocupación de los israelitas principalmente en las regiones montañosas del oeste. Éstas eran las ciudades de los filisteos. Según la tradición bíblica, la tierra de los filisteos abarcó cinco ciudades fortificadas que dominaron las tierras circundantes hasta Beersheba y Dabir.
Sus ciudades principales fueron Ashdod, Ekron, Get, Gaza y Escalón y aparentemente habían resistido todos los esfuerzos de los israelitas por desalojarlos después del éxodo. Y en el período siguiente sometieron a las otras tribus a un hostigamiento continuo con sus carruajes “que estallaban delante de sus ciudadelas”. Estos filisteos son llamados Enaceos o Enacitas en Josué; y en Jeremías son referenciados como los sobrevivientes de los Enacitas. ¿Quiénes eran estos filisteos que eran supuestamente herederos de los Enaceos?
Los Enacitas de la Biblia son los mismos seres que los Anunnakis de las tablillas sumerias. En el Génesis se indica que los filisteos descendían de los Cretanos, que se establecieron en las áreas costeras desplazando a los nativos Avvim. De hecho, una referencia curiosa en el “Libro de los Amos” indica que la deidad trajo a los antepasados de los filisteos de Creta y los colocó en Canaán, justo como se llevó a los israelitas a la tierra de Egipto.
En este sentido parecen ser el pueblo “elegido“. Estos Cadopacios o cretanos se mezclaron con los Refaítas, produciendo una raza de feroces guerreros que vinieron a ser conocidos como Filisteos por los hebreos. Su territorio coincidió con el de los Amalecitas, en el sur, y el de los Enacitas, en el oeste; En las Escrituras parece que se confunden los nombres de estos tres grupos.
Los filisteos estaban relacionados con la gente de las ciudades costeras norteñas, más adelante conocidas como Fenicia. Esto se indica en Jeremías, cuando se profetizó la caída de los filisteos: “Porque ha llegado el día en que serán exterminados todos los filisteos y serán arruinados Tiro y Sidón, con todos sus auxiliares que le quedaban, pues el Señor ha entregado al saqueo a los Filisteos, restos de la isla o provincia marítima de Cadopacia. Gaza lleva rapada su cabeza. Escalón no se atreve a despegar sus labios y lo mismo el resto de sus valles.
¿Hasta cuándo te sajarás o rasgarás tus carnes?”. Los filisteos ocuparon las colinas del país occidental desde la época de Abraham. Después de la destrucción de Sodoma y de las otras ciudades del valle de Sidim, Abraham y su familia se ubicaron cerca de Beersheba. Para vivir aquí, tuvieron que pagar tributo y hacer un tratado con Abimelec, el rey de los filisteos, que al parecer controlaban entonces esta área.
https://oldcivilizations.wordpress.com/2010/12/03/los-gigantes-de-la-antiguedad-%C2%BFexistieron-realmente/
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