martes, 30 de enero de 2018

El «Santo Grial» de los dinosaurios africanos es desenterrado en el desierto del Sahara

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El esqueleto es el más completo del Cretácico jamás hallado en el continente y ha ayudado a revelar el ancestral enlace entre África y Europa durante el final del reinado de los grades saurios. Reconstrucción artística del ‘Mansourasaurus shahinae’. 

Al hablar de los días finales de los dinosaurios, África es un lugar desconocido para la ciencia. 

Los fósiles hallados en el Cretácico Superior, el tiempo entre los 100 y 66 millones de años atrás, son escasos.

El curso de la evolución de los dinosaurios africanos ha sido un gran misterio para los paleontólogos. 

Pero en el desierto del Sahara en Egipto, los científicos descubrieron una nueva especie de dinosaurio que ayudaría a llenar estos vacíos: el Mansourasaurus shahinae.




Este reptil, comparable a un bus escolar en tamaño, tenía un cuello alargado, devoraba plantas y poseía un tipo de placas óseas incrustadas como si fueran parte de su piel. 

Los restos fueron desenterrados por una expedición de la Universidad de Mansoura, en Egipto y el nombre de la criatura fue en honor precisamente a esta institución académica por fomentar la investigación paleontológica. 

El Mansourasaurus shahinae es una especie de dinosaurios clave, y un descubrimiento crucial para la paleontología egipcia y africana, de acuerdo a los autores. Ayuda a abordar importantes preguntas como qué animales vivieron en aquellas áreas, o a qué otras especies estaban vinculadas. 

El esqueleto incluye parte del cráneo, la mandíbula inferior (foto), cuello y vertebras, costillas, la mayor parte de las extremidades anteriores, y las placas óseas que estaban incrustadas en su piel. 

Los fósiles del Cretácico Superior en África son un hueso duro de roer: mucho del terreno donde podrían estar los fósiles están cubiertos de vegetación frondosa a diferencia de la facilidad que brindan las Montañas Rocosas, el desierto de Gobi o la Patagonia. 

La situación intriga a los paleontólogos; ya que se trata de una etapa de grandes cambios geológicos y geográficos. Un vínculo antiguo entre África y Eurasia Durante los primeros años de los dinosaurios, a través de los períodos Triásico y Jurásico, todos los continentes estaban juntos en el supercontinente Pangea. 

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Durante el Cretácico, sin embargo, los continentes empezaron a separarse hacia la configuración conocida. Históricamente, no ha estado claro qué tan bien conectada ha estado África a otras regiones del hemisferio sur y Europa en este tiempo (y en qué grado los animales africanos se habrían separado de sus vecinos y evolucionado en carriles separados). 

El Mansourasaurus, uno de los pocos dinosaurios africanos conocidos de este periodo, ayuda a responder esta pregunta. Por sus características, este ejemplar está más relacionado a los dinosaurios europeos y asiáticos que a aquellos hallados más al sur de África o en Sudamérica. 

Esto, a su vez, demuestra que algunos dinosaurios pudieron moverse entre África y Europa al final de sus años de reinado. Los últimos dinosaurios africanos no estuvieron completamente aislados, como se creía en el pasado. Primo de los monstruos sudamericanos 

El fósil hallado pertenece a un dinosaurio del tipo Titanosauria, un grupo de saurópodos (cuello largo, vegetariano) común durante el Cretácico. Los titanosaurios son famosos por habernos provisto de los animales terrestres más grandes que han existido, como el Argentinosaurus, el Dreadnoughtus o el Patagotitan. 

Miembros de la expedición de la Universidad de Mansoura trabajando en la zona del hallazgo. Nuestro Mansourasaurus, sin embargo, tenía un tamaño más moderado, con un peso aproximado similar al de un elefante. 

Su esqueleto es importante al ser el espécimen de dinosaurio más completo descubierto hasta el momento del final del Cretácico en África, preservando partes del cráneo, la quijada inferir, el cuello, vértebras y costillas, la mayoría del hombro y brazos, partes del pie, y piezas de placas de la piel. 

Expertos compararon al hallazgo con el Santo Grial de la era de los dinosaurios en África, siendo un ejemplar buscado por mucho tiempo en la comunidad científica. Otros científicos han comparado al descubrimiento como una pieza inicial de rompecabezas, quizás un borde o una esquina que ayudará, a partir de ella, a construir la nueva figura. 

“Esto recién empieza y esperamos que el hallazgo de fósiles en Egipto se agilice”, declaró Hesham Sallam, autor principal del artículo y miembro del departamento de Geología de la referida alma mater. 

             

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