sábado, 22 de septiembre de 2012

Occidente intenta desatar un choque de civilizaciones.

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Sus ingénuos instrumentos: Al-Qaeda y los extremistas islamófobos

En Francia, donde la gente va a la cárcel por “negar el Holocausto”, considerado por ley un delito de odio religioso, resulta extraño que unas bien planificadas caricaturas diseñadas exclusivamente para insultar e inflamar el odio contra los musulmanes en todo el mundo sean defendidas vigorosamente por los políticos franceses y que digan, según el Christian Science Monitor, que “la libertad de prensa no debe ser infringida”.

Con los neoconservadores belicistas detrás de la película inflamatoria titulada “La inocencia de los musulmanes”, y sus homólogos entre los radicales extremistas sectarios que llevan adelante las violentas protestas en todo Oriente Medio y el Norte de África, casi parece como si la publicación de las caricaturas insultantes por el diario francés “Charlie Hebdo“, fuera parte de una estrategia más grande para crear un conflicto preparado entre el Islam y Occidente, sentando las bases para las operaciones militares más evidentes que se harán cargo de las operaciones encubiertas que hasta ahora se van vacilantes en Siria y más allá.
Francia (y Occidente) están jugando en ambos lados
Es un hecho que la propia Francia ha proporcionado patrocinio estatal al terrorismo desde Libia a Siria, armando, financiando y respaldando políticamente a los mismos grupos que toman las calles, queman consulados occidentales, y matan a transeúntes, diplomáticos y fuerzas de seguridad por igual. Franciahabía armado, entrenado, financiado y proporcionado apoyo aéreo a la clasificada por la ONU como organización terrorista, el Grupo Islámico Combatiente Libio (LIFG) el año pasado en Libia, en su intento de derrocar al gobierno de Muammar Gadafi.

El LIFG se había fusionado oficialmente con al-Qaeda, de acuerdo con un informe del West Point Combating Terrorism Center del ejército de EEUU en 2007, mucho antes de que los franceses a sabiendas ayudaran e incitaran a estos terroristas en su intento de derrocar e invadir Libia. Actualmente, el gobierno de Francia está financiando y armando a los mismos terroristas, a los que rápidamente transfieren armas, dinero y combatientes a Siria para comenzar las operaciones de terrorismo allí.

El informe titulado “combatientes extranjeros de al-Qaeda en Irak”, dijo específicamente:

El aumento aparente en los reclutas libios que viajan a Irak puede estar vinculado a la relación cada vez mas cooperativa del Grupo Islámico Combatiente Libio (LIFG) con al-Qaeda, que culminó con el Grupo Islámico Combatiente Libio oficialmente uniéndose a al-Qaeda el 3 de noviembre de 2007.

Francia ha anunciado recientemente su intención de armar abiertamente a estos grupos terroristas que operan en Siria, hoy expuestos por Human Rights Watch como los que están llevando a a cabo atrocidades sistemáticas y generalizadas contra la población siria.

The Hindu, en su artículo, “Francia financiará a la oposición en Siria”, informó:

“Reuters citó a una “fuente diplomática” que, afirmó que Francia había comenzado a apoyar algunas partes de Siria, que aparentemente están siendo controladas por la oposición armada. Lo que es más alarmante, el informe señaló que París estaba considerando el suministro de artillería pesada a los combatientes contra el gobierno – un movimiento que endurecería la posibilidad de una guerra civil en toda regla en el país”.

Ahora Francia, a través de sus medios de comunicación, y la complicidad del apoyo tácito de sus políticos, está proporcionando a sus aliados terroristas algo nuevo: Un casus belli para la confrontación con Occidente para volver a insertar en la mente del público el recurso argumental necesario para introducir una intervención militar más directa donde el apoyo encubierto a los grupos terroristas aparentemente ha fallado.
La mentira que se espera que creas:

Lo que ahora se espera que se crea es que Francia, los EE.UU., Reino Unido y otras naciones estaban con toda su buena intención ayudando a estos grupos a llegar al poder, sólo para ser traicionados por los extremistas.

En realidad, la naturaleza de estos grupos militantes era conocida años antes, estos grupos específicamente elegidos para dirigir la subversión violenta de los blancos occidentales en el mundo árabe – con la posibilidad de un genocidio sectario y un retroceso significativo reconocido como un riesgo aceptable.

En 2007, un artículo que Seymour Hersh publicó en el New Yorker titulado “La redirección“, admitió que:
“Para debilitar a Irán, que es predominantemente chiíta, la Administración Bush ha decidido, en efecto, reconfigurar sus prioridades en Oriente Medio. En el Líbano, la Administración ha cooperado con el gobierno de Arabia Saudita, que es sunita, en operaciones clandestinas que tienen por objeto debilitar a Hezbolá, la organización chií que está respaldada por Irán. Los EE.UU. también han tomado parte en operaciones clandestinas dirigidas contra Irán y su aliado Siria. Un subproducto de estas actividades ha sido el fortalecimiento de los grupos extremistas sunitas que propugnan una visión militante del Islam y son hostiles a Estados Unidos y simpatizantes de al-Qaeda”.

El informe de Hersh también incluye:

“El gobierno saudí, con la aprobación de Washington, proporcionaría fondos y ayuda logística para debilitar al gobierno del presidente Bashar Assad, de Siria. Los israelíes creen que al poner tanta presión sobre el gobierno de Assad hará que sea más conciliador y abierto a las negociaciones.”

Es evidente que Occidente, incluyendo los regímenes cómplices de Nicolas Sarkozy y François Hollande ahora, a sabiendas financia a terroristas. El informe de Hersh admite que todas las partes involucradas incluso en 2007 sabían muy bien los peligros potenciales implicados en la financiación de grupos terroristas, pero creían que estas fuerzas podrían ser controladas:

“…Bandar [de Arabia Saudita] y otros saudíes han asegurado a la Casa Blanca que “van a seguir muy de cerca a los fundamentalistas religiosos. Su mensaje para nosotros era ’Hemos creado este movimiento, y lo podemos controlar.” No es que no queramos que los salafistas lancen bombas. Es que las lancen a Hezbolá, Moqtada al-Sadr, Irán, y a Siria, si continúan trabajando con Hezbolá e Irán”.

Para Occidente fingir que la evidencia de que al-Qaeda está ahora invadiendo Oriente Medio es de alguna manera una consecuencia no deseada, cuando los funcionarios en 2007 estaban al tanto de todo y aplicaron esa política, es de hecho una mentira descarada. Para ayudar a vender la mentira, Occidente está pidiendo a sus facciones neo-conservadoras, y en particular, desempolvando sus brigadas de islamofobia dirigidas por gente como Daniel Pipes, un miembro de la administración Bush, un signtario del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano (PNAC ), y un principal defensor de la guerra contra Siria e Irán, así como menores demagogos como Robert Spencer, Pamella Geller, y Horowitz David.

La creación de un frente extremista sectario para socavar y destruir a los gobiernos de Siria e Irán empezó con Bush en 2007 – siendo Siria e Irán los objetivos específicos con los que entrar en guerra que los neoconservadores han defendido sin cesar. Reclamar el aumento de este frente terrorista que ellos mismos ayudaron a crear es de alguna manera el resultado de un “Obama pro-Islam”. Es una inmensa propaganda diseñada para las mentes más impresionables.

El Plan: La vuelta al guión (de nuevo)

En realidad, Obama dio cobertura de izquierdas a un programa singular corporativo-financiero impulsado y decidido hace décadas, y parte de los patrones y temas recurrentes que definen todos los imperios del pasado y del presente.

Parece que el público está cada vez más conscientes de que los EE.UU. acaban de entregar la nación de Libia a los extremistas sectarios y ahora apoya a brigadas de estos mismos terroristas, que ahora opera en Siria. La operación en Siria parece haber llegado a un punto muerto, en el que enviar mas armamento y respaldo a las fuerzas terroristas cada vez más visibles, es una opción políticamente insostenible.

Parece que el plan alternativo consiste en dar la vuelta al guión una vez más, convirtiendo a al-Qaeda, que comenzaron como luchadores por la libertad, que lucharon contra los célebres soviéticos en las montañas de Afganistán, a los terroristas denostados que han librado una década de guerra con Estados Unidos en Irak y Afganistán, a los combatientes de la libertad tratando de derrocar a Gadafi y al presidente Bashar al-Assad, para una vez más volver a ser vilipendiados, como atacantes de embajadas, y asesinos de embajadores.

Al parecer totalmente comprometidos con provocar un “choque de civilizaciones”, el terreno se está preparando para ataques de bandera falsa y preparando la opinión pública para una mayor intervención militar directa en lugares como Siria e Irán. Los fracasos de los últimos cuatro años de política empresarial-financiera están siendo compartimentados en torno a Obama y se irán por el desagüe con su mandato, ya sea en 2012 o en 2016, con la esperanza de que la propia agenda sobreviva y siga adelante.

Una victoria de Obama en 2012 permitiría a Occidente seguir financiando a terroristas en todo el mundo más abiertamente en contra de los gobiernos de Siria, Irán e incluso Rusia y China – culpando de todo al “Obama pro-Islam”. Una victoria de Romney podría permitir una intervención militar más agresiva y directa. De cualquier manera, las naciones de Siria, Irán, Rusia y China continuarán encontrándose en la línea de fuego tanto de operaciones encubiertas como de abiertas agresiones militares extranjeras.

La agenda global es la hegemonía global corporativo-financiera, la destrucción de la nación-estado, y la primacía de Wall Street-Londres dictando el “derecho internacional” para un “orden internacional” corporativo-financiero. Robert Kagan, de un importante think-tank reconoce que “sirve a las necesidades de los Estados Unidos y de sus aliados, que lo construyeron”.

Al reconocer la agenda singular que hombres como Bush, Obama y Romney cubren, podemos exponer los intereses corporativo-financieros verdaderamente especiales que dictan la política occidental. Al comprender que se trata de intereses de empresas financieras, no políticos, los que impulsan estas agendas nefastas, podemos formular soluciones basadas en socavar y reemplazar su poder e influencia, en lugar de perdernos en miopes batallas políticas que en última instancia sólo cambian al cabeza visible, no al propio programa.

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