Pedro Sánchez, durante la declaración institucional en Barcelona.
ACTUALIZADO: 22/12/2021 07:10
Pedro Sánchez se enfrenta ahora a una escalada enloquecida de los contagios por ómicron. La presión sobre las UCI y sobre la capacidad de camas hospitalarias aguanta. Pero la ola ha cogido desprevenido una vez más al Gobierno, que plantea ya nuevas restricciones y cierres. Era difícil que Sánchez no se viese sobrepasado.
Y es que los cinco sistemas de control que dependían de él han vuelto a ser descuidados en esta ola del virus: ni los test generalizados en la población, ni los test centrados en cada nuevo caso confirmado, ni la secuenciación de las nuevas variantes, ni el control del exceso de las muertes acumuladas, ni las dosis de refuerzo, ninguna de estas cinco áreas sitúan a España en posiciones líderes en Europa. Al revés.
España suspende en todos estos mecanismos de control. Y son, justo los empleados por el resto para intentar anticiparse al avance de ómicron.
Pedro Sánchez no ha dejado de hablar del elevado porcentaje de población vacunada. Y tiene razón en ello. Con los datos a fecha de 19 de diciembre, lo cierto es que España es uno de los países con mayor tasa de vacunación de toda Europa. En ese día se situaba en un 80,82%, sólo por detrás de Malta -84,19%- y Portugal -88,98%-.
Pero la vacunación es un éxito de la propia población, que se ha mostrado mucho más abierta al seguimiento de los planteamientos científicos que en otros países. La vacunación no es obligatoria y, por lo tanto, ha acudido a vacunarse quien ha querido. Pero el repaso del resto de sistemas que se deberían haber intensificado para controlar la variante ómicron revela que no se han reforzado ni mucho menos.
El repaso de cinco indicadores clave en el seguimiento de esta variante refleja que España ha suspendido en las cuatro semanas clave en el control del avance la mutación.
Sudáfrica alertó a todo el mundo de la aparición de la nueva variante el 24 de noviembre pasado, después de encontrar su primer caso. Desde entonces hasta ahora se deberían haber activado toda una serie de controles que no se han potenciado.
El primero de ellos, y básico, es la secuenciación del virus para detectar las mutaciones. Pues bien, en ese ranking, España, como se puede comprobar en la recopilación de datos de la prestigiosa base Our World in Data, figura en la posición 11 de Europa, por debajo de Dinamarca, Luxemburgo, Malta, Suecia, Portugal, Alemania, Estonia, Italia, Francia o Lituania.
En dosis de refuerzo, España ocupa el puesto 12, de nuevo lejos de países como Austria, Alemania, Dinamarca, Irlanda, Bélgica, Francia o Italia, según los datos a ese mismo 19 de diciembre.
En número total de test por 1.000 habitantes se replica la falta de liderazgo: España se sitúa en el puesto 22, por supuesto, por debajo de todos los grandes países.
En test realizados por cada nuevo caso confirmado, España queda en el puesto 15, lejos, no sólo de los grandes sino, incluso, de Chipre, Estonia o Bulgaria.
En exceso de muerte acumulada con respecto a los casos oficiales se repite el mal resultado: este indicador debería haber llevado a cuestionarse por la aparición de nuevas cepas y sitúa de nuevo a la cola de Europa en control y en los puestos delanteros en descontrol-Los datos que hoy publica OKDIARIO muestran la fotografía de un país que se ha confiado a la vacunación personal, cuestión que, efectivamente, ha funcionado muy bien en España gracias a la responsabilidad y concienciación de la población.
Pero un país que se ha confiado en todo el resto de controles en un momento en el que avanza una nueva cepa del virus altamente contagiosa.
https://okdiario.com/espana/sanchez-negado-activar-durante-4-semanas-clave-5-principales-controles-anti-omicron-8312139
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