El ministro de Sanidad, Salvador Illa.
13/06/2020 06:48
El tren más esperado de la historia médica española seguirá siéndolo. Al menos hasta el cierre de junio. Y es que el muy anunciado ‘Tren de la Seda’ que viaja desde China con el encargo del Ministerio de Sanidad de traer a España 34,6 millones de mascarillas no llegará hasta finales de junio.
Y, más en concreto, llegará a su destino cuando el estado de alarma ya no esté en vigor. Un tardanza un tanto peculiar teniendo en cuenta la premura y prisa del material que transporta, precisamente, para el periodo de estado de alarma por el coronavirus.
Y, más en concreto, llegará a su destino cuando el estado de alarma ya no esté en vigor. Un tardanza un tanto peculiar teniendo en cuenta la premura y prisa del material que transporta, precisamente, para el periodo de estado de alarma por el coronavirus.
El tren procedente de China con las mascarillas salió el 3 de junio. De este modo, su viaje casi parecerá más el de un tren del siglo pasado que un tren actual portando material de protección urgente. Se trata del primer tren de suministros sanitarios que partió de China, en este caso, con 34,6 millones de mascarillas y 400.000 buzos desechables.
El Gobierno lo ha anunciado a bombo y platillo porque, según su versión, era la forma de «diversificar las modalidades de transporte de material sanitario de importación para ganar en eficiencia económica”. La eficiencia, por lo visto, consiste en llegar tarde o muy tarde.
El tren realiza la ruta ferroviaria Yiwu-Madrid, la más larga del mundo con más de 13.000 kilómetros. Pero el convoy, de 35 vagones, no tiene prevista su llegada a Madrid hasta prácticamente finalizar junio. El primer tren de suministro sanitario procedente de China ya se encuentra en tránsito, desde la estación ferroviaria de Yiwu con destino Madrid.
Según el Gobierno, esta es la forma de optimizar los costes derivados de estas importaciones “ya que el coste del transporte por vía férrea es quince veces menor que a través de avión”.
Según el Gobierno, esta es la forma de optimizar los costes derivados de estas importaciones “ya que el coste del transporte por vía férrea es quince veces menor que a través de avión”.
“Esta modalidad está destinada a aquellos materiales cuya necesidad está cubierta dentro del Sistema Nacional de Salud y con los que se trabaja para conformar una reserva estratégica nacional y autonómica, a través del refuerzo de compra puesto a disposición de las 19 comunidades y ciudades autónomas”, afirma el Ministerio. Y ya puede serlo, porque, de no ser así, lo cierto es que poco se podrá contar con ese material en caso de tener una urgencia.
El convoy partió de Yiwu el pasado 3 de junio y tiene prevista su llegada a la terminal seca de Abroñigal (Madrid) a finales de junio. La línea comercial Yiwu-Madrid es la línea ferroviaria más larga del mundo con 13.052 kilómetros y es conocida como la nueva ruta de la seda con un recorrido que cruza hasta ocho países: China, Kazajistán, Rusia, Bielorrusia, Polonia, Alemania, Francia y España.
La llegada de aviones, según la versión oficial del Ministerio, se mantiene con regularidad para aquellos materiales cuya necesidad es más inmediata como es el caso de los guantes de nitrilo. Y más vale que sea así. Porque en caso contrario, las prisas no serán el complemento perfecto del ‘Tren de la Seda’.
Gasto y tardanza
Hay que recordar que la tardanza en las compras de material ha sido la nota característica de la gestión de la crisis del coronavirus por parte del Gobierno.
El Ministerio de Sanidad, que dirige el socialista Salvador Illa, de hecho había gastado en apenas un mes de crisis -a finales de abril- más de 581 millones de euros en la compra de material sanitario (mascarillas, guantes de nitrilo, gel, batas desechables, test y respiradores) para intentar contener la pandemia del coronavirus. Y todo ello sin gran éxito.
Ese desembolso millonario de dinero público no impidió que España superase a esas alturas los 33.000 muertos por coronavirus (una cifra muy superior a la que reconocía oficialmente Sanidad) y que encabezara el ranking mundial de países con mayor número de muertos por millón de habitantes.
Los 46 contratos públicos adjudicados a esas alturas por el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA), que depende del Ministerio de Sanidad, demostraban que el Gobierno de Pedro Sánchez actuó demasiado tarde para contener la expansión de la epidemia.
Y en más de una ocasión se dejó engañar al gastar millones de euros en la compra de material defectuoso a empresas poco fiables, como los 659.000 test rápidos adquiridos a través de la firma catalana Interpharma que hubo que devolver dos veces a China.
Y en más de una ocasión se dejó engañar al gastar millones de euros en la compra de material defectuoso a empresas poco fiables, como los 659.000 test rápidos adquiridos a través de la firma catalana Interpharma que hubo que devolver dos veces a China.
El Gobierno no realizó las primeras compras de material sanitario de cierta envergadura hasta el 19 de marzo (una semana después de la declaración del estado de alarma), cuando España ya tenía 833 muertos por coronavirus. Demasiado tarde para frenar la pandemia y garantizar el abastecimiento de los hospitales españoles.
En esa fecha, el Ministerio de Sanidad compró 50.000 test PCR a la firma de Barcelona Roche Diagnostics por 453.750 euros y un millón de unidades de gel desinfectante a la compañía Mixer & Pack SL, con sede en Madrid, por 1.908.323 euros.
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