La India posee una de las culturas más antiguas del mundo, y se cree que sus primeros asentamientos humanos datan de, al menos, hace 9.000 años desarrollándose, posteriormente, a lo largo de todo el Valle del Indo.
9 SEPTIEMBRE, 2015 - 21:00 GREEN FAIRY
De hecho hacia los 3.000 años a. C. ya existían en la zona dos importantes ciudades: Harappa y Mohenjo-Daro.
En La India nacieron cuatro de las más importantes religiones del mundo: Hinduismo, Budismo, Jainismo y Sijismo. Tras la más que probable invasión aria (1000-500 a. C.), se inició el Periodo Védico, en el que quedaron establecidas las bases del Hinduismo. El Hinduismo es la tercera religión numéricamente más importante del mundo, tras el Cristianismo y el Islam, con más de 900 millones de fieles. Se la considera como un compendio de metafísica, religión, distintos cultos, costumbres y rituales varios que conforman una tradición en la que ni existen dogmas únicos, ni una clara institución predominante. Una mezcla de creencias de numerosos pueblos procedentes de diferentes regiones que se establecieron en la cuenca del río Ganges y que fueron escritas a manera de revelaciones en diversos escritos védicos y otros libros sagrados.
Sus principales textos sagrados son los cuatro “Vedas” (literalmente: “conocimiento”). Pero el Hinduismo posee muchos otros textos sagrados como por ejemplo los “Smiriti” (“lo recordado, la triadición”). Dentro de estos últimos destacaremos dos: el Ramayana (épica historia del rey-dios Rama) y el poema épico Mahabharata. Dos textos en los que encontraremos numerosas referencias a los Vimanas (principalmente en el Ramayana) y a los Astras (en ambos).
VIMANAS: LAS NAVES VOLADORAS DE LA ANTIGUA INDIA
El resplandeciente Pushpaka Vimana, principal vimana del Ramayana, surcando los cielos por encima del Océano Índico. A la derecha se puede observar la isla de Lanka, hoy Sri Lanka, unida por un puente al subcontinente Indio (abajo) (Wikimedia Commons)
A lo largo de la historia del ser humano se cuentan innumerables relatos sobre extraños objetos surcando los cielos y transportando a dioses o incluso hombres. Claros ejemplos son las voladoras alfombras de Arabia, el carro de fuego que eleva al cielo al bíblico Elías y las naves como burbujas o perlas capaces de transportar a la gente a velocidades inimaginables aparecidas en el Canchur (libro milenario tibetano del cual se ha descifrado una mínima parte). Pues bien, los Vimanas son las míticas máquinas voladoras descritas en la antigua literatura hindú.
Son numerosas y extensas las referencias a estas naves que llegaron a ser utilizadas en conflictos bélicos entre dioses, humanos y otros seres mitológicos. Se las suele describir de diferentes tamaños y formas. Pueden aparecer como esferas lumínicas, como carro o carroza de los dioses, como míticos automóviles aéreos, como asiento o trono que se mueve por sí mismo -y carga a su ocupante a través del aire- y hasta como casas, palacios o ciudades que podían albergar a muchísimas personas dentro. El Ramayana, por ejemplo, los describe del siguiente modo:
“Los Vimanas tenían la forma de una esfera y navegaban por los cielos levantando un fuerte viento. Hombres a bordo de los Vimanas podían así cubrir grandes distancias en un espacio de tiempo sorprendentemente corto, pues el hombre que conducía lo hacía a su voluntad volando de abajo arriba, de arriba abajo, adelante o atrás”.
Recreación artística de la isla voladora de “Laputa” aparecida en “Los Viajes de Gulliver”: un moderno Vimana. (Flickr)
Estos “aparatos voladores” estaban construidos con metales, madera, espejos, cobre, imanes y otros materiales. Por su parte, los motores serían de vórtice de mercurio o de algún derivado de éste. Un ejemplo de Vimana mucho más actual y ajeno a la cultura hindú sería, por ejemplo la isla volante de “Laputa”. Laputa es una isla artificial imaginaria descrita en “Los viajes de Gulliver”, obra de Jonathan Swift, con la sorprendente característica de que puede volar. Laputa tenía una base de diamante y flotaba en el aire por medio de un gigantesco imán. Dicho dispositivo natural permitía a sus habitantes dirigirla en cualquier dirección.
Según los antiguos escritos de la India, los Vimanas se dividían en 4 clases principales: rukma, tripura, sakuna y sundara. Estos, a su vez, se dividían en otras 113 subclases. En la ancestral literatura hindú se mencionan artefactos voladores indestructibles, con capacidad de invisibilidad, tecnología de visión nocturna, capaces de captar sonidos e imágenes de otras aeronaves enemigas. En el Samarangana-Sutradhara también podemos encontrar desde velocidades, detalles técnicos y diseños hasta instrucciones sobre cómo maniobrarlas y el uso correcto de su combustible. El Ramayana, por su parte, añade:
“Con estos métodos se puede construir un vimana grande como un templo…Debe haber cuatro depósitos de mercurio en su interior. Cuando se calientan por medio de un fuego controlado, el vimana desarrolla un poder de trueno por medio del mercurio. Si este motor de hierro, con uniones adecuadamente soldadas, se llena de mercurio y el fuego se dirige hacia la parte superior, desarrolla una gran potencia, con el rugido de un león, e inmediatamente se convierte en una perla en el cielo. Fuerte y durable debe ser hecho el cuerpo, como un gran pájaro volador, de material ligero. Dentro de él debe uno poner el motor de mercurio con su aparato calefactor de hierro por debajo. Por medio del poder latente en el mercurio que pone el impulsor del torbellino en movimiento, un hombre que se siente adentro puede viajar una gran distancia en el cielo de la manera más maravillosa.”
Rama regresa a Ayodhya y es vitoreado por sus súbditos. En esta antigua ilustración del Ramayana aparece el Pushpaka Vimana en tres ocasiones: dos en pleno vuelo (arriba) y otra después de haber aterrizado, más abajo a la derecha. (Public Domain)
El Ramayana (“Viaje de Rama”) cuenta las aventuras de Rama, una de las encarnaciones del dios Vishnu, protector de la humanidad. Escrito en sánscrito y compuesto por 24.000 versos divididos en 7 volúmenes, se atribuye al sabio hindú Valmiki quien debió escribirlo en torno al siglo III a. C. En él se narra la encarnizada lucha de Rama contra los Asuras (demonios sedientos de poder) que deseaban dominar el mundo y parecen análogos a los Nefilim representados en el Libro de Enoc. Frente a ellos se situaban los Devas: deidades benévolas, cuyo nombre proviene de la palabra protoindoeuropea deiwos, un adjetivo que significaba ‘celestial’ o ‘brillante’.
LOS ASTRAS: LAS ARMAS DE DESTRUCCION MASIVA DE LOS DIOSES
Un Astra era un arma sobrenatural utilizada por una deidad concreta. Conjurarla o utilizarla requería del conocimiento de un mantra o invocación, aunque con ciertos Astras el conocimiento de su mantra era insuficiente: tenían que ser recibidos directamente de la mano de la deidad que la concedía como un don. Cada Astra poseía unas condiciones específicas de uso y la violación de dichas condiciones podría llegar a ser fatal. Debido al gran poder de estas armas, su conocimiento pasaba de maestro a discípulo de forma exclusivamente oral.
Los Astras juegan un rol muy importante tanto en el Ramayana como en el Mahabharata donde son utilizados en grandes batallas por arqueros como Rama, Karna o Bhisma. De hecho Rama mató a Ravana invocando el Brahmastra. Se ha planteado la posibilidad de que, al igual que sucedía con los Vimanas, algunos Astras funcionaran a partir de “depósitos de mercurio” o de líquidos muy semejantes, a los que se haría circular rotando a casi la velocidad de la luz.
Ilustración del Mahabharata: Ashwatthama disparando el Narayanastra (Wikimedia Commons)
Existen varias docenas diferentes de Astras, según su “modus operandi” y características. Cada dios principal disponía de su propio Astra dotado de un determinado poder. Así, por ejemplo, el Devastra, utilizado por los Devas, era el equivalente mítico de los misiles convencionales modernos; el Asurastra, empleado por los Asuras, era el equivalente mítico de los misiles biológicos modernos. También se menciona el temible y destructivo Brahmastra, don de Brahma (el Creador), equivalente mítico de las armas nucleares modernas. Según se menciona en las sagas épicas de la India, el Brahmastra por sí solo era capaz de destruir el mundo entero.
Así describe el Mahabharata (Vanaparvan, capítulos 168-173) la batalla que enfrentó al guerrero Arjuna –un gran héroe- contra las hordas de Asuras:
“Indra, señor del cielo, exigió a Arjuna que destruyera todo el ejército de los Asuras. Estos treinta millones de demonios vivían en fortalezas situadas en las profundidades de los mares. Indra, señor del cielo, cedió a este efecto su propia vimana a Arjuna, pilotado por su diestro ayudante Matali. En la encarnizada batalla que siguió, los Asuras provocaron lluvias diluviales, pero Arjuna les opuso un arma divina que logró desecar todo el agua… Arjuna disparó un proyectil mortal que destruyó la ciudad entera en mil pedazos, dejando caer los fragmentos sobre la tierra.”
Escena del Mahabharata en la que Karna (a la izquierda), maestro en el manejo de los Astras, mata a Ghatotkacha utilizando el Shakti, un tipo de astra. (Wikimedia Commons)
El Mahabharata es con toda probabilidad el poema épico más largo de la historia y los hindúes suelen considerarlo como un relato real. Se cree que fue escrito en el siglo III a. C. aunque hay autores que defienden que se remonta hasta los siglos XIV y XV a. C. Contiene datos astronómicos y conocimientos sobre política, religión y filosofía, entre otras muchas materias.
Mahabharata viene a significar la “Gran Guerra de la India” y ese es, precisamente, el argumento de este texto complejo y extenso basado en la lucha dinástica entre dos ramas de una misma familia: los Kurus y los Pandavas, por el trono de Hastinapura, un reino del norte de la India, en el célebre campo de batalla de Kurukshetra.
Buena parte de la narración describe las batallas individuales de los diferentes héroes de ambos bandos, las formaciones militares que emplean, la diplomacia de la guerra, reuniones y discursos entre héroes y comandantes así como la descripción de las armas que utilizan y su forma de combatir.
Imagen de portada: Escena del Yuddha Kanda, uno de los libros del Ramayana. Arriba a la izquierda se ve a la raksashi Trijata (con un sari rojo) en el Pushpaka Vimana, señalando el campo de batalla. Junto a ella está Sita, esposa de Rama. Arriba a la derecha aparece de nuevo el mismo personaje en el Vimana. Manuscrito del Ramayana de Udaipur (India, 1652) (Public Domain)
Autor: Mariló T.A.
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