Lo que está sucediendo en Egipto requiere
una contextualización histórica. Cuando Sadat se hizo con el cargo por
primera vez después de Naser, en 1970, sus posibilidades de sobrevivir
en el poder eran nulas.
No tenía altura política ni base de poder
propia. Comenzó a edificar su poder en 1971, cuando anunció la
existencia de una amplia conspiración izquierdista por parte de los
asesores principales de Naser (él los llamó “marakiz al-qiwa”, centros
de poder).
El caso se fundó en grabaciones secretas
de conversaciones telefónicas. Nunca se supo si antes el gobierno de
Estados Unidos había suministrado a Sadat las “pruebas” para ayudarle a
eliminar a sus rivales naseristas.
Solo un año después, Sadat ordenó la
expulsión de los asesores soviéticos de Egipto, probablemente como pago
al gobierno estadounidense. El resto de la historia de Sadat y Mubarak
es demasiado bien conocida: el gobierno de Estados Unidos ayudó a
construir y supervisar el estado de seguridad represiva de Egipto, que
se convertiría en la piedra angular de las políticas de Estados Unidos e
Israel en Oriente Próximo.
Es demasiado pronto para analizar la
naturaleza del régimen egipcio de Mubarak pero hay algunas señales e
indicaciones claras. El gobierno de Estados Unidos ha llegado a la
conclusión de que él (e Israel) pueden hacer negocios con los Hermanos
Musulmanes siempre y cuando no toquen ni interfieran en la política
exterior de Sadat y Mubarak.
El servicio de inteligencia egipcio
lo ha construido Estados Unidos y opera como una extensión de la agencia
de la CIA en Egipto. Es justo decir que la Hermandad Musulmana ha
permitido al servicio de inteligencia mantener el control sobre la
política exterior de Egipto. Los nombramientos de altos cargos en el
Ministerio de Asuntos Exteriores se han llevado a cabo por el aparato de
la mujabarat [servicios secretos] y los ministros de Asuntos
Exteriores del nuevo Egipto son graduados de la escuela diplomática de
Sadat. El gobierno y el Congreso estadounidenses han dejado muy claro
que el único criterio que le importa a Estados Unidos es que se preserve
el tratado entre Egipto e Israel.
Pero la Hermandad Musulmana necesitaba
tiempo para demostrar su lealtad y sumisión a los intereses de seguridad
de Estados Unidos y a sus órdenes. Estados Unidos observaba muy de
cerca y los observadores árabes tenían muy claro que los Ijuan [Hermanos Musulmanes] se estaban sometiendo a un rápido cambio de imagen. Atrás quedaron los discursos sobre la yihad con
su grotesca retórica antisemita y las habituales referencias islamistas
a “los descendientes de los simios y los monos”; apareció una nueva
insistencia en la necesidad de respetar “los tratados y obligaciones
internacionales”. Obviamente, las referencias redundantes por parte del
nuevo gobierno egipcio a respetar los “tratados internacionales” no
estaban relacionadas en modo alguno con los tratados bilaterales de
Egipto con los países africanos y asiáticos. Se convirtió en un
eufemismo o en un mediocre lenguaje codificado para el nuevo gobierno de
los Ijuan: se envió como señal a Estados Unidos de que están
dispuestos a mantener las mismas políticas exteriores de Mubarak y Sadat
a cambio de apoyo en el poder.
La Hermandad envió emisarios a Washington DC y mantuvo conversaciones con destacados miembros del establishment sionista
en la ciudad. El senador John McCain (un hombre a la derecha de Ariel
Sharon), se convirtió en un repentino defensor de los Hermanos
Musulmanes en Estados Unidos y fue regularmente a la Fox News para
promover la idea de una “Hermandad musulmana moderada”. El FMI (un mero
instrumento de la política exterior estadounidense) se unió al coro
rápidamente y prometió un préstamo generoso a cambio de un buen
comportamiento.
Pero la guerra de Gaza fue la oportunidad
de oro: pasarían años antes de que realmente supiéramos cómo estalló la
guerra de Gaza y cómo se gestionó, pero los Ijuan se ganaron la
confianza de Estados Unidos y de Israel con gran rapidez. Tras la
salvaje guerra de Israel contra Gaza, los Hermanos Musulmanes y los
predicadores de la guerra santa contra los judíos —esa es la retórica
clásica de los Hermanos Musulmanes— argumentaron que la llamada del
gobierno de Mursi al embajador egipcio en Israel es la respuesta más
fuerte posible, muy parecida a la línea de argumentación de la política
exterior de Mubarak. La Hermandad trabajó muy de cerca con el gobierno
de Obama y los sionistas de Estados Unidos colmaron de elogios al
gobierno de Mursi y al nuevo comportamiento responsable de los Hermanos
Musulmanes.
Fue sólo unos días después de la guerra
de Gaza cuando Mursi presentó sus decretos. Y la reacción de Estados
Unidos fue bastante similar a su reacción cuando alguno de sus clientes
represivos de la región recurre a medidas represivas. Peor aún, el
gobierno de Estados Unidos reaccionó de la misma manera que reaccionó
cuando los manifestantes salieron a las calles por primera vez contra el
régimen de Mubarak.
Al igual que el gobierno de Obama condenó
con celeridad la “violencia” de los manifestantes egipcios contra
Mubarak (y no viceversa), el gobierno de Obama volvió a advertir a los
manifestantes (y no al régimen) contra el recurso a la violencia. Los
medios sionistas rápidamente siguieron el ejemplo. The New York Times publicó
una imagen en primera plana de un activista de la Hermandad Musulmana
rescatando a un herido: los árabes ridiculizaron extensamente la imagen
porque en el mismo día, la prensa árabe mostraba varias imágenes de
matones de los Ijuan golpeando a manifestantes pacíficos en El Cairo. Y The New York Times se ha mostrado tan complacido con el comportamiento de Mursi vis-à-vis Israel que ha considerado el montaje de tiendas de campaña y los garabatos de los graffiti anti-Mursi como actos de violencia por parte de la oposición.
No hay pruebas hasta el momento de que
Estados Unidos haya estado involucrado en el golpe de Mursi, pero hay
una clara evidencia de que los dos gobiernos han estado trabajando en
estrecha colaboración. Varios emisarios de Mursi fueron enviados a
Washington DC y Mursi notificó al gobierno estadounidense su decisión
antes de que el decreto fuese anunciado a la opinión pública egipcia.
No es improbable que Estados Unidos haya
actuado en connivencia con Mursi con el fin de reconstruir el estado de
seguridad represiva que tan útil ha resultado a Israel durante décadas.
Es posible que Estados Unidos ajuste sus relaciones en la región a fin
de incorporar a los regímenes de los Ijuan en el sistema
represivo regional pro-estadounidense establecido. La sospecha de un
papel estadounidense en el gobierno de Mursi es ampliamente compartida
entre los egipcios, y ello explica que muchos de los manifestantes
fueran a la embajada de Estados Unidos a protestar, pero fueron
apartados por los matones de la seguridad de Mubarak-Mursi.
http://sleepwalkings.wordpress.com/2012/12/08/un-golpe-estadounidense-en-egipto/
http://maestroviejo.wordpress.com/2012/12/11/un-golpe-estadounidense-en-egipto/
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