jueves, 3 de octubre de 2013

Una enfermedad devasta los cultivos de maíz transgénico en Estados Unidos



La noticia ha supuesto una convulsión en uno de los principales centros de producción de maíz, en Minnesota, al norte de Texas. Se trata de una enfermedad que pocos agricultores habían visto hasta hace cinco años.

Conocida como el marchitamiento de Goss, ha reducido a la mitad los rendimientos de algunos cultivos, pero todavía sigue extendiéndose. Este pasado verano llegó a Louisiana, en una ubicación tan al sur como nunca se había visto. Alison Robertson, patólogo de las plantas de la Universidad Estatal de Iowa, estima que alrededor del 10% de la cosecha de maíz de este año se perdería por la enfermedad de Goss.

Esta enfermedad, llamada así por RW Goss, un patólogo de las plantas de Nebraska, está producida por una bacteria que tiene el nombre de Clavibacter michiganensis subsp, nebraskensis. Cuando una planta es dañada por el granizo u otra causa, el patógeno entre por la herida e infecta el sistema vascular de la planta, produciéndose cicatrizaciones en las hojas, que presentan unas lesiones de color marrón amarillento, salpicado de manchas negras.

La infección puede o no matar a la planta, dependiendo de la época en que aparece, pero siempre merma los rendimientos. Los agricultores que nunca habían visto una enfermedad semejante, se encuentran desconcertados.

“Un agricultor que me llamó había encontrado un círculo en el maíz, como de unos 50 pies de diámetro, con unos síntomas extraños: tallos rotos, torsión y decoloración”, dijo Clayton Hollier, patólogo de las plantas de la Universidad Estatal de Louisiana. “Nunca había oído de semejantes síntomas, hasta que me enteré de la enfermedad de Goss en la Universidad”.

Hasta 2008, el marchitamiento de Goss sólo se había dado al oeste de Nebraska y en unos pocos condados al este de Colorado. Pero durante este año se ha encontrado en Iowa, Illinois, Indiana y Wisconsin.

En 2011, un año especialmente virulento, en muchos cultivos de Illinois se perdieron hasta 60 bushels de maíz por cada acre debido a la enfermedad ( el rendimiento normal es de 200 bushels por acre). Lo mismo ocurrió en muchos condados de Indiana.

Si bien no existen datos oficiales, en los dos últimos años la enfermedad no fue muy virulenta, gracias sobre todo al clima cálido y seco, que mantiene a raya la enfermedad. Sin embargo, su continua expansión es algo que preocupa a los patólogos y a los agricultores del cinturón del maíz.

No se sabe por qué el marchitamiento de Goss se ha extendido tan rápidamente en los últimos años, pero mucho patólogos sospechan que uno de los factores más importante es la selección que se ha hecho de los híbridos para la modificación genética por parte de la principales empresas de semillas: Monsanto, DuPont y Syngenta.

“Mi teoría es que se eligieron unos determinados híbridos por su alto rendimiento”, dijo el Dr. Robertson, cuya investigación está financiado por Monsanto y el Departamento de Agricultura. “También puede tratarse de híbridos muy susceptibles al marchitamiento de Goss”.

Alrededor del 90% del maíz cultivado en Estados Unidos proviene de semillas que han sido diseñadas en un laboratorio, su ADN modificado con un material genético que no se encuentra de forma natural en las especies de maíz. Casi todo el maíz de Estados Unidos está ahora diseñado para resistir los potentes herbicidas a base de glifosato ( una de cuyas marcas es Roundup), de modo que los agricultores matan las malas hierbas sin matar el maíz.

Los agricultores se refieren a este tipo de cultivos como biotecnológicos, que requieren de la aprobación del Departamento de Agricultura, como peculiares, para distinguirlos de los híbridos tradicionales.

Mientras que algunas variedades de maíz son resistentes al marchitamiento de Goss, sobre todo las que se venden al oeste de Nebraska y al este de Colorado, la mayoría no lo son. Dan Arderson, gerente de Monsanto en el campo del maíz, reconoció que las variedades de alto rendimiento elegidas por sus empresa y otras, podrían ser susceptibles de contraer la enfermedad, pero agregó que los cambios en la gestión agrícola también pueden propagar la enfermedad: los agricultores plantas más maíz debido a la demanda de etanol, de modo que va en detrimento de otros cultivos.

“Una de las mejores formas para el control del marchitamiento del maíz es el de la rotación de cultivos: maíz, luego soja u otros cultivos”, dijo Anderson.

Otro posible factor es la siembra directa, lo que deja tallos de maíz en los que persisten las bacterias, contaminando la cosecha posterior, al no ararse las tierras.

No se han desarrollado híbridos que soporten por completo el marchitamiento de Goss, pero las empresas han incrementado el número de semillas que presentan mayor resistencia.

Ryan Forth posee unos 4500 acres de tierra al norte de Ames, Iowa, de los cuales dos tercios los planta de maíz y el resto de soja. El Sr. Forth también distribuye semillas de Monsanto. Algunas semillas de la línea DeKalb de esta empresa se han identificado como muy susceptibles a la enfermedad de Goss.

Después de una tormenta de viento en 2010, dijo: “Empezamos a ver esos pequeños círculos extraños en el follaje en el campo donde habían plantado semillas DeKalb. Al principio pensamosque eran daños causados por el viento, o por la escasez de lluvia, uno siempre sospecha del clima, pero ahora estoy seguro de que el problema es la elección que se hizo del híbrido”.

El siguiente año plantaron los mismos híbridos: “… Fue un completo desastre, un naufragio en los rendimientos”.

Después plantó un híbrido distinto de Monsanto y no tuvo ese problema con el marchitamiento de Goss. Ya no vende los híbridos DeKalb que contraen la enfermedad.

Por Stephanie Strom, 30 de septiembre de 2013

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