Si una cosa he percibido en mi trato con los seguidores de la ufología, es su general sentimiento de ser “vigilados” por una o varias razas de pobladores de sofisticadas naves interestelares y que , según sus afirmaciones, pululan por éste, por otro lado, parco e insignificante en proporción y situación, sistema solar de la Vía Láctea. Dentro de su ínclita relación de fehacientes testimonios, tanto antiguos como modernos, existe la posibilidad de encontrarse excelsas tecnologías y sofisticados comportamientos invasivos de sometimiento biológico y social, entremezclándose con una apreciable variedad de personajes bíblicos y de otras mitologías que desde los cielos mantienen un férreo control sobre la evolución del ser humano. Unos entes que podrían ser denominados como “Observadores”.
(En relación a la interpretación de Daniel de la profecía onírica del rey Nabucodonosor II…) En cuanto al îr (observador) que el rey vio, un malach hakodesh (espíritu divino), descendiendo de Shamayim (Los Cielos), diciendo: …”. Libro de Daniel, 4: 23(20). Biblia Ortodoxa Hebrea. Periodo de los Macabeos. 167-142 a.c. aprox
“El Ángel Caído”. Ilustración de Gustave Doré en la “La Divina Comedia”
Las referencias hacia seres procedentes del Cielo que realizan misiones o trabajos en la Tierra, se extiende por prácticamente todas las lecturas mitémicas del mundo. En ese mismo sentido, es posible también encontrarse humanos que ejercen de mensajeros o que realizan servicios a éstos seres celestiales. En el caso de las antiguas civilizaciones de Oriente Próximo, es típico que las divinidades tengan a su disposición deidades de bajo rango que realizan sus mandatos y entregan sus mensajes. Estas deidades mensajeras tiene como función fundamental establecer contacto entre los dioses, mas nunca entre tales dioses y los humanos. Algunos de estos “mensajeros” son recogidos en textos de Ugarit vinculándolos con los dioses semítico-occidentales Baal y Asherah - caso de Gapnu y Ugaru, o Qadish y Amrar -. Unpapel que será tomado por Passukkal dentro del panteón sumerio, y por Kakka y Nusku en contextos acadios. Otras cercanas alusiones hacia similares personajes que ejercerían la función de “vigilantes” del género humano, las encontramos en los escritos de Hesiodo – “Los Trabajos y los Días” (252-53), siglo VIII-VII a.c. -y donde el dios Zeus dispone de “diez mil espíritus” que informan de las costumbres de los hombres por toda la Tierra. En su “Historia de Fenicia”, Philos de Biblos, siglo I-II d.c., nos habla de las creencias hacia los “Zophesamin” u “Observadores Celestiales”. Alusiones a las que se pueden añadir la zoroástrica “multitud de ojos de Amesha Spenta” o “las deidades planetarias subordinadas a los Cielos” de los caldeos que narra Diodoro Siculo 2.30. (J.J. Collins, 1999)
«(1) Y sucedió que, cuando Ha‘Adam (La Humanidad) comenzó a multiplicarse sobre la faz del ha’adamah (mundo de Adam), hijas les nacieron (2) Y viendo los bnei Ha‘Elohim (hijos de Dios) que las hijas de Ha‘Adam eran tovot (hermosas), tomaron en nashim (nupcias) a aquellas que ellos eligieron. (3) Y Hashem dijo: “Mi Ruach (Hakodesh) no luchará ya nunca con Adam, porque evidentemente él es ‘basar‘ (carne), ya que sus yamim (días) son de ciento veinte shanah (años)”. (4) Ha‘Nefilim estaban en Ha’aretz (La Tierra) en aquellos días, y tras aquellos también, cuando el bnei Ha‘Elohim penetraron a las banot Ha‘adam, engendrándoles hijos, los gibborim; aquellos que desde los tiempos remotos fueron varones de renombre.» Génesis 6:1-4. Biblia Ortodoxa Hebrea.
En paralelo a lo anterior, la existencia de “observadores” está profusamente documentada en la literatura hebrea del periodo seléucida macedonio. Unos testimonios que continuarán siendo tomados como evidencia en los textos de la primera época romana. En éste sentido, la mas significativa alusión a su existencia proviene del “Libro de los Observadores” – y cuya referenciaprincipal en los textos sagrados judeo-cristianos es 1 Enoc 1:36 -. Los relatos de Enoc están enfocados a interpretar un pasaje del Génesis 6 donde los “bnei Ha’Elohim” o los “hijos de Dios” poseen a las hijas de la Humanidad.
Probablemente, la primordial y mas pretérita función de la escritura en Oriente Próximo fue el plasmar la realidad, incluso la mas tangible. Una realidad tan tangible como pueda el constituirse originalmente como una llevaduría contable que tomaba funciones de registro vinculante sobre intercambios y operaciones comerciales. Como consecuencia de éste su primer aspecto, toda información impresa mantendrá a lo largo de milenios un intrínseco valor testimonial irrefutable . Con posterioridad, y durante el IV milenio a.c., y tras un desarrollo paralelo, la escritura progresivamente será utilizada para ser constatación tanto de rituales organizativos-lectivos, presentación de informes socio-económicos, comerciales y documentos jurídicos, como de episodios históricos. Durante éste periodo aparece la primera narrativa histórica, que tendrá un carácter riguroso, y que en ningún momento deberemos de confundir con los relatos cosmogónicos de poso mitológico.
En el caso de los textos del Antiguo Testamento la situación es similar. Si bien habría que tenderlo como un compendio de lo anterior, aunque parco en comparación con la excelsa literatura mesopotámica, la levantina oriental mediterránea o la anatólica, en extensión y variedad temática. Prevenidos en lo anterior, dentro del AT podremos encontrar, teniendo siempre presente la variedad cronológica de los diferentes hitos culturales afectos a los textos y la evolución del pensamiento literario, desde relatos que intentan explicar el origen del Universo y del hombre desde una perspectiva mitológica, hasta escritos legislativos, u organizativos, pasando por la atestiguación de episodios históricos, entremezclándose con relatos claramente épicos. Punto de partida éste que resulta imprescindible para la posterior comprensión y análisis de cualquiera de sus pasajes, al que habría que añadir la progresiva adaptación de los escritos mas antiguos a las posteriores “vicisitudes filosóficas” y su consiguiente hermenéutica e reinterpretación a lo largo de los tiempos.
(10) ¿Para quién que ha menospreciado el Yom Ketannot (La Fiesta de …)? Para ellos habrá Simcha (regocijo), y verán la linea de la plomada en mano de Zerubavel junto con los Shivah (Siete) ; ellos son los ojos de Hashem que recorren y observan kol Ha’aretz (toda la Tierra). Zacarías 4:10. Biblia Ortodoxa Hebrea. Siglo VI a.c. Periodo Aqueménida.
Sección de la muralla megalítica de Jericó. Desde el VII milenio a.c.
En el caso del pasaje de Génesis 6 y su posterior mas pormenorizada interpretación expresada en los libros de Enoc – lasreferencias a la primera redacción de los escritos de Enoc están fechados entre siglo I a.c. y el siglo I d.c. en Egipto -, tenemos un ejemplo: En su primer instante el pasaje evoca un episodio histórico – probablemente un relato fruto de una tradición oral genéricasemítico-occidental y que podría ser fechadoalrededor del III milenio a.c. – y donde se narra la toma de esposas entre pueblos vencidos o asimilados. De hecho, el vocablo “Nephilim”, un vocablo hebreo הנּפלים que proviene de la raízנּפל , debe relacionarse como “caer”, por lo que nos hablaría “caídos” y más concretamente de “caídos en la batalla”. Acepción ésta que puede ser corroborada en el bíblico Números 13:33 y donde se denomina a los Nephilim como “Hijos de Anak” o “Emim”, un adjetivo de origen semítico-moabita que remite a antiguos pobladores de la Transjordania– Muy posiblemente las antiguas, y ya decadentes a la llegada de los semitas en el III milenio a.c., culturas megalíticas acerámicas del Levante meridional mediterráneo, como pudieron ser las de Jericó o Ghassul – Su paralela y mítica acepción bíblica como “gigantes” proviene de las antiguas traducciones helénicas. Mitológica interpretación que también puede ser corroborada en la lectura de la biblia “Septuaginta” - Conocida también como LXX. Es un conjunto de escritos en lengua griega traducidos del hebreo, el arameo y con añadidos griegos del Pentatéuco. Fue posiblemente escrita y desarrollada a partir del siglo III a.c. y donde el vocablo hebreo הנּפלים es interpretado como “Τιτᾶνες” o “Titanes”, en 2 Samuel 5: 18-22, como los primeros pobladores del mundo -En éste mismo sentido, cuando el texto genesíacos habla de “gibborim”, como descendientes de los “bnei Ha’Elohim”, realmente nos está hablando de los “rephaim” o “rpum”, singular “repha”. Entendiendo como “rephaim”, siempre dentro de un contexto general semítico-occidental, a los pretéritos héroes o personalidades de renombre que conforman el conjunto divinizado de fundadores de las diferentes dinastías semitas de Occidente.
Volviendo a “Libro de los Observadores” y al pasaje de Daniel 4:23(20), y para la comprensión de sus acepciones posteriores, habría que apuntar que el término semítico-hebreo עִ֣יר (îr), “Observador”, así como su siempre apostillada denominación en los textos como “malach hakodesh”, será traducido desde el griego antiguo mediante una única palabra, “Άγγελος” o “ángel” por Teodocion en el siglo I-II d.c., mientras que Aquila de Sinope en el siglo II a.c., y Simmanco “El Ebionita” en el II d.c. , las interpreta como “εγρήγορσς”, “sublevados” u “observadores”, tomando como origen la raíz עִ֣וְר, “levantarse”. Si bien tales acepciones, y que desde el punto de vista estrictamente académico, pudieran hacer pensar en errores del copista(s) griego, es posible que haya que tomarlas desde un sesgo diferente. Ya que tal visión tendría mucho que ver con el rechazo a las imposiciones religiosas seleucidas y la adopción contrapuesta de los dogmas zoroástricos por parte de los hebreos durante el siglo III-II a.c,.
Estructura megalítica de Rujm el Hiri, conocida como “Gilgal Refā’īm” en hebreo, Cultura de Ghassul, 3800-3350 a.c. aprox.
De esta guisa, en el “Libro de Enoc”, como parte fundamental de la literatura apocalíptica hebrea del siglo III a.c., será posible apreciar que los “Observadores” toman un perfil levantisco y de rebelión, y donde el término עִ֣יר ya es sinónimo de “ángel” y entre ellos, según esa renovada interpretación de de Génesis 6, a los “ángeles caídos” - observar laderiva del significado original de los términos “îr”, “malach hakodesh” y “nephilim” -. Unos ángeles caídos que, y según el texto, firmarán un juramento sujeto a maldiciones para aquellos que se desliguen de ésta conspiración celestial. En dicho plan, se incluiría la toma de mujeres humanas y que será ejecutado por doscientos de ellos que descenderían sobre el Monte Hermon. De nuevo, y según su interpretación del texto genésico, consumadas tales relaciones, serán engendrados los nephilim, “gigantes”, que perseguirán el causar estragos en toda la Tierra. En igual sentido corruptor, los “Observadores” enseñarían a los hombres una denominadas “ciencias impuras” y que englobarían a la Astrología, la Alquimia y Hechicería, así como la tecnología para la fabricación de armas.
Cuando en la Tierra se clama a Hashem sobre las prácticas de los ángeles caídos, los arcángeles son enviados a detener a los Observadores, siendo éstos últimos recluidos en las entrañas de la Tierra en espera del Juicio Final. El relato apocalíptico continúa con la apelación de los, ya podemos denominar.., demonios a Enoc para que interceda por ellos y que les es negada (1 Enoc 15:2), si bien el relato advierte que los “espíritus de los gigantes” si permanecerán en el mundo para desazón de la Humanidad. (1 Enoc 15:8 – 16:1).
« O Mazda, cuando sea puro, por tu palabra y por Khashathra Vohu Mana (Espíritu del Buen Pensamiento), el mundo caminará hacia el buen entendimiento y la justicia. El ángel Armaiti alegrará los corazones de los hombres y las mujeres serán liberados con la luz del amor y la fe, que los guiará en pos de la verdad, pues nadie tiene el poder de confundir al dios todopoderoso, símbolo de la sabiduría y el conocimiento. » Yasnazoroástrico, 43: 6.
Una variante de éstos mitemas aparecen en el “Libro de los Jubileos” y donde los Observadores viene a la Tierra para enseñar a los hombres lo que es justo y recto (Jub 3:15) – Y cuya base probablemente esté en los relatos mesopotámicos de los “Siete Sabios de Enki” o bien en los “Siete Khotar” semítico-occidentales -, aunque tales “espíritus sabios” terminen, en éste caso, corrompiéndose tras la visión de las hijas de los hombres (Jub 5:1). En Jubileos, éstos espíritus, ya demoníacos, tienen un líder denominado “Mastemah”, quien persuade a Dios que una décima parte de sus “malos espíritus” permanezcan con él en la Tierra para tentar a la humanidad y probar su fe.
El término “Observadores” aparece incluso en el Nuevo Testamento – Hebreos, CD 2:18 . Haciendo referencia a la “caída de los Observadores del Cielo” -, en posiblemente paráfrasis de textos extraídos de 1 Enoc 13:10 (Arameo) o bien de 12:4 y 15:2 (Etiópico). Si bien en numerosos pasajes de 1 Enoc también se habla de entidades “quienes observar” o “ no duermen” - Se refiere, por ejemplo, a 1 Enoc 22:6 donde se habla de Raphael, o “Repha de Él”, uno de los cuatro arcángeles. - y que el texto de 2 Enoc 18 ubica en el “Quinto Cielo”.
Dicho esto, y en relación a las afirmaciones de pretéritas referencias sobre “vigilantes” o “watchers”, la pregunta sería: ¿Existen alusiones, en el ámbito bíblico, sobre la existencia de “Observadores Celestiales”? La respuesta inequívoca sería que sí las hay. El engaño de los ideólogos de la “ufología bíblica o ancestral” estriba en despreciar su origen mitémico, encajándolo en sus tesis dislate como una realidad fehaciente, a la vez que obviando cualquier pudor académico. Un hecho que ésta perfectamente constatado, al ser tal vez posible de evidenciar a primera lectura, pero que no deja de ser árido de revocar de forma rigurosa. Y esto es debido a que la réplica es ardua, al implicar desarrollar y aclarar multitud de conceptos filosófico-religiosos que han ido evolucionando y superponiéndose.
Concepción y composición del Universo según los conocimientos de periodo neo-babilónico. Siglo VI a.c., según E. Klengel. Se aprecian tres niveles celestiales. El Cielo “Astral”, el Cielo “Cósmico” y el Cielo donde se sitúan las estrellas.
(En Oriente Próximo…) Desde una concepción “horizontal” del entendimiento humano pre-neolítico, los “espíritus” eran la esencia diferencial entre la Vida y la Muerte dentro de la Naturaleza. Con la llegada del Neolítico, se hacen necesarias adaptaciones psicológicas que incentiven el acontecimiento colectivo que significan las prácticas agropecuarias.
Tales adaptaciones tiene como solución la personificación de esa “esencia” en deidades. Unas deidades que tendrán un fuerte componente punitivo como “refuerzo negativo” en beneficio de éstas incipientes prácticas económicas comunales. Con posterioridad, estas esencias o “almas” de origen ancestral – que los sumerios denominarían “me” sagrados y los semitas-occidentales como “eloha” - , van tomando una forma antropomorfa y física. Tesis teológicas que irán cambiando la concepción del Universo hacia un sentido “vertical”, apareciendo unas primeras “divinidades cósmicas” que se relacionarán íntimamente con fenómenos naturales afectos a la nueva economía del hombre. En paralelo y por aquel tiempo, como consecuencia de originales culturas ajenas total o parcialmente al hecho sedentario, se identifican panteones con “divinidades astrales”. La progresiva mixtura entre éstas dos teologías, durante el IV-III milenio a.c. - a las que habría que añadir otras terceras propiamente mediterráneas. Derivadas de culturas acerámicas desarrolladas en su parte oriental y en donde se preponderaban los cultos a los ancestros y a la Naturaleza, y cuyos dogmas serán parcialmente asimilados por las creencias semitas mas occidentales - , debido a sucesos de conquista y que polarizarán definitivamente los acontecimientos Universales generales entre “celestiales” y “terrenales”.
Una estructura de Universo que, en su mas amplia versión amorrito-babilónica, se divide en cinco partes: Un preponderante Cielo Superior “Astral”, un Cielo Inferior “Cósmico”, la Tierra como su privilegio, y dos mundos subterráneos bajo ella: La residencia de “Las Aguas Primigenias” y el “Inframundo” y que hará necesario el disponer de “mensajeros” entre sus excluyentes círculos, y/o “observadores” y “vigilantes” para controlar sus posesiones terrenales, así como de “seres humanos” a su servicio: Los sacerdotes. La visión mesopotámica de los “Observadores”, en su “versión benigna como los ‘Siete’”, es recogida por los textos posteriores a la diáspora hebrea babilónica , caso de Zacarías 4:10, en el siglo VI a.c. Una diáspora que ya ha incorporado a las lecturas de la Torah, los cambios teológicos en las creencias babilónicas acontecidos durante el periodo kassita y donde se intuye ya la necesidad psicológica humana de disponer de un contexto religioso dual donde se personifique el Bien y el Mal, y que hasta ahora no existía.
Tras los episodios del siglo IV a.c., con la conquista de Babilonia por los macedonios, los derroteros teológicos hebreos derivan hacia la aceptación de los dogmas aqueménidas persas. Dogmas que serán adaptados a la Torah hebrea mediante textos hermenéuticos. – La llamada “Literatura Apocalíptica”: El “Libro de Enoc”, el “Libro de Daniel”, el “Testamento de los Doce Patriarcas”, etc. – y donde la figura de “Los Observadores” son la base bíblica propicia para construir una estructura angelológica convergente con el “Libro de los Gathas” zoroástrico. La utilización como punto de nexo de Génesis 6: 1-4 posiblemente se deba a que se trata de un pasaje demasiado explícito en sus raíces culturales paganas semítico-occidentales y por tanto acorde con la idea de la formación del pecado en el Mundo como la causa del Diluvio Universal que ya presenta Génesis 6: 5-8.
De extraterrestres…., nada de nada.
Referencias:
“The Watchers” in “Dictionary of deities and demons in the Bible (DDD)” J.J. Collins (1999)