La Trinidad es una idea de origen pagano, que se introdujo en la cristiandad durante un largo proceso de apostasía, que llegó a su clímax en el siglo cuarto de nuestra era.
“No Tendrás dioses ajenos delante de mí.” (Éxodo 20:3).
“Entonces el pueblo respondió y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos un Jehová para Servir a otros dioses.” (Josué 24:16).
“Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro.” (Deuteronomio 4:39).
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas Sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.”(Colosenses 2:8-10).
“Y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS abominaciones de la tierra.” (Apocalipsis 17:5).
En este capítulo vamos a demostrar que el dios trinitario es producto de la descomposición religiosa y moral que se dio en Babilonia. El culto al dios trinitario pasó desde el paganismo religioso y filosófico a la cristiandad apóstata que lo adoptó como su dios. Vamos a demostrar que la trinidad fue algo muy común y bastante explícito en las religiones paganas, pero completamente desconocido en la enseñanza de las Escrituras Sagradas de Israel. Finalmente vamos a contestar algunas objeciones que han elaborado los trinitarios ante estos argumentos.
El Argumento Trinitario
Los creyentes en el dios trinitario han expuesto:
“La Trinidad es el término empleado para significar la doctrina central de la religión Cristiana: la verdad que en la unidad del Altísimo, hay Tres Personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, estas Tres Personas siendo verdaderamente distintas una de la otra. De este modo, en palabras del Credo Atanasio: “El Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios, y, sin embargo, no hay tres Dioses sino uno solo”.” [39]
“La Trinidad divina nada tiene que ver con las triadas de dioses paganos, en que aparece una familia de dioses (padre, madre, hijo), por ejemplo: Osiris, Isis y Orus, en Egipto; Luna, Sol, Venus, en Arabia; Ea, Marduk y Guibil (padre, hijo e intercesor), en Babilonia; Brama, Rudra y Vishnú (formas de representación de lo absoluto invisible) en la India”. [40]
¿La Trinidad es la Doctrina Central del Cristianismo?
Tal como pudimos estudiar en el capítulo 1, La trinidad no es la doctrina central del cristianismo, precisamente porque la trinidad no es una doctrina cristiana sino invenciones de hombres que han torcido la Escritura para su propia perdición. La declaración más elemental de la trinidad que reza “tres personas distintas y un solo Dios verdadero”, jamás se encuentra en las Sagradas Escrituras. Sólo una persona que haya sido afectada de una manera previa por el dogma de la trinidad, creerá encontrarlo en algunos pasajes bíblicos que no tienen nada que ver con esa enseñanza. Si la trinidad no es una doctrina bíblica, entonces es una doctrina anticristiana.
La trinidad no es una doctrina cristiana, sino que es una doctrina que se infiltró desde el paganismo a la “cristiandad” apóstata. La trinidad tiene sus raíces en el politeísmo, en la religión pagana y en la filosofía pagana. Muchas personas que se hacen llamar cristianas no adoran al Dios de la Biblia, sino que adoran a un dios falso llamado trinidad. El dios trinitario no es más que la reminiscencia de las doctrinas de demonios y de las filosofías paganas.
Para mostrar los orígenes de la trinidad, tenemos que remontarnos a Babilonia, la gran ciudad donde los hombres pervirtieron su camino delante de Dios, y alejados del verdadero y único Dios, inventaron al dios trinitario.
Babilonia La Grande, La Madre de Las Rameras
“Salid de Babilonia, huid de entre los caldeos” (Isaías 48:20).
La Iglesia de Dios, es comparada en las Sagradas Escrituras con una virgen pura que anhela ser desposada con un solo esposo, y ese esposo es Dios.
“Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.” (2. Corintios 11:2).
“Maridos, amad un vuestras mujeres, Así como Cristo amó a la iglesia, y se entrego a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa , que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.” (Efesios 5:25-27).
El Antiguo Testamento también llamó un Jehová el esposo de Israel.
“Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque soy yo vuestro esposo” (Jeremías 3:14).
“…Y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo” (Isaías 62:5).
Por esta razón, en el lenguaje de las Sagradas Escrituras, la idolatría se compara con el adulterio y la prostitución, porque es considerado como una infidelidad a Dios quien es el esposo de su pueblo.
“Y dijo Jehová a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella, y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él” (Jeremías 31:16).
La falsa religión es adultera, porque no se contentó con un esposo amoroso y bueno que buscaba su bienestar, sino que buscó un camino de perdición y de maldad.
Babilonia es uno de los nombres más notables que las Sagradas Escrituras le dan a la falsa religión y a los sistemas que alejan al hombre de su Dios. En el libro de Apocalipsis, se representa a Babilonia como una mujer ramera cargada de multitud de pecados y como asesina de muchos hombres santos de Dios.
“Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. Y la mujer Estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro. (Apocalipsis 17:3-6).
La comparación de Babilonia con el falso sistema religioso, obedece a que después del diluvio, fue en la antigua Babilonia donde los hombres cambiaron la verdad de Dios por la mentira, donde se desarrolló el politeísmo, y donde el hombre se pervirtió en todos sus caminos.
Nimrod
Hubo un hombre que llegó a convertirse en el primer emperador de la tierra. Ese hombre fue llamado Nimrod. La Escritura afirma que la capital de su reino fue la ciudad de Babel -qué más tarde se llamó Babilonia- en donde el hombre pervirtió su camino delante de Dios.
“Y Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser el primer poderoso en la tierra… Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar. De esta tierra salió para Asiria, y edifico Nínive, Rehobot, Cala, y Resén entre Nínive y Cala, la cual es ciudad grande. ” (Génesis 10:8-12).
Nimrod fue un gran cazador. Precisamente fue esa virtud la que hizo que Nimrod se ganara la admiración de aquellos hombres, de tal manera que lo eligieran como su rey. En aquellos tiempos primitivos donde la tierra estaba bastante llena de animales salvajes, esa destreza era fundamental para lograr prestigio y renombre.
“Este fue vigoroso cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová.” (Génesis 10:9).
Nimrod Fue aquel hombre que Dirigió la construcción de la ciudad y de la Torre de Babel.
La capital de su reino fue la ciudad de Babel. Babel significa lugar en que reina gran confusión. Allí no solamente fueron confundidas las lenguas. Allí las gentes fueron confundidas pues se apartaron de Dios
En el capítulo 11 del libro del Génesis, la Biblia nos enseña que la humanidad hablaba en aquel entonces un solo idioma. También nos enseña que los hombres habían desarrollado una tecnología en el campo de la construcción que les permitió soñar con la edificación de una gran ciudad. Ese adelanto pudo haber sido provechoso en todos los sentidos, pero lamentablemente, ellos vieron en ese progreso tecnológico la posibilidad de desafiar a Dios. Entonces creyeron que si construían una torre serian capaces de llegar al cielo.
“Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo, y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.” (Génesis 11:3-4).
Ellos se creyeron tan sabios, que buscaron no tener en cuenta a Dios para nada. Sin embargo, contrario a su deseo, terminaron convertidos en ignorantes. Aquellos hombres creyeron que el cielo estaba tan cerca, que con una simple torre lo podrían alcanzar. Desarrollaron un conocimiento que en vez de constituirse en bendición, lo que hizo fue cegarles el entendimiento. La Biblia enseña que profesando ser sabios se hicieron unos necios.
“Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios… ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” (Romanos 1:21-25).
Tan pronto como apartaron a Dios de sus propósitos, entonces le dieron lugar a la idolatría, que consiste en adorar a las criaturas en lugar de adorar al Creador, el cual es bendito por los siglos de los siglos. En aquella ciudad, el hombre cambió a Dios por los ídolos y desarrolló todo un sistema religioso que es una vil imitación de la verdad. Todo esto fue ideado con el fin de confundir lo mayor posible a la pobre humanidad que ha decidido apartarse de Dios.
Este hombre llamado Nimrod, no solo se convirtió en el emperador de aquellas gentes, sino que también llegó a constituirse en el máximo pontífice de la religión idolátrica de Babilonia. Nimrod argumentó que él era la encarnación del mismísimo Dios y exigió ser adorado como un dios. (En los siglos subsiguientes esa misma costumbre sería imitada por otros emperadores de distintas culturas). Nimrod fue el artífice de toda esta confusión. “Nimrod significa rebeldía. Como lo dice la Enciclopedia Judía, Nimrod fue aquél quien hizo a las gentes rebelarse en contra de Dios.” [41]
Nimrod fue el promotor de la religión pagana de Babilonia
“Finalmente, Nimrod… murió. De acuerdo a las leyendas, su cuerpo fue cortado en pedazos y quemado, y los pedazos fueron enviados por varias áreas… La muerte de Nimrod fue muy lamentada por la gente de Babilonia. Pero aún cuando Nimrod había muerto, la religión babilónica, en la cual él tuvo una parte tan prominente, continuó y se desarrolló” [42] después de su muerte. Al principio se creyó en una deidad encarnada la cual era Nimrod, pero con el tiempo se fueron añadiendo otros dioses, degradando en el politeísmo.
La Madre y el Niño
En la antigua Babilonia, surgió una leyenda por medio de la cual se decía que el antiguo emperador muerto (al que se asociaba con Nimrod), por ser un dios provino desde la ultratumba y embarazó a su esposa viva. Se decía que el niño que nació, no era más que el propio emperador reencarnado, y por eso fue conocido como “el Niño Dios”, o “Dios el Hijo”. Se decía que ese niño era el salvador del mundo.
La diosa madre y el dios hijo de Babilonia
Como se puede apreciar, esa falsa religión fue tomando verdades, pero las fue pervirtiendo en un culto falso. Imitó la verdad, pero esa imitación se convirtió en la peor de las mentiras. La verdad de la venida del Mesías era algo que la humanidad ya conocía en aquellos tiempos, pues Dios se la reveló un Adán y a Eva (Génesis 3:15). Sin embargo, se suplantó al verdadero Mesías por aquel “Niño Dios” de la leyenda babilónica, apareciendo ese nuevo dios falso.
Una Religión Misterio
En aquella falsa religión, pronto tomaron fuerza los llamados “misterios”. Estos supuestos misterios no eran nada más que una forma de mantener a la gente en la ignorancia y en el poder de esa falsa religión. Fue una estrategia de Satanás para que ningún hombre pudiera, por si acaso dudar, de lo que esa falsa religión proclamaba como verdades indiscutibles. Si la religión babilónica proclamaba que algo era cierto, entonces todo el mundo debía aceptarlo sin cuestionamientos. Incluso se llegó a proclamar, que aún cuando sus misterios fueran ilógicos y no pudieran ser comprendidos por la mente humana, de todas maneras debían ser aceptados por todos los profesantes.
También se desarrollaron muchos símbolos que representaban cosas ocultas o misteriosas. Se utilizaron símbolos del sol, de la luna, y en general de todos los astros. De igual forma se usaron símbolos de animales y de árboles. Otros símbolos que se usaron fueron el número 666, los triángulos, los círculos, las pirámides, las esferas y las cruces.
De esa manera, aquella religión babilónica fue conocida como la religión de los misterios ocultos e incomprensibles.
Tres Dioses en Uno
“‘En el nivel más alto de la torre de Babel, o el Templo de Belus, nos dice Diodoro Sículo, se erguían tres imágenes de las grandes divinidades de Babilonia, y una de estas era de una mujer que tenía agarrada la cabeza de una serpiente’.” [43]
La gente de Babilonia contó originalmente con el concepto universal de un Dios único. Ellos eran monoteístas puros. Sin embargo, cuando se rebelaron contra Dios, esta fe fue prontamente corrompida y cayeron en la adoración de lo que no era Dios. Perdieron la noción de los atributos intrínsecos de Dios (eternidad, omnisciencia, omnipresencia y omnipotencia) y primeramente llamaron Dios al hombre que ejerció el poder político sobre ellos. Luego, con el desarrollo de la leyenda de la diosa madre y el dios hijo, se pervirtieron en el politeísmo.
“Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni gracias le dieron, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible…” (Romanos 1:21-23).
Pero, a pesar de estar adorando a esos tres dioses, ellos sabían que la revelación original había sido la de un solo Dios verdadero. Entonces ¿Cómo podrían “armonizar” su politeísmo con el monoteísmo original? Lo que se hizo en Babilonia fue proclamar que el dios padre, la diosa madre y el dios hijo, no eran tres dioses separados sino la emanación de un solo y mismo dios. Se argumentó que todos ellos eran un solo dios, porque emanaron de una misma sustancia divina. Así, ellos eran de igual sustancia. De ese modo fue como inventaron a la trinidad o al dios triuno, que siendo tres no era tres sino uno. El concepto de un Ser Supremo jamás se desarraigó del alma de aquellos hombres, pero pervirtieron esta creencia es una trinidad. La trinidad Llegó a ser uno de sus más grandes misterios, y desde luego, de los más representados por medio de sus símbolos.
La confusión de aquella gente de Babilonia, no solo los hizo inventarse a estos dioses, sino que los llevó a idearse una trinidad, profanando así la dignidad divina. Cada uno de esos dioses era un dios, los tres juntos eran dios. Tan pronto como establecieron que los tres dioses eran uno solo, entonces idearon formas de representar a los tres como si fueran uno. “En la unidad de ese Dios Único de los babilonios, había tres personas, y para simbolizar esa doctrina de la Trinidad, se valieron, como lo prueban los descubrimientos de Layard, del triángulo equilátero, tal como es bien conocido que lo hace la Iglesia romana de hoy día. Los egipcios también se valieron del triángulo como símbolo de su “divinidad triforme”.” [44]
La Trinidad representada por un triángulo equilátero. Éste símbolo, corresponde también “al ojo que todo lo ve”, que es muy usado en el culto ocultista de la masonería
Prontamente ya tenían inventados otros símbolos para representar a su trinidad, símbolos cuyo único objetivo era disimular su politeísmo y presentarlo como un aparente monoteísmo.
Representaciones antiguas de la trinidad babilónica
Y como si esto fuera poco, les pareció insignificante la perversión del concepto de Dios por la adoración de los hombres, y por eso nuevamente profanaron la dignidad divina, pero esta vez con imágenes de aves, de bestias y de reptiles.
“Y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.” (Romanos 1:23).
Así, separados del Dios único y de su asombrosa majestad, atribuyeron a sus dioses las cualidades de los animales. Incluso llegaron a representarlos como bestias mitad hombre, mitad animal.
Representaciones del dios padre y la diosa madre, como bestias mitad humano, mitad animal
El arca de los dioses
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