AR.- Es preciso refutar la falaz afirmación de que los inmigrantes que están llegando a España de forma masiva sean pobres que huyen de las guerras en sus países. Eso es un cuento. Las cifras demuestran lo contrario. Sólo el 5% de los que vienen a España son realmente refugiados. Estos son los menos pobres porque pagan miles de dólares para el viaje y para obtener documentos falsos.
¿Refugiados? Casi ninguno. La mayoría son inmigrantes económicos. Dado que son viajes ilegales, el 90% de ellos dependen de las organizaciones criminales y, por tanto, aquellos que quieren embarcar deben ser capaces de pagar miles de dólares para asegurarse los servicios de los traficantes. No todo el mundo puede pagar estas cantidades, por lo que no son tan pobres.
Tampoco es cierto que los gobiernos africanos necesiten más ayuda. Ya se les ayuda mucho, hay una especie de Plan Marshall cada año. África es el continente con mayor asistencia en materia de ayuda humanitaria y cooperación al desarrollo.
Pero el problema es que gran parte de ese dinero no se utiliza correctamente. La corrupción gubernamental y el tribalismo alimenta a mucha gente. Es necesario un cambio de paradigma, el desarrollo de África no se puede importar. África tiene el deber de valerse por sí misma. Menos dinero y mejores gobiernos. Eso sería el principio de la solución.
Los gobiernos africanos son a menudo los primeros responsables del masivo éxodo a Europa. Las migraciones son protagonizadas por individuos que tienen medios, no de personas que vienen de aldeas remotas. Por lo tanto, la responsabilidad principal recae precisamente en el desánimo inducido por el amiguismo y la corrupción que lleva a muchos a ver la salida como última esperanza.
Al menos durante los dos últimos años, las redes terroristas están implicadas en el tráfico de personas, del que sustraen recursos para adquirir armas. La existencia de estas rutas de migración también puede facilitar la circulación de terroristas de África a Europa.
Inmigrantes en el muelle de Arguineguín, en Gran Canaria.
Matemáticamente, si no se hace nada para bloquear el flujo de la inmigración ilegal, si ninguna remigración (retorno a su país) es puesta en marcha, para la segunda mitad del siglo XXI, España será otro país bien distinto al que conocemos.
España será un país africanizado y tercermundista enfocado a violencias etno-religiosas incesantes y a la pauperización, con un éxodo masivo de los españoles de origen a territorios más seguros. Si alguien no para esto, simplemente España desaparecerá en este mismo siglo, incluso puede ser que su propio nombre.
Pero esta perspectiva de medio y largo plazo es ignorada totalmente por las oligarquías, que piensan y actúan solo a corto plazo, ya que los dirigentes actuales estarán muertos o serán nonagenarios cuando el hundimiento final se produzca. Es el reflejo de una sociedad de lo inmediato, que no se proyecta en el futuro, que olvida su pasado, que toma Prozac o fuma porros para no pensar en el presente.
Existen también fuerzas muy poderosas que desean la destrucción étnica de Europa. Estas fuerzas se infiltran en el Estado español y los otros, en la tecnocracia europea, en las oligarquías mediáticas, partitocráticas y sindicales. Ellas imponen la ideología inmigracionista y colaboran con la enemigo.
Fundamentalmente antidemocráticos – antipopulistas, como dicen en su jerga-, animados por un sentimiento nihilista de odio hacia la cultura, la historia y el enraizamiento de las naciones europeas, estas fuerzas empujan a las autoridades políticas de derecha o de izquierda a un etnocidio de los europeos. Todo está hecho para dejar entrar la marea migratoria y para destruir la raíces culturales de las identidades europeas, especialmente en la enseñanza pública y los medios de comunicación.
El etnopluralismo es como el motor de agua, nunca funcionó en ninguna parte y nunca funcionará. Es una idea a enterrar en el cementerio de las utopías, como el comunismo. Existe una incompatibilidad de vida en común en una misma unidad política entre las poblaciones étnicamente diferentes.
Las excepciones no son más que burbujas artificiales compuestas de élites. Incluso si esto evidencia la imposibilidad del etnopluralismo, revelado ya por Aristóteles, es un tabú, una prohibición ideológica, y ella es precisamente evidente para los que viven en una zona étnicamente mixta.
Esto no es sentido por las elites inmigracionistas y antiracistas simplemente porque esta gente, al contrario que las capas más humildes, no viven ni están jamás en contacto con sus queridos inmigrantes, que no son para ellos más que abstracciones.
Es por lo que difunden para los otros -no para ellos- el concepto de vivir-juntos. La ecuación es simple: a partir del momento donde la inmigración ilegal es autorizada por el Estado, con una tasa de reproducción de dos a tres veces superior de las poblaciones inmigrantes, y una huida de las elites jóvenes, o gobierna un proyecto político identitario o España estará muerta en veinte años.
Sé que a los que mueven los hilos del cotarro les preocupa el rugido del león identitario y no el inofensivo aleteo de los lepidópteros mundialistas, aunque se vistan de progresistas o de rumiantes católicos, que vuelan siempre hacia los lugares comunes que han sido marcados para la destrucción del núcleo de la unidad familiar, la disolución del sentido de la identidad nacional, la aniquilación de los lasos afectivos en torno a valores trascendentes, el debilitamiento de los ideales defensivos, el anestesismo de la moral natural, la promoción de cualquier tara antisocial, la llegada de millones de inmigrantes y el fin hegemónico de las comunidades étnicas que conforman el ser europeo.
El deterioro de instituciones como la educación y la familia ha sido posible gracias a la implantación en la sociedad española de injertos ideológicos que han hecho florecer un estado mayoritario de opinión contrario al nivel de conciencia moral que muchos reclamamos y por el que estamos siendo tan atacados.
La sociedad española, y en general la europea, está siendo el campo de experimentación de los poderes mundialistas para que el siglo XXI sea el primero de la historia en el que tenga lugar en Europa un cambio demográfico, sin que los ocupantes del nuevo espacio hayan tenido que guerrear para conseguirlo.
Los promotores de ese siniestro plan tienen nombres y apellidos, domicilios sociales, puntos anuales de reunión, acciones mayoritarias en las principales corporaciones financieras. Hablar del aborto, de la familia o de la destrucción de los valores cristianos, sin atreverse a mencionar la bicha, es lo mismo que reconocer una enfermedad y fingir desconocer los males que la provocan, pese a su notoria visibilidad.
¿Podría Caritas explicarnos el valor que tendría su defensa del humanismo cristiano en una sociedad donde los cristianos seremos minoría antes de 80 años?”.
https://www.alertadigital.com/2022/01/07/video-espana-campo-de-experimentacion-de-los-poderes-mundialistas-para-el-cambio-demografico/
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