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W. Raymond Drake realizó el relevamiento de algunos documentos chinos que guardan relación con tradiciones conocidas hace mucho tiempo en el Occidente.
A su entender: “China fue gobernada durante 18 mil años por una raza de reyes divinos, según el manuscrito ‘Tchi’ (…).
El clima era benigno, no había calamidades naturales, ‘los planetas no se desviaban de sus cursos’, se desconocían las ofensas y los crímenes, la Tierra y la humanidad prosperaban.
Los ‘espíritus’ descendían por medio de los hombres y les enseñaban la sabiduría divina. Más tarde, los hombres caerían en desgracia y llenaron el mundo de miedo.
Esta guerra habría ocurrido en los siglos VII y XI a.C., involucrando ‘cuatro gigantes del cielo’ y conduciendo ‘100 mil soldados celestiales’. ”Mo-li Ch’ing, el hermano más viejo, medía siete metros y tenía una barba hecha de hilos de cobre.
Usaba un magnífico anillo de jade y portaba una lanza. Cuando este ser celestial blandía su espada mágica, significativamente llamada Nube Azul, ella provocaba un viento negro que producía millares de lanzas que atravesaban los cuerpos de los hombres y los reducía a polvo. El viento es seguido por una rueda de fuego que llenó el aire con decenas de millares de ígneas serpientes doradas.
Del llano, se eleva un humo espeso que ciega y quema a los hombres, de los cuales ninguno es capaz de escapar.
” ¿Qué sería el Guarda-Lluvia del Caos, cargado por Mo-li Hung, capaz de hacer para que “los cielos y la Tierra se cubran de densas tinieblas”?
Drake termina por concluir que “los textos de la antigua China hablan de flameantes dragones alados simbolizando naves espaciales que surcaban los cielos y se sumergían en los mares, aterrorizando a los campesinos, haciendo fenecer los campos, raptando gente o desembarcando extraños divinos.