Si tan falaz y mentirosa es la comparación de Irlanda y el País Vasco no lo es menos el paralelismo entre Escocia y Cataluña que ahora nos venden, pues es difícil, si no imposible, que encontremos dos secuencias históricas más radicalmente diferentes y opuestas por, entre otras, cinco razones claras y evidentes a la luz de la Historia.
La primera es que Cataluña nunca ha sido ni independiente ni soberana. Cataluña no ha sido reino nunca y Escocia, en cambio sí, porque nunca se romanizó del todo al contrario que Inglaterra. Adriano11 y Antonino Pío12 construyeron los muros para dejar a los pictos y su tierra pobre e improductiva al otro lado, llegándoles la cristianización más tarde de la mano de los monjes irlandeses.
Escocia fue independiente hasta el siglo XVII y Cataluña nunca lo fue.
Con Roma su territorio era parte de la provincia hispana de la Tarraconense y ni siquiera cuando era un conjunto de condados, inicialmente llamados Marca Hispánica, siendo elemento fronterizo parte del imperio carolingio.
Luego pasaría a integrarse en la Corona de Aragón, con el condado de Barcelona como más importante de los condados a la cabeza, allá por el siglo XII tras el matrimonio pactado por Ramiro II el Monje de Aragón por el que su hija la reina Petronila, Petronila regina, y el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV se casaron, continuando su hijo, bautizado Ramón, como Alfonso II de Aragón la secuencia real aragonesa.
Nada que ver con esas invenciones y patrañas separatistas de los “condes-reyes” ni con la falacia de la “confederación catalano-aragonesa”.
En segundo lugar Inglaterra y Escocia profesaron confesiones diferentes.
En cambio Cataluña profesó la misma que el resto de España, uniendo a todos sus monarcas en un mismo frente de Reconquista frente al islam en el que reyes y condes era familiares, hermanos, primos o cuñados.
Los habitantes peninsulares, incluidos los catalanes, antes de existir este término, eran llamados spanie por la Santa Sede, árbitro de la política internacional en aquella época, y a los que recomendaba que como españoles debían combatir en España para recuperarla del islam en vez de ir a Tierra Santa a las Cruzadas.
¿Es que ahora quizás se va a buscar el cadáver de Dalmau de Creixell, héroe de la caballería aragonesa en las Navas de Tolosa para llevárselo al museo del románico donde están secuestradas las obras aragonesas de la diócesis de Barbastro-Monzón13 aún pendientes de su devolución al obispado de Huesca a pesar de sentencias y dictados de Roma pues ya hay una sentencia de la Signatura Apostólica equivalente a un fallo del Tribunal Supremo que les obliga a devolverlas?... ¡pues no!, mientas se ha expoliado el Archivo de Salamanca, con la complicidad de otros, ellos no devuelven nada de lo sustraído.
Los escoceses por su parte eran más cercanos a los puritanos ingleses de Cromwell por lo que no dudaron en delatar a Carlos I de Inglaterra negándole el asilo y colaborando en su captura y decapitación. En tercer lugar, como ya hemos dicho, Escocia se une a Inglaterra en el siglo XVII, bien entrada la Edad Moderna, vista como unidad dinástica y como mal menor dada la pobreza de Escocia, frente a una Inglaterra próspera e industrial.
En cambio a finales del siglo XVIII, con el Corpus de Sangre, Cataluña se separa para unirse a Francia, suplicando al poco regresar tras la dolorosa experiencia, y hoy tenemos a un mas suplicando la entrada de Cataluña en la Organización Internacional de la Francofonía, olvidando que cuando Francia tuvo el poder prohibió la enseñanza y el uso en todos su territorios del catalán, cosa que no ocurrió con Felipe V, fundador de los mossos d´esquadra.
Olvidando igualmente que desde la dominación carolingia pasaron a formar parte de Aragón y luego de España por el matrimonio de los Reyes Católicos, con un rey Fernando que apoyó las reivindicaciones de los payeses de remensa que vivían en un régimen de semiesclavitud respecto a la nobleza catalana
En cuanto a la lengua, en cuarto lugar, Escocia no ha enfatizado en el gaélico, Cataluña ha empleado los últimos treinta años la lengua como arma de enfrentamiento y segregación de los castellano-hablantes.
Sólo desde finales del siglo XIX se puede hablar de lengua catalana que siempre fue conocida como lemosín, e sus diferentes variantes. En Escocia la enseñanza es en inglés y el gaélico es testimonial, en Cataluña la enseñanza en español y el empleo de la lengua española en el comercio se ha visto relegado por la imposición mediante una policía lingüística por parte de los separatistas con la anuencia, la pasividad o la complicidad de los gobiernos centrales que siguen sin hacer nada ante los incumplimientos de las sentencias del Tribunal Supremo.
Y para terminar en quinto lugar, mientras Escocia fue siempre un reino rural y pobre quedándoles desde antiguo el recuerdo, como única salida, el recurso de alistarse en los ejércitos británicos, en Cataluña encontramos una región protegida y favorecida desde el gobierno de España, con un proteccionismo que ha llevado a preferir los productos catalanes más caros que los de otros lugares empleando por su parte al resto de España como un mercado cautivo, a pesar del discurso machacón y victimista del separatismo catalán que es incapaz de reconocer el trato favorable recibido de España tanto en términos económicos como fiscales incluso tras la llegada de la modernidad, con medidas como el conocido arancel Cambó, las especiales ayudas y trato recibido del régimen franquista que alcanzó igualmente al País Vasco, y que en el último estatut, que tuvo como principal aliado al anterior presidente del gobierno quien afirmó que se aprobaría “lo que viniera de Cataluña”, que “no ocurriría otra cosa que lo que los catalanes decidiese darse” entre otras flores infumables como aquella, dicha como presidente del gobierno español, de que “España era un concepto discutible y discutido”.
Consiguiendo con esa actitud el mantenimiento de una situación de privilegio y favor hacia unas élites cebadas en la corrupción, en lo económico y en lo político. Mientras que Escocia fue un pariente pobre de Inglaterra, Cataluña fue un pariente privilegiado y rico, sobre el resto de las regiones españolas, unos auténticos primos, gracias al favor del gobierno para contentar a sus élites que nada serían capaces de hacer en un mercado libre sin clientes cautivos, de los que impunemente afirman que les roban… ahí tenemos a Jorge y sus pujolets, sus polluelos, su famiglia, una casta política conocedora de sus desmanes y una casta económica cobarde, incapaz de denunciarlos, que los ha alimentado creando una deuda respaldada por España que supera ya los 60.000 millones de euros sin haber emprendido ningún recorte significativo.
Tal como se pregunta Joseph Stove ¿esteremos asistiendo a los últimos días de España como nación? al hablar de Walter Laqueur y su lúcido estudio sobre las causas de la decadencia europea. Pero Stove se pregunta sobre las singularidades que aquejan a España y que no comparte con ningún país de Europa, lo que hace de su situación de gravedad se agudicen nuestra vieja nación. Recordemos que en España, tras treinta años de aprobarse una constitución democrática, el modelo de estado sigue sin cerrase, lo que se ha traducido en una dinámica de descomposición.
En un arrebato de originalidad se puso en práctica un modelo excepcional en el constitucionalismo comparado: se inventó el "estado de las autonomías" cuya materialización ha consistido en ir desposeyendo, paulatinamente, sin prisa pero sin pausa, al Estado de sus competencias, creando a la vez fronteras interiores basadas en exclusivismos artificiales y sembrando el territorio español de desigualdades entre ellas los diferentes niveles de bienestar. España es el único país de Europa con un terrorismo propio, de carácter secesionista, donde sus miembros y simpatizantes han estado y están en las instituciones del estado recibiendo ayuda de los presupuestos públicos.
Todavía recuerdo cuando un preso etarra fue conducido desde la cárcel para hablar en el parlamento de Navarra y aquello fue presentado por ciertos políticos como un éxito de la libertad y la democracia y no como lo que es: una perversión de la misma. En España, se relativiza, o se niega el concepto de NACIÓN, impulsado por un "status" de idiocia política que permite la puesta en manos de exiguas minorías independentistas resortes políticos que cualquier estado con un mínimo sentido de la supervivencia no osaría considerar, ni tan siquiera en tono de broma, su transferencia a las regiones.
Y el ejemplo más patente lo tenemos en la educación que ha estado y está siendo manipulado desde hace treinta años Aún hoy tras la V Conferencia de Presidentes autonómicos de 2 de octubre de 2012 el ministro Wert constataba un hecho incontrovertible al relacionar separatismo y sistemas educativos pues un somero vistazo sobre algunos libros de texto utilizados en las aulas de Cataluña o el País Vasco para demostrar esta afirmación, tratando a España sin mencionar su nombre como “país limítrofe”, declaraciones que por supuesto provocaron protestas entre los nacionalistas, que dentro del victimismo habitual manifestaba “el malestar tan grande sufrido en Cataluña por su acoso jurídico y político”, presentando el modelo educativo catalán como “ejemplo de éxito”, para sus intereses, claro.
La cruda realidad es que España no puede permitirse el lujo de mantener diecisiete sistemas educativos diferentes, es algo que va más allá de la cuestión ideológica, se trata de eficacia y sobre todo de IGUALDAD entre los españoles, y de LIBERTAD, que está en constante arrinconamiento allá donde los nacionalistas, desde el gobierno o desde la instituciones que ha fagocitado, ejercen su dictadura lingüística.
Pero sobre todo, existe un hecho de enorme trascendencia e importancia social, se ha hecho creer al pueblo español que crea que vive en una democracia consolidada. Las "élites" políticas españolas trasmitieron al pueblo que se había terminado con éxito la "transición política" y que todos se habían convertido en "demócratas de toda la vida" dando lecciones a cualquiera que haga la más mínima crítica al sistema autonómico. Se consiguió un hecho espectacular, que otras naciones habían tardado siglos en alcanzar, España lo había conseguido en una década prodigiosa.
Se insertó el chip en la opinión pública española la certeza de que era madura y estaba bien informada, que había una clase política experta y con sentido de estado, que funcionaba la separación de poderes y actuaba como la fortaleza de la democracia, dado el vigor y prestigio de sus instituciones, en definitiva una engañifa y una falacia en toda regla.
Un largo periodo de crecimiento económico y bienestar material enmascaró durante años la metástasis que corroía el cuerpo de españa como nación, mientras se dilapidaban las ayudas europeas en obras faraónicas innecesarias engordando los bolsillos y negocios de unos pocos.
Tras el manipulado 11 de marzo de 2004, España desapareció como actor estratégico y se volvió sobre sí misma, algo que ya había hecho en los dos siglos anteriores.Una ola de aldeanismo y catetismo invadió el país. La fabricación de "diferencias" entre regiones se acentuó, "la España plural", a la vez que la Constitución se adaptaba convenientemente a las circunstancias de la mano de tribunales acomodaticios.
Se apeló a la "memoria histórica", como si desde la Guerra Civil al posmodernismo de principios del siglo XXI no hubiese ocurrido nada, y se articuló una política de "ampliación de derechos" que no era más que ingeniería social, al más puro estilo orwelliano. El bajo nivel de natalidad y una inmigración descontrolada, es un cóctel letal para el ser europeo y España también sufre esa enfermedad y, además, su propia deriva centrífuga, que puede acelerarse al ampliarse las desigualdades sociales por la crisis económica.
Nuestra sociedad está enferma y nuestra mediocre clase política es incapaz de encontrar el tratamiento adecuado ya que, sin excepciones, se embarca en una huida hacia delante, alabando el "estado de las autonomías", como en estos días en que se aguza la crisis con la foto de la cumbre de los presidentes autonómicos que parece la ONU con esa explosión vexilológica y que al día siguiente el señor Arturo Mas se adelanta a poner a parir, eso sí después de haber recibido el dinero solicitado, todo ello evitando cualquier referencias ética desde el Gobierno de la Nación Española. Si España no reacciona, los últimos días de España serán además la puerta del declive europeo.
http://www.elespiadigital.com/images/stories/Documentos4/HISTORIA%20Y%20FICCION%20CATALUNYA%2006.pdf
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