Un grupo de partidarios de los Hermanos Musulmanes, junto a los tanques que vigilan los muros del palacio presidencial de El Cairo. / ASMAA WAGUIH (REUTERS)
Al menos seis civiles han muerto en El Cairo en los enfrentamientos entre opositores y leales al presidente de Egipto, Mohamed Morsi, según ha informado el Ministerio de Sanidad. Las mismas fuentes indican que las muertes se produjeron por arma de fuego. Los enfrentamientos durante la madrugada de este jueves frente al palacio presidencial han dejado también 446 heridos, según el recuento de esta mañana facilitado por el departamento de Ambulancias, citado por Efe.
En la mañana de este jueves, el presidente Morsi se ha reunido con el jefe del Ejército y los miembros del Gobierno para discutir sobre "los medios" para controlar los disturbios políticos y devolver la estabilidad al país, según ha informado este jueves la Presidencia en un comunicado. La reunión, a la que han asistido el jefe del Ejército y ministro de Defensa, el general Abdel Fattah al Sisi, el primer ministro, Hisham Kandil, y los ministros de Justicia e Interior, es para encontrar "los medios para afrontar la situación desde los distintos niveles político, de seguridad y legal, a fin de devolver la estabilidad a Egipto y proteger los logros de la revolución", añade el comunicado.
La presidencia anunció que la Guardia Republicana, que custodia los alrededores del palacio desde primera hora, ha establecido como hora límite las tres de la tarde locales (las dos en España) para que partidarios y opositores al presidente abandonen la zona de los enfrentamientos. Los islamistas, según varios medios, habían comenzado ya a evacuar el área del palacio antes de la hora fijada. Al tiempo, algunos líderes opositores hacían llamamientos para nuevas protestas en la misma zona por la tarde.
El jefe del Estado tiene previsto hablar este jueves en público, por primera vez en tres días, sobre estos sucesos. La oposición exige que retire su proyecto de Constitución, que considera sesgada a favor del islamismo, y también el decreto por el que se otorgó poderes especiales transitorios. Tal vez, Morsi aborde la propuesta lanzada por la más importante institución islámica, Al Azhar, que ha pedido al presidente que suspenda el decreto con el que se otorgó poderes cuasi absolutos y que los diferentes partidos políticos comiencen un diálogo sin condiciones previas.
El palacio ha amanecido custodiado por tanques, en una imagen que recuerda a los días en que la calle acosaba al dictador Hosni Mubarak, hace casi dos años. El Ejército ha comunicado, según la agencia oficial Mena, que va a "proteger" el edificio. El jefe de la Guardia Republicana egipcia, el general Mohamed Zaki, ha declarado a la agencia estatal que "las fuerzas armadas no van a ser utilizadas como instrumento de opresión de los manifestantes".
Según ha constatado la agencia Reuters, por la mañana han comenzado nuevos enfrentamientos a pedradas entra algunos seguidores de uno y otro bando que continuaban en el lugar. El Ejército, según la misma fuente, ha intentado imponer la calma y ha pedido a los Hermanos Musulmanes que se retiren, y a la oposición que cese las manifestaciones.
Los disturbios en El Cairo han ido creciendo desde que el jueves pasado Morsi lanzó un nuevo paquete legal en el que se decretaba que ninguna institución del Estado podrá anular sus decisiones.
La primera manifestación relevante se produjo el pasado martes, cuando un grupo laico llegó a a penetrar en el recinto del palacio. Unas decenas de estos manifestantes acamparon en la calle. La demostración de fuerza de ayer del partido del presidente, los Hermanos Musulmanes, arrasó con la acampada y se enfrentó a los opositores.
La creciente polarización política en Egipto provocada por las últimas y controvertidas decisiones de Morsi amenaza con arrojar al país árabe a un baño de sangre. Los representantes políticos de la oposición y de los Hermanos Musulmanes intercambiaron el miércoles duras acusaciones. Así las cosas, parece difícil que prosperen las apelaciones al diálogo lanzadas por el vicepresidente Mahmud Mekki y el primer ministro Hisham Kandil. Tres consejeros de la presidencia dimitieron en señal de protesta por los enfrentamientos. Se trata de Amr el Leithi, Seif Abdel Fattá y Ayman al Sayad.
Los altercados del miércoles estallaron a primera hora de la tarde, cuando varios centenares de manifestantes islamistas se acercaron a las inmediaciones del palacio presidencial en El Cairo, donde estaban acampados desde la noche anterior unos 300 activistas laicos. “Me recuerda cuando el Ejército nos echó de Tahrir en julio del año pasado. Solo que esta vez es la milicia de los Hermanos Musulmanes”, escribió en su cuenta de Twitter el activista progresista Tarek Shalaby. Según varios testigos, en la refriega los grupos islamistas golpearon a algunos periodistas y les quitaron las cámaras fotográficas.
Ya entrada la noche, los militantes salafistas y de la Hermandad empezaron a contarse por decenas de miles, y armados de palos, navajas y piedras consiguieron destrozar las tiendas de campaña, y expulsar a los activistas opositores, algunos de los cuales recibieron palizas y fueron atendidos en las ambulancias. En la batalla campal, se oyeron algunos disparos y explosiones, probablemente causadas por el lanzamiento de cócteles molotov. Avanzada la noche, la Hermandad instó a los manifestantes a retirarse de los alrededores del palacio presidencial, y de madrugada llegaron los choques que han dejado, al menos, cinco víctimas.
Hasta ahora, los Hermanos Musulmanes habían rechazado convocar sus marchas en los mismos lugares que la oposición. Por ejemplo, el pasado sábado renunciaron a manifestarse en la plaza de Tahrir ante el temor a posibles choques. Sin embargo, tras el cerco que sufrió la noche del martes el palacio presidencial, los líderes de la Hermandad cambiaron de opinión y llamaron a sus militantes a dirigirse al palacio de Ittahadia para “apoyar la legitimidad” del rais.
Aunque estas refriegas eran inéditas en la capital, durante los últimos días las tensiones entre partidarios y detractores de Morsi se habían desbordado en varias ciudades del Delta del Nilo, como Damanhur y Majala, provocando al menos un muerto y docenas de heridos. Este miércoles han sido incendiados dos locales de los Hermanos Musulmanes en Ismailiya y Suez. A falta de diez días para la celebración del referéndum constitucional, existe suficiente combustible para provocar nuevas conflagraciones violentas.
En un comunicado público, las principales organizaciones políticas islamistas denunciaron los “actos de vandalismo” cometidos por la oposición el martes, y reafirmaron su intención de dirimir la disputa a través de las urnas. “Las actuales divisiones solo se pueden resolver a través de las urnas, no saboteando el país y su economía”, rezaba la nota.
En declaraciones al periódico Al Ahram, un representante del Partido de la Libertad y la Justicia, la marca electoral de la Hermandad, llegó a acusar a sus adversarios de “conspirar contra el presidente electo”. Una denuncia parecida llegó a la mesa de la Fiscalía General a través de una demanda interpuesta por el abogado Hamed Sadek. El recurso acusa a varios líderes de la oposición —Mohamed el Baradei, Hamdin Sabahi y Amer Musa— de participar en una “conspiración sionista” para deponer al rais basándose en una presunta reunión secreta entre Musa y Tzipi Livni, la antigua jefa de la diplomacia israelí.
La oposición también reflejó una escalada en su acritud. “Un régimen que no es capaz de proteger a su gente, y se pone del lado de su grupo y de matones, es un régimen que ha perdido su legitimidad y lleva Egipto a la violencia y a un baño de sangre”, declaró en una rueda de prensa El Baradei, que denunció los “ataques viciosos y deliberados” contra manifestantes pacíficos. “Ahora vemos un sistema que no es mejor en nada, y puede ser peor al anterior”, apostilló el veterano exdiplomático, elegido hoy coordinador del Frente de Salvación Nacional (FSN), una coalición que agrupa a los principales partidos opositores.
En mitad de este bronco debate, tan solo el vicepresidente, Mahmud Mekki, apeló a una solución negociada al conflicto desatado después de que Morsi se arrogara poderes cuasi absolutos el pasado 22 de noviembre. Mekki, un célebre juez reformista, ofreció a la oposición la posibilidad de negociar antes del referéndum constitucional, previsto para el 15 de diciembre, y consensuar la modificación de aquellos artículos del borrador de la nueva Carta Magna que suscitan más rechazo.
También desde el exterior llegaron llamadas a la contención y al diálogo para abordar la crisis. “Se necesita diálogo en las dos direcciones”, declaró la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, en línea con la neutralidad y cautela expresada hasta el momento por Washington. Pero, lo más probable, es que sus palabras caigan en saco roto. El FSN renovó su exigencia al rais de que retire de inmediato su declaración constitucional, cancele el referéndum y forme una nueva Asamblea Constituyente más equilibrada.
Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2012/12/06/actualidad/1354781880_930650.html
En la mañana de este jueves, el presidente Morsi se ha reunido con el jefe del Ejército y los miembros del Gobierno para discutir sobre "los medios" para controlar los disturbios políticos y devolver la estabilidad al país, según ha informado este jueves la Presidencia en un comunicado. La reunión, a la que han asistido el jefe del Ejército y ministro de Defensa, el general Abdel Fattah al Sisi, el primer ministro, Hisham Kandil, y los ministros de Justicia e Interior, es para encontrar "los medios para afrontar la situación desde los distintos niveles político, de seguridad y legal, a fin de devolver la estabilidad a Egipto y proteger los logros de la revolución", añade el comunicado.
La presidencia anunció que la Guardia Republicana, que custodia los alrededores del palacio desde primera hora, ha establecido como hora límite las tres de la tarde locales (las dos en España) para que partidarios y opositores al presidente abandonen la zona de los enfrentamientos. Los islamistas, según varios medios, habían comenzado ya a evacuar el área del palacio antes de la hora fijada. Al tiempo, algunos líderes opositores hacían llamamientos para nuevas protestas en la misma zona por la tarde.
El jefe del Estado tiene previsto hablar este jueves en público, por primera vez en tres días, sobre estos sucesos. La oposición exige que retire su proyecto de Constitución, que considera sesgada a favor del islamismo, y también el decreto por el que se otorgó poderes especiales transitorios. Tal vez, Morsi aborde la propuesta lanzada por la más importante institución islámica, Al Azhar, que ha pedido al presidente que suspenda el decreto con el que se otorgó poderes cuasi absolutos y que los diferentes partidos políticos comiencen un diálogo sin condiciones previas.
El palacio ha amanecido custodiado por tanques, en una imagen que recuerda a los días en que la calle acosaba al dictador Hosni Mubarak, hace casi dos años. El Ejército ha comunicado, según la agencia oficial Mena, que va a "proteger" el edificio. El jefe de la Guardia Republicana egipcia, el general Mohamed Zaki, ha declarado a la agencia estatal que "las fuerzas armadas no van a ser utilizadas como instrumento de opresión de los manifestantes".
Según ha constatado la agencia Reuters, por la mañana han comenzado nuevos enfrentamientos a pedradas entra algunos seguidores de uno y otro bando que continuaban en el lugar. El Ejército, según la misma fuente, ha intentado imponer la calma y ha pedido a los Hermanos Musulmanes que se retiren, y a la oposición que cese las manifestaciones.
Los disturbios en El Cairo han ido creciendo desde que el jueves pasado Morsi lanzó un nuevo paquete legal en el que se decretaba que ninguna institución del Estado podrá anular sus decisiones.
La primera manifestación relevante se produjo el pasado martes, cuando un grupo laico llegó a a penetrar en el recinto del palacio. Unas decenas de estos manifestantes acamparon en la calle. La demostración de fuerza de ayer del partido del presidente, los Hermanos Musulmanes, arrasó con la acampada y se enfrentó a los opositores.
La creciente polarización política en Egipto provocada por las últimas y controvertidas decisiones de Morsi amenaza con arrojar al país árabe a un baño de sangre. Los representantes políticos de la oposición y de los Hermanos Musulmanes intercambiaron el miércoles duras acusaciones. Así las cosas, parece difícil que prosperen las apelaciones al diálogo lanzadas por el vicepresidente Mahmud Mekki y el primer ministro Hisham Kandil. Tres consejeros de la presidencia dimitieron en señal de protesta por los enfrentamientos. Se trata de Amr el Leithi, Seif Abdel Fattá y Ayman al Sayad.
Los altercados del miércoles estallaron a primera hora de la tarde, cuando varios centenares de manifestantes islamistas se acercaron a las inmediaciones del palacio presidencial en El Cairo, donde estaban acampados desde la noche anterior unos 300 activistas laicos. “Me recuerda cuando el Ejército nos echó de Tahrir en julio del año pasado. Solo que esta vez es la milicia de los Hermanos Musulmanes”, escribió en su cuenta de Twitter el activista progresista Tarek Shalaby. Según varios testigos, en la refriega los grupos islamistas golpearon a algunos periodistas y les quitaron las cámaras fotográficas.
Ya entrada la noche, los militantes salafistas y de la Hermandad empezaron a contarse por decenas de miles, y armados de palos, navajas y piedras consiguieron destrozar las tiendas de campaña, y expulsar a los activistas opositores, algunos de los cuales recibieron palizas y fueron atendidos en las ambulancias. En la batalla campal, se oyeron algunos disparos y explosiones, probablemente causadas por el lanzamiento de cócteles molotov. Avanzada la noche, la Hermandad instó a los manifestantes a retirarse de los alrededores del palacio presidencial, y de madrugada llegaron los choques que han dejado, al menos, cinco víctimas.
Hasta ahora, los Hermanos Musulmanes habían rechazado convocar sus marchas en los mismos lugares que la oposición. Por ejemplo, el pasado sábado renunciaron a manifestarse en la plaza de Tahrir ante el temor a posibles choques. Sin embargo, tras el cerco que sufrió la noche del martes el palacio presidencial, los líderes de la Hermandad cambiaron de opinión y llamaron a sus militantes a dirigirse al palacio de Ittahadia para “apoyar la legitimidad” del rais.
Aunque estas refriegas eran inéditas en la capital, durante los últimos días las tensiones entre partidarios y detractores de Morsi se habían desbordado en varias ciudades del Delta del Nilo, como Damanhur y Majala, provocando al menos un muerto y docenas de heridos. Este miércoles han sido incendiados dos locales de los Hermanos Musulmanes en Ismailiya y Suez. A falta de diez días para la celebración del referéndum constitucional, existe suficiente combustible para provocar nuevas conflagraciones violentas.
En un comunicado público, las principales organizaciones políticas islamistas denunciaron los “actos de vandalismo” cometidos por la oposición el martes, y reafirmaron su intención de dirimir la disputa a través de las urnas. “Las actuales divisiones solo se pueden resolver a través de las urnas, no saboteando el país y su economía”, rezaba la nota.
En declaraciones al periódico Al Ahram, un representante del Partido de la Libertad y la Justicia, la marca electoral de la Hermandad, llegó a acusar a sus adversarios de “conspirar contra el presidente electo”. Una denuncia parecida llegó a la mesa de la Fiscalía General a través de una demanda interpuesta por el abogado Hamed Sadek. El recurso acusa a varios líderes de la oposición —Mohamed el Baradei, Hamdin Sabahi y Amer Musa— de participar en una “conspiración sionista” para deponer al rais basándose en una presunta reunión secreta entre Musa y Tzipi Livni, la antigua jefa de la diplomacia israelí.
La oposición también reflejó una escalada en su acritud. “Un régimen que no es capaz de proteger a su gente, y se pone del lado de su grupo y de matones, es un régimen que ha perdido su legitimidad y lleva Egipto a la violencia y a un baño de sangre”, declaró en una rueda de prensa El Baradei, que denunció los “ataques viciosos y deliberados” contra manifestantes pacíficos. “Ahora vemos un sistema que no es mejor en nada, y puede ser peor al anterior”, apostilló el veterano exdiplomático, elegido hoy coordinador del Frente de Salvación Nacional (FSN), una coalición que agrupa a los principales partidos opositores.
En mitad de este bronco debate, tan solo el vicepresidente, Mahmud Mekki, apeló a una solución negociada al conflicto desatado después de que Morsi se arrogara poderes cuasi absolutos el pasado 22 de noviembre. Mekki, un célebre juez reformista, ofreció a la oposición la posibilidad de negociar antes del referéndum constitucional, previsto para el 15 de diciembre, y consensuar la modificación de aquellos artículos del borrador de la nueva Carta Magna que suscitan más rechazo.
También desde el exterior llegaron llamadas a la contención y al diálogo para abordar la crisis. “Se necesita diálogo en las dos direcciones”, declaró la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, en línea con la neutralidad y cautela expresada hasta el momento por Washington. Pero, lo más probable, es que sus palabras caigan en saco roto. El FSN renovó su exigencia al rais de que retire de inmediato su declaración constitucional, cancele el referéndum y forme una nueva Asamblea Constituyente más equilibrada.
Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2012/12/06/actualidad/1354781880_930650.html
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