Finn McCumhaill fue un cazador y guerrero mítico de la mitología celta.
La leyenda cuenta que debió emplear sus conocimientos de las artes mágicas para derrotar a un gigante escocés, hazaña que dejó como saldo la creación de tres famosos rasgos de la geografía de las Islas Británicas: la Calzada de los Gigantes, la Isla de Man, y el lago Neagh.
Finn se había enterado por los bardos ambulantes de que un gigante escocés ponía en duda y se mofaba de la valentía de aquél y de sus aptitudes para la lucha.
Enfadado, envolvió una enorme roca con un mensaje de desafío, tomó su honda y lanzó el proyectil a 80 km de distancia, por sobre el mar de Irlanda, hasta llegar a Escocia.
El ogro recibió el mensaje y fríamente replicó (por medio de un mensajero) que iría gustoso a Irlanda a aceptar el desafío, pero era demasiado grande para encontrar una nave a su medida y no podía cruzar el océano a nado.
Furioso por la evasiva, Finn desenvainó su colosal espada y cortó con ella algunos cientos de las gigantescas rocas basálticas que se encuentran desperdigadas a lo largo de la costa irlandesa, dándoles forma de pilares hexagonales que luego clavó en el fondo del mar de Irlanda, hasta formar una calzada que permitiera al gigante cruzar desde Escocia hasta Erin (antiguo nombre de Irlanda) sin siquiera mojarse los pies.
Calzada de los Gigantes, en la costa nororiental de la isla de Irlanda, unos 4,8 km al norte de Bushmills en el Condado de Antrim.
Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1986, y Reserva Natural Nacional en 1987.
Este, sin excusa para negarse, cumplió a regañadientes con lo que se esperaba de él, pero, al llegar al castillo de los Finn, sólo encontró allí a Sadv, su esposa, quien invitó al ogro a que pasara al interior de la fortaleza para esperar a su esposo, que no tardaría en llegar.
Así lo hizo el gigante, sentándose junto a la supuesta cuna del hijo de Finn y contemplando con aprensión creciente al gigantesco niño, de más de seis metros de estatura. —Si éste es el hijo de mi adversario —se preguntaba, ya que así se lo había asegurado Sadv—, ¿cómo será su padre?
Finalmente, la idea llegó a ser demasiado inquietante para el ogro, que salió disparado del castillo y atravesó de regreso la Calzada de los Gigantes, perseguido por los enormes terrones de greda que el bebé, que no era otro que el mismo Finn disfrazado, le arrojaba desde la costa. Marcadores de arriba a abajo: Calzada de los Gigantes, Lago Neagh, Isla de Man.
Y según cuenta la leyenda, el terrón más grande que arrancó, extraído del centro del Ulster (hoy territorio de Irlanda del Norte), provocó un profundo agujero que inmediatamente se llenó de agua, formando lo que luego (y hasta la actualidad) se conocería como Lough Neagh (Lago Negro).
El gigantesco terrón así desarraigado y arrojado por Finn al gigante en fuga, cayó cerca de la costa escocesa, formando lo que hoy se conoce como la Isla de Man.
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