En las profundidades de los océanos, debajo de toneladas de arena y de hielos eternos, y en las selvas enmarañadas, se ocultan las más enormes evidencias de un pasado globalizado administrado por una civilización superior de origen incierto que regía con una única cultura mundial.
A veces resulta irónico ver los esfuerzos científicos por entender las geografías y fenómenos de otros planetas, cuando todavía no somos ni medianamente capaces de comprender las zonas de difícil acceso del nuestro:
todos estos sitios permanecen y permanecerán desde y por muchos siglos en el misterio mientras no se les dedique un presupuesto y un esfuerzo investigativo serio.
todos estos sitios permanecen y permanecerán desde y por muchos siglos en el misterio mientras no se les dedique un presupuesto y un esfuerzo investigativo serio.
Ahora, el Google Earth se ha convertido en el más audaz de los arqueólogos y constantemente está entregando enormes sorpresas pero muchos años antes de que siquiera se soñara su existencia.
En diciembre de 1975, un satélite norteamericano, el Landsat 2, buscando peras encontró olmos, y captó casi por accidente unas extrañas fotografías en una meseta de la misteriosa cadena del Pantiacolla, en plena selva Madre de Dios, en Perú, zona donde se producen frecuentes perturbaciones electromagnèticas en brújulas y altímetros.
En diciembre de 1975, un satélite norteamericano, el Landsat 2, buscando peras encontró olmos, y captó casi por accidente unas extrañas fotografías en una meseta de la misteriosa cadena del Pantiacolla, en plena selva Madre de Dios, en Perú, zona donde se producen frecuentes perturbaciones electromagnèticas en brújulas y altímetros.
Eran diez estructuras agrupadas en dos filas de cinco que sugerìan formas de gigantescas pirámides truncas con una altura de entre 150 y 200 metros, que fueron bautizadas como las Pirámides de Pantiacolla ( en aymará: "el lugar donde se pierden los collas" )
.El área Madre de Dios es conocida popularmente como la zona donde los incas se ocultaron de los españoles, entrelazada con la mítica leyenda de El Dorado o Paitii, y muy cercana a los bellísimos y enigmáticos Petroglíficos de Pusharo .
Varias expediciones llegaron al lugar para confirmar o deshechar la especulaciòn, pero no pudieron ponerse de acuerdo en sus conclusiones sobre su origen natural o artificial, mientras que en sus contactos con los aborìgenes de la zona, los machiguengas, éstos les reportaron que ven permanentemente extrañas luces y escuchan ruidos enigmáticos que parecen provenir de las entrañas de la tierra.
Varias expediciones llegaron al lugar para confirmar o deshechar la especulaciòn, pero no pudieron ponerse de acuerdo en sus conclusiones sobre su origen natural o artificial, mientras que en sus contactos con los aborìgenes de la zona, los machiguengas, éstos les reportaron que ven permanentemente extrañas luces y escuchan ruidos enigmáticos que parecen provenir de las entrañas de la tierra.
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