La arqueología siempre fue una disciplina tan importante como entretenida.
Es de sumo interés para las ciencias y cada año nos sorprende con nuevos hallazgos que nos hacen replantear diversos aspectos sobre el conocimiento y sobre cómo entendemos la realidad, algunas veces poniéndonos los pelos de punta.
Es de sumo interés para las ciencias y cada año nos sorprende con nuevos hallazgos que nos hacen replantear diversos aspectos sobre el conocimiento y sobre cómo entendemos la realidad, algunas veces poniéndonos los pelos de punta.
Desde recónditos y antiguos lugares como cementerios a extrañas estructuras óseas, humanas o no, estos vestigios del pasado vuelven para revelarnos comportamientos, rituales y diferentes características de la naturaleza que captan por completo nuestra atención.
Diversos descubrimientos arqueológicos alrededor de todo el planeta durante años nos brindaron evidencias claras y muy concisas sobre el sacrificio humano y se trata de algo que indudablemente nadie puede negar.
Para el año 2008, la renombrada revista Antiquity hizo publico uno de los hallazgos más perturbadores sobre sacrificios humanos que habrían ocurrido aproximadamente para el año 2300 a.C.
La escena revelaba que para entonces, en las ruinas de una profunda caverna ubicada en las regiones del noreste de Siria, al menos tres personas habrían sido sacrificadas. Los restos óseos estaban dispuestos en extrañas posiciones y se les había arrancado el cráneo.
Mediante el análisis de los huesos, se determinó que se trataba de acróbatas debido al atípico desarrollo de huesos y ligamentos.
Los expertos también suponen que al parecer para aquel entonces, los artistas fueron sacrificados y abandonados allí y que no se trate de un solo caso en particular, sino de varios relacionados con este tipo de entretenimiento.
Los expertos también suponen que al parecer para aquel entonces, los artistas fueron sacrificados y abandonados allí y que no se trate de un solo caso en particular, sino de varios relacionados con este tipo de entretenimiento.
Las momias gritando
Todos conocemos la catalepsia, ¿no es así? Ese terrible trastorno que protagonizó grandes horrores a lo largo de la historia, ese del que tanto habló E.A. Poe en historias como El entierro prematuro y que llevó a muchas familias a colocar campanas en los ataúdes de sus seres queridos por si acaso.
En la catalepsia, la persona presenta todos los síntomas de un fallecido pero muchas horas o incluso días después, la persona vuelve a la normalidad, ya que nunca murió realmente.
Se conocen miles de casos en los que diagnosticados como clínicamente muertos, se enterró a la gente que días después despertó en su propio ataúd para morir allí totalmente aterrorizados y en el olvido.
No en vano les cuento esto, pues para el año 1886 el arqueólogo Gaston Maspero quien para la fecha encabezaba el Servicio de Antigüedades Egipcias, descubrió una sepultura muy diferente a con las que acostumbraba hacer su trabajo.
Esta no contaba con ningún tipo de inscripción y no tenía nada que la identificara.
Al abrirla junto a su equipo de investigadores, encontraron algo peor, el cuerpo increíblemente conservado de una rígida momia cubierto por lana de oveja, algo que para los egipcios era una suerte de deshonra.
A su vez, la momia tenía inexplicablemente sus piernas y brazos atados, y lo más perturbador: lo que quedaba de su rostro tenía una profunda expresión de desesperación y estaba profiriendo un grito con toda su boca abierta.
A su vez, la momia tenía inexplicablemente sus piernas y brazos atados, y lo más perturbador: lo que quedaba de su rostro tenía una profunda expresión de desesperación y estaba profiriendo un grito con toda su boca abierta.
Fue divertido hacerlos imaginar que esta persona fue enterrada viva, pero no es así. En todo el mundo se descubrieron miles de momias con esa expresión y se trata de algo muy natural.
En el lento proceso de descomposición, la mandíbula cae y deja la boca abierta como si se tratara de un grito desesperado. De todas formas, esta explicación no hace menos perturbador el hallazgo de una momia con la boca ampliamente abierta.
En el lento proceso de descomposición, la mandíbula cae y deja la boca abierta como si se tratara de un grito desesperado. De todas formas, esta explicación no hace menos perturbador el hallazgo de una momia con la boca ampliamente abierta.
El Monte Owen se encuentra en las inhóspitas regiones montañosas de Nueva Zelanda, una zona repleta de lugares que parecen salidos de las mejores fantasías medievales.
Para hacernos una idea clara, allí se filmaron muchas de las escenas de la trilogía cinematográfica de El señor de los anillos.
En el año 198, un grupo de investigadores planificaron una extensa investigación en la que entre otras cosas, se entraría a las numerosas y enormes cavernas que atraviesan y descienden unos cuantos kilómetros por las montañas del lugar.
En sí, se trata de la pata de una antigua criatura conocida como Moa (dinornítido) extinta hace más de 500 años aunque, como ven, está casi que en perfectas condiciones.
¿Imaginan encontrarse algo así en las oscuras profundidades de un lugar como este?
Aunque también parezca salido de otra película, en ese momento este hallazgo seguramente fue muy perturbador para el grupo de investigadores.
En el año 1933 el arqueólogo Robert du Mesnil hizo un perturbador hallazgo en cuanto a las guerras químicas.
Junto a su grupo profesional se encontraba realizando unas investigaciones en Dura-Europos, la zona donde hace muchos años los persas sitiaron a los romanos en impresionantes batallas.
Durante las excavaciones, se encontraron una serie de túneles que escapaba de lo común y más aún cuando descubrieron que en uno de ellos habían 19 cuerpos que parecían intentar escapar de algo.
Luego de varias investigaciones, se llegó a la conclusión de que hace más de 2000 años atrás, los persas atacaron a los romanos utilizando la química.
Los túneles se habían cavado tanto por parte de los persas como por la de los romanos, quienes al darse cuenta de que los primeros estaban creando estas estructuras, cavaron sus túneles para intentar interceptarlos.
Los persas, al notar el hecho, prepararon una fascinante trampa mortal: incineraron diferentes compuestos petroquímicos, que incluían entre otras cosas azufre, para envenenar lentamente a los romanos.
La nube tóxica invadió los túneles y como ácido destruye los pulmones de los soldados romanos.
En los restos de los romanos se encontraron diversos cristales de azufre, producto de lo que algunos daban en llamar “los gases del infierno”.
Estos fueron algunos de los descubrimientos arqueológicos que en su momento causaron mucha impresión y perturbaron a más de un investigador, pero por supuesto, existen muchos otros más.
¿Qué otros descubrimientos de este tipo conoces y te gustaría compartir aquí con nosotros?
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Fuente.http://www.ojocientifico.com
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