Este hombre alega ser mujer, lesbiana e incluso madre
Reduxx reclama tanto cómo, en nombre de la «inclusión», hombres que alegan ser mujeres trans han desplazado a las mujeres biológicas del deporte. A la vez, denuncia la sexualización de menores por parte de organizaciones LGBT.
Jentoft ya estaba en su mira. En el 2018 causó controversia después de invitar a los niños a contactarlo para recibir abrazos por medio de un tweet.
“¡Queridos niños queer de todas las edades! Sé que algunos de nosotros tenemos padres que ya no nos aman. Pero gracias a un video [de Facebook] que acabo de ver, solo quiero informarles que en realidad soy una madre certificada. Entonces, si alguna vez necesitan un verdadero abrazo maternal, ¡estaré feliz de complacerte!”, escribió Jentoft.

En vista que este hombre anunció ser madre, Ellingsen apareció en una foto con la palabra ‘madre’ definida como progenitor femenino.

Lo hace como protesta ante el hecho que FRI ejerce presión para modificar la definición legal de «madre» a «progenitor biológico», junto con otras alteraciones lingüísticas destinadas a hacer que las leyes sean «neutrales en cuanto al género».
En Noruega, en las leyes que rigen los derechos de protección de la infancia, madre se define legalmente como la “mujer que ha dado a luz al niño”.
Al puro estilo orwelliano, por decir que los trans no son mujeres, que una madre es una mujer y que los hombres no son madres, en Twitter, puede tener peso penal: un crimental.

Han sido denominados «delitos de odio» los tuits que Christina Ellingsen publicó entre febrero de 2021 y enero de 2022.
Los tuits en disputa

«¿Por qué [FRI] enseña a los jóvenes que los hombres pueden ser lesbianas? ¿No es eso una terapia de conversión?», tuiteó Ellingsen en octubre de 2021.

En principio, para «combatir el estigma» contra la homosexualidad, muchos países han criminalizado las terapias de conversión hacia la heterosexualidad. Por eso Ellingsen reprocha cómo en nombre de la tolerancia hacia las personas trans se está promoviendo la conversión de la orientación sexual según conviene al relato imperante.

Luego, un segundo tuit utilizado como evidencia en su contra como discurso de odio, dice: “Jentoft, que es hombre y asesor en FRI, se presenta como lesbiana; así de loca es la organización que supuestamente trabaja para proteger los intereses de las jóvenes lesbianas. ¿Cómo ayuda a las jóvenes lesbianas que los hombres también digan ser lesbianas?”.

Los comentarios no se limitan a la red social. Ellingsen enfrentó a Jenhoft en la televisión nacional y le dijo que era un hombre, no una mujer. Eso logró que sea acusada de acosar a Jenhoft nada menos que por Amnistía Internacional Noruega.

«Eres un hombre. No puedes ser madre”, dijo Ellingsen, “normalizar la idea de que los hombres pueden ser madres es una forma definida de discriminación contra las mujeres”.

Los países escandinavos se han destacado por ser los más feministas. Sin embargo, es también ahí donde hay hombres hoy con el poder de callar a una mujer.

Por medio de la inclusión de la “identidad de género” en los párrafos sobre delitos de odio en enero de 2021, Noruega legalizó la persecución ideológica y limitó la libertad de expresión.

Ya en ese momento, la organización a la que pertenece Ellingsen, WDI Noruega (anteriormente WHRC Noruega) advirtió que la introducción del concepto en la ley permitiría perseguir a las mujeres por declarar hechos biológicos.

El caso de Ellingsen lo demuestra. Según las declaraciones de ella, el propio Jentoft presentó el informe policial en su contra.
FRI pretende convertir a trastornos en «variantes de excitación sexual»

Y Jentoft solo representa la punta del iceberg. Desde 1997, la organización a la que pertenece, FRI, ha estado trabajando para derogar las parafilias sexuales y los fetiches como diagnósticos de salud mental tanto en Noruega como en el extranjero y han logrado que algunas se reclasificaran como variantes de la excitación sexual en la 11ª edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades.

De manera que organizaciones como esta están logrando convertir a trastornos en normalidad y a quienes lo denuncian en criminales.

Esta es una consecuencia directa del feminismo de género, el de la tercera ola, que separa la biología de la psicología y acusa que el sexo no es una realidad biológica sino una «construcción social». Así vuelve incluso a las feministas de primera, segunda y cuarta ola (la actual) foco de ataque, pues defienden a la mujer por antonomasia. Pero al ya no ser la mujer una realidad biológica, quedan desplazadas por quienes alegan ser mujeres.

Ante esto, George Orwell advirtió en1984 que la libertad es decir que 2+2 es igual a 4. Según esa lógica, en el 2022 la libertad es decir que los trans no son mujeres, pues un hombre no es mujer ni madre, tampoco lesbiana.

https://tierrapura.org/2022/06/05/piden-hasta-tres-anos-de-carcel-para-una-mujer-por-decir-que-los-trans-no-son-mujeres/