Durante mucho tiempo la tradición budista ha asegurado que los monjes budistas acumulan en su cuerpo una sustancia que la gente común no posee.
Esta sustancia aparecería en los residuos dejados por las cenizas de los monjes tras ser incinerados y se presentaría bajo la forma de piedras preciosas o perlas.
Aseguran que la sustancia es un producto acumulado de otras dimensiones y que definitivamente no sería de este mundo.
Esta sustancia aparecería en los residuos dejados por las cenizas de los monjes tras ser incinerados y se presentaría bajo la forma de piedras preciosas o perlas.
Aseguran que la sustancia es un producto acumulado de otras dimensiones y que definitivamente no sería de este mundo.
Estas piedras y/o perlas reciben los nombres de sarira o ringsels. Son muy pocos los estudios realizados sobre este fenómeno. Algunas fuentes afirman incluso que la naturaleza de las sariras no se ha comprobado aún debido a su rareza y al hecho de ser consideradas como objetos sagrados. Sin embargo, el físico William A. Tiller de la Universidad Stanford y su equipo de investigadores estudiaron la energía circundante de las sariras. Asimismo, la Dra. Nisha J. Manek ha escrito un informe que se presentó en la conferencia anual de Toward a Science of Consciousness , (“Hacia una Ciencia de la Conciencia”) en la Universidad de Arizona en el año 2012.
La Doctora Manek, que no es budista, completó las prácticas de su especialidad en la Universidad Stanford, y ha trabajado durante mucho tiempo para la Clínica Mayo . Así explicó lo sentido al encontrarse frente a estas sariras:
“En el centro de mi corazón sentí una radiación tangible de exquisita energía que fluía de las reliquias. Era muy íntimo y personal, sin embargo, transmitía una inmensa sensación de unidad para con todos y con todo. No se puede comparar con otras experiencias ordinarias”.
Reliquias budistas conocidas como sariras o ringsels, expuestas para los visitantes de los santuarios del centro Budista Jamyang de Londres, Inglaterra, el día 4 de septiembre del año 2010. ( Fotografía: La Gran Época )
Los investigadores utilizaron métodos desarrollados por Tiller para medir de forma objetiva lo que Manek había percibido subjetivamente como una energía que emanaba de las reliquias. De hecho, Tiller se encuentra estudiando el impacto físico que tiene la consciencia humana. Él postula que existen dos clases de sustancias: una es la que nos permiten percibir nuestros sentidos convencionales, percepción que se produce a nivel atómico/molecular; la otra clase de sustancia existiría en el espacio comprendido entre átomos y moléculas.
Por lo general no seríamos capaces de percibir esta clase de sustancia, que Tiller describe como un estado de energía termodinámica libre e inmensamente poderosa.
El investigador cree haber encontrado una manera de detectarla, pero sólo cuando se superpone o interactúa con la parte eléctrica del átomo/molécula.
Asimismo, Tiller defiende que la intención humana activaría una especie de sustancia intermedia llamada deltrons, que facilitaría la interacción entre estos dos tipos de sustancias. Tanto Tiller como el estudio de Manek aseguran que las reliquias budistas se hallan rebosantes de voluntad humana.
El investigador cree haber encontrado una manera de detectarla, pero sólo cuando se superpone o interactúa con la parte eléctrica del átomo/molécula.
Asimismo, Tiller defiende que la intención humana activaría una especie de sustancia intermedia llamada deltrons, que facilitaría la interacción entre estos dos tipos de sustancias. Tanto Tiller como el estudio de Manek aseguran que las reliquias budistas se hallan rebosantes de voluntad humana.
“Aunque no podemos considerar que estos objetos posean conciencia, no hay duda de que un aspecto de la conciencia quedó impreso en este tipo de objetos. En el caso de las reliquias de Buda, el ‘bombardeo’ reverencial de cientos de años, ha quedado impreso en ellas.”
Supuestas reliquias budistas obtenidas después de una cremación en Tailandia ( Fotografía: La Gran Época )
Finalmente, el informe asegura que, “ si no hubiera respeto o amor, las reliquias desaparecerían ”. Los investigadores también descubrieron que “ las moléculas-átomos que ocupan el espacio alrededor de las reliquias se ordenan de forma más coherente ”.
La sarira continúa siendo un misterio a día de hoy. Resulta más que evidente que la cremación humana común no deja rastro de esta sustancia. Pese a ello, todavía no ha podido demostrarse de modo definitivo la naturaleza de la sarira, ni su procedencia real. Ebay, que está inundado de objetos, presenta sariras en venta por tan sólo 10 dólares estadounidenses. Una organización budista está vendiendo una pequeña colección por 4 mil dólares. Sin embargo, los estudios de Tiller y Manek sugieren que las sariras pueden albergar cierta energía, que puede proyectarse, en parte, a los fieles, afectándolos y alterando sus conciencias.
Imagen de portada: Algunas supuestas reliquias budistas obtenidas después de la cremación. ( Fotografía: La Gran Época )
Autor: Tara MacIsaac – La Gran Época
Este artículo fue publicado originalmente en La Gran Época y ha sido publicado de nuevo en www.ancient-origins.es con permiso.
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