Son numerosos los ejemplos de tecnología antigua que se remontan miles de años atrás y que nos dejan fascinados por el conocimiento y la sabiduría poseídos en aquellos ancestrales tiempos. Estos objetos fueron el resultado de increíbles avances de ingeniería e innovación gracias a los cuales nuevas y poderosas civilizaciones surgieron y llegaron a dominar el mundo antiguo.
Dichos avances impulsaron a las diferentes sociedades a adoptar nuevas formas de vida y de gobierno, así como nuevas formas de comprender su mundo. Sin embargo, muchos inventos antiguos fueron olvidados, perdidos en las páginas de la historia, para ser reinventados milenios más tarde. Aquí presentamos diez de los mejores ejemplos de tecnología antigua que demuestran el gran ingenio de nuestros antepasados.
Dichos avances impulsaron a las diferentes sociedades a adoptar nuevas formas de vida y de gobierno, así como nuevas formas de comprender su mundo. Sin embargo, muchos inventos antiguos fueron olvidados, perdidos en las páginas de la historia, para ser reinventados milenios más tarde. Aquí presentamos diez de los mejores ejemplos de tecnología antigua que demuestran el gran ingenio de nuestros antepasados.
Herón Alexandrinus, también conocido como Herón de Alejandría, fue un matemático e ingeniero griego del siglo I al que se conoce como el primer inventor de la máquina de vapor. Su dispositivo a vapor fue llamado Eolípila, en honor a Aiolos, dios de los vientos. La Eolípila consistía en una esfera colocada de tal manera que podía girar alrededor de su eje. Las boquillas, una frente a la otra, expulsaban vapor y ambas generaban un impulso combinado resultante en un par de torsiones, causando el movimiento de la esfera alrededor de su eje. La fuerza de rotación, apresuraba la esfera hasta el punto donde la resistencia de tracción y el aire la llevaban a alcanzar una velocidad de rotación estable. El vapor era creado por agua hervida bajo la esfera: la caldera estaba conectada a la esfera giratoria a través de un par de mangueras que, al mismo tiempo, actuaban como pivotes de la esfera. La réplica de la máquina de Herón podía girar a 1.500 vueltas por minuto con una presión muy baja, de 1.8 libras por pulgada cuadrada. El extraordinario dispositivo fue olvidado y nunca fue utilizado hasta el año 1577, cuando la máquina de vapor fue 'reinventada' por el filósofo, astrónomo e ingeniero, Taqu ad-Din.
La lente de Nimrud es una pieza de cristal de roca de hace 3.000 años, descubierta por John Layard en 1850, en el palacio asirio de Nimrud, en el actual Irak. La lente de Nimrud (también llamada lente Layard) está tallada en cristal de roca natural y su forma es ligeramente ovalada. Tal vez estuviese rudamente encallada en una rueda lapidaria. Posee un punto focal de unos 11 centímetros desde su parte plana y una distancia focal de unos 12 cm. Vendría a ser equivalente a una lupa de 3 aumentos que combinada con otra lente podría alcanzar mayor amplificación. En su superficie existen doce cavidades que podrían haber contenido nafta o algún otro líquido atrapado en el cristal puro. Desde su descubrimiento, hace más de un siglo, los científicos e historiadores han debatido sobre su uso, sugiriendo que fue utilizada como lupa o como un cristal de combustión, utilizado para encender fuego al concentrar la luz solar. Sin embargo, el prominente profesor italiano Giovanni Pettinato propuso que la lente fue utilizada por los antiguos asirios como parte de un telescopio, lo que explicaría cómo los asirios tenían tantos conocimientos astronómicos. Según otras perspectivas convencionales, el telescopio fue inventado por el productor de espectáculos holandés, Hans Lippershey, en 1608 d. C. y Galileo fue el primero en dirigirlo hacia el cielo y utilizarlo para estudiar el cosmos. Pero incluso Galileo observó que los 'antiguos' eran conscientes del telescopio mucho antes que él. Aunque las lentes estaban en circulación antes de la lente de Nimrud, Pettinato cree que ésta fue una de las primeras en ser usada en un telescopio.
Las investigaciones en un antiguo yacimiento excavado por el National Trust for Scotland en el año 2004, revelaron un sofisticado calendario de aproximadamente 10.000 años de antigüedad, por lo que parece el calendario más antiguo jamás descubierto en el mundo. El lugar – sito en Warren Field, Crathes, Aberdeenshire – contiene una fila de 50 metros de largo, con doce orificios que fueron creados por los británicos de la Edad de Piedra y que estuvieron en uso aproximadamente a partir del 8000 a. C. (periodo Mesolítico temprano) y hasta alrededor del 4000 a. C. (Neolítico temprano). Dichos orificios representan los meses del año, así como las fases lunares de la luna. Dieron forma a un complejo diseño en forma de arco en el cual cada mes lunar se dividió en tres -aproximadamente- semanas de diez días cada una, representando además el cuarto creciente, la luna llena y la luna menguante. También permitió la observación del amanecer del invierno medio para recalibrar el calendario lunar cada año y volver a ponerlo en consonancia con el año solar. El arco entero representa todo un año y también refleja los movimientos de la luna en el cielo.
Los científicos que estudian la composición del hormigón romano, que ha estado sumergido bajo el mar Mediterráneo durante los últimos 2.000 años, descubrieron que era muy superior al hormigón de hoy en día en términos de durabilidad y que, además, resulta menos perjudicial para el medio ambiente. Los romanos fabricaban el hormigón mezclando cal y piedra volcánica. Para las estructuras submarinas, la combinación de cal y ceniza volcánica al entrar en contacto con el agua del mar, desencadenaba al instante una reacción química en la que la cal incorporaba las moléculas y reaccionaba con la ceniza, cimentando toda la mezcla. Un análisis del hormigón descubrió que produce un compuesto significativamente diferente al cemento moderno y que resulta ser un aglomerante increíblemente estable. Además, el hormigón antiguo contiene la estructura cristalina ideal de la tobermorita, que posee una mayor solidez y durabilidad que su equivalente moderno. Por último, los estudios microscópicos han identificado también otros minerales en el hormigón antiguo que muestran una potencial aplicación para hormigones de alto rendimiento, incluyendo la encapsulación de los desechos peligrosos. "A mediados del siglo XX, las estructuras de hormigón fueron diseñadas para durar 50 años,", dijo el científico Paulo Monteiro. "Sin embargo, las instalaciones portuarias romanas han sobrevivido a dos mil años de ataques químicos y a la acción de las olas bajo el agua."
Las investigaciones han demostrado que los artesanos de hace 2.000 años utilizaban una forma de tecnología antigua para la aplicación de películas finas de metal para las estatuas y otros objetos que es superior a los estándares de hoy para la producción de DVD, células solares, aparatos electrónicos y otros objetos. El dorado y plateado al fuego, son milenarios procesos utilizados junto con mercurio para cubrir la superficie de joyas, estatuas y amuletos con capas delgadas de oro o plata. Desde un punto de vista tecnológico, los antiguos doradores lograron, hace 2000 años, hacer capas de metal increíblemente finas, adherentes y uniformes, que salvó los metales caros, mejorando su durabilidad. Algo que nunca se ha logrado a un mismo nivel hoy en día. Aparentemente sin ningún conocimiento de los procesos químicos-físicos, los antiguos artesanos manipulaban sistemáticamente los metales para crear resultados espectaculares. Desarrollaron una gran variedad de técnicas, incluyendo el uso de mercurio como pegamento para películas finas de metales sobre objetos. Los hallazgos demuestran que hubo un nivel mucho más alto de comprensión y conocimiento de técnicas y conceptos avanzados en nuestro pasado más anecstral de lo que se pensaba.
Aunque no podemos predecir los terremotos con precisión, hemos recorrido un largo camino a la hora de detectar, registrar y medir los temblores sísmicos. Sin embargo, la gran mayoría desconoce que este proceso comenzó hace casi 2000 años, con la invención del primer sismoscopio en el 132 d. C., por parte de un astrónomo, matemático, ingeniero e inventor chino llamado Zhang ('Chang') Heng. El dispositivo resultaba extraordinariamente preciso en la detección de terremotos a distancia. El sismoscopio de Zhang consistía en una vasija de bronce gigante. Ocho dragones serpenteaban boca abajo a lo largo del exterior del barril, marcando las principales direcciones del compás. En la boca de cada dragón había una pequeña bola de bronce. Debajo de los dragones estaban sentados ocho sapos de bronce, con sus amplias bocas abiertas para recibir las bolas. El sonido de la bola, golpeando uno de los ocho sapos, alertaba a los observadores del terremoto dando una indicación aproximada de la dirección del movimiento sísmico original. En 2005, unos científicos de Zengzhou, China (que es también la ciudad natal de Zhang) lograron construir una réplica del sismoscopio de Zhang y lo usaron para detectar terremotos simulados basados en las ondas de cuatro diferentes terremotos reales de China y Vietnam. El sismoscopio detectó todas las ondas. ¡Por cierto, los datos recolectados de las pruebas corresponden exactamente con los que se recogieron por los sismómetros modernos!
Un antiguo mito nórdico describe una gema mágica, utilizada para navegar los mares, que podía revelar la posición del sol cuando se oculta detrás de las nubes o, incluso, antes del amanecer o después del atardecer. Parece que el mito resultó ser realidad... En marzo del año 2013 un equipo de científicos anunció que un peculiar cristal de calcita, encontrado entre los restos del naufragio de un barco isabelino hundido frente a las Islas del Canal, contenía pertenencias de acuerdo con la legendaria piedra del sol vikinga y que fragmentos de dicho cristal podían, ciertamente, actuar como una muy precisa ayuda a la navegación. Según los investigadores estas piedras del sol poseen la inusual característica de crear una doble refracción de la luz del sol, incluso cuando está tapado por las nubes o la niebla. Girando el cristal frente al ojo humano, hasta que la oscuridad de las dos sombras sea la mismal, la posición del sol puede ser localizada con notable precisión.
La batería de Bagdad, a veces denominada como la batería Parthian, consiste en una vasija de barro que porta en su interior un cilindro de cobre. Suspendida en el centro de este cilindro — pero sin tocarlo — se encuentra una barra de hierro. Tanto el cilindro de cobre como la varilla de hierro se mantienen en su sitio con un tapón de asfalto. Estos artefactos (fueron encontrados varios) se descubrieron durante las excavaciones llevadas a cabo en 1936 en la antigua aldea de Khujut Rabu, cerca de Bagdad. La aldea se considera aproximadamente que tiene alrededor de 2000 años de antigüedad y que fue construida durante el periodo Parthian (250 a. C. - 224 d. C.). Aunque no se sabe exactamente el uso de este tipo de dispositivo, el nombre de 'Batería de Bagdad' procede de una de las teorías establecidas en 1938, cuando Wilhelm Konig, el arqueólogo alemán que realizó las excavaciones, examinó dicho artefacto y concluyó en que este dispositivo era, en realidad, una antigua batería eléctrica. Después de la segunda guerra mundial, Willard Gray, un estadounidense que trabajaba en el General Electric High Voltage Laboratory en Pittsfield, construyó unas réplicas y al llenar los objetos con un electrolito, descubrió que podrían producir 2 voltios de electricidad. La pregunta a responder es: ¿si se trata realmente de una batería, para que se utilizó su energía?
La Copa de Licurgo, conocida por su representación de una escena que implica a Licurgo, rey de Tracia, es un cáliz romano de 1.600 años de antigüedad, que cambia de color dependiendo de la dirección de la luz que lo toca. El caliz siempre ha sido fuente de preguntas y cuestiones para los científicos, desde que fue adquirido por el Museo Británico en los años 50. No podían entender por qué la copa aparecía verde jade cuando se iluminaba por delante, pero de color rojo sangre cuando estaba iluminada por detrás. El misterio fue resuelto en 1990, cuando unos investigadores de Inglaterra escudriñaron unos fragmentos rotos bajo un microscopio y descubrieron que los artesanos romanos fueron los pioneros de la nanotecnología: habían impregnado el vaso con partículas de plata y oro, molidas de sólo unos 50 nanómetros de diámetro, es decir: menos de la milésima parte del tamaño de un grano de sal de mesa. El trabajo era tan preciso que no había manera de que el efecto resultante fuese un accidente. De hecho, la mezcla exacta de los metales sugiere que los romanos habían perfeccionado el uso de las nanopartículas. Al golpearlo la luz, los electrones pertenecientes a los trozos de metal vibran de tal manera que alteran el color dependiendo de la posición del observador.
El mecanismo de Antikythera fue descubierto en 1900 durante la recuperación de un buque naufragado en la isla griega de Antikythera, en aguas a 60 metros de profundidad. Consiste en un dispositivo metálico con una compleja combinación de engranajes y se remonta hasta el siglo II a. C. Este mecanismo ha resultado ser uno de los más increíbles dispositivos mecánicos descubiertos en el mundo antiguo. En las últimas décadas los científicos han utilizado las últimas tecnologías para intentar descifrar su funcionalidad. Sin embargo, debido a su complejidad, han sido incapaces de explicar su función. Aunque estos últimos años, un grupo de científicos parece haber resuelto el misterio sobre su verdadero funcionamento. Peter Lynch, profesor de meteorología de la University College de Dublín, explica:” El mecanismo era impulsado por un mango que hacía girar un sistema conectado por más de 30 ruedas de engranaje… Los engranajes eran unidos con punteros en la parte delantera y trasera del mecanismo, mostrando la posición del sol, de la luna y de los planetas según sus movimientos a través del zodiaco. Un brazo extensible con un alfiler seguía un surco en espiral, como una aguja de tocadiscos. Una pequeña esfera, mitad blanca y mitad negra, indicaba la fase de la luna. Aún más impresionante era la predicción de los eclipses solares y lunares". Sorprendentemente, el dispositivo incluía también un disco para indicar cuál de los juegos Panhelénicos tendría lugar cada año, junto con los Juegos Olímpicos que se producían cada cuatro años. Sólo un pequeño diente de los 30 continúa siendo un misterio y se espera que una próxima investigación pueda resolver esta última pieza del rompecabezas.
27 MARZO, 2015 - 21:59
Autor: April Holloway
Traducción: Sofia Pollon
Revisión: Moreno Montañaroja
Este articúlo fue publicado originalmente en inglés en www.ancients-origins.net y ha sido traducido con permiso.
http://www.ancient-origins.es/artefactos-tecnolog%C3%AD-antigua-noticias-general/diez-inventos-incre%C3%ADbles-los-tiempos-antiguos-002424/page/0/3
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