La batalla de Verdún, que tuvo lugar entre el 21 de febrero y el 18 de diciembre de 1916, fue una de las más cruentas de la primera guerra mundial. 303 días de lucha que dejaron entre 700.000 y 1.250.000 muertos, de los cuales se calcula que unos 100.000 aún yacen enterradas, perdidos en alguna parte del campo de batalla.
Durante esos meses de locura se calcula que se dispararon unos 60 millones de proyectiles de artillería, de los que hasta un tercio no llegaron a explotar. Nueve pueblos fueron, literalmente, borrados del mapa.
Los campos de batalla de Verdún son el epicentro de lo que en Francia se conoce como la zona roja, un área que al final de la guerra estaba saturada de proyectiles sin estallar, muchos de ellos con gases venenosos, granadas y municiones oxidadas. Además el suelo estaba muy contaminado por plomo, mercurio, cloro, arsénico, diversos gases peligrosos, ácidos y restos humanos y animales.
De hecho se consideraba demasiado dañada tanto física como ambientalmente como para ser recuperada, por lo que se promulgó una ley que prohibía la entrada en las peores zonas.
Se calcula que aun harán falta otros 700 años de trabajos de limpieza y de dejar que la naturaleza haga su parte para poder declarar lo peor de la zona roja como de nuevo compatible con la vida.
La zona roja recuerda, inevitablemente, a Chernobyl o Fukushima, pero personalmente me da mucho peor rollo.
Descubrí la existencia de esta zona muerta en el corazón de Europa gracias a un hilo de Paul Cooper que verdaderamente pone la piel de gallina. Las fotos están extraídas de ese hilo, aunque por lo general están en el dominio público salvo la de Doumont y la de los limpiadores, que son de Olivier Saint Hilaire.
POR @WICHO — 26 DE ABRIL DE 2018
http://www.microsiervos.com/archivo/mundoreal/zona-roja-francia.html
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