EL ORIGEN DE LOS CATAROS
Su origen se pierde en el tiempo, con unas doctrinas consideradas heréticas.
Fue un movimiento religioso gestado duran muchos siglos atrás, antes de que apareciera por Europa, nacido de las antiguas creencias paganas orientales, cuya principal doctrina contenía dos principios fundamentales y contrapuestos, el Bien y el Mal, que representaban respectivamente, la parte espiritual del hombre, contra el mal, representado por el diablo en todo lo material, que se consideraba impuro.
Ya en plena Edad Media, se fue diversificando en distintas modalidades, que ya se tachaban de heréticas desde el principio del cristianismo, afincándose en distintos países europeos, pero con mayor fuerza en el sur de Francia, chocando vivamente con intereses tanto políticos, como religiosos, siendo perseguidos los cátaros, hasta casi su total aniquilación, siendo la Inquisición, propulsora de las cruzadas que contra ellos se organizaron.
LA RELIGION DE LOS CATAROS
Los cátaros consideraban a la Iglesia de Roma, desorientada y perdida en su primitiva esencia, con que los primeros cristianos vivían su Fe, con sencillez, pobreza y humanismo, que según los cátaros, había perdido en gran manera, convirtiéndose en una religión, prepotente, intransigente, cuyos fieles vivían en continuo temor al castigo divino por cualquier falta o desvío de sus actos, que pudiera reportarles la condenación de sus almas, estaban los cristianos obligados bajo pena de excomunión, obediencia ciega hacia los dogmas que la Iglesia, consideraba inamovibles.
En un principio fue difícil la investigación de los cátaros, debido a la persecución sufrida, que los diezmó físicamente, destruyendo además en gran manera todo documento que pudiera dar alguna luz realista sobre esta herejía.
Aun así se han descubierto libros cátaros, “El libro de los dos principios “como “El Ritual Occitano” “El Ritual latino”.
Pero el principal de todos ellos es el dicho anteriormente “El libro de los dos principios”, a parte de esto la bibliografía sobre el tema hasta ahora es muy escasa, debido en parte a la destrucción sistemática de todos sus escritos y libros, por parte de los cruzados.
Gracias al descubrimiento de “El libro” por el dominico Dondaine en Florencia, publicado por primera vez en 1939, se pueden extraer conocimientos cátaros de una forma fehaciente, lo mismo se puede decir del “Anónimo” por el mismo investigador, cuyos manuscritos se encuentran en la Biblioteca Nacional de París, publicados por Cristina Thouzellier en 1961.
El catarismo era una religión monoteísta, que no obstante, creía en los dos principios fundamentales el bien y el mal, el primero correspondía a la parte espiritual de la persona, y el segundo constituía la parte física que el diablo intentaba dominar, esta dualidad estaba siempre en constante lucha, hasta que la muerte con la destrucción del cuerpo, se liberaba del demonio definitivamente, por ello los fieles nunca la temían, aun bajo los mas terribles sufrimientos.
Era una de las pocas doctrinas en donde existía la “Endura” por la cual, en muy contadas y extraordinarios motivos, era permitido el suicidio, por medio de la privación total de comer y beber.
Pero sobre todo la endura se practicaba, cuando intuían que su fin por enfermedad estaba próximo, abandonándose en su camastro con total pasividad, sin moverse, sin comer y dejando que la fiebre o la enfermedad siguiera su curso, teniendo además en cuenta que la longevidad media en aquella época era de unos treinta años, así como la casi inexistencia de una medicina tal y como ahora la conocemos, solamente remedios caseros, y la convicción de que Dios era quien decidía cuando una persona debía morir, más aun por cuanto el cristianismo era totalmente reacio a las investigaciones científicas de cualquier tipo.
La iniciación de todo aquel que ingresaba voluntariamente en formar parte de los cátaros duraba tres o cuatro años. Debían aprenderse de memoria el Evangelio de San Juan, ayunar tres veces por semana, someterse a las tres cuaresmas, Navidad, Pascua y Pentecostés.
No debían mentir nunca, marchaban siempre por parejas, dejarse la barba, que posteriormente suprimieron, por causa de las persecuciones, vestían de negro, cubriéndose la cabeza con la capucha del manto, dos cosas estas que también suprimieron, por razón de seguridad, debían llevar siempre una bolsa, donde guardaban, el Evangelio de San Juan, una marmita, para evitar si alguien les prestaba un recipiente para comer, que pudiera contener restos de grasa, ya que la tenían prohibida.
Debían respetar a los demás, como fin para salvarse a si mismos, los sueños eran interpretados como la manifestación de su alma. Consideraban la Biblia, como un libro atroz y monstruoso, por los relatos que contenían, crueles y llenos de sangrientas guerras, que no respetaban a sus semejantes.
El signo de la cruz era igualmente rechazado, por considerarlo una muerte ignominiosa, por lo tanto, no admitían la Eucaristía.
Vivían pobremente al estilo de los primeros cristianos, ayudando a todo aquel que lo necesitase, se sustentaba por su trabajo manual, que debía cada uno escoger de su preferencia, y realizarlo con total perfección. Los únicos templos que se permitían era el mismo cuerpo, que debían purificarlo constantemente con ayunos, y mortificaciones, en donde residía el espíritu de Cristo. Creían en la transmigración del alma de unos cuerpos a otros, al igual que la metempsicosis de los hindúes.
Aun así la extrema dureza de sus vidas, que eran seguidas a rajatabla por los “Perfectos”, sin embargo los fieles y sus seguidores, no estaban obligados a tales comportamientos, existiendo gran tolerancia en el cumplimiento de sus deberes mas esenciales.
En la edad Media, la mujer era considerada como un simple objeto de reproducción humana, sin ninguna clase de derecho, pudiendo incluso el marido matarla en caso de adulterio.
Los cátaros consideraban que la mujer debía emanciparse, y aun considerando el amor carnal como un pecado, no era así al tratarse de una mujer creyente. El bautizo era imprescindible, para salvar el alma que debía ser pura, no admitían la idea cristiana del juicio final ni del infierno eterno.
Eran llamados “Buenos hombres”, existiendo jerarquías para la administración del territorio, estos eran los obispos acompañados de un Hijo mayor, como sucesor y un Hijo menor como sucesor del mayor. Cada obispo al ser bautizado recibían el “consolamiento” comprometiéndose a no caer nunca en pecado, los mismos obispos impartían dicho “consolamiento” a los moribundos, para que así pudieran transmigrar a otro cuerpo mas apropiado, para ofrecerle la oportunidad de su salvación, caso de no ir al cielo directamente.
Otro miembro jerárquico era el de los “Perfectos” que obtenían tal nombramiento de su obispo por medio del consolamiento, debiendo observar el cumplimiento de la
Eran algo mas optimistas que el resto de las religiones, que vivían siempre bajo el temor del castigo eterno, los cátaroseran mas positivos, ofreciendo para el alma de sus creyentes un mejor destino que al morir se convertían en “Espíritu de la Luz”.
Se reprochaba a los cátarose cuando el fallecimiento era irremediable, dejaban tranquilo al enfermo, para que su tránsito fuera sosegado y apacible, rechazaban de plano las prácticas de los cristianos, que hasta el último momento, sangraban y sometían gran sufrimiento a sus enfermos.
Para los cátaros la muerte solo era una puerta que debían cruzar, reconfortados consigo mismos, resultado de ello el paso hacia una mejor vida, con la posibilidad de purificarse, sin el lastre que resultaba la posesión del cuerpo.
LEYENDAS DEL TESORO DE LOS CATAROS
Es sin duda el pretendido tesoro de los cátaros, lo que ha inducido a muchos cazadores de fortunas, su búsqueda con ahínco.
En realidad poco se sabe sobre el tesoro de los cátaros, todo son conjeturas, historias unas mas creíbles que otras, pero si en realidad existió tal tesoro, los cátaros supieron guardarlo, escondido en mil sitios sugestivos, o por el contrario no existió realmente, de todas formas el secreto de su existencia o leyenda, se fue a la tumba con los mismos cátaros.
Se ha especulado mucho, sobre todo con el Santo Grial, que supuestamente los cátaros custodiaban, otra de las leyendas que han subsistido desde el principio del cristianismo hasta nuestros días.
El Santo Grial, llamado “Cabeza Hablante” por los Templarios o “Baphonet” por los mismos cátaros, parece ser que según muchos autores, se guardaba en el castillo de Montsègur último bastión que fue asolado por los cruzados en la persecución de los cátaros.
La leyenda dice que, el ángel Lucifer lucía sobre su cabeza una corona en cuyo centro tenía incrustada una gran esmeralda, que a la su caída de este, se convirtió en el Príncipe de las Tinieblas, con lo que esta esmeralda se transformó en el Grial, poseyéndola los cátaros, y que por causa de las persecuciones, escondieron en el castillo de Montsègur.
Un ejército del mismo Lucifer, se dirigía a las murallas del castillo cátaro de Montsègur, con el fin de recuperar el Santo Grial, y con ello la esmeralda que el Príncipe de los diablos (Lucifer) volvería a colocársela en su corona. No obstante apareció sobre el castillo cátaro de Montsègur una paloma blanca, recogiendo el Grial, transportándolo al monte Tábor, depositándolo allí, siendo custodiado por Esclaramunda.
Otra de las versiones, cuenta el investigador y arqueólogo alemán Otto Rahn, que se trasladó en el año 1931 al castillo cátaro de Montsègur, en busca del tesoro de los cátaros y naturalmente el Grial, no encontrando ni uno ni otro, dice Rahn, que existían diversos túneles por donde probablemente los cátaros huyeron con su tesoro.
Siguiendo una leyenda de las muchas que se prodigaron, que por la escarpada garganta Lasset junto al castillo cátaro de Montsègur, cuatro Buenos Hombres, de los que se conocen el nombre de tres de ellos, Amiel Alicart, Hugo y Poitevin, trasladaron el tesoro de los cátarosar desconocido.
Fueron muchas expediciones en busca del tesoro de los cátaros y el Santo Grial, entre ellas los hombres de las SS alemanas, por el sentido esotérico que el Grial representaba para ellos, y todos los buscadores e investigadores, del supuesto tesoro de los .
Como última reflexión desde esta página, son invitados a los visitantes de las tierras de los cátaros, buscar en la Torre Merkens del castillo alemán de Wewelsburg, (catedral que fue del esoterismo nazi) junto a la ciudad de Büren en Renania, distrito de Paderbom, por si tuvieran la suerte de encontrar, bien el tesoro de los cátaros o el famoso Santo Grial de la última cena de Jesucristo.
LA PERSECUCION DE LOS CATAROS
Los cátaros como tantos otras herejías fueron perseguidos, pero con mas ahinco por el gran peligro que suponía hacia sus perseguidores.
Las herejías, antiguas si bien no representaban un serio peligro para la Iglesia, y por tanto los cátaros iban adquiriendo adeptos a su doctrina, el mundo medieval, seguía su curso, eso no significa que no hubieran ya persecuciones en tiempos de Carlomagno, no obstante los cátaros vivían en el aspecto social, con gran libertad de movimientos, puesto que otras herejías preocupaban mas, de momento, pero con el crecimiento de adeptos a los cátaros, ya el Papa Lucio II, junto con el Emperador Barba Roja, por el año 1184 empezaron a preocuparse, pronunciándose contra las nuevas religiones como la cátara, hasta que el Papa Inocencio III, fundó la Inquisición como arma religiosa, iniciándose la persecución de los cátaros de forma mas activa, adhiriéndose a estas persecuciones el rey de Francia Felipe Augusto.
A partir de ese mismo año de 1184, se impone ya la pena del fuego, sufriéndola no pocos cátaros o seguidores suyos, a ello se impone la confiscación de bienes, hacia los cátaros como una forma mas de represión.
Tiene lugar a partir de esos momentos, la creación de un ejército cruzado, que el rey Felipe Augusto, organizó para atajar el gran desarrollo de los cátaros, los cuales tenían importantes adeptos y simpatizantes entre la nobleza Occitana, y en especial en el Lenguadoc, donde la pobreza y como seguidores de Jesucristo a la manera de los primeros tiempos del cristianismo, eran admirados los cátaros como ejemplo de pureza en sus costumbres y humanismo, contrariamente a la degradación de que hacían gala los cristianos de Roma.
Los cátaros se fueron progresivamente perseguidos y diezmados por todo el Languedoc, con importantes plazas cátaras, como Tolosa (Toulouse), Menerva, Carcasona, la degolla de Beziers, Narbona, Pieusse, Quéribus, Limos.
Siendo el su principal artífice el legado papal Simón de Montfort, personaje militar eficiente y encargado de la cruzada contra los cátaros, hombre cruel, sádico, impasible ante el dolor ajeno, y sin piedad hacia los vencidos, teniendo como oponentes entre los cátaros, a Raymond VI, hasta el mismo Pedro el Católico de Aragón, que sin ser cátaro, defendió sus causa, hasta enfrentarse a Simón de Montfort en la batalla de Muret en mayo de 1243, perdiendo esta, y muriendo el Rey de Aragón en el combate. Perdiéndose la región tolosana, tanto para el movimiento cátaro, como la oportunidad de dominación catalana en el sur de Francia.
Simón de Montfort, daría el último empujón hacia la destrucción de los cátaros, en el asalto al castillo de Montségur, venciendo a los cátaros, tras un año de asedio, y condenando a la hoguera, en el “Prado de los Quemados” a más de doscientos de estos cátaros y simpatizantes.
A partir de entonces, y una vez muerto Simón de Montfort, en el asalto del castillo de Tolosa, los cátaros siguieron siendo perseguidos y diezmados, pero la desbandada fue general, huyendo a Italia, centro de Europa y la misma España, dándose por concluida la cruzada contra los cátaros.
PERSECUCION DE LOS CATAROS POR LA IGLESIA
Las herejías, antiguas si bien no representaban un serio peligro para la Iglesia, y por tanto los cátaros iban adquiriendo adeptos a su doctrina, el mundo medieval, seguía su curso, eso no significa que no hubieran ya persecuciones en tiempos de Carlomagno, no obstante los cátaros vivian en el aspecto social, con gran libertad de movimientos, puesto que otras herejías preocupaban mas, de momento, pero con el crecimiento de adeptos a los cátaros, ya el Papa Lucio II, junto con el Emperador Barba Roja, por el año 1184 empezaron a preocuparse, pronunciándose contra las nuevas religiones entre ellas los cátaros, hasta que el Papa Inocencio III, fundó la Inquisición como arma religiosa, iniciándose la persecución de los cátaros de forma mas activa, con la total adhesión al papa, del rey de Francia Felipe Augusto.
El papa Inocencio III, pronto se dio cuenta, del auge que iban adquiriendo los cátaros, puesto que su tolerante doctrina, era bien recibida tanto por el pueblo llano como por la burguesía y grandes señores, viendo en los cátaros una oposición frente al dogmatismo católico, y la posibilidad en cierta independencia de Roma, que naturalmente Inocencio III, no veía con buenos ojos, escapándosele la autoridad sobre el Languedoc, por interferencia de los cátaros, a los que se propuso eliminar físicamente, sobre cualquier otro problema, que en esos momentos tuviera pendiente de resolver.
A pesar de las amenazas de Inocencio III proferidas, contra Ramón VI de Tolosa este hizo caso omiso, incluso habiéndole dado el papa a Pedro I de Aragón el título de “El Católico”, por su ferviente religiosidad, le retiró su favor al ver su inclinación, o por lo menos simpatía hacia la causa de los cátaros.
No ve Inocencio III otra solución, contra los cátaros, que la convocatoria de una cruzada, con el poyo del rey de Francia Felipe Augusto, a fin de erradicar totalmente la doctrina de los cataros, creando para ello la Inquisición, que tras ir derrotando las plazas de los cátaros, serian sus Perfectos, Buenos Hombres, y simpatizantes, acusados de herejes, confiscando sus bienes, desterrando a sus gentes y familias, o lo que mas frecuente se llevó a cabo, condenados los cátaros a morir en la hoguera, hasta su total extinción.
POR EL REY DE FRANCIA
El papa Inocencio III, persigue a los cátaros, enfrentándose a Ramón VI de Tolosa, bajo acusaciones ignominiosas, respaldadas por falsos testigos, poniendo al frente de la cruzada anticátaros, a su legado Arnau Amalric, atacando, venciendo y pasando a cuchillo a la ciudad de Beziers, con la célebre frase, “Matadlos a todos que Dios sabrá reconocer a los suyos”.
El gran aliado de Inocencio III, fue sin duda el rey de Francia Felipe Augusto, en donde vio a los cátaros, como un peligro político hacia su reino, no tanto le importaba el alcance religioso de la cruzada, pero si el auge que Occitania y el Languedoc, concretamente representaba para su reino, a causa de las aspiraciones secesionistas de unas provincias, de mayor calado tanto cultural, económico como político, y donde vio en los cátaros unos enemigos que se aliaban amistosamente con la nobleza provenzal, influenciándolos en todos los aspectos.
Felipe Augusto, no contribuyó en la persecución de los cátaros, con sus propias tropas, ocupadas estas en batallar desde hacia muchos años contra los ingleses, absorbiéndole en ello todas sus energías, pero dejó hacer a la Iglesia, todo el trabajo sucio.
Siendo nombrado Simón de Montfort, capitán de la cruzada contra los cátaros, y dejando en sus manos la organización del ejército, Montfort era un hombre cruel, sádico, impasible ante el dolor ajeno, ni piedad hacia los vencidos, que masacraba en nombre de la santa cruzada anticátara.
Los cátaros fueron progresivamente perseguidos y diezmados por todo el Languedoc, con importantes plazas cátaras, como Tolosa (Toulouse), Menerva, Carcasona, la degolla de Beziers, Narbona, Pieusse, Quéribus, Limos, entre otras.
El rey de Francia, a parte del peligro que para él representaban los cátaros, existía el contencioso de Tolosa, dominado entonces por el rey Pedro II de Aragón “El Católico” que poniéndose del lado de los cátaros, impedía la “liberación” del Languedoc (como llamaban los franceses del norte).
Pedro El Católico, poniéndose del lado de los cátaros, fue a socorrerles en la batalla de Muret, contra Simón de Montfort, pero la desorganización del ejército del rey Católico, y el poco empeño que puso en ello, chocó fatalmente contra la buena organización de los cruzados, y sus fanáticos mercenarios, habidos de botín, siendo muerto el rey Pedro de Aragón, en el campo de batalla, alejando así las posibilidades catalanas en el dominio del Languedoc y el Rosellón, pasando de esta manera a la corona francesa, cumpliéndose el doble objetivo en la derrota de los cátaros y la unión de toda Francia en un mismo reino.
Los cátaros, fueron vencidos progresivamente, sus castillos, diezmados y derruidos, con la implantación de hogueras por todo el país cátaro, a fin de quemar a sus Hombres Buenos y Perfectos allí donde se encontrasen, siendo la culminación de todo ello, el asedio durante un año y asalto del castillo de Montségur, por Simón de Montfort, plantando en lo que hoy se denomina el “Prado de los quemados” una enorme hoguera, donde fueron abrasados vivos mas de doscientos cátaros, significando con este luctuoso hecho, la completa eliminación de los cátaros, y la huida de unos pocos a distintos países.
CRUZADA CONTRA LOS CATAROS
Pocas veces en la historia de la humanidad se ha organizado una cruzada tan sanguinaria y cruel, como la sufrida por los cátaros
La cruzada fue la maquinaria que los católicos utilizaron, a fin de suprimir la herejía de los cátaros, para ello se creó el ejército de los cruzados, que los componían, según las cifras de la época, veinte mil caballeros armados, con mas de doscientos mil, entre villanos, y agricultores, sin contar para la lucha contra los cátaros, de los burgueses, clérigos armados.
Todas estas cifras tampoco son fiables del todo, puesto que, los propios interesados, las desvirtuaban en su propio beneficio, los cátaros eran los únicos que no inflaban su participación en las luchas y batallas , al ser el comportamiento defensivo, en la herejía de los cátaros.
Con el fin de crear un ambiente de terror hacia los cátaros, los cruzados empleaban la táctica de arrasar todo cuento encontraban a su paso, con ello conseguían el alimento para las tropas cruzadas, en los mismos lugares de lucha, y sobre todo el hacerse con toda clase de botín, en especial de los supuestos tesoros que los cátaros, guardaban celosamente en sus castillos.
Se ha de tener en cuenta, que sobre la misión de los nobles cruzados en la persecución de los herejes cátaros, con el propósito de erradicar la herejía cátara, se sobreponía el interés de los mercenarios, y cazadores de fortuna, cuya casi única preocupación consistía en diezmar las posesiones de los cátaros, para su enriquecimiento personal, con la excusa de preservar la religión romana.
Para este fin guerrero de los cruzados, contra los castillos cátaros, se construían, catapultas, con que poder lanzar grandes piedras contra las murallas de los cátaros, recluidos en sus castillos y poder así resistir el máximo posible el asedio de que eran objeto por parte de lo cruzados.
El ejército cruzado, contra los cátaros, se puso por primera vez en marcha el día de San Juan del año 1209, bajando por el Roine, al mando de Arnau Amalric, guerrero de una gran crueldad, contra el vizconde Trencavell de Montpelier, y Ramón Roger.
Posteriormente, frente a los cátaros, designaron a Simón de Montfort, de humilde origen, pero un gran soldado cruzado, que organizó el ejército contra los herejes cátaros, actuando contra los cátaros de una forma extrema, sin ninguna compasión hacia el vencido.
El final de la persecución contra los cátaros, fue su total erradicación, y diáspora de los pocos cátaros que pudieron sobrevivir.
Tras la casi total eliminación de los cátaros, estos emprendieron el camino del destierro, hacia varios países europeos, principalmente a Italia y España.
Creándose la figura de los “ductores heritocorum” o sea los “pasadores” estos personajes se especializaron, en ayudar a huir a los cátaros, en principio por dinero, y posteriormente ya de una manera mas voluntaria, movidos por la compasión suscitada, en base de la precariedad a la conservación de la vida de los cátaros
Estos pasadores, ( de nacionalidad francesa e italiana) iban dirigiendo a los cátaros por los túneles y conductos secretos que muchos castillos cátaro poseían, al mismo tiempo los huidos cátaros eran proveídos, con ropajes diferentes a los suyos, cambios de nombres, y sin ningún signo o costumbre que los pudieran delatar como cátaros, los cuales se adaptaban pronto a los lugares de sus nuevas residencias, siguiendo ejerciendo los diferentes oficios que aprendieran en el adoctrinamiento de los perfectos cátaros, por lo que las gentes los acogían de buen grado, dada la falta que existía, de buenos artesanos en muchos lugares.
Los huidos cátaros también pudieron contar a parte de los pasadores, conocedores de los más recónditos caminos, con la complicidad de muchas otras gentes, de los lugares por donde atravesaban los fugitivos, en forma de dinero, ropas o alojamientos.
Los pasadores, habían de conocer bien el terreno que pisaban, ya que la Inquisición sabedora de los movimientos cátaros en zafarse de su justicia, estaba aun muy presentes, en las encrucijadas y todos aquellos lugares donde los cátaros pudieran asentarse, como cualquier otro vecino de villas y aldeas, haciéndose avisar los pasadores por emisarios, de los posibles peligros que pudieran acechas a los cátaros.
A la huida de los cátaro se añadía los peligros que representaban los salteadores de caminos, por cuanto la odisea de los cátaros se fue prolongando durante unos años más, tras la aniquilación sufrida, causada por la persecución de los cruzados y la Inquisición.
Buen número de cátaros, ya sea por sus raíces, o por añoranza de su procedencia, volvieron al Languedoc, a pesar del peligro que conllevaba su presencia en Occitania, logrando ejercer su ministerio clandestinamente; No obstante, años posteriores en que la presencia de los cátaros dejó de suscitar persecuciones o recelos por parte de la iglesia católica, no supieron aprovechar la coyuntura favorable a los cátaros, al no transmitir su cultura a las nuevas generaciones, quedando así olvidados para siempre.
Aun a pesar de los peligros existentes, algunos de los huidos cátaros pudieron atravesar los Pirineos, adentrándose en España, principalmente en Cataluña, pero esa es otra historia de los cátaros, no exenta de peligros, pero ya sin la fuerza que suscitaron en la tierra de donde provenían y desarrollaron su religión.
VIDA Y COSTUMBRES DE LOS CATAROS
El valor literal de la palabra “cátaros”, proviene de la lengua griega, que significa “los puros”, tal y como se denominaban ellos mismos, por lo tanto es todo aquel conjunto basado en antiguas creencias, que los cátarosadoptaron para si mismos, y que tanto las jerarquías como sus discípulos hicieron propias, intentando adecuarlas a las nuevas épocas que les tocaron vivir, pero con un ascetismo y un estricto cumplimiento, propias de los primeros cristianos, que surgieron tras las predicaciones de Jesucristo.
Los cátaros, no hicieron otra cosa que seguir las enseñanzas del Maestro, en una época en que la religión cristiana, sufría una profunda crisis, tanto en las altas esferas religiosas de Roma, como en el pueblo llano, que habían desvirtuando en gran manera, por lo que estos cátaros, precisamente querían restituir al pensamiento religioso de la Edad Media.
Por otra parte la gran espiritualidad que los cátaros quisieron imbuir en las mentes de los fieles, en Europa especialmente y Occitania en particular, chocaron frontalmente, con la ortodoxia y los intereses tanto espirituales como materiales, que imperaban en el mundo cristiano, y en un intento, por parte de los cátaros, en la canalización de una corriente, casi mística, hacia la salvación por medio del pacifismo y tolerancia, que según los cátaros, se había ido perdiendo en gran manera.
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