Begoña Vila.- La mayor manifestación en la historia de militantes del Partido Popular contra la cúpula del partido demuestra las dimensiones de la crisis desatada irresponsablemente por Pablo Casado. Los votantes populares han pedido hoy su dimisión por alta traición.
Es imperativo que los barones escuchen el clamor de las bases y actúen en consecuencia frente al deseo de Casado de atrincherarse junto a los suyos hasta que pase la tormenta.
El problema es que no es una tormenta lo que vive el PP, sino un auténtico tsunami, que amenaza con dejar el partido como un solar. Ya lo está dejando, si nos atenemos a las encuestas de este fin de semana.
Según fuentes policiales, más de 15.000 personas han tomado la calle Génova y las aledañas para exigir la marcha de Casado. La inesperada multitud ha obligado a cortar la calle al tráfico rodado. El llamamiento se hizo en menos de 48 horas a través de las redes sociales.
Gritos de “Casado dimisión”, “Casado vendido” , “Teodoro dimite hoy y Casado mañana”, se unían a los vítores en favor de Isabel Díaz Ayuso. “Ayuso gracias por devolvernos la ilusión”, rezaba un cartel. Los manifestantes han expresado de forma inequívoca su apoyo inequívoco a la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, la presidenta de la libertad, la Agustina de Aragón de la nueva derecha española.
Madrid devuelve a Isabel Díaz Ayuso la empatía que demostró con la comunidad en llena pandemia, dejando trabajar a los hosteleros, abriendo el mayor hospital de toda Europa contra la covid y dando respuesta eficaz a los problemas acuciantes de los madrileños.
Y no solo los madrileños. La presidenta Ayuso ha sabido ganarse el cariño y la simpatía del resto de los españoles, como bien ha recogido la prensa internacional, voten al partido que voten.
La gigantesca marea humana de hoy frente a la sede nacional del PP pone de manifiesto que la mayoría de los afiliados exigen un congreso extraordinario que certifique la defunción política de Casado y de su banda de petimetres.
España no paga traidores.
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