En el Distrito Federal, para fortuna nuestra y al igual que en otras partes del país, tenemos lugares importantes, mágicos, cargados de leyendas y tradición.
Estos sitios, por su ubicación e historia guardan esa energía y misticismo que ha perdurado hasta nuestros días, son sitios de poder y han sido fundamentales en el desarrollo del pueblo mexicano.
Lugares como el Zócalo lugar del Templo Mayor, la gran Tenochtitlán, el cerro del Tepeyac, el cerro de la Estrella, el Ajusco o el mismo Chapultepec, son sólo algunos de los sitios que por su función social, política y religiosa, siempre han sido de gran convocatoria para los mexicanos.
Y precisamente es de uno de ellos, el cerro del Chapulín, del que trataremos en este articulo. Como casi todos sabemos, Chapultepec significa “Cerro del Chapulín”, este cerro es una roca en la cual fue construido un palacio donde vivieron los virreyes, mandatarios y gente importante de México, como el mismo emperador Maximiliano.
Ese glorioso castillo fue el escenario en 1847, donde los alumnos del Heroico Colegio Militar hicieron la memorable defensa contra los invasores norteamericanos.
CHAPULTEPEC PREHISPÁNICO
Pero también, el lugar considerado como la “esmeralda del Anáhuac”, era en el pasado un lugar a donde iban reyes y poetas de caza o a contemplar la naturaleza. Ahí se asentaron varios pueblos indígenas como chichimecas, toltecas teotihuacanos y mexicas. Éstos últimos, en su peregrinaje desde tierras del norte a finales del siglo XIII, se quedaron ahí durante 20 años aproximadamente.
Desde este punto fueron expulsados por los tecpanecas de Azcapotzalco, antes de fundar la gran ciudad de México-Tenochtitlán, en el centro de la laguna del valle de México.
Los tenochcas, mexicas o aztecas, como se les conoció después, llegaron a dominar toda Mesoamérica a partir de la llamada triple alianza que establecieron con los pueblos de Texcoco y Tlacopan (Tacuba). Una vez instituida la gran Tenochtitlán, se consideró a Chapultepec como un lugar sagrado desde donde Moctezuma Ilhuicamina, señor de los mexicas, mandó construir un acueducto, que pasaba por la Calzada de Tlacopan (hoy Av. México Tacuba), para traer agua desde los manantiales de Chapultepec hacia la gran Tenochtitlán.
UNA ENTRADA AL INFRAMUNDO
Posteriormente, Moctezuma Xocoyotzin hizo que en Chapultepec se construyeran estanques para criar peces y enriqueció la flora del bosque con gran variedad de plantas y árboles venidos de toda Mesoamérica. Nezahualcóyotl, señor de Texcoco y aliado de los mexicas, mandó construir un palacio al pie del cerro, cercó el bosque e introdujo más especies de animales y plantas, como los fantásticos arboles ahuehuetes (Ahuehuete o Ahuehué, nombre común de un árbol de la familia de las Taxodiáceas que crece en México) que por fortuna, todavía se conservan hoy en día.
El zoológico del emperador Moctezuma, maravilló a los mismos españoles (curiosamente un zoológico aún se encuentra ahí). Además el emperador contaba en ese lugar con baños de aguas termales, un temazcal (del náhuatl temazcalli, “casa del baño caliente”), del que aún podemos apreciar sus vestigios y admirar su tamaño. Pero lo más increíble es que a las faldas de este pequeño cerro, nuestros antepasados veneraban y tenían localizada en ese místico sitio, una entrada al “infierno”, o el inframundo en donde se creía que vivía el rey de los muertos, Mictlantecutli del cual se decía que gobernaba el noveno y último mundo subterráneo, el Mictlán.
UNA HISTORIA SECRETA
Con referencia a la importancia y veneración que nuestros antepasados tenían por de este sitio, encontramos en el interesante libro del investigador de temas prehispánicos Gutierre Tibón, en donde se narra la historia de un personaje importante y de gran inteligencia de nombre Huemac (el de la mano grande), un sacerdote del dios Quetzalcóatl, que gobernó la ciudad de Tula allá por el año de 1070 y del cual se ha dicho que era el mismo dios, y que también (como Quetzalcóatl) fue engañado y despedido por su misma gente.
Triste y desilusionado por ese acto hacia el de su pueblo, este hombre santo abandono ese lugar y ya no se supo más sobre él.
HUEMAC SE INTERNO EN UN MUNDO SUBTERRÁNEO
Entre la historia y la leyenda sobre el destino de Huemac, se cuentan varias posibles versiones de lo que le sucedió a este personaje después de salir de su tierra. Como la que se narra sobre un interesante acontecimiento que dice que Huemac, después de abandonar a su gente se internó en una cueva a la que llamaban Xico, con el significado de “ombligo”, y de la que según relatan los textos e historias orales aztecas, se encuentra en la inmediaciones del poblado de Chalco, en el estado de México, en el poblado del mismo nombre (Xico). Al llegar a dicha cueva se interno el sabio Huemac y se decía que ahí había vivido por siglos, que no salió más.
Curiosamente esta historia del sabio Huemac-Quetzalcóatl nos recuerda los relatos de otras partes del mundo que hablan de una civilización o súper raza que por muchos años ha vivido y se ha desarrollado en el subsuelo, bajo nuestros pies, las historias sobre estos habitantes de las profundidades vienen de varias regiones importantes del planeta, como los relatos asiáticos y sus insólitos habitantes del fondo de la tierra, la gente del reino de Agharta.
LA SUPERSTICIÓN DE MOCTEZUMA LO VENCIÓ
Otra de esas leyendas no menos interesante, relata que Huemac en realidad se interno en el Valle de México, llegando a una gruta sagrada de Chapultepec y no se introdujo a vivir ahí, porque se cuenta, que él se ahorcó en esa gruta.
Algunos años después en 1519, el emperador Moctezuma por medio de prodigios se enteró de la llegada de los invasores españoles y debido a los múltiples portentosos y extraños sucesos que se manifestaban por aquellos días, se dio cuenta de que su imperio estaba llegando a su final. Y debido al gran temor de este supersticioso gobernante, que confundió a Hernán Cortés con el mismísimo Quetzalcóatl, mandó a reunir a sus magos tlamatinis, los conocedores de las antiguas leyendas y decidió enviarlos a la cueva de Chapultepec, al inframundo, en busca de sus habitantes, para pedir consejo.
Se organizo una comitiva de hechiceros, jorobados y enanos, a los cuales se las consideraba en el pasado con cierto grado y poder que fueron enviados a ese enigmático lugar. Se dice que el grupo llegó a Chapultepec y bajaron por la gruta en busca del divino Huemac, “el de la mano grande”.
MOCTEZUMA ENFRENTAR SU DESTINO
Narra la historia que el mismo Huemac se hizo presente y le mandó decir a Moctezuma que no fuera cobarde, que se enfrentara a su destino. Los hechiceros, al regresar a dar el mensaje al emperador, tan sólo consiguieron enfurecerlo.
Pero cuando Moctezuma se quedó solo, recibió la visita de un misterioso mensajero de los dioses, quienes le advertían de su próxima muerte. Con gran temor y después de pensarlo, el rey azteca decidió suicidarse en la gruta de Chapultepec, ahí en donde 500 años atrás Huemac hiciera lo mismo que el emperador pretendía. Al llegar a la entrada del inframundo, Moctezuma reflexiona y en el último momento se arrepintió y con cierto valor decidió enfrentar su destino, consumándose lo que la historia ahora nos cuenta.
PERO, ¿EN DONDE SE ENCUENTRA LA ENTRADA AL INFRAMUNDO?
Según escribió en su libro Gutierre Tibón, que en 1974 en compañía de un licenciado y un doctor buscaron y encontraron la gruta sagrada de Chapultepec, que para nuestros antepasados marcaba la entrada al inframundo. Esa cueva está localizada a escasos metros de un centenario y antiguo gran árbol ahuehuete que lleva por nombre de “El Sargento”, a las faldas del carro de Chapultepec.
El mismo Gutierre Tibón nos relata su experiencia cuando busco ese lugar… “Bajamos hasta un pequeño subterránea en cuyas paredes están empotradas lápidas conmemorativas de trabajos coloniales, relativos a las captaciones de manantiales acuíferos destinados al acueducto. La más antigua inscripción data de 1571, medio siglo después de la caída del Imperio Azteca.
En al pequeño subterráneo hay un baqueta que permite bajar a un cuarto más estrecho, de unos tres metros de alto. Echando un papel encendido vimos la entrada de una galería que se interna en el cerro”… Más adelante nos cuenta Tibón, que dos de los trabajadores con más tiempo en el bosque de Chapultepec, le relataran que ellos si habían recorrido la cueva y que encontraron una galería que llega justo debajo del cerro.
NOSOTROS TAMBIÉN FUIMOS A LA BÚSQUEDA DEL INFRAMUNDO
Interesante la descripción que hace este escritor sobre la cueva del inframundo. En la actualidad, tratando de saber más sobre ese enigmático lugar, nosotros fuimos en su busca de este mítico sitio y guiándonos por ciertos escritos prehispánicos y las pistas que nos da Gutierre Tibón, logramos bajar y recorrimos la parte que queda visible de la mencionada cueva.
En el área encontramos que a pocos metros de la entrada una placa conmemorativa que dice lo siguiente: “Zona arqueológica. Excavaciones realizadas en 1973, como parte del drenaje profundo, dieran coma resultado e1 descubrimiento de restos de construcción prehispánica y del antigua acueducto en la zona comprendida entra el estanque de Moctezuma y la cueva conocida como Cincalco”.
Con esta placa podemos entender claramente lo que nos indica, que la cueva, que por cierto se encuentra en su parte interior bloqueada, es un paraíso y no el inframundo, porque Cincalco significa “El lugar de la casa del maíz, paraíso par donde desciende el Sol, casa solar”. Es el lugar en donde todas las mujeres que mueren en un parto llamadas las Cihueteteo, las mujeres diosas, porque dieron su vida al traer al mundo a un guerrero.
¿QUE DEBEMOS ENTENDER POR INFRAMUNDO?
Pero, ¿qué es el Inframundo? En e1 Interesante libro de la investigadora Adela Fernández, “Dioses Prehispánicos de México, (Mito y deidades del panteón náhuatl)”, podemos leer lo que significó para nuestros antepasados el inframundo: Inframundo o Tlaxico (en el ombligo de la tierra), el Chicunamitlan (los nueve recintos infernales), es en donde se encuentra Mictlantecutli, Mictecacihuatl (los señores de la muerte).
Finalmente nos damos cuenta de que, al parecer, esta cueva tiene dos posibles acepciones que nosotros entendemos como el cielo o el infierno. Y aunque en la actualidad el lugar se encuentra bloqueado, no deja de tener gran relevancia por su significado histórico y sobre todo místico, que le daban nuestros antecesores prehispánicos.
Y aunque no sabemos con certeza cuál podría haber sido la verdadera función de este enigmático recinto, sí se cree que era la entrada al inframundo o al Cincalco. Pero de una cosa sí podemos estar seguros, Chapultepec fue y sigue siendo un lugar lleno de magia, misticismo y muy importante para el pueblo Mexicano…
Esta investigación la realizamos hace algunos años y muy pronto les presentaremos lo que en la actualidad hemos descubierto, sobre esta mágica y enigmática zona.
Por: Roberto S. Contreras Esparza