miércoles, 10 de abril de 2019

Los Vestigios del Misterioso Pueblo Guanche en Roque Bentayga, Gran Canaria


Roque Bentayga es una formación rocosa situada en Gran Canaria, una isla de las Islas Canarias. 

Muchos restos arqueológicos conectados con el misterioso pueblo guanche se encuentran en Roque Bentayga y en las montañas circundantes, revelando el antiguo estilo de vida de los canarios indígenas. 





Con su historia fascinante y su impresionante vista, este sitio es una de las atracciones de Gran Canaria; aunque no es tan conocido como otro de la formación rocosa de la isla, Roque Nublo.

El seductor Roque Bentayga. Crédito: Ioannis Syrigos
Canarias y Atlantis

Aunque las Islas Canarias se encuentran en el Océano Atlántico frente a la costa de Marruecos, hoy en día son políticamente una parte de España. 

Algunos han especulado que las islas son los restos del legendario continente hundido de Atlantis, mientras que otros creen que son las puntas de enormes volcanes submarinos. 

Según la evidencia arqueológica, los primeros asentamientos se remontan al año 2000 a.C, aunque las islas ya podrían haberse formado en un momento anterior.

Roque Bentayga, Gran Canaria, visto desde la distancia. Crédito: Ioannis Syrigos

Durante el período Clásico, la existencia de las Islas Canarias fue conocida por los fenicios, griegos y romanos. 

Aunque se enviaron expediciones para explorar las islas, parece que no se hicieron esfuerzos para colonizarlas.

Después de la caída del Imperio Romano , las Islas Canarias parecen haber sido olvidadas, ya que no se mencionaron en ningún registro conocido durante siglos. 

Pero se registra que los árabeshan aterrizado en la isla para comerciar en año 999 d. C, aunque fue solo a principios del siglo XIV cuando las islas volvieron a entrar en la memoria europea.

En ese momento, un capitán genovés con el nombre de Lanzarotto (o Lancelotto) Malocello se topó con una de las Islas Canarias, y la llamó Lanzarote, en honor a sí mismo.

Los guanches en roque bentayga

Alrededor de un siglo pasó antes de que los europeos hicieran un esfuerzo para colonizar las islas.

En 1402, el aventurero normando Jean de Béthencourt partió de La Rochelle para conquistar las islas. 

Quizás fue durante este tiempo que Europa tuvo su primer contacto con los habitantes indígenas de las Islas Canarias, los mismos que se conocieron colectivamente como los Guanches, aunque este nombre se aplicó inicialmente solo a los habitantes de la isla de Tenerife.

 En cualquier caso, en el momento de las conquistas europeas, se cree que el estilo de vida guanche no ha cambiado durante milenios.





Reconstrucción de un poblado guanche de tenerife. (R. Liebau / CC BY SA 3.0 )

Los guanches se asimilaron por la fuerza a la sociedad y la cultura de sus conquistadores españoles y perdieron su estilo de vida tradicional . Sin embargo, los arqueólogos han descubierto restos de esta forma de vida y han ayudado a arrojar luz sobre la forma en que vivían los guanches antes de la llegada de los europeos.

El arte rupestre, por ejemplo, se ha encontrado en Roque Bentayga y en las montañas circundantes. En la base del Roque Bentayga, por ejemplo, hay dos secciones de arte rupestre que consisten en alfabetos de Libyco-Berber y símbolos geométricos. 

Los alfabetos sugieren que los indígenas de las Islas Canarias están conectados a los bereberes del norte de África. Esto se apoya en las similitudes en las prácticas de entierro y los nombres de lugares.


       
También se ha encontrado evidencia de planificación urbana en los asentamientos de los guanches, lo que sugiere que los isleños eran más sofisticados de lo que comúnmente se pensaba. 
En la cara sur de Roque Bentayga, los guanches fundaron un asentamiento.

Una sección cerca de la parte superior de Roque Bentayga que había sido tallada por los guanches. Crédito: Ioannis Syrigos

La gente del asentamiento vivía en cuevas artificiales que fueron talladas en la roca. Para maximizar el uso del espacio, las cuevas se distribuyeron en cuatro niveles. 

Se excavaron escalones de la roca para conectar estos niveles y se construyeron caminos pavimentados y plataformas para las paredes a lo largo de los escalones utilizando la roca excavada. 

Más evidencia de planificación social se ve en los graneros comunes en el asentamiento, que fueron utilizados para el almacenamiento de excedentes agrícolas.

Cuevas vistas alrededor de la base de Roque Bentayga.
 Crédito: Ioannis Syrigos

Almogaren de Bentayga: Roque Bentayga como un sitio sagrado

Otro aspecto de la sociedad guanche precolonial que ha sido estudiado por los arqueólogos es el conocimiento de la astronomía alcanzado por los isleños. Este campo de conocimiento está estrechamente relacionado con sus creencias religiosas.

Los habitantes indígenas de las Islas Canarias preferían las montañas como la ubicación de sus espacios sagrados. Este fue también el caso de Roque Bentayga. 





En el lado este del promontorio de la roca se encuentra el Almogaren de Bentayga, que posiblemente fue utilizado como un santuario. 

El término 'almogaren' se refiere a un santuario que tiene cuencas y canales poco profundos excavados en el suelo.

Almogaren de Bentayga. (Tito Pullo / CC BY 4.0 )

El Almogaren de Bentayga consiste en una plataforma rectangular con dos niveles diferentes, así como una serie de cuevas artificiales, plataformas talladas, glifos y cuencas. 

Además, en el nivel inferior de la plataforma, hay una depresión central donde los canales excavados en la base se encuentran. 

Los estudios realizados en el sitio sugieren que la alineación del sol con esta depresión central permitió a los guanches que viven en Gran Canaria realizar un seguimiento del equinoccio, lo que a su vez les permitió establecer el ciclo agrícola anual.

Imagen de Portada: una vista aérea de la roca de Bentayga, isla de Gran Canaria. Crédito: Ioannis Syrigos

Autor Wu Mingren

9 ABRIL, 2019 - 23:01 DHWTY

Auge del Satanismo NOM en España (1)

La Cabra de Mendes

Hace quince o diez años nadie lo hubiera imaginado, pero es un hecho flagrante que el Satanismo está de moda en España, y nunca hasta hoy había conocido tal impulso en su difusión más descerebrada, glamurosa y comercial. 

Pero vayamos a lo concreto-empírico.

Prueben a pasearse, si tienen algo de tiempo, por las librerías urbanitas sistémicas para confirmar perplejos cuán gran éxito están teniendo los azufrosos librillos de la cuerda, con las infectas piezas de Aleister Crowley a la cabeza. 

El negocio del libro es fiel espejo del caudal espiritual de una época. Y nuestro tiempo, para qué engañarnos, está tan degrado en su pérdida de valores, y acusa tal grado de putridez y encanallamiento en todos sus frentes, que la opción satánica se perfila como la más adecuada a sus indigestiones intelectuales y espirituales.

Coexisten al menos -y sin pretender ser muy exhaustivos- tres maneras de promocionar/practicar el Satanismo, de muy diferente gravedad y amplitud cada una de ellas:

1) Estética: como si de un entretenimiento (uno más) se tratara, es decir, sin otras pretensiones que las de participar de su satánica armazón formal: tiendas online, moda, tatuajes, bisutería simbólica, ungüentos esotéricos, libros ad hoc, música, cine, etc., que fomentan y promueven, siquiera soterradamente y en sus aspectos más superficiales, este culto de adoración a Satanás (unas veces encubierto, otras abiertamente explicitado).

 En este nivel podemos encontrar desde la jovencita que se viste con ropajes góticos ricos en iconografías desaforadas, hasta esas señoras “respetables” que, cansadas de los libros básicos new age de Marcia Grad Powers, Louise L. Hay o Barbara Ann Brennan, por citar algunos de estos pastiches, han decidido pasarse a lecturas más comprometidas, como La Biblia de las brujas o elNecronomicón, poniendo en práctica las primeras tentativas en marcha… 





El esteta satanista suele participar alegremente del medio, pero desconoce la entraña profunda del mensaje: en su ignorancia y mala fe, trabaja para el Mal desinteresadamente, cual tonto-útil que es; realmente, si estos aprendices de Cagliostro intuyeran a qué basural están arrojando su alma, retrocederían espantados/as. 

2) Ideológica: en este peldaño superior, las “futesas” estético-formales quedan relegadas a lo anecdótico: loinconsciente-heredado con lo premeditado-proyectado se aúnan: el Mal puro comienza a manifestarse en toda su espesura, en cuanto rechazo, odio y condena de todo aquello que es, por propio derecho, contrario al satanismo y sus derivaciones: nos referimos, claro está, al odio al Cristianismo, en esencia a la Ley y doctrina de JesuCristo (o en su defecto a la mera Ley Natural), cual adversario a batir por los partidarios de la Cabra de Mendes. 

Esta manera de promocionar el satanismo se visibiliza (ya sin apenas velos en el contexto nacional) en todas y cada una de las acciones, omisiones y palabras articuladas por cierta tipología de político cristófobo y antiespañol (por razones de signo sobrenatural, España, Tierra de María, suele sacar de quicio a esta gente), y es que, cuando ciertos personajes de este tenor, sometidos a las consignas NOM, cantan las democráticas virtudes del aborto, o celebran la dignidad de la eutanasia, o ratifican el sano hábito de la sodomía, etcétera, etcétera, no nos debería caber la menor duda de que la promoción ideológica última de dichos personajes no es otra que la del satanismo (consciente o inconscientemente, ésa es ya otra cuestión, bien espinosa además).

3) Ritual: en este nivel nos encontraríamos frente a frente con el satanismo químicamente puro, estrictamente centrado en su objeto y fuente de goce: el culto integral y la adoración consecuente a Satanás.

No nos detendremos en esta tercera sección ahora, en cuanto excede con mucho las posibilidades de este artículo introductorio; tan sólo nos centraremos en ese satanismo de bajo y medio voltaje del que participan los dos escalafones previos, focalizando nuestra atención en las fuentes o, lo que hemos llamado antes, libros ad hoc.

Satanismo e industria cultural: el “caso Crowley”

Si acudimos al catálogo ISBN del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (la base de datos de libros editados en España), y escribimos en el buscador el nombre típico/tópico de “Aleister Crowley” (1875-1947), tendremos una certera ilustración de por dónde soplan los vientos en la patria de Santa Teresa y San Pedro de Alcántara. 

Curiosamente, o no tanto, el primer libro publicado en España firmado por el padre del satanismo contemporáneo, data del año 1976 (aparece pues al año siguiente del fallecimiento del General Franco, paradigma del estadista católico), y responde al brumoso título de Astrología.

Desde aquel algo lejano año de 1976, una treintena larga de entregas del satanista de marras (incluyendo reediciones varias) se han sucedido en nuestra patria, infectando los estantes de las librerías no especializadas; veamos ahora, década a década, cómo el número de estas publicaciones no deja de crecer (recuerde el lector que sólo contamos con las referencias que figuran en el catálogo ISBN, omitiendo todos aquellos libros de Crowley que no figuran en esta base de datos, y que se han difundido como la peste por los círculos esotéricos de rigor, a través de todo tipo deediciones piratas):

Años 1971-1980: 1 libro
Años 1981-1990: 6 libros
Años 1991-2000: 3 libros
Años 2001-2010: 7 libros
Años 2011-hoy: +13 libros

Nos hallamos desde luego bien lejos de los números que mueve un Brian Weiss cualquiera, pero resulta cuando menos alarmante comprobar el pico de la última década (signo de los tiempos).





 Lo más preocupante del caso es que tras esta demanda no late tanto un esfuerzo crítico de investigación seria como un pernicioso pasatiempo malsano, ya que el perfil medio de los lectores que se suelen zambullir en este tipo de lecturas no es tanto el de unos curtidos estudiosos en la materia, como el de frívolos turistas de la disciplina necesitados de experiencias “fuertes”, curiosidadesque den algo de tensión a su monótono día a día.

La “Biblia Satánica” y su popularización en España

Uno de los males que ha traído a nuestra patria el Régimen del 78 (sin obviar desde luego las “mutaciones” sociales emanadas del aperturismo del Concilio Vaticano II) ha sido la progresiva apostasía, en caída libre, de la sociedad.

 Mas el apóstata, ese sujeto pleno de soberbia rayano en el absurdo que toda caricatura desata, rara vez reniega de alguna forma de fe: necesita de nuevos modelos que la incentiven y vigoricen, aunque esos mismos modelos atenten profundamente contra los principios morales básicos que sostienen los pilares de la sociedad, en cuanto menoscaban la dignidad de la propia persona que recurre a ellos.

Entre las últimas y lamentables importaciones del mundo yanqui, descuella indudablemente la Biblia Satánica (1969; disponible en España desde 2010), petulante engendro obra de Anton Szandor LaVey (1930-1997), el conocido fundador de la paródica Iglesia de Satán, y llamado por algunos entusiastas “el Papa Negro” (!). 

Dejando al margen la pintoresca biografía de este turbio personaje de diseño, resulta harto significativo (por inquietante) el éxito de su doctrina entre el público posmoderno; doctrina expuesta paso a paso en la referida Biblia Satánica, un libro cuyo principal propósito no ha sido otro que popularizar (en clave esotérica y atea) la moral masónica-deísta (en sus más altos grados de iniciación) de cara a un público de masas acrítico e inculto, incapaz de digerir/vertebrar lo que está leyendo (en su sentido último/profundo). 

LaVey, remedo del adulador autocomplaciente, tergiversa la figura de Satanás, haciendo de la misma una lectura luciferina adaptada a la sociedad de consumo de la segunda mitad del siglo XX: el demonio pasa a ser así una antorcha luminosa, un paliativo contra la hipocresía, cual portador de “sabiduría” y “libertad”. 

Los dudosos panegiristas de esta “contra-Biblia” no se muerden la lengua alabando las presuntas virtudes del opúsuculo: “Este libro ya se ha convertido en un clásico y en un referente para millones de personas en todo el mundo”. ¿Un “clásico”? ¿Un “referente”? ¿“Millones de personas” en el mundo? El humo de Satanás se vende muy bien en los tiempos de la Mentira.

Así y todo, las nueve tesis satánicas de LaVey resumen bien el execrable contenido del libro, en absoluto original, pero bien típico de nuestro tiempo ego-maníaco, descreído y profundamente amoral:

Satán representa complacencia, en lugar de abstinencia.
Satán representa la existencia vital, en lugar de sueños espirituales.
Satán representa la sabiduría perfecta, en lugar del autoengaño hipócrita.
Satán representa amabilidad hacia quienes la merecen, en lugar del amor malgastado en ingratos.
Satán representa la venganza, en lugar de ofrecer la otra mejilla.
Satán representa responsabilidad para el responsable, en lugar de vampiros psíquicos.
Satán representa al hombre como otro animal, algunas veces mejor, otras veces peor que aquellos que caminan en cuatro patas, el cual, por causa de su "divino desarrollo intelectual", se ha convertido en el animal más vicioso de todos.
Satán representa todos los así llamados pecados, mientras lleven a la gratificación física, mental o emocional.
Satán ha sido el mejor amigo que la iglesia siempre ha tenido, ya que la ha mantenido en el negocio durante todo este tiempo.

Cómo un bodrio pernicioso de estas características ha logrado calar hondo entre cierto público español, es asunto que debería escapar a nuestro entendimiento. Ni que decir tiene que la filosofía de ciertos “ejecutivos agresivos”, de otros tantos hedonistas de salón burgués, gurús a la moda y pedantes impasibles, etc., bebe, a pies juntillas, de tales postulados.

Aviso a caminantes: desde esta tribuna, queremos advertir a los padres de buena voluntad que vigilen qué tipo de lecturas realizan sus hijos/as. 

La embrutecida y anestesiada sociedad española de nuestro tiempo (inmersa en estos momentos en el prefabricado debate de la eutanasia) debería estar alerta ante la amenaza que esta clase de libros comporta, en cuanto alimento espiritual negador y nihilista de una generación tan ayuna de referentes espirituales sólidos, a la que le ha sido amputado lo mejor de su tradición secular, que, no lo olvidemos, es CATÓLICA, APOSTÓLICA y ROMANA.

(Continuará)

José Antonio Bielsa Arbiol en exclusiva para La Tribuna de España

MIÉRCOLES, 10 ABRIL 2019 08:07 ESCRITO POR JOSÉ ANTONIO BIELSA ARBIOL