Es uno de los rincones más selectos de España. Un punto de encuentro de grandes y reconocidos empresarios, banqueros, miembros de laaristocracia, personalidades del arte y la cultura y representantes de laalta sociedad madrileña. Un lugar exclusivo donde la máxima es la discreción. De hecho, para acceder a él hay que traspasar una puerta cuya llave de acceso es la huella dactilar.
Se trata del Club Matador, que cumple ahora un año. Un lugar reservado únicamente para unos pocos privilegiados que, además de tener una abultada cartera, tienen que contar con una importante agenda de contactos y muchainfluencia social. Un espacio creado para moverse en un ambiente privado y cercado. Allí, Alicia Koplowitz y José Manuel Entrecanales, entre otros muchos, se sienten como en casa, ajenos a los voyeurs y las miradas indiscretas.
Desde el exterior no se intuye su existencia. El acceso se encuentra ‘oculto’ en el paso de carruajes de la calle Jorge Juan número 5 de Madrid. Desde allí, previa lectura de la huella dactilar, se accede a unas escaleras que conducen a la puerta del club, donde una vez más hace falta tirar de dedo. Una vez dentro, un piso de mediados del siglo XIX de 800 metros cuadrados recibe a sus exclusivos socios, portadores del Financial Times y el Herald Tribune. En sus paredes cuelgan varios Picasso, algún Barceló, algún Antonio López… obras que han sido cedidas por sus propios socios, pues periódicamente organizan exposiciones con las obras de arte que poseen sus miembros.Ilustración de Fernando Bellver (Matador)
Matador está constituido por 100 socios fundadores que satisficieron los 10.000 euros necesarios para formar parte de esta sociedad. Entre ellos se encuentran muchas de las personas que protagonizan a diario las noticias de economía, cultura y crónica social. A ellos se suman los socios generales, que deben ser presentados por un socio fundador o bien por otros dos socios generales y pasar por una comisión que acepte, o no, su solicitud de ingreso. Estos, además de realizar un pago inicial de 300 euros a modo de registro, abonan una cuota anual de 1.200 euros.
Un club diseñado para que sus socios se olviden del trabajo
Cantantes famosos, productores de cine, editores, empresarios,abogados y algún que otro político frecuentan esta sociedad creada a imagen y semejanza de los clubs privados británicos. Entre sus fundadores se encuentran los ya citados Alicia Koplowitz y José Manuel Entrecanales; Juan Várez, consejero delegado de Christie's España; Juan Manuel Urgoiti, expresidente de Pescanova y de Banco Gallego; Francisco Celma, socio director de Deloitte; el empresario sueco Niklas Gustafson, el arquitecto y escultor Arturo Berned, el artista Fernando Bellver, y el enólogo Telmo Rodríguez, considerado el enfant terrible del vino español.
El club está pensado para que sus socios disfruten de su tiempo de ocio. “Aquí las copas no se beben, se disfrutan. En poco sitios se puede encontrar un ambiente tan íntegro y relajado como aquí”, comenta a Vanitatis uno de sus socios fundadores. No hay dress code como ocurre en clubs privados de otras partes del mundo, pero sí se pide decoro en el vestir. “Está prohibido la ropa deportiva y los pantalones cortos, aunque nunca hemos tenido que recordárselo a nadie pues forma parte del sentido común”, explica Pau Andrés, director del club. Esta es una de las pocas normas que tienen. Otra es que está prohibido hablar por teléfono, para eso hay una sala, y mucho menos hacer fotografías –es parte de la privacidad que se ofrece–. Tampoco pueden acceder menores de edad.
Este selecto club cuenta con una biblioteca, una sala de vídeo, donde se puede acudir a ver el fútbol, un salón de fumadores, un bar y un restaurante, en cuyos fogones se encuentra Yolanda Olaizola, una de las grandes cocineras de la Villa y Corte. Aun así, de vez en cuando invitan a los grandes chefs españolespara que realicen para sus socios algunos de los menús que preparan en sus restaurantes.
Excelente su carta de vinos, pues la bodega es una de las señas de identidad del club, como ellos mismos señalan. No obstante, a su comedor, como al club, solo se puede acceder si se es socio o si se accede con uno de ellos. Solo tres invitados por miembro. Es la norma número uno de este elitista y exclusivo club, ya que si no se cumpliera dejaría de serlo.
http://www.vanitatis.elconfidencial.com/noticias/2015-01-24/matador-el-club-madrileno-de-los-100-ricos_629070/
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