Los riesgos geopolíticos y financieros que enfrenta la economía global son bien conocidos por todos: las guerras y los posibles colapsos monetarios cosechan los titulares de todo el mundo.
Pero hay cuatro bombas de relojería globales de las que no se oye apenas nada y sobre las que apenas se discute en los grandes medios:
1. La bomba de relojería demográfica
3. La bomba de relojería de los alimentos, el agua y el suelo
4. La bomba de relojería de la exportación del petróleo
Cada una de ellas se podría explicar de la siguiente manera…
1. LA BOMBA DE RELOJERÍA DEMOGRÁFICA: a medida que la economía mundial entre en crisis, se irá constatando que las pensiones y la asistencia sanitaria prometidas a cientos de millones de personas de edad avanzada no puede ser financiada con los ingresos fiscales y el contrato social en los países ricos y pobres se hará añicos.
A medida que la población de ancianos aumenta en todo el mundo, también lo hacen las enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Los costos del tratamiento de estas enfermedades (síndrome metabólico, enfermedades del corazón, presión arterial alta, etc.) se disparan a medida que la población y la incidencia de estas enfermedades también aumentan.
Un estudio de la agencia Standard & Poors advierte de que “la tasa irreversible de envejecimiento de la población mundial, representa el asunto con mayor capacidad para alterar el futuro de la salud económica, las finanzas públicas y la formulación de políticas de todas las naciones…El costo de cuidar a los ancianos afectará profundamente las perspectivas de crecimiento y dominará los debates sobre políticas de finanzas públicas de todo el mundo”.
Sin embargo es un tema del que se habla con “la boca pequeña”, puesto que es un problema irresoluble que se irá presentando de forma paulatina…
Por poner un ejemplo, hay 100 millones de diabéticos y 500 millones de pre-diabéticos en China, 80 millones de diabéticos y cientos de millones más de pre-diabéticos en la India, y otros 100 millones de diabéticos en el mundo desarrollado que pronto abrumarán un sistema de salud mundial que ya está luchando duramente por conseguir atender a una población que envejece rápidamente.
3. LAS BOMBA DE RELOJERÍA DE LOS ALIMENTOS, EL AGUA Y EL SUELO:
el éxito que ha tenido el mundo a la hora de alimentar a su creciente población de seres humanos y animales favorecidos por ellos, ha generado una suerte de confianza complaciente que nos lleva a creer que siempre podremos cultivar más alimentos, incluso cuando el clima se torna cada vez más en nuestra contra y cuando los suministros globales de agua dulce se ven cada vez más forzados hacia un punto de ruptura. La pérdida de suelo y el agotamiento de los fertilizantes minerales también son asuntos de preocupación global.
No se trata sólo del aumento del número de bocas humanas que se deben alimentar, sino del creciente apetito de la humanidad por los animales alimentados con proteínas del grano y por el pescado.
La cría de ganado requiere de abundante agua fresca y alimentos. Incluso las fuentes de carne más eficientes (que no sean insectos, por supuesto) requieren tres o cuatro veces su peso en alimentación; las fuentes de carne menos eficientes necesitan incluso diez veces su peso final en alimentación.
Pescados como el salmón no viven de las algas, sino que se alimentan de otros peces. Su comida es rica en proteínas, y eso significa que el salmón y otros peces criados en granjas similares, están situados en la parte superior de la pirámide de la cadena alimentaria.
Se ignora enormemente el riesgo de que varias malas cosechas simultáneas en todo el mundo, podrían estrangular los suministros mundiales de cereales y desencadenar graves crisis geopolíticas cuando los costes se dispararan.
4. LA BOMBA DE RELOJERÍA DE LA EXPORTACIÓN DEL PETRÓLEO:
a medida que las poblaciones de los países exportadores de petróleo suben, consumen gran parte de su menguante producción de petróleo, dejando poca cantidad que exportar.
En EEUU, las tecnologías del fracking han dado un impulso poderoso a la producción de petróleo/gas y esto podría seguir aumentando la oferta de estos productos por un tiempo.
Pero más allá de casos puntuales, el panorama energético mundial nos muestra que los países exportadores de petróleo, experimentan un rápido aumento de sus poblaciones y las economías no diversificadas que dependen de las exportaciones de petróleo, comienzan a consumir cada vez más cantidad más de su petróleo a nivel nacional, mientras que la producción se estanca.
El resultado neto final es que se puede estar extrayendo mucho petróleo, pero muy poco está disponible para exportación.
Eso deja a las naciones importadoras de petróleo, sin la energía suficiente para sostener sus economías industriales.
Si bien es posible invertir lo suficiente en energías alternativas para mantener una cierta infraestructura en funcionamiento, a nivel mundial y a estas alturas, la energía alternativa total abarca unos pocos puntos porcentuales del consumo total de energía.
Por ejemplo, tomemos a Alemania, líder mundial en generar grandes cantidades de electricidad a partir de fuentes de energía alternativa ¿Alemania está lista para reemplazar su flota de vehículos por coches y camiones eléctricos? ¿Dispone de fuentes suficientes de energía alternativa para recargar 30 millones de vehículos?
Si esta es una tarea tan extremadamente difícil para una gran potencia industrial rica como Alemania.
¿Qué tipo de desafío le espera a los 2600 millones de residentes de los grandes países importadores de petróleo como son China y la India?
El siguiente gráfico de la termodinámica, nos muestra cómo estamos consumiendo energía a medida que la civilización alcanza mayores cotas de desarrollo tecnológico.
La línea azul nos muestra a la población mundial en miles de millones de personas y la línea roja, nos muestra el equivalente termodinámico en consumo de energía, es decir, el número de personas que necesitaríamos ser para consumir la misma cantidad de energía que consumimos si no dispusiéramos de los artefactos tecnológicos que consumen toda esa energía.
El gráfico nos muestra que en la actualidad, 7.000 millones de personas consumen la misma energía que consumirían 80.000 millones de personas que no dispusieran de avances tecnológicos. ¿Alguien se imagina cómo sería un mundo con 80.000 millones de habitantes que vivieran en el siglo XIX?
Es una visión clara de la enorme dependencia de los combustibles fósiles que tiene la civilización actual.
Incremento de la población mundial desde 1700. (1 Bln equivale a 1.000 millones de habitantes)
Muchas personas confían en que la tecnología podrá resolver estos problemas antes de que las bombas de relojería estallen a nivel global.
Quizás avances milagrosos en la fotosíntesis artificial y en la bioquímica resolverán todas estas crisis mundiales.
Pero eso es confiar ciegamente en cosas que aún no han sucedido.
Es sano conservar un cierto nivel de escepticismo al respecto, porque aunque existan todo tipo de tecnologías maravillosas que funcionen muy bien en los experimentos de laboratorio a pequeña escala, pueden no funcionar a gran escala y no ser lo suficientemente baratos o fiables como para aplicarse de forma global.
Además, debemos tener en cuenta el problema principal: el desarrollo de nuevas tecnologías, requieren grande cantidades de capital y energía para difundirse por toda la economía mundial.
Y el capital y la energía son precisamente lo que va escasear a medida que la demanda de recusos crezca, los ingresos fiscales caigan y los costes de las redes de seguridad social se disparen.
Así pues, podemos concluir que la situación de cara al futuro es grave y podría llegar a ser insostenible…
-Artículo escrito por Charles Hugh Smith-
No hay comentarios:
Publicar un comentario