sábado, 3 de noviembre de 2018

Los Siete Sabios sumerios: ¿Simple mito o seres reales? (IV)

CONEXIONES ENTRE LOS DOGONES Y EL ANTIGUO EGIPTO


Existen extrañas y apasionantes correlaciones entre los misterios en posesión de la cultura Dogon y algunos elementos del antiguo Egipto, así como a su vez con la antigua Sumeria, como veremos a continuación. Estas correspondencias tienen relación con ese abismo primordial de las aguas subterráneas (el reino del dios Enki), con el principio de los tiempos y con esos misteriosos seres Abgal…

Empecemos con algunas reflexiones/averiguaciones/hipótesis de Anton Parks al respecto. Porque el controvertido autor traza un puente entre las antiguas Sumer y Egipto en algunos de sus libros. Un punto de partida importante lo tendríamos en que este autor establece una identificación bastante probable entre Enki/Ea y el Osiris egipcio.

Tenemos la palabra sumeria “Engur”, que generalmente designa a las aguas subterráneas del Abzu, el mundo subterráneo, y que fue a menudo empleada como sinónimo. Ahora es el momento de retroceder hasta el mismísimo principio de este artículo y rescatar una afirmación: Eridu era la ciudad donde estaba el primigenio templo de Enki o “E-engur-a”.

Enki, el dios sumerio, era conocido como “Señor de la Tierra” y acabaría convirtiéndose en el dios acadio Ea y declinándose “É-A” [(Amo del) Templo del Agua] en acadio. Parks muestra un cilindro mesopotámico representando a Enki-Ea, solitario, en su santuario acuoso de Engur-Abzu…





Ea se convertiría en el señor de ese abismo primordial, el reino de las aguas. Algunas fuentes describen a Ea como un ser de apariencia anfibia, y muchas otras con aspecto de reptil o serpiente. Enki-Ea era, a los ojos de los sumerios, el gran doctor, la serpiente sanadora de los “dioses”. Y además esta deidad se considera el señor y creador de esos misteriosos seres Abgal, como hemos explicado.

Y a su vez podemos establecer una interesante relación con el Osirión u Osireion situado en Abidos (o Abydos) en Egipto. Parks encuentra un papiro denominado “Salt 825”, en el que se refleja el plano de dicha construcción. Aparece Osiris en el centro, y a su derecha la cruz del Ankh o símbolo de la vida. La semejanza con la anterior imagen de Ea en el centro de su acuoso dominio es evidente. Pero observemos…

(A la izquierda, el papiro reseñado por Parks. A la derecha, plano del Osirión según la wikipedia)

¿Y qué era, o qué es el Osirión u Osireion de Abidos, para aquéllos que no estén familiarizados? Se trataba de una construcción que se extendía más allá -como prolongación o extensión- y más abajo -a un nivel inferior en cuanto a los cimientos y profundidad- del templo de Seti I.

Fue descubierto accidentalmente a principios del siglo XX por los arqueólogos Flinders Petrie y Margaret Murray cuando excavaban dicho templo de Seti I…

Fue construido originalmente a un nivel inferior en el terreno a dicho templo, pese a que los egiptólogos se empeñen en considerar ambas construcciones como contemporáneas.

 El Osirión era conocido como La Tumba de Osiris, mientras que dicho templo de Seti era conocido como El Templo de Osiris. Abidos era el principal lugar de adoración de esta deidad, el señor del inframundo.

Se accedía al Osirión desde un pasillo transversal que empezaba en la parte trasera del templo de Seti, pero hoy en día esta parte es inaccesible, y el público debe ascender para contemplarlo desde el nivel actual del terreno…

(Diversas vistas del Osireion en Abydos)

¿Qué se nos dice sobre esta construcción en la Wikipedia?

“El Osireion u Osirión es el nombre dado al cenotafio (tumba vacía, monumento funerario en honor a un personaje, de carácter simbólico) que el faraón egipcio Seti I mandó construir en Abidos. Se encuentra en la prolongación del eje longitudinal del templo del faraón, y se realizó con piedra caliza, arenisca rojiza, y granito en la cámara central.

Su estructura consta de: un corredor abovedado, que partiendo del templo de Seti I llega hasta la antecámara, un corto pasaje, que comunica con la gran cámara central, rodeada por 17 nichos, y una última cámara, paralela a la antecámara.

Se cree que el Osireion buscaba, con su organización interna, la evocación de la creación según la mitología egipcia, representando la colina primigenia que emergió de las aguas primordiales.

La tipología edificatoria, sus elementos y los materiales empleados (granito) guardan semejanza con el templo del valle de la pirámide de Kefrén, en Guiza.”

Pero ahondemos en esas conexiones. Cito de la web cronicasdelgirku.blogspot.com.es, escrito por Xentor Xentinel en el 2010:

“ENGUR: El Osirión de Abidos. El Abdju (Abidos), la Ciudad Sagrada de Osiris-Saam, era lo suficientemente importante como para que cada egipcio hiciera un peregrinaje allí, por lo menos una vez en su vida.

 La palabra sumeria Abzu es muy similar al jeroglífico egipcio Abdju(en egipcio no existe la Z).

El santuario principal de Enki-Saam estaba situado en Eridu, en Mesopotamia. Este templo acuático que simbolizada las aguas primordiales, llevaba el nombre de ÉABZU (La Casa del Abzu).





Según la tradición, cuando él no estaba en el propio Abzu (el mundo subterráneo), Enki usualmente vivía en este tipo de templos con su esposa, en donde eran acompañados por los Abgal (Seres Anfibios), que más adelante se convirtieron en Sacerdotes/Purificadores.”

(Extrañas representaciones pictográficas en Abidos)

“El término Abzu llegó a servir para designar partes de ciertos santuarios asociados con extensiones de masas de aguas naturales o artificiales, en forma de estanques y matorrales de rosas y árboles sagrados.

En Egipto, el templo acuático de Osiris en Abdju (Abidos) nos da solamente una pequeña idea de los «Santuarios del Abzu» mesopotámicos de los cuales sólo permanecen muy pocos vestigios hoy en día.

Pero es sin lugar a dudas la primera de una serie dedicada a Enki-Osiris.

Abydos era una necrópolis donde todos los soberanos egipcios tenían sus sepulcros. Su divinidad local era Khentamentiu, «El Primero de los Occidentales», es decir el primer dios venido de «Occidente».

Occidente era considerado por los egipcios como el lugar de origen de sus ancestros. Ésta era la tierra de A’amenptah (Atlántida), el país de Ptah.

Este «Primero de los Occidentales» no era otro que Saam-Enki, antes de que le fuera atribuida la designación de Usir (Osiris) en el momento de su muerte.

Parks encuentra una forma egipcia de Engur en el jeroglífico En-Khu-Ur («Para el Orgullo del Príncipe»), que resulta ser el plano del Osirión en Abdju.

¡El jeroglífico En-Khu-Ur y el signo cuneiforme Engur son muy parecidos!”

(Reconstrucción del Engur original, según las indicaciones de Parks)

Más adelante, Xentor Xentinel comenta: “¡Se encontraron conchas!

Pero no hay crustáceos en el Nilo (que es de agua dulce), por lo tanto, esta imagen indica que el Osirión estuvo cubierto por el mar en algún momento. Y eso significa que el Osirión es anterior a la última gran inundación mundial que tuvo lugar hace más de 12.000 años.

Al menos, esto es una prueba complementaria.” En otras palabras, estaríamos en un caso muy semejante al de la Gran Esfinge, supuestamente sumergida durante milenios. Acabaremos estas explicaciones añadiendo que la polémica y el misterio envuelven al Osirión, como no podría ser de otra forma:

Aparte de su enorme antigüedad, podríamos estar ante bloques creados con piedra moldeada, y además tenemos algunos de ellos pesando más de 100 toneladas.

Pero siguiendo con las conclusiones de Parks, este autor señala que los significados ocultos del Engur de Enki, tales como “el lugar donde uno restaura el corazón” o “lugar absorbido en descanso” corresponden perfectamente con los diversos templos egipcios, tales como el Osirión, en el cual estaban abrigadas las tumbas en honor de Osiris.

El escritor franco-alemán prácticamente identifica a Ea con Osiris, pero también ve correlaciones con Oannes, los Abgal y los Nommo, todos ellos seres anfibios procedentes de Sirio.

Además señala que Horus (sucesor o versión posterior de Osiris) tendría relación con Venus, con el planeta Mulge y con Neb-Heru, tal como expliqué en un anterior artículo. Así argumenta que “el término egipcio Abdju (Abydos) posee un vocablo homófono (distinta forma, pero suena igual) cuyo sentido es “pez”. Este pez sagrado sería como piloto a la barca solar de Râ. Su función era advertir a los pasajeros de la barca de los enemigos enviados por Seth.

 Se puede identificar al pez Abkju con el simbólico Hour (Horus), o incluso mejor con el reencarnado Osiris, mientras que la contraparte sumeria de Osiris es Enki, quien poseía él mismo el símbolo del pez. Este pez que precede a la barca solar es evidentemente el planeta Venus, el cual hoy guía [por lo menos lo hace ocasionalmente] el curso del sol (Râ).

Sabemos que el pez igualmente representa a Sirio, la otra estrella sagrada de los egipcios, y el hogar de los seres anfibios. Por supuesto, esto nos recuerda a los seres acuáticos llamados Nommos.

 Los Dogones afirman que los Nommos restauraron el mundo varias veces, y que ellos trasmitieron a la humanidad tales dones como el habla y el grano. Para los sumerios, los Nommos son los famosos Abgal, quienes siguen las órdenes de Enki.”


[“Anubis, el dios embalsamador, encargado de la momificación de Osiris y del rito de KRST (funeral). Osiris fue el primer “dios” en ser enterrado y traído de regreso de los muertos. Tumba de Khaberknet, 19ava dinastía.”]

Hay que decir que Parks encuentra correspondencias y asombrosas similitudes entre Horus y la figura de Jesucristo, mezclando conceptos tales como el sacrificio, la resurrección, la purificación en agua y el bautismo cristiano, por ejemplo.





Desarrollarlo por completo sería muy extenso (y no dejan de ser sus hipótesis personales). Pero se nombra en la anterior imagen el concepto de KRST: También escrito KIR-IŠ-TI, tendría varios significados: “Resplandeciente hijo de la vida; pez de las estrellas/vida; Egipto: ritual de entierro; sarcófago o ataúd del rey.” Y hace razonamientos como los siguientes:

“Había un concepto oculto egipcio que consideraba a Osiris, el primer ministro muerto y “dios” resucitado, como ser simbólicamente transmutado a estrella de la mañana antes de reencarnar como Horus.”

“El ritual de iniciación en el templo de Osireion de Abdju es evocador del sumerio más temprano que condujo a los “dioses” al Engur de Enki-Ea en el Abdju, el mundo subterráneo.”

“El abismo de Osiris-Enki es, sin duda alguna el abismo del mundo, el lugar de morada del “dios” del agua, en miniatura. El iniciado es llevado a lo profundo de la Tierra, a través del túnel conduciendo al Osireion subterráneo, y es sumergido en el agua sagrada antes de subir a la sagrada isla (plataforma) y al encuentro del sarcófago y el relicario conteniendo la cabeza de Osiris.”

¿Extrañas conclusiones? Parece claro que hay enormes semejanzas entre lo expuesto y el ritual del bautismo. Por no mencionar el enorme simbolismo del pez en el cristianismo, o que los mismos apóstoles eran “pescadores de hombres”.

Si en la anterior imagen, veíamos a Anubis, el dios embalsamador, ocupándose de un gran pez…

…podemos ahora leer una descripción exenta de sospechosos tintes iniciáticos:

(El animal en cuestión es la perca del Nilo o Lates nilóticus): “Los egipcios le denominaron Abdu. Por su apariencia extraña y por el tono azulado de su piel lo vincularon al lapislázuli, lo que le añadió unos poderes especiales.

El abdu fue también una manifestación del dios Osiris, cuando comenzaba en la noche a regenerarse bañado en las aguas regeneradoras, acontecimiento que algunos autores han definido como la “gestación antes del renacimiento”.

También era el protector y conductor de la barca nocturna de Ra, el que cuidaba de que no quedara encallada y el que avisaba de la presencia de los genios maléficos o de la dañina serpiente Apofis. En algunos textos se le denomina “Ba de Ra”.

Como símbolo del renacimiento lo encontramos en la tumba de Ja-bejent, en la ciudad de obreros de Deir el-Medina. Allí podemos observar la típica representación de Anubis momificando a Osiris, pero en este caso, Osiris ha sido sustituido por un gran pez posado sobre una cama.” (Las coincidencias en las descripciones son muy evidentes. Fuente: artehistoriaegipto.blogspot.com.es)

Para concluir este estudio sobre Enki, Osiris, dominios de las aguas y peces, aquí va una imagen que aún puede aumentar el misterio y las preguntas (o despejar ambos en buena medida): Osiris en esa barca de Ra haciendo el tránsito nocturno por el inframundo.

Obsérvese cómo aparece “encapsulado” en un receptáculo rectangular y aparentemente rodeado de agua, al igual que veíamos a Ea en ese grabado sumerio. Pero ese flujo de agua en realidad es una gran serpiente. ¿De dónde procede este relieve? Del Osirión en Abidos, ni más ni menos…


Olvidémonos ahora de Enki y Osiris, pero la “conexión egipcia” sorprendentemente aún no puede darse por zanjada. Tenemos que irnos hasta el Reino Antiguo de Hermópolis, o lo que es lo mismo, hasta la XI dinastía y el siglo XXI antes de Cristo, y hablar del dios Amun o Amen.

Repasemos antes que nada la figura de esta deidad. Fue originalmente una deidad tebana, cuyo culto se popularizó cuando la ciudad de Tebas pasó a ser una de las más influyentes de Egipto, tras la expulsión de los hicsos a manos de los príncipes tebanos que darían origen a la Dinastía XVII.

El nombre más popular que se le conoce es el de Amón, que es la helenización del nombre egipcio Imn o Imen. Pero también se le conoce por muchas otras transliteraciones y denominaciones: Amun, Amun-Ra, Amun-Re, Amon, o Amen.

Muchas son también las representaciones gráficas de esta deidad: Originalmente fue representado como un hombre de piel rojiza o azul (para simbolizar su invisibilidad), o en numerosísimas formas humanas con cabeza de animal:

De carnero, de rana, de Uraeus (cobra real), de cocodrilo o de serpiente que podía regenerar su piel. Como humano solía portar un tocado de dos largas plumas segmentadas, el cetro uas y la cruz ankh…

Amen acabaría adquiriendo una importancia trascendental y convirtiéndose en la deidad suprema egipcia, al fusionarse su identidad con la del dios Sol Ra (siendo así Amun-Ra o Amun-Re), en el período que va de los siglos XVI al XI a. C.

 Se le consideró una deidad trascendental, autocreado y el Rey de los Dioses, llegándose a un punto prácticamente de monoteísmo.

También son numerosas sus asimilaciones con otras deidades con el correr de los siglos: Amun-Ra-Atum, Amun-Re-Montu, Amun-Re-Horakhty o Amun-Min. Se le edificaron los famosos templos de Luxor y Karnak en Tebas, para venerarle.

Pero los orígenes de esta deidad en esta ciudad pueden remontarse como hemos dicho hasta el siglo XXI a. C., donde tomaría los atributos de la deidad Montu hasta asimilarla y sustituirla. Y son estos orígenes de Amun los que nos interesan…

Porque Amun fue una de las ocho antiguas deidades de Egipto, formando lo que se conoce como Ogdoad (Ogdóada en castellano) de Hermópolis. Pero Hermópolis no era otra que la ciudad de Hermes para los griegos, la ciudad de mayor culto a la deidad Thoth (que ellos asociaban a su dios Hermes), aunque dicha ciudad para los egipcios era Khmunu, “La ciudad de los ocho”.

Y esta Ogdóada era un sistema de ocho dioses primigenios, formado por cuatro dioses masculinos y sus consortes femeninas.

Es decir, venían por parejas, estando las deidades masculinas representadas como humanos con cabeza de rana y las diosas con cabeza de serpiente…

(Templo de Hathor en Dendera que muestra las cuatro parejas de la Ogdóada de Hermópolis)

Juntos, personifican la esencia del caos líquido primigenio existente antes de la creación del Mundo.

La primera pareja la forman Nun y Naunet, “las aguas primordiales”, “el océano primordial” o “el caos”; la segunda, Heh y Heket, “el espacio infinito” o “lo ilimitado” (simbolizada por el agua que se estanca y busca su camino); la tercera, Kuk y Kauket, “las tinieblas” o “la oscuridad” y la cuarta, Nia y Niat, “la vida”, “la indeterminación espacial” o “la que se separa”, a veces sustituidos por Tenemu y Tenemet, “lo oculto” o, más tarde, por Amón y Amonet (es decir, Amen y su consorte Ament), “el principio de lo misterioso” o “el oculto”.

Juntos, los cuatro conceptos representan el estado primordial, lo que no se ve ni se toca, la antítesis de la vida, pero por su concepción de parejas de ambos sexos, representan al tiempo lo que puede ser, el estado fundamental del comienzo.

En el mito, sin embargo, su interacción en última instancia resultó ser tan desequilibrada que produjo un cataclismo y dio como resultado el surgimiento de un montículo primigenio, en cuyo interior había un huevo cósmico. (Fuente: Wikipedia).





Es decir, que de su interacción se derivó una explosión o un estallido de energía (¿reminiscencias lejanas del Big Bang?) y esa montaña primordial (que una vez más, menciona Parks) surgió de las aguas. Hay que decir que existen 4 versiones distintas del mito, aludiendo aparte de ese huevo cósmico al ave ibis (símbolo de Thoth), a una flor de loto o a un escarabajo…

Se considera que la Ogdóada había llegado mucho antes que el sistema religioso egipcio reconocido actualmente y que se ocupaba de la preservación y la prosperidad del mundo celestial, y tiempo después (también de manera indirecta), de la formación de la raza humana.

Sea cual sea la versión, el dios Ra juega un papel preponderante. Ya sea surgiendo de ese huevo cósmico (de ese huevo surge el mundo, invisible, y el dios solar aparece portando la luz) o de la flor de loto, la deidad Ra es una de las únicas deidades egipcias que superó las leyes del tiempo para ser aceptada por los seguidores de la Ogdóada y la religión posterior.

(Ra es el dios sol de Heliópolis en el antiguo Egipto)

Aunque la Ogdóada finalmente desapareció como el panteón oficial en el antiguo Egipto, sus nombres siguieron vivos en leyendas orales y escritas, mientras que los habitantes de Hermópolis defendían que esta teoría de la creación era más antigua que cualquier otra en Egipto.

¿Por qué es importante este mito, y qué relación tiene con la cultura de los dogones? Ésta es la gran pregunta. Recordemos al dios primigenio de los dogones, Amma.

La similitud del nombre con el de Amun, Amen o Amón ya es notoria.

Además, según el mito dogón, hubo ocho seres primordiales, que se convertirían en Nommo y en creadores de los humanos, y además venían también por parejas.

Se menciona asimismo el huevo cósmico, y se hace alusión de las aguas primordiales de las que surge todo (como en los mitos sumerio y acadio, una vez más).

Todos estos elementos, junto con la extraña fascinación que sentían los egipcios por la estrella Sirio (así como el culto, y los asombrosos conocimientos) hacen que tengamos asombrosas similitudes entre ambas culturas.

Las preguntas y las reflexiones que se suscitan quedan aquí apuntadas. Aunque hagamos una reflexión final:

Todos estos elementos que conectan con creencias y hechos del antiguo Egipto hay que tomarlos con el máximo rigor y la máxima cautela.

Aunque pudiera estar muy bien fundamentada la relación entre el sumerio Enki y el egipcio Osiris (como apunta Parks), una supuesta vinculación con los seres anfibios abgal no queda en absoluto demostrada, entre otras cosas porque la simbología del pez en Egipto (como la de innumerables animales) podría tener otros significados.

 En cuanto a las creencias implícitas en esa primigenia Ogdóada, aunque sean muy interesantes y pudieran relacionarse con los mitos dogones, un planteamiento similar podría aplicarse (semejanzas lejanas no significan equivalencias). 

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