Fotografía de archivo de los Reyes y los Príncipes de Asturias durante una recepción oficial (I.C).
El jefe del Estado no estará hoy presente en la Plaza de San Pedro durante la misa solemne de inicio de pontificado de Francisco I. Ni siquiera acudirá doña Sofía, la Reina consorte. El lugar preferente que el protocolo vaticano había reservado a los Reyes, junto a otros monarcas reinantes, para la ceremonia de entronización del nuevo Papa será ocupado esta vez por los Príncipes de Asturias. Una decisión nada improvisada que La Zarzuela ha consensuado con el Gobierno, y que marca el inicio de la discreta operación relevo en la Corona, que debe conducir a medio plazo a la abdicación del Rey en favor de su hijo.
La convalecencia de don Juan Carlos, que abandonó la clínica La Milagrosa el pasado día 9 tras ser operado de dos hernias discales, no es la única razón de Estado para que Felipe de Borbón encabece hoy, junto a Mariano Rajoy y tres ministros de su Gobierno, la delegación española ante el Vaticano. O mejor aún: constituye la coartada casi perfecta para justificar sin aspavientos la ausencia del monarca y seguir poniendo en valor la figura del heredero al Trono.
Es cierto que, pese a su reciente intervención quirúrgica, el Rey podría viajar a Roma y presenciar, tal vez ayudado de una silla de ruedas, la coronación del Pontífice argentino en la emblemática Plaza de San Pedro. No sería la primera vez, al fin y al cabo, que el monarca, de 75 años, hace caso omiso al consejo de sus médicos. Pero de lo que se trata no es de forzar la recuperación de don Juan Carlos, sino de impulsar, según el incipiente guión previsto, el creciente protagonismo del Príncipe.
El calendario parece haberse conjurado a favor de la estrategia diseñada en La Zarzuela -que no por el Rey- y la casualidad ha querido que la operación relevo cobre este martes un mayor significado. Porque apenas dos horas después de que el cardenal camarlengo, Tarsicio Bertone, coloque en la mano derecha de Francisco I el anillo del Pescador, símbolo del papado, y éste oficie la misa de inicio de su pontificado, el general Félix Sanz Roldán, jefe de los espías españoles, comparecerá en el Congreso por un asunto que trae de cabeza a la Corona: la relación del Rey con la princesa Corina zu Sayn-Wittgenstein.
Salvar la monarquía
La aristócrata alemana personifica mejor que nadie los males que han llevado a la Corona a despeñarse por el abismo de la pérdida de credibilidad institucional, precipitando así la operación de maduración del Príncipe para tratar de salvar la monarquía. Más allá de su relación sentimental con el Rey -que ha dejado como víctima colateral a doña Sofía-, Sayn-Wittgenstein fue la acompañante del monarca en el accidentado safari de Botsuana; la conseguidora de su yerno, Iñaki Urdangarín;su representante en oscuros negocios aún no aclarados, y la ocupante de una vivienda propiedad de Patrimonio Nacional y pagada con fondos públicos.
Pero es que, además, también este martes, mientras Felipe de Borbón asiste a la amable ceremonia del Vaticano, la justicia volverá a remover el fango del caso Nóos, origen de todos los males. Tras la imputación de su yerno, primero, y más tarde del secretario personal de sus hijas, Carlos García Revenga, es ahora nada menos que el asesor jurídico del Rey, José Manuel Romero, conde de Fontao, quien deberá responder a las preguntas del juez José Castro y del fiscal anticorrupción de Baleares, Pedro Horrach.
Romero prestará declaración esta tarde, en calidad de testigo, para aclarar si asesoró a Urdangarin y su ex socio, Diego Torres, para encubrir sus negocios en la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social, la entidad sucesora del Instituto Nóos, con la que el duque de Palma siguió obteniendo fondos públicos. También comparecerá hoy como testigo el vicesecretario del PP Esteban González Pons, que en 2005, siendo conseller de la Generalitat valenciana, firmó un convenio con Nóos para organizar los I Juegos Europeos, que nunca llegaron a celebrarse.
Ninguna de estas miserias ha salpicado al heredero de la Corona, que asiste atónito, desde una prudente y aséptica distancia, a las corruptelas de su cuñado, las torpezas de su padre y las amenazas veladas de la princesa Corinna. Recién cumplidos los 45 años -los mismos que Guillermo de Orange, que el próximo mes sucederá a su madre, la reina Beatriz de Holanda, tras la abdicación de ésta-, el príncipe Felipe intuye que su reinado se acerca. La operación relevo ya está en marcha.
Fuente: http://www.elconfidencial.com/espana/2013/03/19/la-ausencia-del-rey-en-el-vaticano-marca-el-inicio-de-la-operacion-relevo-en-la-corona-117140/
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