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martes, 19 de julio de 2022

Señor Sánchez: lo que mata es la Mala Gestión del Bosque

Los montes españoles necesitan ser gestionados, que no es lo mismo que estar supuestamente protegidos. Hablando de protección "hay cariños que matan".

19/7/2022 - 06:47



Pedro Sánchez en Monfragüe

Muchos de los bosques españoles que en estos momentos sufren devastadores incendios están teóricamente protegidos, algunos incluso con las máximas figuras legales de protección: Parques Nacionales y Reservas de la Biosfera.

Con su característica falta de comprensión para todo lo que suponga el medio rural y la población que lo sustenta, el presidente del Gobierno paseaba hace unas horas por los negros rescoldos de lo que fue una zona protegida del "monte fragoso" de los romanos, el Parque Nacional de Monfragüe, y su diagnóstico de "experto" no se ha hecho esperar: "El cambio climático mata".

Basta ya de mantras absurdos que en estos momentos de tragedia, con pérdida de vidas humanas incluidas, tienen menos soporte que nunca. Habla el presidente lego en ecología de términos ecológicos que no entiende: "nuestro ecosistema", nuestra "biodiversidad". Haga usted el favor de callarse.


Lo que mata, lo que destruye y lo que indigna es la mala gestión forestal que nuestros montes vienen soportando. Todos los estamentos implicados en la lucha contra los GIF (Grandes incendios forestales) están de acuerdo en algo: en España somos buenísimos apagando incendios, en cambio muy deficientes a la hora de prevenirlos.

No son solo medios humanos lo que falta, también sería necesario dedicar muchos más recursos económicos a la prevención, y establecer planes coordinados no solo ahora que el tiempo meteorológico extrema el peligro, sino durante la totalidad del año.
¿En qué consiste la gestión forestal?

No hay en España un solo tipo de bosque sino varios, y no todos corren el mismo peligro cuando llega una ola de calor devastadora como la que padecemos.

Algunos árboles saben defenderse mejor del fuego y sobreviven si el incendio es sofocado en sus inicios. No es lo mismo un bosque mediterráneo de encinas y alcornoques que una masa forestal de tipo atlántico con árboles de hoja ancha adaptados al clima húmedo Cada tipo de bosque necesita una gestión forestal diferente, aunque partamos de unos principios comunes para todos ellos.

Destaquemos estos factores como especialmente importantes a la hora de planificar la gestión forestal:Limpieza del sotobosque con retirada de los restos del ramaje y control del estrato arbustivo.Establecimiento de cortafuegos y vías de acceso para los equipos de extinción.Existencia de balsas de agua y puntos de riego en zonas estratégicas de la masa forestal.Mantenimiento de ganado idóneo para el ramoneo en cada tipo de sotobosque.Control de las edificaciones humanas y de las poblaciones rurales susceptibles de ser alcanzadas por los incendios.

La falta de retirada de los restos del ramaje forestal y otros subproductos del bosque y del sotobosque están en el origen de buena parte de los factores desencadenantes de los grandes incendios de nuestros bosques. La creciente plaga del jabalí es una prueba muy visible de este desajuste, y no es el único signo sino solo uno de los muchos que podemos observar en los últimos años.

Del autor

Pero no olvidemos el problema de la supuesta "protección" del bosque por parte de las diversas administraciones, que supone la prohibición de las actividades tradicionales por parte de la población rural que lleva años y generaciones conviviendo con la masa forestal y equilibrando su subsistencia con los recursos de la misma.

Declarar "espacio protegido" un ecosistema forestal e impedir sus explotaciones tradicionales supone un peligro de consecuencias imprevisibles. Durante siglos y en muy diversos ecosistemas forestales los pueblos próximos han sorteado las diversas parcelas entre los habitantes para que, de cada "suerte", nombre adjudicado a cada lote, pudieran recoger la leña y demás recursos necesarios para pasar el duro invierno. No hay mejor protección que la participación de todos los vecinos en los beneficio de "su" bosque.

Y así, año tras año, muchos bosques han sido explotados de manera racional y, como hoy dirían los teóricos "sostenible". Son los propios beneficiarios quienes llevan a cabo la protección de los recursos, que se vuelven odiosos ante sus ojos cuando los supuestos expertos, casi siempre "urbanitas", les prohíben acceder a ellos.

Son ya muchos los ejemplos de supuestas figuras de protección que han fracasado estrepitosamente cuando se ha actuado por decreto sin contar con la simpatía de la población que ha venido sosteniendo durante generaciones los árboles de cuyos recursos han vivido sin esquilmarlos.

Por supuesto la gestión forestal no puede depender solo de los conocimientos empíricos del habitante del medio rural; hace falta orientación científica y planificación cuidadosa, pero con un mínimo de prohibiciones para conseguir que quienes realmente sostienen el ecosistema no se conviertan en sus más encarnizados enemigos.

Todo lo que venimos exponiendo resulta especialmente delicado cuando determinados ecosistemas forestales alcanzan figuras de protección máxima, como las de Parque Natural o Nacional. Claro que en este caso hay que acotar zonas de protección estricta, pero algunas de ellas, como las situadas en parte de la periferia, resultan especialmente propicias para el fomento de las visitas de amantes de la naturaleza, o para el desarrollo del turismo rural. Siempre, claro está, que la riqueza creada recaiga sobre los habitantes del medio privilegiado por la madre naturaleza.

Digamos finalmente que un bosque no es un parque público y su gestión no tiene nada que ver con las campañas de limpieza que periódicamente organizan bienintencionados urbanitas. La limpieza forestal puede y debe generar infinidad de puestos de trabajo mediante la capacitación de agentes forestales, sobre todo si viven en la proximidad del entorno colaborando así en evitar el despoblamiento.

Señor Presidente: considere que sus paseos por la tierra calcinada hablando del "cambio climático" resultan ofensivos para los damnificados habitantes del medio. ¿No escucha los improperios y abucheos de que es objeto por su parte por mucho que su séquito pretenda ocultárselos?

https://www.libertaddigital.com/opinion/miguel-del-pino/senor-sanchez-lo-que-mata-es-la-mala-gestion-del-bosque-6917388/