Llevar gafas de sol en público, no darse de alta en redes sociales como Facebook y guardar la tarjeta con la que se paga el peaje en un sobre blindado contra las ondas electromagnéticas son algunas de las recetas para proteger la privacidad.
Son precisamente aquellos métodos a los que acude Nico Sell, la organizadora de la conferencia de los piratas informáticos DefCon y coautora de la aplicación Wickr, que sirve para la autodestrucción de los datos personales y, como consecuencia, para una comunicación segura.
Muchos de sus amigos consideraron durante largo tiempo sus hábitos como una especie de excentricidad. Ella misma se colocaba en el tope del 1% de personas “superparanoicas”. Sin embargo, dice, en los últimos dos meses los “amigos que no están en la industria de la seguridad” la visitan uno tras otro para manifestarle que tenía razón.
Mientras el 37% de los internautas que tomaron parte en un reciente sondeo supusieron que era posible guardar un completo anonimato en línea, Sell asegura que es 100% imposible. La experta en piratería informática admite que en algún momento todos que lo deseen podrán encontrar mediante una simple búsqueda en Internet todas sus llamadas, mensajes del texto y el contenido de su buzón de correo.
Facebook y Twitter, advierte Sell, ya introdujeron en su sistema de intercambio de datos las herramientas para trazar a quien suba una imagen: el denominado Photo DNA. Formalmente el programa, desarrollado por Microsoft, sirve para buscar a las personas involucradas en la pornografía infantil. Sin embargo, los activistas que abogan por la privacidad están ya convencidos de que la misma tecnología podría ser aplicada por las autoridades para combatir otros delitos o ser usada simplemente para saber más de cada usuario.
“Estoy tratando de proteger a mi familia y mis amigos de Internet y el Wayback Machine” (la base de datos que contiene réplicas de muchas páginas ya puestas fuera de servicio o no existentes): así explicó la cofundadora de Wickr el motivo de la creación de su producto informático. No obstante, encriptar y programar los datos para que se autodestruyan tampoco es una panacea contra las tecnologías cada vez más avanzadas de vigilancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario