martes, 13 de septiembre de 2022

Arzobispo Carlo Maria Viganò: “No cometerás Aborto ni Infanticidio”

Arzobispo Carlo Maria Viganò.- 

Una de las principales conquistas del cristianismo en el ámbito social fue extirpar el horrendo crimen del aborto y el abandono de los recién nacidos, que en el mundo pagano se toleraban o aceptaban.

El respeto a la vida en la cosmovisión católica deriva de su perfecta correspondencia con la Ley Natural, a la que se añade el saber que el ser humano ha sido creado para glorificar a Dios y, obedeciendo sus Mandamientos, alcanzar la eterna bienaventuranza en el Cielo. Matar a un niño mediante el aborto constituye, pues, una gravísima violación del Quinto Mandamiento. 

Y lo hace más odioso aún el hecho de que la víctima sea inocente, indefensa y masacrada (pues se trata de una masacre) con el consentimiento de quien debería protegerla con todas sus fuerzas. Como se ve, la sociedad cristiana acabó con un crimen muy extendido, y con ello demostró que el respeto y salvaguardia de la vida desde la concepción hasta la muerte es un principio inquebrantable .

A partir de la Revolución Francesa, la sociedad moderna se ha rebelado no sólo contra las verdades doctrinales y morales del Magisterio, sino que al expulsar a Dios de la sociedad para proclamarse laica y por tanto anticlerical y anticristiana rompió el vínculo transcendente entre ley positiva y Ley Natural. 

Una vez eliminado el principio primordial que de por sí informa las leyes de los pueblos y las naciones, nada podía impedir ya que los individuos y la sociedad adoptar normas contrarias al derecho natural, legitimando el aborto y el divorcio como libre ejercicio de una facultad personal, sin consecuencia penal ni moral alguna. 

El sistema de gobierno que basa su autoridad en el consenso de las masas en vez de en Dios, a quien corresponde toda autoridad —omnis potestas a Deo–, nada más que por eso debería considerarse contrario al bien común, porque al consentir el ejercicio de un falso concepto de libertad y negarse a reconocer la señoría de Cristo sobre las personas y la sociedad se opone en la práctica al fin que lo legitima.

Y como sucede cada vez que se obra en favor del mal, los mismos promotores del aborto tenían que ver cómo hacer aceptable ese horroroso delito, tratando de justificarlo con ejemplos que casi nunca se dan, y que en todo caso serían inaceptables: la mujer que es violada por un bestia, la joven seducida por el vecino vicioso, y la abundante casuística teórica que sirve para abrir la ventana de Overton. 

Décadas de exterminio de criaturas inocentes –nada más en Italia, ¡más de seis millones de criaturas claman pidiendo venganza al Cielo!– demuestran que las justificaciones adoptadas para introducir el aborto en la legislación civil no eran sino excusas, mientras en la realidad comprobamos con dolor que el infanticidio está casi siempre motivado por el cinismo, el egoísmo y la ignorancia. 


Cinismo, por la despreocupación con que se acepta como hipótesis el recurso a matar a un ser humano con miras al propio provecho; egoísmo, porque quien aborta decide imponer su voluntad sobre los derechos de otra persona; e ignorancia, porque casi ninguna madre conoce los tormentos a los que se somete al feto para expulsarlo de claustro materno y hasta qué punto quedará traumatizada.

Cinismo, egoísmo e ignorancia se sintetizan en una falta de sentido moral agravado por la dejación de funciones con que la Jerarquía católica afronta tan horrendo crimen como si estuviera obligada a ello.

En tiempos de Juan Pablo II habría sido impensable semejante lavado de manos, porque el papa polaco, a pesar de estar influido por filosofías heterodoxas, fue en todo momento un fiero e implacable defensor de la Ley Natural. Hay que reconocer que la caterva presidida por Jorge Mario Bergoglio va más allá de la propagación de la herejía en el terreno teológico y en el moral, con los escándalos financieros y sexuales, hasta el punto de hacerse ardiente defensor del programa neomalthusiano y sus supuestas conquistas actuales, como son el aborto, el divorcio, la eutanasia, la anticoncepción, la sodomía, la ideología LGBT, la ideología de género y la interrupción del desarrollo hormonal de los menores.

Las delirantes declaraciones que hizo hace poco el presidente de la Pontificia Academia para la Vida durante un programa de televisión escandalizaron con razón a los fieles y a los propios laicos, que deberían poder ver en la Iglesia un baluarte del bien y un faro de la verdad. 

Las palabras de monseñor Paglia traslucen la banalidad del mal, la cínica voluntad de no ser piedra de tropiezo, de no querer situarse como signo de contradicción en un mundo que regresado a la barbarie y el paganismo, el servilismo del sanedrín bergogliano a la autoridad civil, la necedad lacayuna de quien espera que al agradar a los poderosos hacerse un espacio en el Nuevo Orden Mundial basado en delirantes principios neomalthusianos que consideran al ser humano como un parásito del planeta al que hay que exterminar. 

Paglia se muestra como un gris lacayo que, al igual que pasó con el discurso psicopandémico, ni siquiera intenta entender la incoherencia de lo que se le pide que diga o ratifique, y se limita a aceptar acríticamente el nuevo rumbo bergogliano, la ideología mundialista, el transhumanismo, el Gran Reinicio, la nueva onda ecologista y la Agenda 2030. 

Por lo que se refiere a Bergoglio y a su cáfila, parece que las escasas manifestaciones de gran impacto mediático contra el aborto forman parte del guión al que debe ajustarse cada tanto para no manifestarse tal cual es.

Habría que decir que, como todo lo que promueve la sociedad contemporánea, también la promoción del aborto –llamado engañosamente interrupción de embarazo o salud reproductiva, no es inmune a grandes conflictos de intereses, dado que en torno a ese nuevo mercado giran los intereses de las clínicas abortistas, las empresas farmacéuticas, los laboratorios de investigación y las compañías fabricantes de cosméticos. 

Y así, al mal intrínseco de asesinar a inocentes, se agrega el negocio inescrupuloso y rentable de los fetos abortados, que se destinan a producir fármacos, vacunas y cremas de belleza. Entre otras cosas, sabemos por propia admisión de los fabricantes de las supuestas vacunas contra el covid, que para producir el suero génico se provocan constantemente nuevos abortos a fin de renovar las líneas celulares abortivas originales, provenientes también de abortos.

 El acobardamiento de la Congregación para la Doctrina de la Fe ante los dictados de las grandes farmacéuticas y sus agentes en los gobiernos y agencias del medicamento denotan la actitud cómplice y despiadada de la Jerarquía, que es premiada con patrocinios y financiamientos por haber facilitado a Pfizer y a Moderna su grandiosa propagandadel suero génico experimental.

La celebración estos días atrás de la Primera Jornada Mundial contra el Aborto es una decisión valiente, porque va a contracorriente de un concepto horizontal y utilitarista de la vida y del destino del hombre. 

Concepto a cuya propagación no son ajenas las altas esferas vaticanas, siempre temerosas de parecer chapadas a la antigua y deseosas de mostrarse al día, hasta el punto de hacer suyos los ideales transhumanistas, cuya fusión entre hombre y máquina debería representar en la mente delirante de sus artífices la revancha del hombre contra Dios, de la criatura contra el Creador, de aquel que es homicida desde el principio contra el Señor de la Vida.

Ontológicamente, vuestra batalla tiene la victoria garantizada. La cultura de la muerte y del pecado está destinada a la derrota y la sentencia de condenación eterna por parte de Cristo Redentor. Y si la victoria está asegurada, no menos determinada debe ser vuestra acción ni menos valerosos vuestro empeño social y político. 

Como ciudadanos y miembros de la sociedad, tenéis el derecho y el deber de dar a conocer el horror del delito del aborto, su inaudita crueldad y su cínica explotación en pro de intereses económicos e ideológicos.

 Tenéis el derecho y el deber de recordar a las madres que un niño no es un contratiempo fastidioso ni un puñado de células, ni tampoco un productor de anhídrido carbónico, sino una criatura de Dios destinada a ser amada y a su vez amar y glorificar a su Creador. Que ese pequeño indefenso merece como mínimo la oportunidad que no se le negó a la madre de venir a este mundo.

¡No os dejéis intimidar por quienes os acusan de querer superpoblar el planeta con bocas inútiles a las que alimentar (como dicen en Davos), de obligar a las mujeres a ser madres a la fuerza o de imponer vuestras ideas a quienes no las comparten! No os dejéis engañar por quienes objetan que el derecho a abortar no supone la obligación de abortar a quien no quiere hacerlo. 

Es un sofisma mediante el cual la vida de una criatura es abandonada una decisión individual, cuando nadie puede exigir el derecho sobre la vida y la muerte del propio hijo. Porque ese niño no es una idea, ni un concepto que se pueda tener en cuenta o desechar, sino un ser humano que tendrá nombre, vivirá una vida, se relacionará y tendrá un futuro. Que en el Bautismo encontrará la amistad con Dios y podrá amarlo y servirlo para más tarde compartir con Él la eternidad.

Que la Virgen Santísima, cuya natividad celebramos hoy y que al visitar a su prima Isabel sintió saltar al Bautista en su seno, implore al Cielo las gracias necesarias para que podáis librar vuestra guerra contra el aborto, a fin de que la naciones sean conscientes del horror de semejante crimen y los gobernantes lo prohíban cuanto antes. El mundo no conocerá la paz mientras inmole a sus hijos indefensos al Moloc del pensamiento único.

Os bendigo de corazón,

https://www.alertadigital.com/2022/09/12/arzobispo-carlo-maria-vigano-no-cometeras-aborto-ni-infanticidio/


La Asamblea General de la ONU se prepara para declarar el aborto como un derecho humano



VK.- La Unión Europea, junto con la administración Biden, están tratando de obligar a la Asamblea General a adoptar una resolución que reclame el aborto como un derecho humano.

Los delegados se encuentran en las fases finales de negociación de una resolución de la Asamblea General que declara el “acceso al aborto seguro” como una política que los gobiernos deben seguir para “garantizar la promoción y protección de los derechos humanos de todas las mujeres y su salud sexual y reproductiva”.

A pesar de las repetidas objeciones de los países que protegen la vida de los niños en el útero o tienen leyes de aborto restrictivas, la resolución se está considerando con el controvertido nuevo lenguaje para su adopción a finales de mes.

La resolución sería una victoria significativa para el derecho al aborto después de años de estancamiento en los debates de la ONU y daría un mandato claro a las agencias de la ONU de que el aborto debe ser promovido como un derecho humano. El lenguaje sobre el “aborto seguro” en la resolución ha sido rechazado en múltiples negociaciones de otras resoluciones durante la última década.

Forzar la inclusión de este lenguaje se convirtió en una alta prioridad para los países occidentales progresistas que respaldaron la resolución desde el principio, incluidas las principales potencias de la Unión Europea y la administración Biden. El diplomático japonés que dirigió las negociaciones insistió en que las delegaciones no podían eliminar ni agregar nada al lenguaje sobre el aborto, lo que esencialmente cerró las negociaciones. A pesar de las repetidas objeciones durante el verano, el lenguaje permaneció sin cambios en el borrador.

Los delegados se sintieron confundidos y decepcionados por esta intransigencia, e incluso cuestionaron la buena fe de las delegaciones que patrocinaron la resolución. Fuentes cercanas a las negociaciones le dijeron al Friday Fax que ni un solo párrafo de la resolución completa fue acordado por consenso antes de que se presentara el borrador esta semana, apartándose del procedimiento diplomático de larga data seguido en las negociaciones de la Asamblea General. Como resultado, quince países intentaron bloquear la resolución para que no se presentara, sin éxito.

Los delegados estaban aún más confundidos por el hecho de que la Unión Europea parecía manipular las negociaciones. Los estados miembros de la UE, que se encuentran entre los principales patrocinadores de la resolución, estaban negociando agresivamente. Este no es un protocolo normal en las negociaciones de la Asamblea General. En el curso normal de las cosas, los principales patrocinadores de una resolución no negocian la resolución. Sólo facilitan las negociaciones.

Las delegaciones no solo objetaron el lenguaje sobre el aborto en la resolución, sino que también expresaron su preocupación por el lenguaje y los términos que podrían usarse para apoyar políticas que promuevan la homosexualidad y la transgeneridad con el pretexto de abordar la violencia sexual, de la cual las mujeres son predominantemente víctimas.

El lenguaje sobre el aborto está cada vez más cerca de establecer el aborto como un derecho humano internacional, pero no llega a una declaración tan directa porque incluye la advertencia “cuando tales servicios están permitidos por ley”.

El término específico “aborto seguro” no ha sido ampliamente aceptado por los estados miembros de la ONU. Y el lenguaje que vincula el aborto con los derechos humanos ha sido aún más controvertido en las negociaciones.

Egipto, Baréin y Arabia Saudita propusieron una enmienda para eliminar el término “aborto seguro” de una resolución del Consejo de Derechos Humanos en junio. Fue apoyada por aproximadamente la mitad de los miembros votantes del Consejo.

En la Asamblea General, el término solo se ha incluido de manera controvertida en una resolución bianual sobre la violencia contra la mujer patrocinada por Francia y los Países Bajos. Ambas delegaciones son partidarias abiertas del derecho internacional al aborto.

Se entiende ampliamente que promover el acceso al aborto como un derecho humano socava el consenso de la Asamblea General, definido en 1994 en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo celebrada en El Cairo, de que el aborto es un asunto que debe decidirse en la legislación nacional sin interferencia externa, que los gobiernos deben ayudar a las mujeres a evitar el aborto y velar por el bienestar de las madres y sus hijos antes y después del nacimiento.

Los países occidentales progresistas han estado tratando de erosionar estas advertencias en la conferencia de El Cairo durante casi tres décadas a través del trabajo de las agencias de la ONU.

Las agencias de la ONU promueven rutinariamente la noción de “aborto seguro” bajo la rúbrica de “salud y derechos reproductivos”, especialmente la Organización Mundial de la Salud, el Fondo de Población de la ONU y la agencia de la ONU para la Mujer. Pero lo han hecho en gran parte por su propia iniciativa sin un mandato de la Asamblea General.

https://www.alertadigital.com/2022/09/12/la-asamblea-general-de-la-onu-se-prepara-para-declarar-el-aborto-como-un-derecho-humano/

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