Existe un mensaje tallado en la tumba del profeta Jonás. El mensaje, para el antiguo rey Esarhaddon, permaneció sellado y oculto en un túnel debajo de la tumba, hasta que en los años 80 y 90 fue descubierto por arqueólogos.
Un equipo de arqueólogos han aprovechado la existencia de un túnel cavado por saqueadores de tumbas de Isis, en Mosul, Irak, para descubrir y explorar una antigua escritura tallada en las paredes y objetos de piedra. Además, del misterioso mensaje inscrito, se encontraron restos y otras inscripciones neoasirias.
Según la Biblia, el Tanaj y el Corán, Jonás fue un profeta. Según los relatos, Jonás, durante una de sus travesías, fue tragado por un gran pez, pero él no muere. Por tres días y tres noches estuvo en el vientre de ese pez. A Jonás le pesa mucho no haber obedecido a Jehová e ido a Nínive. Luego de eso Jonás ora a Jehová y le pide ayuda. Entonces Jehová hace que el pez vomite a Jonás en la tierra seca.
Uno de los mensajes se puede traducir como: «El palacio de Esarhaddon, rey fuerte, rey del mundo, rey de Asiria, gobernador de Babilonia, rey de Sumer y Acad, rey de los reyes del Bajo Egipto, el Alto Egipto y Kush»; según informa el sitio Live Science.
Kush es un antiguo reino ubicado en la actual Nubia.
Las inscripciones fueron descubiertas entre los años 1987 y 1992, sin embargo, el conflicto político en la región, impidió que el trabajo se culmine, siendo postergado hasta diciembre de 2017.
Inscripciones halladas en la tumba de Jonás. Crédito: Stevan Beverly
Afortunadamente, los arqueólogos pudieron descubrir parte de esta antigua historia antes de que el sitio estuviera demasiado dañado como para explorar. ISIS había volado partes del santuario que contenía la tumba de Jonas en 2014 antes de que las tropas iraquíes entraran y liberaran el sitio, según informó The Times of Israel.
Jonás, conocido como Yunus en el Corán, es una figura religiosa en las religiones abrahámicas más famosas, por la historia de ser tragado por un «pez gigante» o posiblemente una ballena. El texto dice que predicó en la ciudad de Nínive, que era la capital del antiguo imperio asirio.
Las inscripciones describen la regla del rey asirio Esarhaddon. Describen su historia familiar y un relato en primera persona, diciendo: «rodeé, conquisté, saqueé, demolí, destruí y quemé con fuego veintiuna de sus ciudades junto con pequeñas ciudades en sus alrededores». Según las inscripciones, Esarhaddon era un gobernante y vencedor despiadado y venerado.
Los hallazgos han sido publicados en la revista Iraq.
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