Draghi, Monti, Papademos o De Guindos, encargados de solucionar la crisis, trabajaron hasta hace unos años en alguna de las entidades que desencadenaron el desastre financiero
En una semana, Mario Draghi ha hecho bailar a su antojo el futuro de millones de personas con la única fuerza de sus palabras. Como el dueño de un perro que le afloja la correa hasta que se siente libre y luego lo ahoga de un tirón. Debe de ser inquietante sentirse con semejante poder. El pasado jueves, Europa respiró aliviada con una simple frase. «Haré todo lo necesario para salvar el euro. Y créanme será suficiente», dijo.
Ayer volvió el pánico. Advirtió a España e Italia de que si quieren el rescate, deberán pedirlo. Algo así como pedir permiso para que lo abran a uno en canal. Y Rajoy, que ni sube ni baja. Ni firma la sentencia ni intenta defenderse.
No es nueva esta situación para el actual presidente del BCE. «Súper Mario», que así lo apodan los que más lo conocen, lleva muchos años subiendo niveles y eliminando obstáculos, como hace el personaje del videojuego. Entre 2002 y 2006, fue el vicepresidente en Europa de Goldman Sachs, uno de esos «cocos» de los mercados con infinitos tentáculos que todo lo controlan. Uno de esos enemigos que se teme más por su indefinición y misterio que por su fuerza real. Fue Goldman Sachs quien ayudó a Grecia a disfrazar su déficit para cumplir con las exigencias de la UE. Poco a poco, construyeron un engaño gigante con pies de barro con el éxito que todos conocen: un país al borde del caos.
Pero el vicepresidente Draghi, como Méndez, como Rato, no sabía nada. Se apañó para salir de Goldman Sachs y llegar como un soplo de aire fresco al Banco de Italia, asolado por la corrupción. Allí estuvo hasta que enganchó, el año pasado, la presidencia del BCE.
De tal palo, tal astilla. Porque su hijo menor, Giacomo, ya lleva ocho años en Morgan Stanley haciendo malabarismos con los tipos de interés. Esos mismos sobre los que su padre Mario tiene, valga la redundancia, la patria potestad.
Monti y Papademos, dirigentes sin elecciones
La influencia de Goldman Sachs se extiende, precisamente, en los únicos países de la UE con un gobierno que no ha sido elegido por los ciudadanos: Italia y Grecia. Otro «Súper Mario», Monti, que a la vez es primer ministro y titular de Economía, fue uno de los principales asesores del banco de inversión (también lo fue de Coca Cola) en la pirueta fallida de las cuentas griegas.
Precisamente, en el país heleno se cierra el círculo que une a tres de los hombres destinados a salvar Europa. Lucas Papademos, antes de convertirse en primer ministro sin pasar por las urnas, fue gobernador del Banco Central Griego entre 1994 y 2002. Durante esos años se llevó a cabo todo el proceso de falsificación para que Grecia entrase en el euro. Y claro, se supone que él tampoco sabía nada.
Hay otros nombres que, pese a no ser conocidos para el gran público, han tenido también una influencia decisiva en los mecanismos económicos. El portugués Antonio Borges fue, entre 2000 y 2008, vicepresidente de Goldman Sachs. En 2010 fue nombrado director del Fondo Monetario Internacionalpara Europa. En septiembre del pasado año, recomendó al gobierno español una auditoría externa de sus cuentas. Menos de un mes después, dimitió por «motivos personales».
Petros Christodolou es desde 2010 el encargado de gestionar la desorbitada deuda pública de Grecia. Es decir, tiene la labor de solucionar el problema generado por la especulación de Goldman Sachs. Y, curiosamente, participó desde dentro en la especulación. En la década del 2000 fue ejecutivo del Banco Nacional Griego y colaboró con el banco de inversión, dónde empezó su carrera.
De Guindos, en Lehman Brothers
A España también llegan los tentáculos de los grandes bancos de inversión. Para muchos, el estallido de la crisis tiene fecha:el 15 de septiembre de 2008. Ese día quebró Lehman Brothers. En aquel momento, el presidente del banco en España y Portugal era el actual ministro de Economía, Luis de Guindos.
Lehman Brothers desapareció tras el escándalo de lassubprime, una bomba de relojería disfrazada de hipotecas ventajosas, destinadas sobre todo para familias humildes. Los dirigentes de Goldman Sachs, también envuelta en la quiebra del que fue banco de De Guindos, calificaban a sus clientes como muppets (marionetas).
Los dirigentes de estas grandes corporaciones se han mantenido, salvo contadas excepciones, indemnes. Mientras tanto, se cierra una semana más con la prima de riesgo, elinterés de la deuda y la amenaza del rescate copando las portadas. Y los que van a sufrir, los que pagarán más impuestos, los que verán reducido su sueldo, los que quieren y no pueden trabajar, seguirán sin poder decidir sobre su futuro
MANUEL REY
Redacción / La Voz 04 de agosto de 2012 21:01
RALPH ORLOWSKI
Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/economia/2012/08/03/hombres-goldman-sachs/00031344013242897832665.htm
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