El PSOE es incompatible con la democracia y no va a aceptar ninguna alternativa de poder. ¿Se enterará Feijóo?
18/12/2022 - 07:17
La semana pasada titulé: "La dictadura de Sánchez ya está aquí". No hacía falta ser adivino ni llegar al 15 de diciembre, día en el que el Tirano rompió cualquier respeto a la legalidad e hizo aprobar, con la complicidad decisiva de la presidenta de las Cortes, dos decretos y dos enmiendas que, en realidad, decretaban el fin del régimen constitucional y enmendaban la posibilidad legal de revertir el proceso golpista que encabeza.
Por decreto, anuló el delito de sedición y jibarizó el de malversación, para repetir gratis el golpe de estado en Cataluña y el País Vasco; y con dos enmiendas, sus socios golpistas legalizaron el asalto al CGPJ y al Tribunal Constitucional. Él amnistió de antemano a los golpistas de ERC o la ETA; ellos le dieron la posibilidad legal de crear un poder judicial que sirva a su poder personal.
Sánchez hace el mismo discurso del golpismo iberoamericano
Estas reformas ilegales, que destruyen el Estado de Derecho, podría ser consecuencia de unos actos irreflexivos que podrían tener freno, o, tal como sueña el PP, derogación apenas cambie el Gobierno. Pero ese albur quedó desmentido por el discurso del golpista Sánchez en Bruselas, denunciando un complot contra la democracia (que encarna Él) por parte de los partidos de la oposición, de los jueces y de los medios que lo critican.
Sánchez actúa ya como un espadón bolivariano; por eso utilizó la misma fórmula condenatoria de Pedro Castillo, Cristina Kirchner, AMLO, Evo o Lula: "la derecha política, judicial y mediática". Así llama esa banda a los partidos que se les oponen, a los jueces que, Ley en mano, frenan sus delitos y a los medios de comunicación que no les obedecen. Lo que hizo el PSOE en España probó su determinación. Lo que dijo él en Bruselas, su carácter irreversible.
Lo rubricó el discurso del presidente de la Comisión de Justicia, un tal Sicilia, apellido pintiparado, acusando a la derecha que "querer parar la democracia, en el 23F con tricornios y hoy con togas". No importa que disparatara sobre un golpe contra un Gobierno de derechas, lo esencial es que demostró que el PSOE es incompatible con la democracia, y que no va a aceptar ninguna alternativa de poder. ¿Se enterará Feijóo?
Y frente a la determinación golpista, en las Cortes y en Europa, ¿qué hizo la oposición? Primero, no tener en cuenta las declaraciones europeas, que eran las más graves y requerían una respuesta conjunta. Y lo segundo, por negarse a esa postura conjunta y jugar cada partido su mezquina baza electoral, actuar como la oposición venezolana, que se dividió cada vez que pudo frenar el camino a la dictadura comunista: ira cada cual a lo suyo, sin pensar siquiera en actuar coordinadamente. En lo táctico, PP, Ciudadanos y Vox, coincidieron totalmente en criticar el golpe. Pero en lo estratégico, se mostraron incapaces de alcanzar una postura conjunta.
El discurso de Arrimadas fue excelente, denunciando la semejanza del golpe separatista de 2017 que se inició con las llamadas Leyes de Desconexión del parlamento regional amadrinadas entonces por Carmen Forcadell, con el golpe de Sánchez, amadrinado por Meritxell Batet. Porque lo que Sánchez ha hecho votar este 15 de diciembre son las leyes de desconexión de la democracia española con la constitución y sus políticos. La crisis de la energía la ha resuelto con un total cortocircuito institucional.
Cuca Gamarra no estuvo nada mal, lo que, dados sus antecedentes oratorios, la acerca a Demóstenes. Aunque llamar cobarde al que estaba haciendo lo que le convenía que era defender su posición en Bruselas, o sea, lo que no está haciendo el PP, no fuera acertado. Y Vox, que se fue del Congreso por no aceptar Batet aplazar la sesión hasta que el Tribunal Constitucional decidiese sobre las leyes de Sánchez, abandonó el pleno. Pero dejó a Ortega Smith para explicarse, lo que resultó incoherente: o te vas, o no te vas; y de quedarse uno, Abascal. Pero, en fin, son detalles. Lo penoso era la desunión. No es que se coordinen mal, es que ni se hablan.
La moción de censura de Vox, contra Ayuso
Tampoco Abascal habla consigo mismo o actúa pensando en sus votantes, que se supone que es lo que les mueve pensando en mayo. La gravedad del golpe sanchista y su propio gesto al abandonar el Parlamento, deberían haber desembocado, en buena lógica, en el anuncio de la moción de censura que hace días declararon necesaria, incluso si la presentaba solo Vox. No lo hicieron.
Y, paralelamente, perpetraron una fea trapacería en la Comunidad de Madrid tumbando los presupuestos de Díaz Ayuso. En teoría por no tener en cuenta sus enmiendas. En la práctica, las presentaron fuera de plazo, y dijeron querer meterlas contra el reglamento de la cámara. Ni me creo el retraso, ni eso de que les han censurado las enmiendas. ¿Les han sobrado meses y les han faltado minutos? A otro perro con ese hueso.
En realidad, el discurso de Vox a pocos meses de la cita electoral de mayo oscila entre la mentira descarada y el suicidio político más absurdo. El calendario los delata. En septiembre les entregaron los presupuestos. Pasaron dos meses. Silencio absoluto. Y dos días antes de cumplirse el plazo, remitieron al gobierno de Ayuso 83 enmiendas, de ellas un tercio técnicamente defectuoso y el resto, contradictorio o redundante.
Frente a las mil enmiendas de alguno de los partidos de la izquierda, esas ochenta que eran cincuenta, parecían un trámite para no votarlos. No obstante, al día siguiente, Lasquetty les remitió las diez más negociables. Pero llegó Monasterio, se sentó, dijo que esa respuesta, en las 24 horas que forzó, era un insulto a los votantes (que, por supuesto, no tenían la menor noticia de ellas), se levantó y se fue, sin atender a las peticiones de que se quedara.
Monasterio dijo que presentaría sus enmiendas directamente en la Asamblea, como los partidos de la izquierda, pero tampoco las presentó. Lo hizo terminado el plazo, según ella, por error informático. Pero además de que había tenido meses para hacerlo, el informe técnico de la Mesa de la Asamblea lo negó categóricamente y dejó a la líder de Vox por mentirosa. Entonces dijo que el PSOE las habría aprobado porque en otra ocasión se admitió esa irregularidad, y acusó a Ayuso de "votar con la izquierda".
Pero la que finalmente ha votado con la izquierda y contra Ayuso es Monasterio. Ni Abascal tuvo autoridad para frenarla antes ni después. Y si en las autonómicas la favorecida por la actitud de Vox será Ayuso, en las generales, el perjudicado como número uno por Madrid será Abascal. No ha presentado la moción contra Sánchez y Vox lo ha hecho contra Ayuso. Como dijo Juan Carlos I de Arias Navarro: "es un desastre sin paliativos".
La estrategia de Feijóo, insostenible
Pero tampoco ha salido bien el PP de esta semana aciaga. Toda la estrategia de Feijóo, y de ahí su discurso electoral pidiendo el voto a los socialistas no sanchistas, como si los hubiera, se basaba en la presunción de que Sánchez admitiría el resultado de unas elecciones normales.
Al romper claramente, dentro y fuera de España, con el marco constitucional, al entrar a saco en el poder judicial, al poner el Código Penal a los pies de etarras y golpistas, el Gobierno social-comunista de Sánchez, o Sánchez y su banda, han emprendido una campaña de cambio de régimen, no de Gobierno, y es a ese cambio de régimen a lo único que debe atenerse la estrategia del PP.
Por desgracia, no hay ninguna señal en ese sentido. Al contrario: González Pons, responsable de la inexistente política exterior del PP, ha insistido en criticar la moción de censura propuesta por C´s y Vox contra Sánchez, que es una obligación moral, más allá de los cálculos de imagen, ofreciendo a la opinión pública la sensación de que el PP vive muy a gusto esperando que no llueva, sin pensar en construir el Arca de la Constitución.
Cada vez que Feijóo denuncia que Sánchez está derribando el Estado de Derecho, cabe preguntarse: ¿y qué hace el PP para frenarlo, aparte de la generosidad de recordarnos que en mayo le podemos votar? ¿Y por qué cree que las elecciones generales serán normales, y no un plebiscito de cambio de régimen, con referendos separatistas y derribo de la Corona?
El desamparo de los funcionarios leales
Ayer, diez vocales del CGPJ, el Gobierno de los jueces, publicaron un texto que no sé si pasará inadvertido, pero que, a mi juicio, muestra la terrible indefensión de los funcionarios leales a la Nación y la Constitución, los que se niegan a ser pumpidos golpistas al servicio de Sánchez y sus socios. El golpe de 2017, pese a la abulia y cobardía del Gobierno del PP, lo paró el Estado, desde el Rey a los funcionarios de la administración de Justicia pasando por las Fuerzas de Orden Público, muchos medios de comunicación y la opinión pública que sacó su bandera y se echó a la calle.
En este golpe de Estado de Sánchez, la primera obligación de los partidos de oposición es brindar apoyo y respaldar a los funcionarios que de nuevo luchan desde el Estado contra la liquidación del régimen constitucional. No lo están haciendo, comidos por sus mezquindades y miopías. De ahí la pena que produce leer el texto de quienes ya no saben cómo defender a España:
"El pasado jueves, el Sr. Presidente del Gobierno de España manifestó, tras participar en la sesión de trabajo del Consejo Europeo organizada en Bruselas, que la derecha política y judicial han querido atropellar la democracia.
Estas declaraciones se produjeron tras las realizadas por portavoces parlamentarios, en las que se vertieron groseras descalificaciones sobre el Tribunal Constitucional y el Poder Judicial. Los vocales del Consejo General del Poder Judicial que asumimos esta declaración consideramos irresponsable hacer ese tipo de aseveraciones, carentes de todo fundamento y más aún cuanto que supone transitar de la confrontación partidista a la deslegitimación de las instituciones ante la ciudadanía.
Tanto el Alto intérprete de la Constitución como los Tribunales de la Jurisdicción ordinaria han contribuido decisivamente a la consolidación de la Democracia, cumpliendo y haciendo cumplir la Constitución. Por eso la Comisión Europea exige que, para respetar el Estado de derecho, los miembros de los gobiernos y parlamentos de los Estados de la Unión Europea deben "abstenerse de actuaciones y declaraciones públicas que puedan socavar la legitimidad del Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo, los órganos jurisdiccionales ordinarios, los jueces, individual o colectivamente, o del poder judicial en su conjunto" (Recomendaciones de la Comisión Europea 2016/1374, 2017/146 y 2017/1520).
El Estado de Derecho es la piedra angular de una sociedad democrática, donde los tres poderes y todos los ciudadanos están sometidos al imperio de la Constitución, bajo cuyo cobijo se garantiza la convivencia libre y pacífica, en condiciones de igualdad. El cumplimiento del orden constitucional y garantizar los derechos de los ciudadanos es el papel fundamental que los jueces cumplen, con independencia de sus ideas u opiniones particulares.
Por todo ello, al tiempo que rechazamos esas descalificaciones, hacemos un llamamiento a una convivencia regida por los valores de la concordia, la libertad y la seguridad jurídica, cuyo cumplimiento es especialmente exigible a todos quienes desempeñamos responsabilidades públicas.
En Madrid, a 17 de diciembre de 2022
Vocales del Consejo General del Poder Judicial: Carmen Llombart Pérez, José Antonio Ballestero Pascual, Francisco Gerardo Martínez Tristán, Juan Manuel Fernández Martínez, Juan Martínez Moya, José María Macías Castaño, Nuria Díaz Abad. María Ángeles Carmona Vergara.
Volvemos a la resistencia contra la dictadura
No tengo la vehemente sospecha sino la absoluta certeza de que esta pieza modesta y melancólica no será leída por los políticos de la oposición, enredados en sus cominerías. Y que, de leerla, será poco valorada. Yo saludo, sin embargo, a estos compatriotas que han querido dejar constancia, pese al silencio atronador, la ocasión de manifestarse como ciudadanos y como funcionarios leales al Estado y a la Nación que lo sustenta.
Hemos llegado al punto en el que, lo que no hagamos por nosotros mismos, nadie lo hará. Es triste ver cómo recobran su sentido las viejas canciones de la resistencia contra la dictadura de derechas de ayer ante la dictadura en ciernes de la izquierda de hoy. Como la de aquel mal poema de Celaya: "Porque vivimos a golpes / porque apenas si nos dejan / decir que somos quien somos / nuestros cantares no pueden /ser, sin pecado, un adorno./ Estamos tocando el fondo, /estamos tocando el fondo."
A golpes nos maltraen. Y lo peor es que, al golpe de Sánchez y sus consecuencias, el fondo no se le ve.
https://www.libertaddigital.com/opinion/2022-12-18/federico-jimenez-losantos-sanchez-aprueba-las-leyes-de-desconexion-de-la-democracia-espanola-6968590/
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