Los arquéologos hallan pistas de la que podría ser la mayor concentración de humanos de todo América del Norte en la época de las colonizaciones.
© William S. Soule
Se cree que las cabañas de hierba Wichita, similares a la que se muestra en esta foto sin fecha, se cuentan por miles en la ciudad nativa de Etzanoa.
Habría que reescribir los libros de historia si un hallazgo así fuera cierto. En las llanuras de Kansas, los arquéologos creen haber descubierto una ciudad remota y antigua llamada Etzanoa, un asentamiento en la que pudieron haber habitado 20.000 personas entre los años 1450 y 1700.
Esto le habría convertido en una de las ciudades más grandes del América del Norte de la época. Si comparamos con otros grandes centros urbanos de esos años comoNueva York, el cual solo poseía 5.000 habitantes, le supera cuatro veces en cuanto a población
La búsqueda de Etzanoa se remonta a siglos de antigüedad y se basa principalmente en las descripciones de los conquistadores españoles que se adentraron en el Medio Oeste en busca de oro.
Con el ilustre Francisco Vázquez de Coronado a la cabeza, la expedición llegó al centro de lo que es ahora el estado de Kansas ante los rumores de que allí se escondía un gran tesoro. En vez de oro y joyas, lo que se encontraron fue un asentamiento legendario llamado Quivira.
Oñate lideró una comitiva de 70 exploradores que partieron hacia la actual ciudad de Kansas en busca de ese paraíso prometido bañado en oroUnas décadas más tarde y ya en pleno apogeo de las colonizaciones americanas, uno de los conquistadores más históricamente infames, Juan de Oñate, viajó al centro del estado para de nuevo, encontrar tesoro y catolizar a sus pobladores.
Oñate no tiene muy buenas descripciones en los libros de historia, ya que se le recuerda por haber saqueado el actual Nuevo México y masacrar y mutilar a cientos de personas del pueblo de Acoma al intentar evitar que los españoles de la época saquearan los suministros que necesitaban para sobrevivir al próximo invierno.
© UC Berkeley
Uno de los mapas que detalla la ubicación de la ciudad nativa de Etzanoa (etiquetada en la parte superior central) de un dibujo de 1602.Poco después de esta trágica masacre, Oñate escuchó testimonios de las tribus locales sobre una extraña y perdida ciudad gigantesca con árboles dorados y cuyo líder bebía de una copa de oro.
La historia de lo que sucedió justo después sigue abierta a la interpretación, ya que los registros que sobreviven son todos de Oñate. Así pues, según estos documentos antiguos, Oñate lideró una comitiva de 70 exploradores que partieron hacia la actual ciudad de Kansas en busca de ese paraíso prometido bañado en oro.
Al llegar a ese enclave urbano, descubrió una población de 5.000 personas que le hablaron de un asentamiento mucho más grande de a tan solo unas pocas millas de distancia. Además, aseguraron que fueron responsables de la muerte de otras comitivas españolas que habían perecido en el intento de conquistarles.
Los Rayados les recibieron con comida. Ellos, no fueron tan gentiles, y nada más llegar tomaron rehenes al más puro estilo conquistador tradicional Así es como llegó hasta la tribu de la que todos los indígenas le habían hablado.
Les puso el nombre de los Rayados, al igual que a su ciudad.No fue difícil encontrarles, y cuando lo hizo comprobó con sus propios ojos que se trataba de una civilización pacífica y unida.
En los legajos, el explorador español los describe como "robustos, pero amables". Y básicamente así les recibieron, sin sospechar sus oscuras intenciones. Los Rayados les dieron la bienvenida con comida y amabilidad. Oñate y los suyos, por su parte, no fueron tan gentiles, y nada más llegar tomaron numerosos rehenes al más puro estilo del conquistador tradicional.
Los Rayados que no fueron perseguidos ni encarcelados huyeron asustados, dejando a Oñate todo su territorio libre para explorar. Así, entraron en 2.000 casas desiertas, cada una diseñada para albergar hasta 10 personas. También hallaron jardines de calabaza, maíz o girasol, lo que les reveló que se trataba de una civilización muy avanzada y próspera. Oñate explotó sus tierras y saqueó toda su fuente de recursos.
Pero un nuevo temor asoló a las tropas del conquistador, y es que la tribu de los Escanjaques junto a los supervivientes Rayados, seguramente planearan tomarse su revancha. Así es como un grupo de cerca de 1.500 nativos, les tendieron una emboscada. Pero no tuvieron nada que hacer, ya que las armas de los conquistadores eran muy avanzadas. Sin embargo, Oñate y su expedición fueron obligados por sus superiores a regresar a territorio español ya conquistado.
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