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domingo, 12 de marzo de 2023

‘Pam’ sobrepasa todos los límites: «Los hombres en nuestro país son bastante violadores»

Responde así a la pregunta de "qué se puede hacer si hay personas que usan la 'ley Trans' con un fin delictivo"

‘Pam’ se graba junto a unas jóvenes que cantan: «¡Qué pena que la madre de Abascal no pudiera abortar!»

La nº 2 de Montero se ríe a carcajadas de la excarcelación de violadores: «¡Se van oleadas a la calle!»

Ángela Rodríguez 'Pam' en una entrevista en Yasss.

ACTUALIZADO: 11/03/2023 19:28

La secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam, ha llegado a decir en una de sus últimas y polémicas declaraciones públicas que «los hombres son bastante violadores en nuestro país» y que «no necesitan ir al Registro Civil para ser violadores». De esta forma, cruzando ya todos los límites, se ha pronunciado la número dos de Irene Montero en el Ministerio de Igualdad en una entrevista en Yasss, una web de Mediaset para público joven, al ser preguntada sobre su controvertida ley Trans, un texto que ha dividido al feminismo como se vio en la calle el pasado 8 de marzo.

Fue precisamente el 8M, Día Internacional de la Mujer, cuando la web Yasss publicó una entrevista con Ángela Rodríguez Pam, donde la dirigente de Podemos respondió así a la pregunta de «qué se puede hacer si hay personas que usan la ‘ley Trans’ con un fin delictivo». Su contestación literal fue la siguiente: «¿Por qué creemos que una persona trans va a quererse cambiar de sexo para violar a alguien? 

Desgraciadamente, en nuestro país hay muchos agresores sexuales que no necesitan ir al Registro Civil para ser agresores sexuales. Dejemos de estigmatizar, las personas trans no son agresores sexuales. Es una mirada profundamente tránsfoba aquella que piensa que una persona va a pasar por el Registro para cometer una violación. Los hombres no necesitan ir al Registro Civil para ser violadores, lo son y desgraciadamente en nuestro país lo son bastante», apostilló.

Unas palabras que se han viralizado en redes sociales y que se suman a una larga lista de desafortunadas declaraciones de esta lugarteniente de Irene Montero en el Ministerio de Igualdad. 

Por ejemplo, el diputado de Ciudadanos Guillermo Díaz se ha pronunciado al respecto: «Esta mujer debe ir a vomitar sus odios y fobias a otro sitio, no al Gobierno. Una mujer que odia a los hombres es divertida para aparecer en un cómic de ciencia ficción o la líder de una secta en una peli de terror, pero nunca una secretaria de Estado», ha subrayado Díaz.

También el 8M, durante la marcha convocada por el feminismo afín a Podemos, la misma secretaria de Estado se grabó con unas jóvenes mientras éstas cantaban «¡Qué pena que la madre de (Santiago) Abascal no pudiera abortar!», unas imágenes que llevaron a Vox y al PP a exigir la destitución de la secretaria de Estado.

«La madre de Fraga»

Si bien en las filas del PSOE restaron trascendencia a semejante ataque personal de Pam al presidente de Vox y su madre, desde el ala morada del Gobierno incluso salieron a justificar las palabras de la número dos de Montero. 

Fue otra colaboradora de la ministra y alto cargo del Ejecutivo bipartito de Pedro Sánchez, Victoria Rosell, juez en excedencia y actual delegada del Gobierno contra la violencia de género, quien afirmó este viernes que «es un cántico que lleva 50 años ahí» y que también se utilizaba contra «la madre de (Manuel) Fraga», el ex presidente de la Xunta de Galicia y presidente-fundador del PP.

https://okdiario.com/espana/pam-sobrepasa-todos-limites-hombres-nuestro-pais-son-bastante-violadores-10578983


jueves, 9 de marzo de 2023

Las Mentiras del Feminismo o cómo se discrimina a los varones (y no a las mujeres) en los países occidentales


Por Christopher Fleming (R).- Mentira nº 1: En los países desarrollados existe una discriminación institucional contra la mujer. Si las feministas pudieran señalar una sola ley, una sola institución vinculada al estado, que claramente discrimina en contra de la mujer, no entiendo porqué aún no lo han hecho. 

Hablan mucho en términos generales del “sexismo institucionalizado”, pero jamás citan ejemplos concretos de este supuesto sexismo. Por supuesto que existe el sexismo y seguramente hay algunos hombres que desprecian a las mujeres por el mero hecho de ser mujeres, aunque yo nunca he conocido a ninguno; pero decir que hay casos aislados de odio hacía las mujeres no es lo mismo que acusar a todo el país de ser sexista. 

En lugar de citar casos reales de discriminación sexista por parte de las instituciones, que no pueden hacer porque es pura mitología, las feministas se lamentan por “problemas” tan absurdos y triviales como estos: la manera en que son representadas las mujeres en los videojuegos; el uso del género masculino para referirse a hombres y mujeres (por eso ahora tenemos que hablar de la AMPA, Asociación de MADRES y Padres); o la forma en que los hombres se sientan en los trenes con las piernas abiertas (que recibe el nombre de manspreading).

Si en los países occidentales post-cristianos las feministas no encuentran mayores problemas de los que ocuparse, quizás sería mejor fijar su atención en lo que ocurre allende nuestras fronteras, como por ejemplo en los países musulmanes. ¡¡¡¡NOOOOO!!!! Ninguna feminista occidental está dispuesta a criticar la discriminación institucional que existe en esos países (una discriminación REAL, no imaginaria), porque existe un pacto tácito entre el feminismo y el Islam; es el viejo principio de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Las feministas tienen una narrativa sobre la que han construido toda su ideología, que no es más que una variante del marxismo: la opresión de las mujeres por parte del malvado patriarcado, derivado de la religión cristiana. Su gran enemigo es la la religión cristiana, en particular la Iglesia Católica. 

Dado que en el Islam ven (correctamente) a un enemigo de la Iglesia, prefieren hacer caso omiso a todas sus atrocidades. Hay otra razón por su silencio cobarde: si osaran criticar el Islam, su narrativa caería como un castillo de naipes, porque todo el mundo vería enseguida que los lugares donde las mujeres gozan de mayor libertad son precisamente los países que antaño eran cristianos. De hecho, hay una relación directamente proporcional entre el respeto hacía la mujer en una sociedad y el grado de implantación del cristianismo.


La realidad es exactamente lo contrario de lo que nos quieren hacer creer las feministas (o LOS feministas, porque ahora hay muchos hombres convertidos a esta ideología): EN LOS PAÍSES OCCIDENTALES EXISTE UNA DISCRIMINACIÓN CONTRA LOS VARONES, NO CONTRA LAS MUJERES. Para no pecar de la misma ambigüedad de la que acuso a las feministas, pongo algunos ejemplos concretos de ello.

En oposiciones a puestos de policía o bomberos, las pruebas físicas para mujeres se valoran de manera distinta. Una mujer que saca un 4 sobre 10 en las pruebas físicas supera a un hombre que saca un 5, porque a las mujeres se les suma un 20% a la nota. Si esto no es discriminatorio, la palabra ya no tiene sentido. ¿Cómo servirá esto para mejorar el servicio que prestan los policías y bomberos? ¿Hay alguna situación que podemos imaginar en la que para un policía o un bombero será útil ser MENOS capaz físicamente? 

En una competición deportiva las mujeres están en una categoría aparte y pueden ganar una medalla de oro con un registro muy inferior a otros hombres. Pero con los servicios de emergencia no se trata de dar oportunidades a las mujeres, como si se tratara de las olimpiadas; estamos hablando de posibles situaciones de vida o muerte. Lo mismo está ocurriendo en las fuerzas armadas, donde se fijan cuotas para mujeres. Los políticos y mandos militares están tan desesperados por conseguir reclutar a mujeres, por dárselas de modernos, que discriminan contra varones mejor preparados para determinados trabajos.

Una mujer que es víctima de violencia doméstica (me niego a utilizar el término “violencia de género”) recibe ayuda de todo tipo por parte de las instituciones, desde asistencia policial, hasta una plaza en residencias para mujeres maltratadas. No digo que esté mal todo esto, simplemente denuncio que un HOMBRE que es víctima de maltrato por parte de su pareja no suele recibir absolutamente ninguna ayuda. Ningún político habla de este tipo de violencia, la policía no se preocupa por el tema, no existen residencias para hombres maltratados en España, y si un hombre llama al 016, la línea gubernamental para víctimas de violencia doméstica, se les ignora completamente, como lo demuestra este vídeo. 

Sin embargo, en este país cada año mueren asesinados unos 30 hombres a manos de sus parejas. Es cierto que mueren el doble de mujeres, pero la cobertura mediática y política en un caso es abrumadora y en el otro es prácticamente inexistente. Y todo ello es sin contar los más de 3000 hombres que se suicidan cada año en España, muchos de ellos por culpa del trato discriminatorio que reciben de las instituciones en los trámites de separación.

La ley vigente sobre la violencia doméstica, la LIVG de 2005, es claramente anticonstitucional, porque establece que un hombre que ejerce violencia contra su pareja reciba un castigo más severo que una mujer que hace lo mismo. El artículo 14 de la Constitución Española reza: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, SEXO, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.” 

Parece que hoy en día la discriminación legal contra las mujeres está muy mal, pero cuando se comete en contra del varón no pasa nada. Es una vergüenza que aún a día de hoy se mantenga en vigor esta ley aberrante, a pesar de varios recursos al Tribunal Constitucional. Esto es una prueba irrefutable de que dicho tribunal no sirve para nada y debe ser disuelto inmediatamente. No es más que un nido de jueces corruptos, comprados por los partidos políticos.

Numerosos ayuntamientos de España, por no decir todos, tienen una Concejalía de la Mujer, que organiza actividades de todo tipo, exclusivamente para mujeres. Una vez, por curiosidad, pregunté en el pueblo donde vivía si podía apuntarme a una actividad determinada y me contestaron que no. ¿Por qué? Porque no era mujer. Al preguntar si existía otra entidad en el pueblo que organizaba actividades similares, subvencionadas con dinero público, dirigidas solamente a hombres, me miraron como si estuviera loco. El tema no es baladí, porque las instituciones discriminan sistemáticamente en contra de los varones al dedicar recursos públicos exclusivamente a mujeres, mientras no hay nada equiparable para varones.

El sistema educativo español discrimina en contra de los niños varones. No es una discriminación explícita, como en los casos anteriores, pero es muy real y tiene consecuencias devastadoras. En España se ha impuesto la educación mixta, lo cual no solamente es un craso error en el sentido académico, porque está demostrado que ambos sexos consiguen mejores resultados cuando se educan por separado, sino que causa traumas y frustraciones incalculables, debido al sesgo feminista que existe en el sistema.

En los colegios mixtos los niños están obligados a comportarse, y a aprender como si fueran niñas. Se castiga a los niños porque suelen ser más revoltosos, más ruidosos y menos reflexivos que las niñas. Se exige que los niños estén sentados y callados durante horas en una silla. Esto es algo que para las niñas no suele ser problemático, pero para un típico niño de 6 años creo que sería difícil inventar una peor tortura. 

Hasta los contenidos que aprenden en el colegio están más pensados para niñas. Por ejemplo, en clases de lengua se prohíben los tebeos y se ensalzan las historias románticas. Se habla mucho de sentimientos, pero muy poco de acción. Recuerdo en el instituto el sopor que me producía tener que leer novelas de Jane Austen, de cuya calidad literaria no dudo, pero que ejerce muy poco atractivo para un chico de 14 años. ¿Cuántas novelas de aventura estudiamos en todos mis años de educación obligatoria?

Ninguna, cero. Ahora se dice que la competitividad es mala, pero para la mayoría de los varones es un gran estímulo en el aprendizaje. Lo que se llama “aprendizaje dialogado”, que se adapta mucho mejor a la forma de pensar de las chicas, ha reemplazado el método socrático, una pedagogía más masculina. El resultado de este sistema feminista educativo es que los chicos o aprenden a comportarse como si fueran chicas, o simplemente fracasan en el colegio, lo cual explica porqué cada año las chicas obtienen mejores resultados que los chicos en los exámenes de bachiller, algo que antaño no era así.

Mentira nº 2: El mercado laboral discrimina contra las mujeres

Las feministas hablan mucho de la brecha salarial entre hombres y mujeres, algo real que nadie niega, y que en España se sitúa actualmente entorno al 24%, y de allí concluyen que el mercado laboral es sexista y que las mujeres son injustamente retribuidas, lo cual es radicalmente falso. El hecho de que los hombres cobren como media 6000€ anuales más que las mujeres no significa que el mercado laboral sea sexista, porque para poder afirmar una cosa parecida habría que demostrar que, en igualdad de condiciones y para el mismo trabajo, se paga menos a las mujeres que a los hombres.

Sin embargo, esta práctica es ilegal y cualquier empresario que contratara a mujeres en estas condiciones sería inmediatamente denunciado. ¿Por qué las mujeres como media ganan menos que los hombres? Simplemente porque los hombres y mujeres somos diferentes; tenemos actitudes diferentes respecto al trabajo y queremos cosas diferentes en la vida. Las mujeres, si trabajan fuera de casa, generalmente buscan sobre todo un equilibrio entre su vida laboral y familiar.

Por ejemplo, prefieren trabajos que les permiten estar en casa cuando sus hijos vuelven del colegio por la tarde. Sin embargo, los hombres, que no suelen tener en cuenta estas consideraciones, generalmente son más ambiciosos profesionalmente, y no es raro que caigan en la adicción al trabajo. Tras una maternidad es común que las mujeres pidan una reducción de su horario laboral, para estar más tiempo con sus bebés, no porque les obligan sus maridos, sino porque ELLAS QUIEREN. Las mujeres, aparte de estar de baja durante más días que los hombres por razones biológicas, como media trabajan menos horas que los hombres, se toman más vacaciones y están más tiempo de permiso sin sueldo.

Cuando se tienen en cuenta todas estas circunstancias y elecciones personales, la brecha salarial entre hombres y mujeres desaparece, como no podía ser de otra manera. Hay un poderoso argumento en contra de las acusaciones de los feministas y su fantasía de discriminación en el mercado laboral. Basta con pensar un poco. Si realmente fuera cierto que los empresarios pudieran pagar a las mujeres un 24% menos por hacer exactamente el mismo trabajo que los hombres, habría que preguntarse porqué querrían contratar a hombres. Un 24% menos en salarios es mucho dinero, y si fuera posible ahorrarse esto en costes sin temor a represalias legales, todos lo intentarían. Pero no lo hacen, y en principio un empresario no es más reacio a contratar a un hombre que a una mujer.

Los feministas están obsesionados con la paridad en sectores como la investigación científica y la dirección de empresas. Dado que son sectores dominados por hombres, los feministas, partiendo de la falsa premisa de que todo es fruto de una injusta discriminación, exigen que haya más presencia femenina. Da igual que pocas mujeres quieran estudiar ciencias porque les atraen más otras materias; y da igual que muy pocas mujeres estén dispuestas a hipotecar su vida en aras de ganar dinero dirigiendo empresas. 

Nunca he oído a nadie pedir más presencia masculina en la medicina, una profesión en la que son mayoría las mujeres. Tampoco he oído a las feministas exigir que haya más mujeres en el sector de la construcción o en la recogida de basuras. Será que sólo les interesan las profesiones prestigiosas y bien remuneradas. Ninguna feminista se queja de que el 95% de las muertes por accidentes laborales en España sean de hombres, por la sencilla razón de que los hombres hacen los trabajos más duros, más desagradables y más peligrosos. 

Algunos políticos creen que pueden controlar las decisiones de las personas, pero la realidad es que a menudo las mujeres no eligen las opciones que quisieran los feministas. A pesar de gozar de muy pocas facilidades, y a pesar del bombardeo de propaganda feminista en contra de las amas de casa, en España las mujeres siguen optando por quedarse en casa cuando se lo pueden permitir. Por esta razón, en las sociedades donde hay mayor flexibilidad laboral, como EEUU, las mujeres ganan MENOS en proporción a los hombres que en países menos desarrollados.

Mentira nº 3: Los roles tradicionales de los sexos son meros constructos sociales

Uno de los dogmas principales del feminismo dice que, más allá de las evidentes diferencias físicas, los hombres y mujeres son esencialmente iguales. Los roles que han adoptado históricamente, según la narrativa feminista, son fruto de una subyugación de la mujer por parte del hombre, gracias a su mayor fuerza física. Si “liberamos” a la mujer de esta subyugación deberíamos ver como empiezan a comportarse exactamente igual que los hombres, porque habrá desaparecido lo único que mantenía la sociedad patriarcal. 

Esta fantasía igualitaria no sólo contradice todo lo que sabemos por sentido común, sino también las últimas investigaciones científicas. Cada vez está más claro que el cerebro masculino difiere del cerebro femenino. Además, nuestro equilibrio hormonal y emocional es completamente diferente. ¿Cómo vamos a comportarnos de la misma manera? La anhelada “igualdad” entre hombres y mujeres es una de las mayores estupideces jamás soñada. En palabras de George Orwell, algunas ideas son tan absurdas que sólo un intelectual se las puede creer.

Es por esta fantasía feminista que los expertos, pagados con nuestros impuestos, nos aleccionan sobre la imperiosa necesidad de comprar juguetes no sexistas para nuestros hijos. Nos dicen: “si le compras una pistola a tu hijo, cómprale una también a tu hija.” (Bueno, como ahora las armas no son políticamente correctas, mejor no habría que comprar pistolas a nadie.) 

O dicen: “si les compras muñecas a tus hijas, cómprales muñecas también a tus hijos.” Dicen los feministas que todo es cuestión de educación, que no existe diferencia esencial entre niños y niñas. Cualquiera que tenga hijos sabe que esto es un disparate. Pero también es muy peligroso. Si tratamos a niñas y niños como si fueran iguales les causaremos graves problemas psicológicos, porque cada uno necesita una disciplina y una afectividad acorde a su personalidad. Creo que los padres saben de lo que hablo.

Mentira nº 4: La familia tradicional es una institución que oprime a la mujer

La verdad es justo lo contrario. La mujer es por naturaleza más vulnerable que el hombre, y el matrimonio y la familia (el adjetivo “tradicional” sobra) la protegen. A lo largo de la historia muchos hombres han vivido sin familia: marineros, soldados, aventureros, etc. El hombre puede vivir desarraigado de su tierra y de cualquier familia, satisfaciendo su instinto sexual con fulanas que encuentra en cada puerto. Para saber de lo que hablo, basta con ver cualquier película de vaqueros. 

Una mujer no puede vivir así, por lo que Dios quiso que el hombre se sacrificara y se entregara a una mujer hasta la muerte. Así con sus esfuerzos provee para su mujer y sus hijos, y éstos son protegidos por él y los suyos. El hombre también se beneficia de este arreglo, porque gracias a las mujeres existe el concepto del hogar. El hombre puede viajar, irse a la guerra, pero si está casado, siempre tiene un hogar donde volver. Si Ulysses no hubiera tenido a Penélope esperándole en Ítaca, la Odisea no tendría sentido.

Los feministas creen que al atacar el matrimonio y la familia “liberan” a la mujer y ayudan la Humanidad a progresar. En realidad el feminismo supone un enorme retroceso social. De un sistema que protege a la mujer y sus hijos volvemos al Salvaje Oeste, donde las mujeres crían a sus hijos solas y éstos crecen sin padres. 

Los hombres vagan sin rumbo fijo, dejan preñadas a las mujeres con las que se encuentran, pero sin sentirse responsable por nadie más que ellos mismos; una sociedad que se compone sólo de individuos, donde lo que prima es el egoísmo y el sálvase-quien-pueda, Con este panorama es imposible establecer una sociedad con un sistema de justicia eficaz y garantías para los más débiles. Prescindir de la familia, la base de cualquier civilización, es la receta para la injusticia y el sufrimiento sin fin. Y es precisamente allí donde nos llevan los feministas con su lucha por destruir la familia.

El concepto feminista de “amor libre” ha hecho un daño terrible a la mujer. Antes de la revolución sexual la mujer tenía la llave en las relaciones con los hombres, pero gracias a la “liberación” que les trajo el feminismo, se la entregaron sin contrapartida alguna. Ahora que las mujeres ofrecen sus favores carnales sin exigir compromiso alguno, y que la misma noción de castidad es desconocida para las mujeres postmodernas, los hombres consiguen lo que quieren sin ninguna necesidad de casarse. Esto resulta en millones de niños concebidos fuera del matrimonio, o ilegítimamente, como decían antes.

 En España aún no se han visto las consecuencias de esta plaga, pero en el Reino Unido la mayoría de los nacimientos ocurren ya fuera del matrimonio, y en EEUU la situación es aún peor, sobre todo en la comunidad negra. La tasa de niños negros ilegítimos en EEUU ahora supera el 75%. 

Nacer fuera del matrimonio es una de las peores cosas que le puede pasar a un niño; conlleva precariedad emocional por la falta de disciplina paternal y el desequilibrio inherente en una familia monoparental; son más expuestos a abusos sexuales (estadísticamente la mayor situación de riesgo es vivir con las parejas de la madre), y el trauma por la falta de su padre le acompañará de por vida. 

No es de sorprender que la gran mayoría de los presos en las cárceles occidentales son hijos de madres solteras. Si en EEUU de verdad quisieran combatir la violencia y la delincuencia que asolan las comunidades negras, en vez de soltar tonterías sobre el racismo y la discriminación, empezarían por fortalecer el matrimonio, para que los niños nacieran en el seno de una familia estable.

Mentira nº 5: El feminismo ha logrado grandes avances para la mujer

Lo que ha conseguido el feminismo, lejos de “liberar” a la mujer, es esclavizarla. Los “avances” que suelen señalar los feministas van todos en detrimento de la felicidad de las mujeres. Veamos uno por uno estos falsos avances.

El divorcio. El ideal del feminismo es que las mujeres sean autónomas, sin tener que depender para nada de los hombres. Para lograr este objetivo primero se legalizó y luego se facilitó al máximo el divorcio, que al principio era un proceso engorroso, porque había que demostrar infidelidad del otro cónyuge, pero que ahora es un mero trámite; uno se puede divorciar simplemente porque le da la gana, sin tener que aportar razón alguna. Esto quiere decir que si una mujer se cansa de su marido y le apetece probar otra cosa, no hay nada que legalmente le impide hacerlo. personalmente un caso así: la mujer, en plena crisis de los cuarenta, le dijo a su marido: “necesito un cambio radical en mi vida. Antes de que sea demasiado tarde, voy a intentar ser feliz con una vida diferente, así que adiós”.

El pobre hombre al que le había jurado fidelidad hasta la muerte, por un cambio en la ley, de pronto se encuentró solo, sin nada que objetar. Esto es como cambiar las reglas del juego una vez el partido ya está empezado. Si tiene que existir el divorcio, yo pienso que sería más justo que existieran dos formas de contrato matrimonial: un tipo para los novios que realmente se quieren y están dispuestos a seguir casados hasta la muerte, y otro tipo para los liberales que sólo se quieren lo suficiente para decirse “ya veremos lo que esto dura.” De esta manera, se sabría si una boda es de verdad, o una boda de paripé.

Los feministas creen que han logrado algo grande con el divorcio. Sin embargo, es una espada de doble filo, porque los hombres no son tontos; al ver como se las gastan muchas mujeres, deciden que el matrimonio no es para ellos, y las mujeres “liberadas” por el divorcio finalmente se ven abocadas a la soltería. El divorcio es todo menos un avance, porque el concepto de autonomía personal que justifica el divorcio es contrario a la naturaleza del ser humano. Las mujeres no pueden vivir independientemente de los hombres. 

La familia existe precisamente porque nos necesitamos unos a otros. El ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios, está creado para la comunión con los demás, igual que en Dios existe comunión entre las tres personas de la Santísima Trinidad. La inspiración de este afán de autonomía es claramente diabólica. Satanás fue el primero en proclamar su autonomía de Dios, tan imbuido de sí mismo que se creía que no necesitaba nada de nadie. Las mujeres que han luchado por destruir el matrimonio cristiano sin duda acabarán en el mismo lugar que él.

Mentira nº 6: El aborto

El “derecho” de asesinar a sus hijos antes de nacer es para los feministas un gran avance social, que ha liberado a las mujeres de la carga de ser madres cuando no les conviene. No sirve de nada discutir con los feministas sobre el aborto, porque es un tema puramente emocional para ellos; han sido programados para reaccionar de una determinada forma cuando se mencionan algunas palabras clave, y el uso de la razón brilla por su ausencia en cualquier debate sobre el asunto. En vano les dirás, por ejemplo, que el ser humano en el seno de una mujer embarazada NO ES PARTE DE SU CUERPO, porque tiene un ADN distinto.

En vano les dirás que la vida humana empieza en el momento de la concepción, por lo que cualquier procedimiento posterior que acabe con esa vida es MATAR. En vano les dirás que si una mujer no quiere cuidar de su hijo, hay muchas familias esperando para adoptar. En vano les dirás que un aborto tiene gravísimas consecuencias físicas, pscicológicas y espirituales sobre la mujer. 

Todo eso será en vano, porque el feminismo es una enfermedad que impide el correcto uso de la razón. Además, parece que los feministas no se dan cuenta de que el aborto es aprovechado por hombres sin escrúpulos que utilizan a las mujeres como objetos sexuales, para mantener su estilo de vida hedonista e irresponsable. 

En un país donde el aborto es legal, cuando una mujer queda embarazada tras una relación esporádica, si conoce el nombre del padre, cosa que a menudo no será el caso, éste sólo tendrá que pagarle por deshacerse del niño y así se lava las manos del problema. ¡Menuda liberación! Personalmente he conocido muchos casos en que la mujer va al abortorio presionada por su novio, que no quiere saber nada de del bebé. El aborto, más que una conquista para la mujer, es una trampa que la destruye.

El sufragio. En las democracias liberales modernas la mayoría del electorado son mujeres, por lo que los políticos se deshacen en esfuerzos por conseguir el voto femenino. Esto tiene ventajas e inconvenientes. Está demostrado que las mujeres son menos propensas a dejarse engañar por ideologías y teorías políticas abstractas, porque se guían por cosas más concretas, como lo que le viene bien a su familia. 

Por otro lado, suelen ser más manipulables por los demagogos, dado que se mueven más por los sentimientos que los hombres. Personalmente no creo que el sufragio femenino se pueda calificar de avance social, porque tampoco considero tal cosa el sufragio masculino. A mi juicio la democracia es solamente una forma más de gobernar, que en los últimos tiempos tampoco ha traído muy buenos frutos.

Mentira nº 7: El feminismo es un movimiento para la igualdad de los derechos entre hombres y mujeres

El feminismo ha sido desde sus inicios una rama del marxismo. Es una ideología revolucionaria que busca la destrucción de la Cristiandad, y para lograr este objetivo ataca los dos pilares de la sociedad cristiana: la familia y la Iglesia. Si fuera un movimiento para la igualdad de derechos entre los sexos, no se entendería su inquina contra la Iglesia Católica, que tanto ha hecho para las mujeres a lo largo de la historia, y su sumisión frente al Islam, la gran fuerza opresora de la mujeres en el mundo. Además, la activista feminista más influyente de los años ´60 y ´70, Gloria Steinem, trabajó a las órdenes de la CIA.

Esto no una estrambótica teoría mía; cuando en 1967 se publicó esta información, lejos de negarlo, Steinem se congratuló de haber conocido “a algunos liberales en el gobierno en aquellos tiempos con una visión a largo plazo.” Tiene toda la razón, la élite que dirige el mundo tiene gente visionaria… para el mal. 

Los que dirigieron el movimiento feminista desde la sombra, subvirtiendo el orden natural de la familia a través de la guerra de sexos, siguieron a la perfección la hoja de ruta del revolucionario Antonio Gramsci, que hablaba de la “larga marcha” de las ideas marxistas hasta conquistar la hegemonía cultural. Que nadie se engañe, el feminismo tiene poco que ver con los derechos de las mujeres; es un cáncer que, si lo permitimos, destruirá el orden social cristiano.

https://www.alertadigital.com/2023/03/08/las-mentiras-del-feminismo-o-como-se-discrimina-a-los-varones-y-no-a-las-mujeres-en-los-paises-occidentales/

miércoles, 8 de marzo de 2023

Feminismo de Género, una Ideología Totalitaria


Magdalena del Amo.- Es mucho lo que las mujeres de hoy debemos a nuestras predecesoras. Los movimientos feministas surgidos hacia mediados del siglo XIX han luchado sin descanso por la consecución de determinados derechos que por el hecho de haber nacido con un sexo femenino nos habían sido negados desde la noche de los tiempos. 

La palabra feminismo se utiliza por primera vez en la revista francesa La Citoyenne, a finales del siglo XIX, introducida por Hubertine Auclert. La primera manifestación feminista tuvo lugar en Seneca Falls, Nueva York en 1848. Se reivindicaba, la igualdad y el derecho al voto.

Las feministas tradicionales llevaron el estandarte de la liberación femenina con reivindicaciones sociales como un salario digno o acceso a profesiones consideradas exclusivamente de hombres.

A finales de los años sesenta un grupo de feministas radicales empieza a desmarcarse de lo que hasta ese momento había sido el movimiento feminista reivindicativo en todo el mundo. Surge entonces el feminismo político radical cuyo germen hay que buscarlo en la nueva izquierda surgida después de mayo del 68. Este movimiento radical fagocitó ilegítimamente el término feminista “positivo” que hasta ese momento había luchado por los avances de la mujer.

En estos años, las feministas crean grupos “entre” mujeres y “para” mujeres con el fin de debatir sobre sus problemas (hombres, sexo, familia, religión), que hasta entonces habían pertenecido al ámbito privado. Había que transformar lo oculto, los miedos individuales “en una conciencia compartida de su significado, como un proceso social, la liberación de la angustia, la ansiedad, la lucha de proclamar lo doloroso y transformarlo en político”, según palabras de Juliet Mitchel. Otra gran defensora de esta ideología totalitaria es Mary Evans quien defiende que el espacio privado de la familia y el hogar debe ser “sujeto al escrutinio público”. Fue así cómo lo personal y privado pasa a ser político y público. Estas políticas totalitarias, disparatadas y perversas se han implementado en la sociedad española a fuerza de leyes y decretos.

El corpus de esta ideología totalitaria incluye el sexo libre, el aborto, y la desaparición del matrimonio, la familia y la religión por ser instituciones opresoras.

Para las feministas radicales lo femenino y la feminidad debe ser erradicado de la mujer. Todo lo femenino debe ser deconstruido, porque, según la teoría feminista, la mujer es un invento del hombre. El de la izquierda es un feminismo antifemenino que repudia la idea natural de la mujer.

Estos equívocamente llamados avances de la mujer surgieron en las mentes atrabiliarias de personas desequilibradas y se fueron imponiendo de manera velada en las “Conferencias de las Naciones Unidas” sobre la mujer, de manera subrepticia y sin debates previos.

El feminismo radical parte del “lesbianismo radical”. De hecho, casi todas las mujeres impulsoras de este movimiento han sido, o son, lesbianas o bisexuales. Por eso el feminismo radical tiene como aliados al movimiento gay, denominado también “lobby rosa” y al movimiento queer.

Veamos someramente la cronología de los hechos que nos han conducido a la situación actual. Aunque estas ideas se venían gestando desde finales de los sesenta, divulgándose a través de libros y foros universitarios, es en 1975 cuando se empiezan a imponer socialmente. Este año tiene lugar en México la “Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer”, donde se adoptan algunas medidas, aunque muy tímidas, que nada hacían presagiar el final de estas políticas feministas. En 1979 la ONU adopta el “Movimiento de Liberación Femenina para la Eliminación de toda Forma de Discriminación de la Mujer” (CEDAW, por sus siglas en inglés), al que se sumaron más de ochenta países en los cinco años siguientes.

La clave del movimiento radica en el término “discriminación”. Para las Naciones Unidas discriminación es cualquier política o práctica que influya en las mujeres de forma diferente a como lo hace en los hombres. Es así cómo ciertos comportamientos o tradiciones empiezan a considerarse discriminatorios aunque no haya una intencionalidad malévola en ellos; y ciertas galanterías pasan a ser ofensivas por este tipo de feminismo. Exaltar el instinto maternal de la mujer también es discriminatorio, porque en el hombre no se exalta y, por tanto, no estamos tratando a los dos sexos por igual. Se ha llegado a situaciones de ridículo sin precedentes. Pero, sobre todo, se insiste en la “discriminación relativa al sexo”, que se define como “cualquier distinción hecha sobre la base del sexo, que tenga el efecto o propósito de desmejorar o anular el reconocimiento del goce o su ejercicio por parte de la mujer, sin importar su estado marital, sobre la base de igualdad entre hombre y mujer, sobre derechos humanos y libertades fundamentales en el campo político, económico, social, cultural, civil o cualquier otro”. No se hace alusión en todo el texto al amor, al matrimonio o a los hijos.

Así se empiezan a perfilar las políticas extremistas del feminismo de la nueva izquierda que se implementarían unos años después. Se asienta ya que en la familia hay roles establecidos que es necesario cambiar, y se hace una llamada de atención a los Estados para que adecuen sus leyes, aprobando algunas nuevas y aboliendo otras, en aras de evitar toda “discriminación” de la mujer.

Las consecuencias de la maternidad son contempladas como algo negativo en este documento y se insta a que las mujeres se reincorporen a su puesto de trabajo lo antes posible. Los “expertos” que diseñan estos programas están en contra del concepto de familia. Por eso el empeño en eliminar el instinto materno de la mujer. Por eso promocionan los anticonceptivos y el aborto. Por eso fomentan las investigaciones sobre clonación. Por eso están en contra de la religión. Por eso han hecho a la mujer esclava del trabajo. Como bien apuntó una feminista rusa: “La emancipación ha resultado ser para nosotras una explotación más dura que antes; hay una cierta división de tareas entre hombres y mujeres, pero las mujeres también se ven forzadas a ejecutar tareas muy pesadas”.

Asimismo se insta a los Estados a tomar medidas para modificar las conductas de hombres y mujeres, y se dan detalles de cómo eliminar estereotipos basados en el concepto de superioridad o inferioridad. También se exige revisar los textos de los sistemas de estudios para ajustarse a los nuevos conceptos de hombre y mujer.

Estas políticas se han seguido escrupulosamente. Las mujeres han irrumpido en el mundo laboral. Los niños están desde los tres meses en la guardería, atendidos por “expertos” que ponen en práctica todo lo acordado en las diferentes conferencias. Que los niños estén bajo la tutela del Estado desde que nacen es un viejo sueño de las feministas de género y una práctica obligatoria de los regímenes totalitarios.

Los acuerdos de estas dos convenciones son injustos y discriminatorios para la mujer. Por ejemplo, casi todos los beneficios de ayudas sociales están destinados a las mujeres que trabajan fuera del hogar y se discrimina a las que optan por quedarse a cuidar de sus hijos.

En 1985 la “Asamblea de las Naciones Unidas” convocó a las mujeres del mundo a una conferencia en Nairobi para analizar los resultados de la “Década de la Mujer”. Asistieron unas 13.000 señoras, casi todas feministas. Fue una conferencia de tinte racista cuyo tema principal fue el control de la población en el Tercer Mundo. Los acuerdos de Nairobi poco o nada tienen que ver con la protección a la mujer. Las disidentes manifestaron su contrariedad ante los argumentos del Movimiento de Liberación Femenina: “Nos aterramos igualmente por la hipocresía de las Naciones Unidas, que se fundó para promover la paz mundial y que actualmente es socio participante del holocausto de niños nacidos y no nacidos, coacciona a poblaciones ignorantes para que se sumen a la práctica del aborto y programa esterilizaciones en algunas partes del mundo”.

Los resultados de la Conferencia son una prueba de la simbiosis entre los representantes de las Naciones Unidas y la “International Planned Parenthood” (IPPF), la mayor promotora de abortos del mundo y la diseñadora de los modernos programas de salud sexual y reproductiva. El colonialismo cultural está ganando una carrera contrarreloj para implantar las ideas de unos pocos, de muy dudosa moral, en el resto del mundo.

Sin embargo, lo peor estaba por venir. En los años siguientes se impuso ferozmente la ideología de género que obliga a todos los gobiernos a revisar toda la literatura de las instituciones públicas y privadas de acuerdo a la perspectiva de género.

El feminismo radical mantiene una especie de biofeedback con el movimiento queer que lo hace más radical a la vez que caricaturesco. La theory queer se fragua en EE.UU. entre los ochenta y los noventa en los ambientes universitarios de la nueva izquierda promovida por colectivos de gays y lesbianas que pretendían ampliar el concepto de cultura, en el sentido de mayor diversidad e “inclusión de la diferencia”. 

Los queer son una escisión de la izquierda surgida en mayo del 68. Así, en una facción quedaban los clásicos marxistas y heterosexuales, es decir, la izquierda reformista, mientras la otra aglutinaba a todo lo considerado marginal y pervertido: gays, lesbianas, transexuales y demás personajes antisistema, sin ningún tipo de moral. 

Los queer no luchan por integrarse en la sociedad y que ésta les reconozca sus derechos, sino por apartarse de los valores de la sociedad. El día del orgullo gay con toda su parafernalia charlotesca (muy antigua, por cierto, y nada progresista), es un claro ejemplo de la filosofía queer. Su máximo icono es Foucault, homosexual como todos sus ideólogos, seguidor a su vez del Marqués de Sade.

El feminismo de género aparece como consecuencia de la revolución sexual, defendida por Wilhelm Reich, icono de la mujer “liberada”. Los conceptos de amor y procreación ligados al sexo se disocian y éste se practica libremente, favorecido con las píldoras anticonceptivas.

El feminismo de género considera que el sexo es un instrumento de poder; es, por tanto, una cuestión política, la utopía política. Como no se puede hacer desaparecer la polaridad sexual, hagamos aparecer el género, parecen decir. Así surge la teoría del “constructo social”, según la cual, nadie nace hombre o mujer; todo es debido a construcciones sociales artificiales por intereses del patriarcado imperante. Así se crea la revolución del feminismo socialista del que España es un ejemplo, para mal, cuyos perversos objetivos se están cumpliendo escrupulosamente ante la pasividad de la clase política de centro-derecha.

El primer movimiento político de la llamada segunda ola feminista, se fundó en Estados Unidos en 1966 con el nombre de “National Organization for Woman” (NOW). Su presidenta, Betty Friedan, seguidora de Simone de Beauvoir, con un discurso bastante duro en los años sesenta, contrario a la feminidad y a la maternidad, se fue moderando en la etapa final de su vida. El giro de su pensamiento lo dejó patente en el epitafio que dejó escrito antes de morir: “Contribuyó a construir un mundo en el que las mujeres están satisfechas de ser mujeres y se sienten libres de poder amar de verdad a los hombres”.

Aunque el feminismo radical tiene su origen en el pensamiento de personajes del siglo pasado como, Margaret Mead, Alfred Kinsey o Margaret Sanger, amén de otros que han ido aportando su ideología, la auténtica construcción se debe al pensamiento de tres mujeres: 

Germaine Greer, que a través de la revolución sexual propone un cambio de sociedad; Kate Mollet, autora del concepto de patriarcado como modelo de opresión a la mujer; y Shulamith Firestone que aglutina el pensamiento de las anteriores y crea la dialéctica del sexo, como ideología postmarxista. 

A partir de aquí se identifica el feminismo con “el amor libre, la contracepción, la despenalización del aborto, el divorcio libre o la reproducción artificial, convirtiendo así toda la política en política sexual”. Germane Greer, tras luchar toda su vida por la implantación del feminismo radical, en su último libro Sexo y destino abandona sus ideas radicales y propone la maternidad, la familia y el control de los instintos.

El término “feministas de género” aparece definido en toda su amplitud en el libro de Christina Hoff Sommers, Who Stole Feminism?, (¿Quién robó el feminismo?). Según argumenta la autora, el feminismo de equidad es la creencia en la igualdad legal y moral de los sexos. Una feminista de equidad reivindica para la mujer lo que quiere para todos: tratamiento justo y no discriminación. Las feministas “clásicas” han luchado y aún siguen en ello porque, a pesar de los avances legislativos y sociales todavía la mujer no ha alcanzado el lugar que le corresponde en la sociedad.

La ideología de género va mucho más lejos. Se basa en una nueva interpretación neomarxista de la historia. El feminismo de género retoma la idea de la lucha de clases entre opresores y oprimidos que, en este caso, no serían los patronos y los obreros sino los hombres y las mujeres. Según este movimiento, la mujer vive atrapada en un sistema patriarcal que la oprime y que, lejos de mejorar, empeora con el paso del tiempo.

Según estos grupos de presión, el género es una construcción libre de ataduras, una creación cultural que no está determinada por el sexo. Así, femenino no se identifica con mujer ni masculino con hombre sino que “hombre y masculino” pueden referirse tanto a un cuerpo masculino como femenino, y mujer y femenino, lo mismo. Se trata de roles sociales construidos artificialmente.

La feminista y profesora de Derecho de la Universidad de Toronto, Rebecca J. Cook, asegura que no hay dos sexos sino cinco, y que no se debe hablar de hombre y mujer, sino de mujeres heterosexuales, mujeres homosexuales, hombres heterosexuales, hombres homosexuales, y bisexuales. (No cita a los transexuales, tan de moda hoy). Aboga por la abolición del concepto sexo masculino y sexo femenino).

Esta teoría a más de un lector le resultará, cuando menos, antinatural y no le falta razón. Compartimos su opinión y, además, le confesamos nuestra preocupación por el cariz que ha tomado esta ideología en nuestro país y la rapidez con la que se está implantando a través de los medios de comunicación, especialmente la televisión, y de la asignatura obligatoria Educación para la ciudadanía.

Una de las grandes impulsoras del movimiento es la feminista radical Judith Butler. Su libro Gender Trouble: Feminism and the Subversión of Identity (El problema del género: el feminismo y la subversión de la identidad), se utiliza como libro de texto en programas de estudios femeninos de varias universidades norteamericanas desde donde la ideología de género es proyectada al resto del mundo. La relación entre el feminismo radical y la universidad ha sido una constante en los últimos años. Los departamentos de women studies han sido vitales para expandir la ideología de género en todo el mundo. Afortunadamente para la mujer y para la sociedad considerada en bloque, estas ideas empiezan a ser denostadas en los países donde surgieron. Pero, en España, gracias al gobierno socialista, nos tocará padecerlas durante unos cuantos años. La ignara ex ministra de Igualdad, Bibiana Aído, puso en marcha medidas que fueron tildadas como ocurrencias propias, pero, lejos de eso, son un calco de lo acontecido en EE.UU. hace 30 años. Confiamos en que el cambio social que propuso haya sido una anécdota, como ocurrió en Norteamérica o en el Reino Unido.

Es difícil de entender que una ideología tan descabellada sea materia de estudio en centros universitarios serios, a no ser que se analice el fin que subyace en la misma y que no es otro que la desaparición del matrimonio, de la familia como célula social, de la religión, y, por tanto, del orden establecido por el que nos hemos regido hasta ahora.

La ideología de género, perfectamente conformada y estructurada se introdujo en las Conferencias sobre la mujer de Viena en 1993, El Cairo en 1994 y Pekín en 1995. Esta última fue definitiva. En ella participaron alrededor de 184 países y unas 2.000 ONGs. A partir de ahí la perspectiva de género ha ido permeando obligadamente en el tejido social y cultural de las naciones desarrolladas y empieza a calar en los países en vías de desarrollo.

*Periodista y escritora.

https://www.alertadigital.com/2023/03/08/feminismo-de-genero-una-ideologia-totalitaria/

viernes, 30 de diciembre de 2022

La Sociedad de Ginecología desmonta a Montero: «El 95% de los paritorios está dirigido por mujeres»

"Estamos totalmente en contra de la opinión de que haya una violencia obstétrica generalizada en nuestro país"


ACTUALIZADO: 30/12/2022 08:20

El Instituto de las Mujeres -organismo dependiente del Ministerio de Igualdad- lanzó hace unos días una ofensiva contra ginecólogos, obstetra y matronas a través de una revista de reciente publicación, InMujer, que financia el departamento de Irene Montero.

 Tras la publicación en este medio de este ataque a los médicos acusándoles de ejercer «violencia contra las mujeres en el parto» y de llegarla a compararla con la violencia de género, Txantón Martínez-Astorquiza, presidente de la Sociedad Española de Ginecología (SEGO), afirma a OKDIARIO que le «sorprende mucho que se hable de violencia obstétrica y se la compare con la violencia machista, cuando el 95% de los paritorios está dirigido por mujeres».

«Estamos totalmente en contra de la opinión de que haya una violencia obstétrica generalizada en nuestro país. España es uno de los países que más respeta los derechos de las mujeres, especialmente, en el momento del parto. De hecho se acepta por supuesto las propuestas de las mujeres que quieren entregar un plan de parto y se respetan también los protocolos», afirma.

Podemos intentó aprovechar la reciente tramitación de la Ley del Aborto para incluir en el texto la llamada «violencia obstétrica», argumentando que los profesionales sanitarios ejercen esta «violencia» en la atención al embarazo y el parto con prácticas «que impactan sobre la salud física y psíquica de las mujeres y sobre su derecho al más alto nivel de salud» y «que están basadas en prejuicios y estereotipos machistas sobre la reproducción, la sexualidad, el embarazo y el parto».

Respecto a la tasa de episiotomías -corte que se hace en el tejido entre la abertura vaginal y el ano durante el parto- y a los tactos Martínez-Astorquiza afirma que se hacen «los necesarios». «Lo que pasa es que el parto a veces dura dos, o tres días, y requiere mucha instrumentación, mucha exploración. Muchas cosas que la parturienta a veces desconoce pero que se hacen siempre para preservar la salud materna y fetal. Somos un país poco instrumentista, pocos partos con fórceps o ventosa. Intentamos hacer lo menos posibles».

Desde Podemos lamentaban «que no se informe a la parturienta de los procedimientos que se le realizan, que no se le permita estar con un acompañante en las visitas de seguimiento del embarazo o en el parto, que se le falte al respeto y no se tenga en cuenta su opinión, que a la hora de parir le sean realizados tactos vaginales sin su permiso y por distintas personas, que le suministren fármacos y anestesia sin informarla, que haya estudiantes en el parto sin su consentimiento, que se le haga una cesárea innecesaria o que la separen del recién nacido sin motivo».

En relación con los partos con cesárea, Martínez-Astorquiza reconoce que se hacen «más de lo que nos gustaría, en torno al 20 o 25% cuando se recomienda el 15%», pero insiste en que se cumplen «los protocolos de asistencia, respetando la opinión de la mujer y dando la máxima información, con su consentimiento implícito y a veces escrito cuando es posible para que se haga todo de acuerdo a las normas y de acuerdo a la opinión de la mujer».

https://okdiario.com/espana/sociedad-ginecologia-desmonta-montero-95-paritorios-esta-dirigido-mujeres-10226241

jueves, 29 de septiembre de 2022

Por qué Callan las Feministas españolas ante el Asesinato de la joven iraní Mahsa Amini?


Foto de Mahsa Amini, en un encuentro de la Universidad de Delhi en memoria de la joven fallecida en Irán tras ser detenida por llevar mal puesto el velo obligatorio

AD.- Resulta singularmente llamativo el silencio sospechoso que mantiene la mayoría de nuestras feministas, de ordinario bastante activas en lo tocante a la salvaguardia de sus derechos adquiridos o la exigencia de otros nuevos, tras la muerte en Irán de Mahsa Amini tras ser detenida por la Policía de la moral por llevar mal el obligatorio velo.

El movimiento feminista occidental, que se declara inequívocamente progresista, ¿no ve en la condición de la mujer en países como Irán motivo alguno de protesta y movilización? ¿O le parece aceptable ese estado de cosas? ¿Cuáles son las razones de esta indiferencia? ¿A qué se debe ese clamoroso silencio en tan vital cuestión?

Son tan pocas las voces que se hacen oír desde ese lado, tradicionalmente ruidoso por otra parte, que hemos de pensar que a estas histéricas feministas (ahora afónicas), otrora combativas, reivindicativas y vigilantes ante la defensa de sus intereses, les trae sin cuidado el peligro que significa el régimen de los ayatolás para las conquistas sociales y políticas conseguidas por y para la mujer en Occidente. 

O tal vez el miedo las paraliza a la hora de enfrentarse al enemigo número uno de la igualdad de los sexos, al campeón de la discriminación y el sometimiento de la mujer que es el islamismo radical. 

O simplemente su odio a Occidente, su desapego a la cultura europea, su rechazo de los valores de nuestra civilización, pesan más que cualquier otra consideración y prefieren dar por buena toda la degradación que aporta el islamismo radical para la condición femenina a cambio de la destrucción de lo que más aborrecen: Europa, su historia, su identidad, su cultura.

Sean cuales sean los motivos de la generalizada mansedumbre de las feministas, la verdad es que esta dimisión en la defensa de sus privilegios (que no son patrimonio de la humanidad, sino únicamente de Occidente) se parece mucho a un suicidio, a una muerte consentida, cuanto menos a una rendición o peor aún, a una traición, y pone al descubierto la falsedad e hipocresía del feminismo y sus seguidoras.

¿Cuántas campañas han tenido lugar en los últimos tiempos o están en curso en España/Europa contra la sumisión de la mujer en Irán y otros países, contra la imposición del hiyab o de la burka, contra los “crímenes de honor”, la pedofilia legalizada, las mutilaciones genitales, etc? 

En cambio se llevan a cabo grandes y costosas campañas contra el tabaco en los lugares públicos o el alcohol al volante, contra el consumo de “pezqueñines” o las corridas de toros, simulando con estas preocupaciones no tener asuntos más graves que tratar. Contra la violación de los derechos humanos de las mujeres en Irán (y no sólo de ellas), ni un gesto y ni una palabra.

El silencio es absoluto, o casi. Hay que reconocer que no solamente se trata de la deserción de las feministas en un terreno que es el propio de su lucha declamada. 

Es la sociedad entera, hombres, mujeres, feministas o no, que mira para otro lado y finge no enterarse de lo que pasa. En esa gran cobardía colectiva no cabe actuación verdadera contra los desafíos reales. Los grandes problemas son el calentamiento global, la obesidad mórbida, la masa corporal de las modelos, la plaga del mejillón-cebra… 

No negamos que estos asuntos y otros muchos constituyan otros tantos problemas que requieren atención, lo que decimos es que estas cuestiones menores son utilizadas como cortinas de humo para desviar la atención de aquello que realmente cuenta. Cuando el barco se hunde, lo que menos importa es un baño atascado o las cortinas sucias de un camarote.

La impostura feminista no podía quedar más al descubierto que lo que está actualmente, con el silencio cómplice ante la arbitrariedad y la injusticia de la que son víctimas mujeres como la malograda Mahsa Amini por una parte, y por la otra, el entusiasmo con que abrazan no pocas feministas su sumisión y subordinación a una autoridad superior masculina inobjetable que les era insufrible dentro de la sociedad europea tradicional.

Esa actitud, que pone en evidencia la degradación moral y espiritual reinantes en nuestra decadente sociedad, es tanto más aberrante y miserable cuanto que se trata de una elección libremente adoptada en un medio donde no existe la presión ambiente insoslayable de una sociedad como la iraní. Allí las mujeres no tienen elección, deben someterse porque de no hacerlo su seguridad, su integridad y su misma vida corren peligro y porque además toda su cultura y su educación las han preparado para eso. 

En Europa, pudiendo elegir libremente, sin coacciones ni el peligro de represalias, entre la libertad y la igualdad o la sumisión y la inferioridad, algunas optan contra toda lógica y razón por lo último y dando la espalda a su cultura y los valores de su civilización. “¡Queremos cadenas, que nos pongan el yugo!”: este parece ser el lema actual, el grito de combate de las nuevas feministas del tercer milenio.

Pueden estar seguras que esas cadenas las tendrán y muy pesadas, que ese yugo se lo pondrán y será doloroso. Pero sarna con gusto no pica, dice el refrán. En ese caso que disfruten entonces con las ronchas que les van a salir desde el alfa hasta el omega.

https://www.alertadigital.com/2022/09/27/por-que-callan-las-feministas-espanolas-ante-el-asesinato-de-la-joven-irani-mahsa-amini/

viernes, 26 de febrero de 2021

El Virus no frena a las ultrafeministas: las Convocatorias del 8M en Madrid son ya Más que en 2020

MANIFESTACIONES DEL 8M


Manifestación del 8M en Madrid.

26/02/2021 06:45

La complicada situación sanitaria por la pandemia no disuade al feminismo radical de salir a la calle con motivo del 8 de marzo. Según ha podido saber OKDIARIO, la delegación del Gobierno en Madrid había recibido hasta este jueves alrededor de 45 peticiones de manifestación o concentración sobre el 8M. Las solicitudes serán ahora analizadas, una a una, para pronunciarse en los próximos días. Se trata, en cualquier caso, de un número que ya supera las 40 manifestaciones que se celebraron el año pasado.

La convocatoria del 8M ha abierto un nuevo enfrentamiento entre los socios de la coalición. En los últimos días, el Ministerio de Igualdad jalea las marchas ideológicas, pese al criterio en contra de Sanidad. El delegado del Gobierno, José Manuel Franco, afirmó este miércoles que ya se habían autorizado «algunas» peticiones de organizaciones feministas, de menos de 500 personas. Según Franco, ese sería el límite establecido en la normativa regional.

«Las que hemos recibido hasta ahora no se han prohibido porque mantienen los parámetros exigibles ahora mismo en esta situación de pandemia» respecto a las medidas «que se comprometen a adoptar», como la distancia social, «y también, lo más importante, son manifestaciones de menos de 500 personas», insistió el representante de Pedro Sánchez en la Comunidad de Madrid.

Sin embargo, desde la Consejería de Sanidad madrileña han rechazado que se hayan recomendado manifestaciones de como máximo medio millar de personas. Según fuentes del gobierno regional a OKDIARIO, Franco se habría inventado ese criterio porque, en ningún momento, se ha fijado ese límite. De hecho, aseguran las mismas fuentes, se ha informado desfavorablemente de la celebración de tres marchas. 

El departamento de Enrique Ruiz Escudero no tiene competencias para autorizar o no manifestaciones, potestad que recae exclusivamente sobre la Delegación del Gobierno, pero sí emite informe aconsejando o no su celebración siguiendo criterios de Salud Pública.

Pese a que este evento fue muy discutido el año pasado, en plena explosión de la pandemia, Franco afirmó que no se arrepentía de haberla autorizado porque, en su opinión, «no había ningún motivo objetivo» para prohibirla y haberlo hecho hubiera sido «prevaricar». El delegado del Gobierno en Madrid señaló que en la manifestación podría haberse ocasionado «algún contagio extra».

OKDIARIO reveló que los contagios se dispararon un 2.064% en Madrid tras el 8M. Pese a ello, y aunque la situación sigue siendo de enorme gravedad, la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha animado a salir masivamente a la calle. «Este 8M más feminismo que nunca», jaleaba esta semana en las redes sociales.

Podemos quiere aprovechar además esta cita para reivindicar la llamada ley del ‘sólo sí es sí’, después del varapalo del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que, en un demoledor informe, ha criticado la definición del consentimiento de la mujer que Montero exige para las relaciones sexuales o la introducción del delito de abusos sexuales en el de agresión, algo que los magistrados creen que puede desproteger a la víctima.

Por su parte, desde el Ministerio de Sanidad, Carolina Darias ha advertido de que «no ha lugar» a las manifestaciones por el 8M en una situación de pandemia y ha hecho un llamamiento a la «responsabilidad». A su juicio, «la situación epidemiológica» actual «no permitiría llevar a cabo» las manifestaciones de las que se está hablando en los medios.

De hecho, como reveló OKDIARIO, un informe de este departamento -‘Recomendaciones para eventos y actividades multitudinarias en el contexto de nueva normalidad por Covid-19 en España’-califica actos masivos de estas características como «de alto riesgo».

Sanidad avisa en el documento de que «los eventos o actividades multitudinarias se consideran situaciones de riesgo debido a la cantidad de asistentes, la intensidad del contacto y la posible dificultad para mitigar los riesgos asociados».

Cuarenta manifestaciones

El año pasado, cuando el virus ya se propagaba por todo el país, el Gobierno no dudó en alentar las manifestaciones feministas. El Ejecutivo contó con una nutrida representación en las marchas. Apenas cuatro días después de participar en ellas, las ministras Irene Montero y Carolina Darias comunicaron que estaban contagiadas por coronavirus. 

Un día después, lo hizo la mujer de Sánchez, Begoña Gómez, que también había acudido al evento. Entonces fueron 40 las convocatorias, como recogió la Guardia Civil en su atestado sobre el 8M.

Este año, y ante las dificultades sanitarias, las feministas afines a Podemos han optado por otra estrategia: convocar una manifestación más nutrida en Madrid ciudad y otras menores en distintos municipios de la región.

Como reveló este periódico, la consigna que se difunde por parte de la Comisión 8M a sus simpatizantes es «deslocalizar» la convocatoria en diferentes localidades para evitar que la manifestación principal se desborde.

https://okdiario.com/espana/8m-manifestaciones-convocadas-madrid-son-ya-mas-que-del-ano-pasado-6879814

jueves, 24 de octubre de 2019

Ideología de Género en la ciencia: el nuevo dogma y la Nueva Caza de Brujas


La ciencia debe disfrutar de libertad de cátedra y de investigación para ser útil, pues su espíritu busca la verdad objetivamente más que por imposición. El espíritu de la ciencia es dialéctico, en perpetua discusión abierta y debate sobre la naturaleza de las cosas. Es diferente a la religión, a las posiciones fundamentalistas y al dogma, su espíritu se opone al de la política o la diplomacia. Solo dentro de esta libertad puede avanzar y producir nuevas ideas. 

No obstante, hay épocas en las que la ciencia, la academia y toda actividad intelectual se ven limitadas por un sistema ideológico que crea monstruos al servicio de las agendas políticas o religiosas. ¿Hay ejemplos de ello hoy en día? Sí, claramente los hay, y la ideología de género es uno de ellos.





El igualitarismo radical defiende la idea de que cualquier colectivo de seres humanos adultos tiene la misma distribución innata de cualidades, independientemente de la raza, etnia, sexo, etc., y, si observamos alguna diferencia en individuos de diferente sexo, esas diferencias han de relacionarse con la cultura circundante.

La ideología del feminismo ha invadido el santuario de la ciencia y el razonamiento científico objetivo está siendo sustituido por un pensamiento políticamente correcto

Sin embargo, no hay ninguna evidencia antropológica de que haya existido, o pueda existir, una sociedad humana en la que los roles masculinos y femeninos se diluyan en un solo tipo de seres humanos andróginos sin rasgos sexuales en su comportamiento o en la división del trabajo. 

El feminismo se ha construido sobre ideas que ni se pueden probar ni refutar; aunque, algunas afirmaciones feministas incluso van en contra de los análisis científicos que nos dicen que las diferencias entre hombres y mujeres no son meramente culturales o producto del adoctrinamiento patriarcal, o que los hombres y las mujeres muestran patrones de diferencias conductuales y cognitivas que reflejan diversas influencias hormonales en el desarrollo del cerebro.

Sobre la base de este prejuicio de propiedades innatas exactamente iguales en las distribuciones de individuos de diferente sexo, cualquier diferencia observada, por ejemplo, con respecto a las primeras posiciones en la jerarquía científica, se atribuye a una cultura heteronormativa y patriarcal sesgada y abusiva impuesta injustamente. Hay sin embargo otras hipótesis a considerar al explicar las diferencias observadas:

1) Un factor importante con respecto al menor número de mujeres en algunas áreas científicas podría ser un menor nivel de interés debido a la predisposición innata en lugar del sesgo educativo/cultural. 

De hecho, las mujeres en países con una mayor igualdad de género tienden a elegir con menos frecuencia trabajar en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería o las matemáticas (STEM en la siglas en inglés). No obstante, debemos tener en cuenta que las correlaciones podrían tener interpretaciones más complejas.

2) Otra hipótesis posible es que, aunque en promedio hombres y mujeres tienen niveles similares de inteligencia, la varianza de las distribuciones es mayor en los hombres, y en consecuencia se espera que haya más genios entre los hombres que entre las mujeres (y que haya también más tontos entre hombres que entre mujeres). 

De todos modos, incluso si esta hipótesis fuera correcta, no es muy probable que sea un factor determinante para explicar la distribución de los altas puestos en la pirámide de poder en el sistema científico actual, porque de hecho hay muy pocos genios allí y el acceso a estos cargos está más relacionado con las habilidades de los candidatos como administradores que con su inteligencia para resolver problemas científicos. En el pasado, la habilidad para resolver problemas sí era posiblemente un factor más importante en la selección, pero no hoy en día.

3) Un tercer factor consiste simplemente en que las mujeres dedican, en promedio, más tiempo a cuidar a los miembros de la familia, con lo cual “en promedio” hay menos mujeres disponibles para alcanzar los puestos más altos, ya que las tareas asociadas con dichos puestos no pueden abordarse desde casa. 

Las mujeres tienen 2,8 veces más probabilidades que los hombres de abandonar las carreras de ciencia e ingeniería por otras ocupaciones y 13 veces más probabilidades de abandonar totalmente el mercado laboral (datos de Susan Pinker, 2009, La paradoja sexual. De mujeres, hombres y la verdadera frontera del género). 

Curiosamente, las estadísticas muestran que, en ciencia, el abandono de la ciencia entre las mujeres ocurre mayormente durante la fase postdoctoral. Como los contratos postdoctorales coinciden con el momento en que las mujeres suelen tener hijos, es probable que se vayan no por el mayor talento de los hombres, sino porque el sistema académico se creó sobre valores masculinos, y no tiene en cuenta el apego emocional a la familia. 

El sistema académico actual no tiene en cuenta las necesidades sociales y el deseo de muchas mujeres de pasar tiempo cerca de su familia, y espera que se desarraigue cada pocos años hasta que obtenga un puesto permanente.

Ninguno de estos tres factores implica la discriminación por razones de sexo, si atendemos a la definición de “discriminar”, porque no implica una forma diferente de selección para hombres y mujeres.

La ideología del feminismo ha invadido el santuario de la ciencia y el razonamiento científico objetivo está siendo sustituido por un pensamiento políticamente correcto. En la actualidad, estamos presenciando una ola de proselitismo en los institutos de investigación y la aplicación de los lemas del nuevo credo.





Las charlas de adoctrinamiento se han convertido en la norma, junto con los congresos sobre género y ciencia, en los que solo se aceptan argumentos a favor de la nueva ideología, rechazando o censurando todos los puntos de vista discrepantes. 

Un ejemplo de este sesgo y exclusión de cualquier opinión profesionalmente calificada que no esté de acuerdo con el credo es la compilación de artículos en el número especial de la revista Investigación y Ciencia sobre “Sexo, género y ciencia”, que puede considerarse una campaña mediática proselitista en pro del dogmatismo de género.

Se quejan del techo de cristal, pero nunca hablan del suelo de cristal de los puestos de menor rango, que soportan las miserias de mayores tasas de suicidio, accidentes laborales fatales, lesiones en guerras, etc.

Para los ideólogos, su propio punto de vista es innegable; nunca reconocen que defienden una ideología, y las críticas a su punto de vista se consideran heréticas y ofensivas. Un caso reciente es la presentación desafiante del físico Alessandro Strumia, censurada por el CERN (Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire), el cual también lo expulsó como miembro del centro de investigación. Quizá los administradores de la ciencia hoy en día no entienden que la libertad de expresión es el valor más importante de nuestro sistema como científicos y pensadores.

 El CERN argumenta que la mención en algunas páginas de la presentación de algunos de los nombres de un comité de selección relacionados con un caso en disputa está en contra de su Código de Conducta. Esto se resuelve simplemente pidiéndole al autor que elimine la diapositiva inapropiada en lugar de prohibir todo el seminario. 

Además, los Códigos de Conducta son documentos sin valor si infringen las leyes de un país, y no me queda claro que, bajo cualquier Constitución, revelar los nombres de los miembros de un comité que usa dinero público sea un delito. 

El nepotismo o las decisiones injustas no se pueden evitar cuando prevalecen reglas arbitrarias hechas a medida como las de algunos Códigos de Conducta. La transparencia debería ser la norma, y la discriminación contra mujeres u hombres puede ser denunciada lícitamente, incluso mencionando nombres.

El caso de Strumia es otro de los múltiples casos en nuestra época de represión ideológica, de características similares a la vergonzosa caza de brujas de los comunistas promovida por el senador McCarthy en la década de 1950 en los Estados Unidos. Muchas cazas de brujas en la ciencia se llevan a cabo en nombre de la defensa de los derechos de las mujeres, aunque ya no se queman vivos a los “culpables”, sino que simplemente son marginados y condenados al ostracismo en el mundo laboral y cultural, al estilo McCarthy.

Las feministas no defienden todos los aspectos de una igualdad de género e igualdad de privilegios. Se quejan del techo de cristal, pero nunca hablan del suelo de cristal de los puestos de menor rango, que soportan las miserias de mayores tasas de suicidio, accidentes laborales fatales, lesiones en guerras, etc. 

En lugar de luchar contra la discriminación actual, aparentemente luchan por imponer una visión del mundo y por obtener una mayor cuota de poder y riqueza en términos de fondos millonarios para las comisiones de igualdad de género y aquellos que sirven en ellas.

El mundo de la cultura está compuesto hoy por hombres y mujeres con mayor o menor presencia en todas las áreas. Actualmente, hay mayor presencia de mujeres que de hombres en la universidad de los países occidentales. Sin embargo, el movimiento feminista sigue empeñado en buscar acciones en el mundo de la cultura que van en contra de las mujeres, en gran parte debido a la mucho menor presencia femenina en los libros de texto. 

El problema es difícil de resolver porque la historia es irreversible y uno no puede cambiar lo que obviamente ha sido una realidad durante muchos siglos: la cultura anterior al siglo XX ha sido principalmente producto de los hombres, y esto está aún más marcado en la ciencia. Sin embargo, el programa ideológico feminista actual tiene connotaciones revisionistas, y hay muchos intentos de reescribir la historia.

Así, por ejemplo, un biólogo de la Universidad de La Laguna dijo una vez que, en una comisión creada para decidir, de acuerdo con criterios técnicos e históricos, los nombres de los ocho biólogos más importantes de la historia, al principio no había nombres de mujeres, pero después de terribles presiones por parte de la Unidad de Igualdad de Género de esa Universidad, se decidió eliminar uno de esos ocho nombres y reemplazarlo por uno de una mujer de mucha menor importancia en la historia de la biología: el borrado era Linneo. 

El biólogo también comentó: “Me consta que esta barbaridad desde el punto de vista académico se va vendiendo por los institutos de bachillerato como un gran éxito del poder feminista”.

Este no es un evento aislado. De hecho, la distorsión de la cultura llega a extremos en algunas naciones líderes en la lucha feminista.

En Suecia, por ejemplo, ese laboratorio de violaciones sistemáticas de la libertad de cátedra, incluso los profesores universitarios se ven obligados a introducir un sistema de cuotas mediante el cual, en los cursos académicos referidos a eventos históricos en el desarrollo de ciertas áreas culturales, más del 40% de los nombres mencionados deben ser de mujeres.

 Ciertamente, hay figuras femeninas relevantes en la historia de la cultura y aún más hoy en día, pero forzar un aumento del número de mujeres supone una disminución de la calidad promedio de sus representantes, lo que da como resultado una impresión global que poco beneficia a la imagen de la mujer en la ciencia.





Nota: traducción del artículo publicado en inglés por Martín López Corredoira en: Science 2.0, 19-11-2018.



viernes, 16 de agosto de 2019

Plácido Domingo y la más Obscena Persecución Mediática… ¿Venganza de la Cienciologia?


El tenor español Plácido Domingo. Gtres.

El guión se ha vuelto a repetir: varias personas acusan a un artista de haber abusado sexualmente de ellas en el pasado y, poco después, sin cerciorarse de si los hechos son ciertos, los promotores de sus actuaciones suspenden los espectáculos programados. 

La ‘presunción de culpabilidad’se impone sobre lo razonable y la opinión pública realiza un juicio sumarísimo al protagonista del escándalo, con la complacencia de unos medios de comunicación que demuestran una incomprensible fe ciega en los testimonios de los denunciantes. 

En este caso han sido 9 mujeres -8 de forma anónima- las que han contado a Associated Press que el tenor las acosó un tiempo atrás. La única prueba que han aportado, hasta el momento, son declaraciones altisonantes, lo cual debería hacer dudar a cualquier periodista.

Sería, cuanto menos, atrevido entrar en el fondo de la cuestión y juzgar al cantante español o a las denunciantes; entre otras cosas, porque sólo ellos conocen sus razones y saben lo que realmente ocurrió. 





Ahora bien, al menos es exigible respetar la presunción de inocencia del nuevo hombre que ha sido puesto en la picota por las confesiones de una serie de mujeres sobre unos hechos que (presuntamente) ocurrieron hace mucho tiempo. Son unos cuantos los que no lo han hecho desde que saltó el escándalo.

Entre otros, la Ópera de San Francisco y laAsociación de Orquestas de Filadelfia, que han optado por suspender las actuaciones del tenor ante las noticias aparecidas en prensa.

Hace unos meses, HBO -la misma que acaba de canonizar a Jesús Gil– estrenó un documental sobre los casos de pederastia que afectaron aMichael Jackson, por los que no conviene olvidar que nunca fue condenado.

Lejos de aportar nuevas pruebas o indicios de utilidad, la compañía audiovisual estadounidense basó su trabajo en los testimonios de muchachos -ya entrados en la treintena- de los que el fallecido había supuestamente abusado cuando eran niños. 

En el aquelarre también colaboraban familiares de los afectados, que, por supuesto, también eran parte interesada. El hecho de que los jueces absolvieran a Jackson recibe en el documental mucho menos espacio que la (detalladísima) descripción de los presuntos actos sexuales.

La ausencia de pruebas contrastaba con la altisonancia del discurso de las supuestas víctimas, con el que, por otra parte, no probaban nada. Todo se resumía en una sola frase: las culpas, al muerto.

Algo parecido ocurrió con Kevin Spacey y con Morgan Freeman, cuyos casos sí que se encuadran dentro del famoso #MeToo. Al primero lo absolvió un juez después de que el denunciante cayera en un renuncio en la vista oral y, poco después, retirara otra denuncia contra el actor. 

Sobre el segundo, se ha demostrado recientemente que las acusaciones que pesaban contra él eran fruto de un montaje.

 A los 80 años, cuando no quedan muchos años por vivir y después de una larga carrera en el cine, ha tenido que enfrentarse al complot de unos indeseables y, cómo no, a las críticas destructivas de quienes necesitan carnaza para mantener su causa en pie, sea a base de verdades o de mentiras.

Las cacerías televisivas

Podría llegar a pensarse que estas cacerías mediáticas sólo afectan al mundo del espectáculo, pero no es así. Produce hartazgo ver cada mañana, y cada tarde, en las principales cadenas de televisión y periódicos digitales, declaraciones en las que se asume con toda ligereza que la denunciante o el denunciante es siempre la/el que dice la verdad.

 Por supuesto, se criminaliza a la contraparte para contentar al lobby de moda -en este caso, el feminista- y a la audiencia; y se redunda en detalles, verdaderos o falsos, para que el espectáculo continúe y las ganancias aumenten.





No hace mucho trascendió la decisión de un juez italiano en favor de Francesco Arcuri, exmarido de Juana Rivas, en la que se culpaba a la mujer de “ser perjudicial para sus hijos”, a los que había secuestrado meses atrás ante la complacencia de una gran parte de la opinión pública.

Las asociaciones de feministas obviaron la realidad de esa familia y se lanzaron a defender a la tal Rivas, hasta el punto que, cuando ocultó a su prole, promovieron la ridícula campaña “Juana está en mi casa”.

Asusta pensar que, ante una situación similar, sea cual sea el contexto, la mayor parte de la sociedad se va a posicionar del lado de lo políticamente correcto y de la mentira. La turba contra la verdad y los indeseables, moviendo hilos en favor de sus intereses particulares.


Asusta pensar que, ante una situación similar, sea cual sea el contexto, la mayor parte de la sociedad se va a posicionar del lado de lo políticamente correcto y de la mentira.

Nadie sabe cómo terminará el caso de Plácido Domingo, pero llama la atención que una agencia de noticias con una alta reputación, como es Associated Press, se haya aventurado a difundir una información de este tipo sin más prueba que la testifical (anónima en casi su totalidad), máxime si se tiene en cuenta que en el pasado más reciente ha habido casos de este tipo en los que se ha demostrado que las acusaciones no eran verídicas.

 De momento, el tenor ha difundido un comunicado en el que niega haber actuado contra la voluntad de ninguna compañera de profesión en el ámbito privado. No obstante, no ha ayudado en exceso a paliar el ruido que se ha levantado.

Quizá AP tenga a su disposición más indicios sobre este caso o quizá no. Sea como fuere, no deja de ser peligroso que se haya convertido en costumbre realizar juicios sumarísimos a personas sobre las que sólo pesan las acusaciones verbales de otras, lo cual puede servir como pista, pero nunca debería ser determinante, pues, en realidad, es muy poco.

Pero parece ser que no hace falta nada más para llevar al paredón social a cualquier persona, especialmente en este momento en el que la razón está iluminada por una luz crepuscular que es cada vez más tenue y en el que cualquiera, con malas intenciones, que quiera hundir la reputación de sus enemigos lo tiene más fácil que nunca. 

Cosa inquietante.

 Desconozco si lo que dicen esas mujeres es cierto, pero culpar a Plácido Domingo de algo con estos ingredientes sobre la mesa, es, cuanto menos, imprudente.

https://www.vozpopuli.com/medios/Placido-Domingo-obscena-persecucion-mediatica_0_1272773557.html

Plácido Domingo: acoso sexual, 2 millones a la Cienciología y una nieta rebelde
https://www.vanitatis.elconfidencial.com/famosos/2019-08-14/placido-domingo-escandalo-acoso-sexual-cienciologia-nieta_2175699/

Plácido Domingo irrumpía en el verano con una noticia que saltaba este martes 13 de agosto a las portadas: nueve mujeres le han señalado como acosador sexual. Según los testimonios de estas ocho cantantes y una bailarina, el tenor habría aprovechado su posición para insinuarse e intentar (y en algunos casos lograr) que mantuvieran relaciones sexuales con él.

Entre la multitud de testimonios recogidos por la agencia The Associated Press, muchos de ellos describían cómo el cantante les hacía proposiciones y prometía contratos. 

Por su parte, el tenor, aunque no contestó a las preguntas de la agencia, sí ofreció una explicación: “Las acusaciones de estas personas anónimas que se remontan hasta tres décadas atrás son profundamente preocupantes y, tal como se presentan, imprecisas… Sin embargo, reconozco que los baremos por los que hoy nos medimos, y debemos medirnos, son muy distintos de cómo eran en el pasado”.

El hecho se produce solo un mes después de que saliera a la luz el drama familiar que durante años vivió el cantante madrileño: su hijo, Plácido Jr, su exnuera Samantha y sus tres nietas pertenecieron durante años a la Iglesia de la Cienciología, una organización prohibida en numerosos países, pero legal en España, y que muchos relacionan con las figuras públicas de Tom Cruise o John Travolta.

Plácido Domingo y el ministro húngaro Miklos Kasler. (EFE)

Domingo y la Cienciología

A principios de julio de este año, Samantha explicaba en una entrevista para el británico The Daily Mail que el tenor español fue obligado a pagar dos millones de dólares a la Iglesia de la Cienciología en concepto de ‘cursos’ para poder ver a sus hijos Plácido Jr. y José, así como a sus nietas. Samantha conoció al que sería su marido, Plácido Jr., dentro del Centro de Celebridades de la Cienciología, en Gran Bretaña.

El matrimonio formado por Sam y Plácido Jr. se rompió en 2008 y fue entonces cuando el tenor empezó a ayudar a su hijo para salir de la Cienciología. Lo conseguiría finalmente en 2011. Tiempo después, también saldrían Sam y sus tres hijas. 





En la entrevista ofrecida al rotativo británico, la exnuera del cantante lírico relataba que el otro hijo del tenor, José, no muestra ningún interés por abandonar la asociación: “A José le encanta y le gusta seguir formando parte de la pandilla de famosos de Los Ángeles, es parte del atractivo”, comentaba Samantha. 

Al tiempo, señalaba que la Cienciología también había intentado reclutar a otro hijo, Álvaro, y a un sobrino, y que durante años trató desesperadamente de captar al padre, pero eso jamás ocurrió.

 “Marta Ornelas, mi suegra, nunca lo hubiese permitido.

 Está completamente en contra de la Iglesia», explicaba Sam en la entrevista.

El cantante, junto a su mujer Marta Ornelas. (EFE)

Cuando en 2011 Plácido Jr. logró finalmente abandonar la Iglesia de la Cienciología tras dos décadas, relató que la organización se había intentado vengar haciendo un llamamiento a otros miembros para que lo vetaran en redes sociales y poniendo en marcha una campaña de desprestigio y ataques personales, llegando incluso a publicar detalles de su vida personal. 

Para sacar a su hijo de la organización, y por recomendación de su exnuera, que fue durante años un miembro muy activo y poderoso en la organización, Plácido Domingo decidió dejar de financiar a la Iglesia de la Cienciología.

La nieta rebelde

Ivonne Domingo de Aldecoa, conocida artísticamente como Ivonne Armant, es probablemente la nieta más díscola del cantante y durante años la relación entre ellos fue mala entre otras razones por cosas como ser portada de la revista Playboy en 1999 y protagonizar también dos portadas de la desaparecida revista Interviú. 

En 2005 participó en el concurso de Telecinco ‘Gran Hermano Vip’, convirtiéndose en la ganadora de esa edición.

Ivonne, en la portada de Interviú

“Ella ha hecho su vida, y cuando me la presentó mi hijo, ya tenía más de quince años”, contaba en unas declaraciones para Vanitatis en 2008. 

“Hubo ciertas diferencias y, ahora, Ivonne me ha buscado, me ha escrito una carta, en la que dice que quiere que nos veamos.

Me voy a poner en contacto con ella para quedar y decirle que para estar en una familia, hay que estar en las buenas y en las malas, y que se tiene que poner a bien con todos nosotros”.

agosto 16, 2019