DHABI, 16 ene (IPS) – La volátil situación política en Medio Oriente ha estado por mucho tiempo determinada por las fluctuaciones de un solo producto: el petróleo.
Pero cuando esta región bendecida por ese crudo se quede sin agua, se producirá un cambio en el panorama político que podría desatar nuevos conflictos, se analiza en la capital de los Emiratos Árabes Unidos durante una cumbre mundial sobre el recurso.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, alertó el año pasado que la escasez de agua no solo contribuirá a la pobreza sino que también causará conflictos sociales e impedirán el desarrollo.
Aun más importante, alertó, “crea tensiones en regiones propensas a conflictos”, como Medio Oriente, “y demasiado frecuentemente, donde necesitamos agua, hallamos armas”. Esto último se aplica en especial a las naciones del Golfo, cuyas compras de armamento, gracias a los recursos generados con la venta de petróleo, están en alza.
La paradoja de la región fue especialmente bien descrita por un funcionario kuwaití de nombre desconocido que una vez afirmó: “En cualquier lugar donde cavamos en busca de agua, hallamos petróleo”.
En la primera Cumbre Internacional del Agua en Abu Dhabi, más de 30.000 participantes, incluyendo líderes políticos y empresariales, discutieron este miércoles 16 la formulación de una estrategia que reconozca la importancia de ese recurso para la estabilidad política y económica de la región.
Como dijo el martes 15 al inaugurar la cumbre el príncipe heredero de Abu Dhabi, el jeque Mohammad bin Zayed Al Nahyan: “Para Emiratos Árabes Unidos, el agua es hoy más importante que el petróleo”.
Munqeth Meyhar, de la oficina para Medio Oriente de la organización Amigos de la Tierra, dijo a IPS que la región había experimentado muchos problemas ambientales en los últimos tiempos, incluyendo el cambio climático.
Los recursos hídricos se vuelven cada vez más escasos, especialmente para los millones que ya carecen de acceso a agua potable.
Señaló que algunos de esos países, como Arabia Saudita, Iraq y Yemen, afrontan problemas específicos que requieren una atención inmediata.
“Un factor que comparten todos los países en Medio Oriente es su falta de recursos hídricos y su mala administración del agua”, dijo Meyhar, quien sigue de cerca la crisis de agua en la región.
Medio Oriente tiene una de las reservas de petróleo más grandes del mundo, que produce la mayor parte de la riqueza de la región. Aun así, el clima y el ambiente hacen la vida difícil para sus habitantes, señaló.
La región requiere importantes recursos hídricos y tierra adecuada para la agricultura. Pero gran parte del suelo disponible para producir alimentos ha quedado arruinado por la desertificación, que constituye un problema creciente, con vastos efectos en países como Iraq, Jordania y Siria, indicó Meyhar.
Las causas universales de la propagación de los ambientes áridos son las prácticas agrícolas inadecuadas y el pastoreo excesivo. La agricultura utiliza 70 por ciento del agua de Medio Oriente.
En la región es común que se arruinen muchas tierras por una irrigación excesiva, mientras que las sequías se hacen cada vez más frecuentes, indicó.
Informes de inteligencia de Estados Unidos proyectan un sombrío escenario para el futuro: conflictos étnicos, tensiones regionales, inestabilidad política e incluso genocidios por causa de la escasez de agua.
En la próxima década, “muchos países importantes para Estados Unidos seguramente experimentarán problemas de agua, como escasez, mala calidad o inundaciones, que contribuirán al riesgo de inestabilidad y fallas en los estados, además de incrementar las tensiones regionales”, indicó la Evaluación Nacional de Inteligencia de Estados Unidos de marzo de 2011.
En julio de ese año, el presidente del estadounidense Consejo Nacional de Inteligencia, Chris Kojm, pronosticó que, para 2030, casi la mitad de la población mundial, actualmente de más de 7.000 millones de habitantes, vivirá en áreas con dificultades relacionadas con el agua, incrementando la probabilidad de grandes matanzas.
Meyhar señaló que la árida Jordania sufre una severa escasez de agua.
El costo del agua en ese país se incrementó 30 por ciento en los últimos 10 años, debido a la disminución de los recursos subterráneos, explicó. En ese periodo, Jordania no ha podido producir suficientes alimentos para su población.
Meyhar explicó además que la escasez de agua afectó la calidad de vida de los jordanos en las zonas rurales, lo que causó un gran éxodo a las grandes ciudades. Este es un problema común a todos los países de Medio Oriente.
Consultado sobre la desalinización, el experto sostuvo que las plantas para realizar ese proceso hacen un uso excesivo del agua en Medio Oriente.
Setenta por ciento de las plantas de desalinización en el mundo están ubicadas en esa región, mayoritariamente en Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos y Kuwait. Israel se está acercando a este grupo a un ritmo acelerado.
Aunque esas plantas producen el agua necesaria para esa árida región, generan daños a la salud y el ambiente.
El agua de mar usada en la mayoría de las plantas de desalinización tienen grandes cantidades de boro y bromuro, y el proceso solo puede remover minerales esenciales como el calcio.
Además, la sal retenida es por lo general devuelta a los océanos, incrementando su salinidad y afectando así más aún el ambiente. Además, el proceso de desalinización consume mucha energía, indicó Meyhar.
El alto consumo de energía deriva en un aumento de los precios, afectando a los consumidores.
Las plantas de desalinización pueden ayudar a aliviar la carencia de agua potable, pero también contribuyen a un uso excesivo de los recursos naturales.
“En nuestra opinión, la reforma del sector del agua en su uso doméstico, agrícola, turístico e industrial es el primer paso hacia la solución de los desafíos de Medio Oriente”, dijo Meyhar.
La Cumbre Internacional del Agua, que concluirá este jueves 17, lanzó el Project Stream (Proyecto Torrente), que procura conectar a diferentes actores para hallar soluciones a los problemas del agua.
Se espera que los países del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos, Kuwait, Omán y Qatar) inviertan más de 100.000 millones de dólares en la región a favor de estas soluciones
Por Thalif Deen
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