Es posible que muchos estadounidenses no tengan ni la menor idea de una entrada secreta a través de la cabeza de uno de los presidentes más icónicos de la historia del país. Para ser más precisos, esta sala se encuentra justo detrás del lóbulo frontal de la cabeza de Abraham Lincoln.
Concebida en la década de 1930 por el diseñador Gutzon Borglum, la sala denominada como «Hall of Records» fue diseñada para ser una bóveda donde guardar una selección de documentos que narraran la historia de Estados Unidos.
Este espacio se encuentra dentro del Monte Rushmore, el monumental conjunto escultórico tallado en una montaña de granito en Dakota del Sur donde figuran los rostros de los presidentes Lincoln, Roosevelt, Jefferson y George Washington.
Borglum se pasó 14 años planeando, esculpiendo y supervisando un monumento que una vez terminado debía mostrar esas imponentes figuras de 18 metros de altura. El hombre también quería dejar su impronta en la obra con un detalle extra, algo misterioso que agrandara la leyenda de su trabajo.
Entrada a la sala.
Para asegurarse de ello, Borglum anunció una adición de lo más ambiciosa: una sala enorme situada justo detrás de la línea del cabello de Abraham Lincoln que contendría toda la información que cualquier persona necesitaría sobre la montaña. No sólo eso, también alojaría documentos históricos como la Constitución o la Declaración de Derechos de Estados Unidos.
La sala en la cabeza de Lincoln
De esta forma nacía la idea del Hall of Records. A partir de 1938 los trabajadores comenzaron a explorar ese lugar desde el que tallarían la «firma» para la posteridad del artista. Once años antes, en 1927, se habían iniciado las obras del Monte Rushmore con 30 hombres dedicados exclusivamente a romper la roca con dinamita.
Una obra titánica donde el gobierno de Estados Unidos subvencionó la mayor parte de los costes de la mano de obra, la cual llegó a ascender a casi 1 millón de dólares. Crédito: U.S. National Park Service. Pero como decíamos, Borglum era ambicioso y quería dejar su huella.
El hombre imaginó una escalera de 240 metros que conducía a una gran sala detrás de las caras de los presidentes. Sobre la entrada del vestíbulo colgaría un águila de bronce con una envergadura de 11 metros.
La sala contendría, además de los documentos descritos, bustos de famosos y una lista de contribuciones estadounidenses a la ciencia, el arte y la industria.
Crédito: U.S. National Park Service. Crédito: U.S. National Park Service.
Sin embargo, Borglum murió en marzo de 1941 con el proyecto inacabado. Así se mantuvo hasta 1998, momento en el que el gobierno decidió revivir el sueño del escultor instalando un registro de la historia del país dentro de la sala.
La sala pasó a albergar la Constitución de los Estados Unidos, la Declaración de Independencia, la Declaración de Derechos, una biografía de Borglum y las breves descripciones de cada uno de los presidentes que figuran en el monumento, todos sellados detrás de una losa de granito gigante.
Por desgracia, la habitación que se encuentra justo detrás del lóbulo frontal de la cabeza del mismísimo Abraham Lincoln sigue cerrada al público.
Vía: Gizmodo Leer más:
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