La estrategia de la defensa será poner en duda la legalidad de las labores de investigación
Paolo Gabriele, exmayordomo papal juzgado por robar y filtrar a la
prensa documentos confidenciales de Benedicto XVI, estuvo durante años
obsesionado por la masonería y los
servicios de inteligencia, según dos testigos.
Ambos testigos comparecieron este martes ante los tres jueces que guían el
proceso
contra el antiguo ayudante de cámara de Joseph Ratzinger, en la segunda
jornada del llamado "juicio del siglo" que tiene lugar en los
tribunales vaticanos, justo detrás de la Basílica de San Pedro.
Entre los testimonios que fueron escuchados este martes en el
aula,
destacaron los de Gianluca Gauzzi Broccoletti y Costanzo Alessandrini,
dos de los cuatro gendarmes que catearon la casa privada de Gabriele el
23 de mayo pasado.
Dicha revisión fue efectuada por orden del comandante de la Gendarmería y jefe de la
seguridad
privada de Benedicto XVI, Domenico Giani, como consecuencia de las
primeras sospechas del círculo estrecho del pontífice contra el entonces
mayordomo.
Gauzzi Brocoletti señaló que durante el
cateo fueron descubiertos miles de documentos sobre los temas más
variados, no todos confidenciales y muchos descargados de internet.
"Descubrimos
miles de documentos, no recuerdo si incluían algunas investigaciones de
historia, lo que sí observamos es que eran muchísimos textos que tenían
como tema la masonería", indicó.
Agregó que, inicialmente, se
pretendió realizar una selección entre los informes confidenciales del
Papa y el resto de los papeles, pero luego de siete horas de cateo, la
gran mayoría del material no había sido revisada.
Ante esa
situación se decidió colocar todo en cajas -alrededor de 82-, las cuales
fueron trasladas al cuartel general de la Gendarmería Vaticana.
Durante
su turno ante el tribunal, Alessandrini reconoció que conocía a
Gabriele desde hace muchos años, pero nunca sospechó que él fuese
responsable del robo de documentos reservados del Pontífice.
"Iniciamos
el cateo en el estudio, abrimos un armario muy pero muy grande que
contenía miles de hojas, totalmente desordenadas. Las empezamos a
revisar una a una y eran textos sobre la masonería, los servicios
secretos y documentos de internet difíciles de catalogar", precisó.
Alessandrini,
quien encabezó el cateo, reveló que también le decomisaron al acusado
material informático, una memoria usb y una computadora personal.
La
abogada de la defensa, Cristiana Arru, les preguntó a los dos gendarmes
si durante la inspección habían usado guantes, a lo que respondieron
que no.
Luego dieron versiones encontradas sobre dónde habían
sido encontrados otros objetos como una pepita de oro y un cheque por
100 mil euros (unos 129 mil dólares) a nombre del Papa.
Al
parecer, la estrategia de la defensa será poner en duda la legalidad con
la cual se realizaron las labores de investigación, con el objetivo de
mejorar la posición del imputado.
El proceso continuará mañana
miércoles a las 09:00 horas locales (07:00 GMT) cuando inicie la tercera
audiencia del juicio, en la cual están llamados a prestar testimonio
otros cuatro gendarmes vaticanos.
Acusa presiones psicológicasPaolo
Gabriele acusó hoy a los miembros de la Gendarmería Vaticana de haberlo
sometido a presiones psicológicas durante los primeros días de su
detención en una celda de seguridad.
En su declaración ante los tres jueces que lo procesan, lamentó el trato recibido de los gendarmes.
"¿Es
verdad que en la primera celda en la cual estuvo en aislamiento no
tenía espacio ni siquiera para alargar los brazos?", le preguntó su
abogada. A lo cual el imputado respondió: "Sí, es verdad".
El
"promotor de justicia" (fiscal), Nicola Piccardi, interrumpió para
aclarar que él intervino inmediatamente para solicitar que se buscase
una celda más grande donde ubicar a Gabriele, sobre todo porque en ese
momento había otro detenido de nombre Claudio Sciarpelleti.
La
abogada Arru señaló que fueron unos 20 días de permanencia en la celda
pequeña, a lo cual Piccardi replicó que fueron menos de 20.
"¿Es
verdad que por 15 o 20 días se mantuvo con la luz encendida en su celda
las 24 horas del día, sin que hubiese dentro un interruptor para
apagarla", cuestionó una vez más la abogada.
"Sí, es verdad, la
luz estuvo encendida las 24 horas y esto me provocó una disminución de
la vista", fue la respuesta del exmayordomo, que puso en alerta al
equipo de comunicación del Vaticano como a la Gendarmería, que
respondieron inmediatamente a la acusación.
Poco después de la
audiencia de este día, en la cual atestiguó Gabriele, la segunda del
juicio por el "vatileaks" que comenzó el 29 de septiembre, el portavoz
de la Santa Sede declaró que lo dicho por el ex mayordomo es "su versión
de los hechos".
Además anunció que, como lo había solicitado el
juez Giuseppe Dalla Torre durante la audiencia al propio fiscal
Piccardi, se abrió una investigación judicial aparte para constatar la
existencia o no de abusos en contra del detenido.