Los “Viajes de Gulliver”, de Jonathan Swift, es una obra de literatura infantil o juvenil. Pero contiene unas informaciones científicas asombrosas, además de algunas situaciones realmente curiosas.
Los dos satélites de Marte (el dios de la guerra), Fobos y Deimos, fueron descubiertos por el astrónomo norteamericano Asaph Hall en el año 1877. Sus nombres significan Miedo y Terror (¡!!).
Lo extraño es que son descritos en la obra de Jonathan Swift, con sus parámetros exactos, en 1726, 150 años antes de su descubrimiento oficial.
En la tercera parte de los “Viajes de Gulliver”, se describe los dos satélites de Marte, por boca de Gulliver, y da sus coordenadas con una precisión sorprendente: Leemos en el texto de Swift: “Han descubierto (se refiere a los científicos tripulantes de la gigantesca “isla volante” que recogieron a Gulliver), dos estrellas interiores o satélites, que giran alrededor de Marte, del que el más próximo se encuentra de su centro a tres veces exactamente de su diámetro y el más alejado a una distancia de cinco veces el mismo diámetro”.
Estas medidas son completamente exactas. Gulliver proporciona muchos más datos, que no detallamos, pero que son tan correctos y precisos como los anteriores. Pero la pregunta que hay que hacerse es ¿cómo llegaron esos datos a Swift 150 años antes del descubrimiento oficial de los satélites de Marte?
Pues bien: las informaciones sobre los satélites de Marte fueron dadas a Gulliver por los tripulantes de la “Isla Voladora”. ¿Tripulantes de un Ovni?. Y éstos ¿cómo lo sabían?. Y por si fuera poco le dijeron a Gulliver que ellos eran marcianos, que venían del “Planeta Rojo”. Gulliver (Swift en este caso) tuvo información que “alguien” le hizo llegar. Informaciones que han resultado ser ciertas. La única duda que subsiste es saber quién era ese alguien. ¿Extraterrestres?
Marte ha sido siempre enigmático por naturaleza. El astrónomo italiano Schiaparelli en 1877, creyó ver unas líneas transversales que surcaban el planeta y que él asoció a gigantescas obras de ingeniería, y las identificó como “canales”. Percival Lowell pensó que aquellos canales eran construcciones de los últimos habitantes del planeta que trataban de subsistir en un mundo agonizante, dónde el agua era ya muy escasa.
Y finalmente, en una de las fotografías de la región marciana de Sidonia, aparecen una formaciones muy similares a las pirámides egipcias y lo que es más asombroso, también parece verse reflejado un rostro con rasgos casi humanos, parecido a la Esfinge.
Y una última cuestión sobre los satélites marcianos.
El astrofísico Josiph Schlowski sostiene que Fobos es un satélite hueco, ya que su peso no correspondería a su tamaño. Según los conocimientos actuales, no existe en el Universo ningún cuerpo planetario que sea hueco. Exceptuando, claro, que sea artificial.
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