Hay ocasiones en que un escritor del pasado nos hace entender lo que estamos viviendo hoy. Es uno de los rasgos que encontramos en los autores llamados “clásicos”. Pero cuando un escritor anuncia los rasgos profundos del presente, su obra solo puede ser calificada de “clarividente·.
Esa singularidad es la que manifiesta la novela de George Orwell “1984”, escrita hace más de sesenta años, pero que describe el presente que vivimos con una lucidez profética.
La obra, cuya lectura debería ser uno de los pilares de la formación en ciudadanía, presenta un mundo distópico constituído por tres bloques militares en permanente conflicto, que se alían y se enemistan periódicamente, lo que lleva a una constante re-escritura del pasado para justificar el presente: los hechos se cambian de acuerdo con la conveniencia del Poder (¿recuerda a cierto intento por legislar la memoria?). El Sistema, implacable con los disidentes, ha generado una Policía del Pensamiento omnipresente a la que nada se le escapa.
La historia como conspiración, la intromisión de la mirada escrutadora de las cámaras que convierten el espacio privado en un panóptico totalitario (efectivamente, “Gran Hermano” es otra anticipación de “1984”), la programación hasta de los sentimientos, TODO está en la genial intuición de este escéptico extraordinario, este Swift del siglo XX que previó la legislación de las expresiones lingüísticas (la dictatorial “corrección política” que padecemos), la sustitución de la reflexión por la propaganda, la sociedad que se vigila a sí misma, los intolerables Guantánamos que toleramos (la “habitación 101”), etc.
En particular, el triple lema del Partido único para el que trabaja el protagonista de la novela nos sitúa en la LÓGICA DE GUERRA que el Nuevo Orden Mundial ha impuesto. Veámoslo:
– LA PAZ ES LA GUERRA: El poder “illuminati”, que diseña la política exterior del primer mundo, en particular de los E.E.U.U., pretende convencernos de que nuestra seguridad depende de “guerras preventivas” como las de Irak, Afganistán, etc., que enmascaran en realidad la guerra de los ricos contra los pobres.
– LA ESCLAVITUD ES LA LIBERTAD: El modelo social hoy imperante se fundamenta en el endeudamiento colectivo, sostenido y piramidal, enmascarando el sometimiento de la ciudadanía a la usura bancaria. Los gobiernos, incluso los aparentemente democráticos, son el instrumento del poder financiero y especulativo, lo que nos revela la guerra de los gobiernos contra los ciudadanos.
– LA FUERZA ES LA IGNORANCIA: Al presentarse el modelo de sociedad imperante como el único deseable, se imposibilita la perspectiva de la rebelión. Por otra parte, se suministra al ciudadano una información sesgada, interesada y dirigida a perpetuar su alienación, mientras se le “distrae” con el nuevo “pan y circo” que son el fútbol-espectáculo y la telebasura. La información verdaderamente relevante se convierte en secreta, materializando la guerra de los secretos de Estado contra la transparencia que Anonymous, Wikileaks y algunos más reclaman, dando voz a lo que TODOS deberíamos exigir.
Otra reflexión de la novela sobre la LÓGICA DE GUERRA que preside nuestra realidad, y que podemos comparar con la absurda política de Occidente respecto a esas drogas que parece que nunca van a ser derrotadas, pero cuya represión se traduce en represión de los individuos, las conductas y las conciencias:
“No se trata de si la guerra es real o no, la victoria no es posible. No se trata de ganar la guerra, si no de que esta sea constante. Una sociedad jerarquizada solo es posible si se basa en el sometimiento y en la ignorancia (…). La guerra la hace el grupo dirigente contra sus propios sujetos y su objetivo no es la victoria, si no mantener la propia estructura social intacta.”
Y por último, la cita que abre la adaptación al cine (Michael Radford, 1984) de este libro extraordinario, cuya lectura recomiento encarecidamente:
“QUIEN CONTROLA EL PASADO CONTROLA EL FUTURO.
QUIEN CONTROLA EL PRESENTE CONTROLA EL PASADO”.
http://periodismo-alternativo.com/2015/04/03/1984-una-novela-profetica/
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