El Departamento de Defensa de Estados Unidos bombardeó en su territorio, desde el aire, una réplica de una instalación nuclear subterránea para demostrarles a sus aliados que Washington es serio cuando dice que hará todo lo que esté a su alcance para detener la carrera atómica de Irán.
De acuerdo con el periódico Yediot Aharonot el experimento fue exitoso – superando inclusive todas las expectativas -, y sus resultados fueron transmitidos a los aliados de Estados Unidos.
La prueba incluyó el disparo de nuevas bombas anti bunker, que fueron introducidas por primera vez al arsenal del Departamento de Defensa norteamericano, en julio de 2012. La bomba GBU-57 B fue montada en un ultra moderno bombardero B-2 y, como parte del experimento,
penetró y destruyó una instalación subterránea con un techo reforzado con una amplia capa de hormigón armado.
Estados Unidos ha insinuado que fabricará sólo una limitada cantidad de estas bombas anti bunker cuyo costo por unidad se estima en 3.5 millones de dólares. El costo general del desarrollo de esta arma es de 500 millones de dólares.
La bomba es seis veces más grande que todas las bombas antibunker conocidas. Pesa 13 toneladas y su velocidad de penetración es dos veces más grande que la velocidad del sonido, y tiene además una gran exactitud. Se calcula que la tolerancia de error es de cinco metros.
Los iraníes no creen que las amenazas de Estados Unidos e Israel de atacar sus instalaciones nucleares sean ciertas; pero están equivocados, dijo un ministro de Exteriores europeo, citando a oficiales israelíes durante una conferencia de cancilleres extranjeros en Jerusalén.
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