viernes, 23 de agosto de 2013

Hastings pensaba antes de “accidentarse” que su vehículo había sido saboteado


Un día antes del sospechoso accidente automovilístico que cobró la vida del periodista Michael Hastings, quien se encontraba investigando al director de la CIA, John Brennan, el reportero de Rolling Stone expresó temores de que su Mercedes fuera objeto de un sabotaje.

La revelación se desprende de una entrevista conducida por LA Weekly a una amiga de Hastings, Jordanna Thigpen, la cual volvió a enfatizar que el periodista temía por su seguridad y se quejaba de ser monitoreado por el FBI. Según Thigpen, su compañero estaba “asustado y quería abandonar la ciudad”.

De acuerdo a lo relatado por la mujer, Hastings llegó a molestarse por la presencia de helicópteros en las cercanías de su hogar, señalando que estaba siendo víctima de una estricta vigilancia. Llegó incluso a creer que su vehículo había sido manipulado. “Nada de lo que pude decir podía consolarlo”, afirma Thigpen.

Cerca de la medianoche del día anterior al accidente, Hastings llegó hasta el domicilio de Thigpen solicitando urgentemente que le prestara su automóvil Volvo. Hastings señaló tener miedo de conducir su propio vehículo. La amiga se negó a la solicitud, diciéndole que el carro que poseía tenía problemas mecánicos.

Al día siguiente, pasadas las 11:15 a.m., Thigpen recibió la llamada de un conocido, quien le informó que Hastings había fallecido tras colisionar con un árbol y verse embestido por una bola de fuego.

Las preocupaciones de un posible sabotaje al Mercedes se suman a las sospechas de que Hastings fue asesinado. Una teoría similar fue planteada a finales de junio por el ex Coordinador Nacional de Seguridad, Protección de Infraestructura y Antiterrorismo de Estados Unidos, Richard Clarke.

En conversación con The Huffington Post, Clarke sostuvo que el accidente del investigador era “consistente con un ataque cibernético vehicular”. El ex funcionario de gobierno dijo que había una “razón para creer que las agencias de inteligencia de los grandes poderes – incluyendo a Estados Unidos – saben cómo controlar un carro de forma remota”.

A inicios de esta semana, una autopsia (leer aquí) arrojó que el periodista registraba bajas cantidades de metanfetamina y marihuana en su sangre, no obstante descartó que éstas contribuyeran a su colisión. Medios de comunicación como ABC News han tergiversado las informaciones, representando a Hastings como un drogadicto.

Parece más probable que el uso de drogas de Hastings, luego de estar sobrio por cinco años, se debiera al hostigamiento que sufría por parte de agentes federales, según han denunciado sus cercanos.

Un día antes de morir, Hastings advirtió en un correo electrónico que sus colegas estaban siendo entrevistados por el FBI, pidiendo asesoría legal y diciendo que estaba detrás de “una gran premisa”, debido a lo cual debía “salir del rada(r) un poco”. Sus amigos confirmaron que el periodista se comportaba de forma “muy paranoica” por la posible vigilancia del gobierno.

De acuerdo a Wikileaks, Hastings también contactó a un abogado del sitio web “horas antes de fallecer, diciendo que el FBI lo estaba investigando”. El Departamento de Justicia confirmó la semana pasada que el FBI posee documentos sobre Hastings (lea declaración aquí), a pesar de que la agencia lo negara en un comienzo.

Otras preguntas sobre la muerte de Hastings dicen relación con la captura de una cámara filmadora, la cual mostraría tres explosiones antes de que el vehículo del periodista impactara contra el árbol. Testigos también describieron explosiones, comparando el sonido con el de bombas.

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