Según el diario londinense The Times, el primer ministro británico David Cameron propuso a sus socios de la OTAN asesinar al presidente sirio Bachar al-Assad y organizar un golpe de Estado militar en Damasco [1].
Ese escenario permitiría poner en el poder un nuevo «líder» que rompería con la Resistencia antisionista, aunque mantendría esencialmente el aparato baasista.
No es la primera vez que «el bando de la democracia» planea instaurar una dictadura militar en Siria. Ese fue el objetivo abiertamente reconocido de la ex secretaria de Estado Hillary Clinton y del general estadounidense David Petraeus con el gran atentado perpetrado en Damasco el 18 de julio de 2012. En aquel momento, una poderosa explosión mató a los principales responsables del Consejo de Seguridad Nacional de Siria, abriendo así el camino a un golpe de Estado mientras que 40 000 Contras atacaban simultáneamente la capital siria. Respaldado por la Guardia Nacional, el Estado sirio resistió.
Posteriormente, Francia y Turquía trataron nuevamente de asesinar al presidente Assad [2].
La proposición del primer británico Cameron hace pensar que existe al menos un cómplice dentro del entorno inmediato del presidente Assad y al menos otro entre los principales dirigentes del gobierno actualmente en el poder así como en el ejército o los servicios de seguridad.
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